Un análisis socioantropológico de los procesos migratorios

AutorCarmen Cabanillas Diestro
Cargo del AutorDra. en Antropología por la Universidad de Extremadura
Páginas49-72

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I Introducción

Este trabajo no tiene como objetivo generar un cuerpo de conocimiento completo sobre la materia, sino producir nuevos registros de información-aprendizaje que permitan, en base a las tres cuestiones tratadas, comprender un poco más los procesos migratorios.

Así, desde una base humanística, pretende ofrecer un análisis socioantropológico en materia de inmigración que permita seguir profundizando en otros aspectos además de los aquí tratados. Para ello, se comienza con una propuesta conceptual que continúa con un recorrido sobre algunas cuestiones de cierta relevancia y signi?cación en el tema que nos ocupa.

Se exponen, por tanto, una serie de materias que invitan a una re?exión común y a un mayor nivel de análisis sobre las mismas y se pone a disposición una amplia bibliografía de referencia en base a los plantea-

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mientos generados por ?guras de reconocido prestigio procedentes de las ciencias sociales y humanas.

Finalmente se intenta estimular al lector para que plantee nuevos temas que se sumen a los tratados y para que con?gure su propio esquema mental con el ?n comprender los fenómenos migratorios como procesos de construcción social generadores de nuevos escenarios de convivencia.

En este sentido, viene a colación, para partir de un posicionamiento apropiado con respecto al texto y crear un clima idóneo, establecer un símil entre los procesos migratorios y alguna de las maravillas que las artes nos han legado. Pensemos en dos extremos contrapuestos en los contextos de convivencia social: exclusión e integración. Y al respecto, disfrutemos recordando la ópera de Puccini “Madame Butter?y”, estrenada en 1904, que versa sobre una joven geisha, Cio-San (Madame Butter?y) que se enamora de un o?cial de la marina estadounidense, Pinkerton, destinado a Japón. En esta historia de amor, que ?naliza de forma trágica con el suicidio de su protagonista, destaca el hecho de cómo la familia de Cio-San reniega de ella, cuando se casa con Pinkerton, por traicionar las costumbres de la cultura nipona. Esta producción artística es un claro ejemplo de cómo la diferencia cultural puede producir exclusión social.

Y en el otro extremo, y como ejemplo loable de integración social, señalamos a Barenboim, músico argentino de familia judía. Ha sido la primera persona en el mundo en tener la ciudadanía palestina e israelí. Fundó en 1999 junto al escritor estadounidense de origen palestino, Edgard Said, la orquesta del Diván Este-Oeste, compuesta por jóvenes músicos tanto de origen palestino como israelí. Este proyecto, que fue galardonado en el año 2002 con el premio Príncipe de Asturias, tiene como objetivo fomentar la paz y la convivencia entre israelíes y pales-tinos, ya que según Barenboim: “Los destinos de ambos pueblos están inexorablemente unidos”. Esta experiencia demuestra cómo se pueden construir nuevas identidades sociales en los procesos de interacción entre culturas, y supone un modelo plausible de integración social.

Del contraste entre el mensaje que transmite la ópera de Puccini y el proyecto de Barenboim y Said existen matices que es conveniente conocer, analizar, diseccionar e interiorizar. Para ello vamos a estudiar el fenómeno migratorio, centrándonos en un análisis conceptual y teó-rico del mismo, así como en las propuestas existentes en el ámbito de la formación de nuevas identidades sociales.

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II Raza, etnia o cultura… o raza, etnia y cultura

“…Ellos eran soberbios, leales y francos, ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos como los Atahualpas y Moctezumas! Cuando en vientres de América cayó semilla de la raza de hierro que fue de España, mezcló su fuerza heroica la gran Castilla con la fuerza del indio de la montaña...”

A Colón, Rubén Darío

2.1. Hacia un proceso de diferenciación

Al tratar desde un punto de vista antropológico conceptos como raza, etnia y cultura es signi?cativo cómo la etnia ha ido pasando de ser una categoría homóloga o confundida con otras como raza, pueblo, casta, nación y tribu e incluso cultura, a ser una categoría distintiva1.

Desde ?nales del siglo XVIII, los conceptos de etnia y grupo étnico son de uso relativamente reciente en el ámbito de las ciencias sociales. En su utilización original se empleaban como sinónimos de raza. Así, por grupo étnico se entendía lo mismo que por pueblo, tribu o cultura, que eran las unidades tradicionales de estudio de los antropólogos durante la primera mitad del siglo XX2.

Este uso semántico indiscriminado provocaba cuanto menos confusión al no existir una delimitación conceptual clara que permitiera una ubicación correcta, compartida y consensuada. Sin embargo, a lo largo de la época actual hemos asistido a un proceso de diferenciación entre los conceptos de raza, etnia y cultura. Según Azcona3, podemos establecer, a grandes rasgos y solo a modo de referencia, la siguiente cronología en el proceso de separación e identi?cación propia de estos conceptos:

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?? Los primeros en fusionar raza y cultura en el término de “razas del pueblo” para fundamentar la existencia de colectividades diferenciadas fueron los hermanos Thierry, Amadeo (1797-1873) y Agustín (1798-1856).

?? Para Tylor (1832-1917), evolucionista y uno de los padres fundadores de la Antropología, los términos raza, pueblo, cultura y nación son conceptos concurrentes e inextricablemente unidos con el término y concepto de civilización. Por su parte Morgan (1818-1881) aunque establece una distinción entre tribu, pueblo, nación, sociedad y estado, equipara raza y civilización. Ambos autores por tanto identi?can como sinónimos los conceptos de raza y cultura.

?? Llegamos a comienzos del siglo XX, donde encontramos que los fundadores y seguidores de la escuela histórica de Viena, realizan una equiparación similar. Los antropólogos de esta tendencia otorgan al binomio raza- cultura unas propiedades cuasimetafísicas. Desde su perspectiva, las particularidades de cada pueblo constituyen la base y el derecho a formar colectividades diferentes y diferenciadas.

?? Con la escuela difusionista alemana de Grabner y Schmidt comenzamos a encontrar un concepto relativamente claro de etnia, pero no porque se la distinga de raza. Así, etnia se de?ne como un colectivo de hombres que, por su origen racial y cultural comunes, forman un grupo autóctono y perfectamente de?nido. Aquellos antropólogos relacionaban la conservación de la etnia con el aislamiento geográ?co y social.

?? A ?nales de los años 60 encontramos un giro espectacular en la delimitación de los grupos étnicos a partir de las aportaciones de Barth4y de su de?nición de grupo étnico, se produce el abandono de la relación entre raza y etnia. Según Barth, el grupo étnico es una comunidad que se auto-perpetúa biológicamente, comparte valores culturales fundamentales, integra un campo de comunicación e interacción y sus miembros se identi?can entre sí y son identi?cados por los demás, constituyendo de este modo una categoría distinguible de otras del mismo orden.

?? Es por tanto a partir de 1970 aproximadamente, cando se inicia, siguiendo la propuesta de Barth, una nueva conceptualización y

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de?nición de etnia, llegando a un posterior perfeccionamiento del concepto. A partir de entonces, los estudios antropológicos prestan especial interés por la etnia o grupo étnico, ahora diferenciado de otros conceptos como raza o cultura, y de?nido en función de dos parámetros: la especi?cidad cultural y la conciencia de esa singularidad.

Podemos concluir como colofón del proceso de diferenciación entre los conceptos raza, etnia y cultura, con una de?nición de sendos conceptos, con el ?n de concretar una comprensión especí?ca, pero vinculada de los mismos.

Siguiendo una visión simplista, se podría establecer una contraposición entre raza y etnia a partir de la separación entre lo biológico y lo cultural. Así, el grupo racial vendría de?nido por aquellos rasgos físicos, biológicos o fenotípicos, transmitidos genéticamente y compartidos por una determinada población, o que le son atribuidos. Y en contraste, el grupo étnico se de?niría por unos rasgos culturales, esto es, transmitidos generacionalmente a través del aprendizaje social y la socialización.

Sin embargo, es preceptivo desde un análisis riguroso que se precie, no acogerse a esta de?nición simplista y seguir profundizando en los usos semánticos hallados, con el ?n de delimitar de manera más correcta los conceptos y llevar a cabo una aproximación conceptual más acertada.

2.2. ¿Existen de verdad las razas humanas?

La primera referencia nos lleva hasta Linneo (1707-1778), el gran naturalista sueco, que fue el primero en clasi?car a los animales y a las plantas y colocó a todos los seres humanos en la especie HOMO SAPIENS. Para Linneo la especie se subdividía en 4 subespecies (a las que no llamó raza):

?? Homo sapiens americanus (indígenas americanos), que presentaban piel de color rojizo o cobrizo. Cabello liso, negro y grueso, coléricos, tercos, alegres, libres y gobernados por el hábito.

?? Homo sapiens europeus: blancos, sanguíneos y musculosos. Pelo rubio y rizado. Ojos azules. Agiles, sagaces e ingeniosos. Se gobiernan mediante leyes.

?? Homo...

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