Alvaro Flórez Estrada, teórico de la revolución militar gaditana*

AutorRoberto L. Blanco Valdés
Páginas4-22



@I.Invasión, guerra y revolución: el laboratorio constitucional gaditano

1. La invasión napoleónica del territorio nacional peninsular y la guerra que la subsigue, la Guerra de la Independencia, marcan el inicio de un tiempo singularmente convulso en la historia política española, hasta el punto de que podría afirmarse, sin temor a exagerar, que después del período 1808-1814 ya nada volvería a ser lo mismo para una monarquía borbónica que, por primera vez, había intentado poner diques a esa historia, declarando, mediante el ominoso Manifiesto de 4 de mayo de 1814, la radical nulidad de todo lo realizado por el Estado liberal.

2. Dos procesos de incalculables consecuencias se abrirán, en efecto, en los apenas seis años que transcurren entre la entrada de las tropas francesas en la Península y el restablecimiento del absolutismo fernandino: de un lado, el que viene marcado por el nacimiento, finalmente malogrado, del Estado liberal. Las Cortes gaditanas, constituyentes y ordinarias, inauguran en España la experiencia constitucional y fijan, desde entonces, ya para el futuro, el escenario de la dinámica política que dominará la vida nacional hasta el fallecimiento del monarca en 1833. De otro lado, se producirá también en esos años el comienzo del proceso de pérdida del imperio colonial o, si se prefiere, el de separación de la metrópoli española de una gran parte de las posesiones americanas que hasta comienzos del siglo XIX formaban parte del que aun el texto gaditano acabará denominando «territorio de las Españas»1. Las Cortes de Cádiz, trabajosamente reunidas en la Isla de León, pronto vendrán a convertirse en un auténtico laboratorio constitucional pleno de ideas revolucionarias («en Cádiz ideas sin acción, en el resto de España acción sin ideas», acabará por escribir décadas más tarde Carlos Marx) cuya mejor expresión habrá de ser, lógicamente, la Constitución elaborada por las mismas, la del 12, cumbre mítica del liberalismo revolucionario nacional.

3. Poco después de iniciada la rebelión antifrancesa uno de los más destacados liberales españoles del período, Don Alvaro Flórez Estrada, se desplaza a Oviedo desde Madrid, donde había sido testigo de los acontecimientos del 2 de Mayo que prenden la mecha de la rebelión «contra el francés», «y el mismo día de su llegada, el 16 de mayo, [comienza] los preparativos para la rebelión»2, que él protagonizará hasta el punto de ser, en su calidad de Procurador General del Principado, el firmante de la «Proclama» de 24 de mayo de 1808: «Han profanado nuestros templos, han insultado nuestra religión, han faltado a la fe prometida y no hay derechoalguno que no hubiesen hollado», reza la «Proclama» que llama «¡Al arma, al arma, asturianos!» contra las tropas invasoras3. La creación de las Juntas y el inicio de la resistencia nacional serán, así, también, aunque no sólo, el punto de partida de una auténtica revolución militar (o mejor, político-militar) que correrá en España de forma paralela a la revolución constitucional gaditana: una revolución político-militar que, originada en la doble circunstancia histórica de la naturaleza nacional de la guerra dirigida por los ocupantes contra los ocupados y en el subsiguiente colapso militar de la monarquía absoluta fernandina, acabará por dar lugar al nacimiento de una nueva fuerza armada, la nación en armas, antecedente del ejército nacional creado por las Cortes. Y es que la revolución político-militar referida no se limitará a ser un hecho derivado de las exigencias históricas de la coyuntura española del momento: más allá de ello, las Cortes de Cádiz acometerán, en el plano del derecho, una labor de reforma legislativa (de «legislación» en el sentido contemporáneo del término) destinada a la consecución de varios objetivos básicos: en primer lugar a distribuir constitucionalmente las competencias político-militares entre el rey y las Cortes, es decir, entre los órganos del nuevo Estado constitucional respectivamente titulares del poder ejecutivo y el poder legislativo, con arreglo a un esquema, tomado de la Constitución francesa de 1971, que combinaba la necesaria especialización funcional con aquella desconfianza hacia el monarca que, según el propio Carlos Marx, acabará por ser el rasgo más característico del texto doceañista. Pero las Cortes no se limitarán a establecer un modelo para la distribución de las competencias político-militares, sino que dispondrán también la progresiva creación de un modelo de organización y funciones del aparato armado nacional, destinado, por una parte, a la construcción de un ejército nacional (en cuya planta se introducen los principios de generalidad, igualdad y responsabilidad) y, por la otra, a la creación de una Milicia nacional4.

4. Todo ello originó una auténtica avalancha de propuestas de reforma político-militar, a través de las que sus autores, unas veces desde dentro y otras desde fuera de las Cortes, intentaban levantar acta y sacar las consecuencias de las inmensas novedades militares, políticas y político-militares, derivadas de la guerra «contra el francés»: no es difícil imaginar la sorpresa aterradora que debió producir a nuestros compatriotas una guerra para ellos desconocida por completo, donde no había frentes de batalla, ni soldados mercenarios, ni sargentos reclutadores a soldada; de una guerra en las que las tropas se aprovisionaban sobre el lugar, extendiendo por tanto las consecuencias del conflicto al conjunto de la sociedad, que entraba en guerra lo quisiera o no, pues la guerra, lejos de las plazas fortificadas, estaba ahora en las ciudades y en los campos y en la capacidad de todo en pueblo de defender su territorio, un territorio que de hecho aparecía por primera vez como suyo de verdad; de una guerra, en fin, en que una Nación (no ya un monarca) era capaz de poner sobre las armas a cantidades de soldados que nunca antes nadie había podido siquiera soñar en haber movilizado, tantos que Napoleón Bonaparte podía llegar a decir sin que hubiera lugar a pensar que estaba exagerando que «cuando mi gran carro político se ha lanzado es necesario que pase; desgraciado el que se encuentre bajo sus ruedas». La Guerra de la Independencia será, por tanto, además de lo que parecía a ojos vista -una brutal y terrible guerra de ocupación sin tregua ni cuartel, de la que habían desaparecido las llamadas reglas de honor de las guerras del barroco- una experiencia inigualable a partir de la cual muchos liberales españoles empezaron a entender que todo lo que se daban por sabido desde el punto de vista militar debía ser sometido a urgente revisión. Pues bien, entre esos españoles brillará aquí con una luz inigualable el gran economista asturiano Alvaro Flórez Estrada, que fue capaz de sistematizar un pensamiento político-militar -nacido con, por y tras la Revolución- como ninguno de sus contemporáneos. Es cierto que muchas de sus ideas se expresarán por diversos diputados en las Cortes de Cádiz, cuyos debates constituyen sin ningún género de dudas un material de valor inigualable para entender el nuevo horizonte político-militar que abre la Guerra de la Independencia. Pero lo es también que las ideas allí expresadas lo fueron de forma fragmentaria, por unos o por otros, aunque algunos diputados se destacasen por su constante seguimiento de los temas militares. En ese sentido, la aportación de Flórez Estrada, que no formó parte de las Cortes, sorprende no solo por su claridad, por su valentía política o por su audacia intelectual: sorprende además por su sistematicidad, pues el asturiano abordará todos los problemas que la revolución militar gaditana había puesto en primer plano y se atreverá a proponer medidas legislativas para hacer frente a los mismos.

5. La obra política y constitucional realizada en Cádiz, cuya Constitución muy pronto pasaría a convertirse en uno de los mitos políticos del liberalismo radical hispano, abordaba, en conclusión, los principios fundamentales que desde las perspectivas organizativa y funcional debían regir la nueva ordenación de la fuerza armada nacional en un Estado liberal. Pero la extraordinaria importancia adquirida en la coyuntura gaditana por lo que genéricamente hemos denominado problemática político-militar iba a plasmarse, más allá de lo previsto en la Constitución política, en el intento de elaboración de una Constitución militar o, según veremos más exactamente, de una Constitución política en la parte militar. Alvaro Flórez Estrada jugaría en esa tentativa un papel fundamental, que iba a acabar por convertir al gran publicista asturiano no solo en un firme impulsor de la revolución militar gaditana, sino también en su teórico más sobresaliente. Abordaremos, así, seguidamente el análisis de su aportación a este respecto, la más rica y la más interesante de las producidas en el ámbito material limitado de la cuestión militar5.

@II. Alvaro Flórez Estrada y la Revolución Político-Militar Gaditana

6. A lo largo de 1813, Alvaro Flórez Estrada publicará en el periódico gaditano El Tribuno del Pueblo Español una serie de artículos que acabarán conformando su Constitución Política de la Nación española por lo tocante a la parte militar6, obra que presenta un interés extraordinario como consecuencia de tres diferentes tipos de razones. En primer lugar, por la relevante personalidad de su autor, un destacado liberal que había tenido un protagonismo notable en el surgimiento de la resistencia antifrancesa (Flórez Estrada contribuyó, como antes se apuntaba, de forma decisiva a la organización de la sublevación contra la invasión napoleónica en la zona asturiana), y cuya vida política futura, marcada por un constante vaivén de exilios y regresos, vino a demostrar tanto la claridad y firmeza de sus ideas liberales como la continuidad de sus aportaciones sustantivas a la regulación legislativa de las materias político-militares7: así, aunque Flórez no fue diputado en las Cortes de Cádiz, su labor parlamentaria en el ámbito de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR