Aceite de oliva en auge, mezclas de aceite en la mira: Tecnología y desplazamiento de mercado

AutorMatteo Bonazzi
CargoIPTS

Asunto:

La demanda mundial de aceite de oliva está en auge, constatándose el crecimiento más rápido en los países desarrollados donde los consumidores están cambiando a regímenes alimenticios más sanos. Las perspectivas del mercado, reforzadas por las previsiones de un impulso al comercio bajo el GATT y en la zona Euro-Mediterránea y por avances tecnológicos en la industria, podrían ser cruciales para la cuenca mediterránea, donde se produce y consume la mayor parte de la producción mundial de aceite de oliva. Sin embargo, mezclas nuevas y extremadamente baratas de aceite vegetal-aceite de oliva pueden imitar perfectamente el sabor del aceite de oliva, las cuales, si bien no brindan las mismas propiedades saludables, sí amenazan los mercados existentes y futuros de éste.

Relevancia:

El aceite de oliva constituye la fuente básica de ingresos de unos dos millones de familias en el sur de la UE, y de casi tres millones en todos los países mediterráneos. Además, es fundamental para sus prácticas diéticas y culturales. Muchas de ellas están invirtiendo fuertemente en el sector oleícola, impulsadas por los múltiples beneficios del cambio tecnológico, la reestructuración del empleo y la expansión de los mercados de exportación. En este contexto, imitaciones más baratas basadas en las mezclas de aceite podrían amenazar tanto la identidad cultural como la economía de muchas regiones de España, Italia, Grecia, Portugal y el Magreb, engrosando en un 15% el desempleo. Esta situación exige la adopción de unas políticas muy cautelosas, ya que el conflicto de intereses amenaza actualmente con socavar las oportunidades para el desarrollo del Mediterráneo presentadas por el crecimiento del sector oleícola.

El aceite de oliva, fundamental para la salud, la cultura y la economía del Mediterráneo ...

Rey de los aceites vegetales

La demanda mundial de aceites vegetales crece a mayor ritmo que cualquier otro alimento derivado o no del aceite, impulsada por la expansión demográfica, un mayor poder adquisitivo en los países de renta inferior, y una mayor sensibilización a la salud y el sabor en los países de renta superior. Por lo tanto, el mercado para los aceites de palma y de girasol podría crecer con más rapidez en Asia y Sudamérica, mientras que el crecimiento del mercado para el aceite de oliva estará concentrado en los países desarrollados. El aceite de oliva es fundamental para la dieta alimenticia mediterránea, la cual, según se reconoció recientemente, es superior incluso a los regímenes diéticos bajos en grasa y altos en fibra: el aceite de oliva es el más sano de todos los aceites vegetales, al brindar protección contra las enfermedades cardiovasculares, la neoplasia y los síntomas propios del envejecimiento.

También el aceite de oliva es el rey de los aceites vegetales desde el punto de vista económico: ocupa sólo el 3% de su volumen mundial, pero entre un 10% y 20% de su valor comercial (si bien una proporción significativa de esto se debe a los subsidios de la UE). Es el producto más típico de la cuenca mediterránea, donde está concentrado el 96% de la producción mundial y el 91% del consumo mundial. De esto, España, Italia y Grecia por sí solos representan un 75% aproximadamente. Además, el aceite de oliva constituye la fuente básica de ingresos de unos 2,7 millones de familias, de las cuales unos dos millones habitan la UE meridional, mayormente en las regiones menos favorecidas. Elemento fundamental de los hábitos diéticos y culturales de esta región, la oleicultura juega además un papel medioambiental importante contra la desertificación.

... comienza a extenderse a los mercados más ricos: EE.UU., Canadá, Japón, Australia y Europa septentrional

Por otra parte, el mercado oleícola está adquiriendo una dimensión global y acometiendo mercados nuevos. Impulsada por cuestiones de salud y sabor, la demanda crece, principalmente en los países de mayor poder adquisitivo. Hasta ahora EE.UU. ha sido el mercado de mayor crecimiento, registrando un impresionante aumento del +460% a través de los últimos 15 años. Australia, Japón y Canadá han experimentado tendencias similares, y se prevé que Argentina y Brasil seguirán el mismo camino durante los próximos años.

Este crecimiento del mercado puede atribuirse en gran manera a la sana imagen natural proyectada en las constantes y flexibles campañas promocionales. Bajo las mismas condiciones, los países no productores de la UE podrían registrar la misma explosión de demanda, que se prevé rondará el +350% dentro de 5 años.

Las futuras dinámicas comerciales mundiales, los nuevos mercados y las perspectivas tecnológicas ...

Hasta la fecha, la Política Agraria Común de la UE (PAC) ha subvencionado fuertemente la producción, el consumo y el comercio europeos de aceite de oliva, como consecuencia de lo cual los precios son más altos que los que cabría esperar en un mercado abierto. No obstante, tras el acuerdo del GATT, la UE tendrá que ir reduciendo esta protección entre Julio de 1996 y el año 2000. Aumentará la presión sobre los precios, empujando a los países productores a establecer vigorosas estrategias de exportación para penetrar mercados nuevos y en vías de expansión.

Es más, la futura Zona de Libre Comercio Euro-Mediterránea, prevista para el año 2010, obligará a los países miembros a especializarse en sus modelos de producción a fin de promover unas dinámicas cohesivas nuevas, orientadas hacia las necesidades del mercado, dentro de la UE y la cuenca mediterránea.

Todas estas perspectivas comerciales apuntan al aceite de oliva como un sector prometedor para el desarrollo sostenible en el Mediterráneo. Además, el cambio tecnológico radical promete racionalizar toda la cadena productiva, especialmente en los países productores europeos, transformando este tradicionalmente atrasado sector en una industria más competitiva. La innovación, tanto en la producción primaria como en las tecnologías de extracción, tendrá un impacto significativo sobre el empleo, el medio ambiente y las prácticas culturales. La programación genética, la mecanización de las cosechas, la gestión ecológica de las plagas, el agua y el suelo, así como las nuevas tecnologías de extracción, reducirán dramática y simultáneamente tanto los costes económicos como la degradación medioambiental, conduciendo a una calidad superior de producto. Para conseguir este nuevo nivel de competitividad, el sector oleícola tendrá que acudir a una utilización mucho más intensiva de los bienes de equipo, especialmente en la Europa meridional, donde la disponibilidad tecnológica y las presiones del mercado son mayores.

Con el tiempo esto motivará una evolución del trabajo de baja especialización al empleo adiestrado, a medida que el sector va adquiriendo una orientación más tecnológica y mejor adaptada a las necesidades del mercado. Las autoridades decisorias deberían apoyar este cambio en la estructura del empleo al promover la creación de estos oficios de nuevo cuño. Además, se podría sacar el máximo provecho de estos cambios al integrar el sector oleícola con otras actividades para explotar los segmentos especializados del mercado. Esta especialización debería respetar el frágil equilibrio medioambiental y la identidad cultural de las regiones mediterráneas; factores que podrían brindar ventajas competitivas. Por ejemplo, la identificación de productos agrícolas con un territorio específico y sus atributos correspondientes - de paisaje, panoramas y cultura - podría realzar su competitividad, y catalizar las oportunidades comerciales al integrarse de una manera adecuada en los sectores de servicios, tales como el turismo rural.

... animan a muchos países mediterráneos a invertir fuertemente en el sector oleícola ...

Los productores y consumidores de aceite de oliva del mañana

A corto plazo, crecerá la demanda mundial de aceite de oliva y la racionalización del sector permitirá a todos los países productores mejorar tanto la producción como la calidad del aceite de oliva, lo cual desempeñará un papel cada vez más significativo en el mercado. La UE mantendrá su cuota de producción mundial, mientras que su cuota de consumo será menor: de ahí que una porción creciente de su producción irá destinada a mercados de exportación fuera de la UE.

Dentro de la UE, Italia importa ahora siete veces más aceite de oliva que España, pero, a través de sus políticas mercadológicas en apoyo de las marcas, controla la cuota más grande de los mercados de exportación. Esta tendencia continuará durante los próximos años: Italia fortalecerá su posición como el país consumidor y vendedor más grande del mundo, siendo el mejor dotado en su integración vertical dentro de toda la cadena productiva: España se convertirá en el país productor de aceite de oliva más grande, mientras que Grecia ocupará una posición central entre los dos.

España y Grecia han alcanzado ya un alto nivel de calidad de producción, pero probablemente pagarán el precio de su actual atraso en materia de marketing.

Las oportunidades presentadas por el crecimiento del mercado y el cambio tecnológico también sirven de aliciente a muchos países mediterráneos fuera de la UE para emprender estrategias importantes para ampliar y modernizar su sector oleícola. El gobierno marroquí ha priorizado el sector del olivo, el cual genera ya 11 millones de días laborables y un 11% de la cifra de exportaciones alimenticias. Una modernización tecnológica significativa hará posibles aumentos de producción de hasta el 50%, a fin de hacer frente a una duplicación o triplicación de la demanda. Si bien a primera vista esto supone competencia para los productores de la UE, no deberían minusvalorarse los beneficios en términos del desarrollo económico y la reducción de las presiones demográficas/migratorias.

... además de motivar a las empresas a comercializar mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva, "a imitación" del aceite de oliva.

Echando aceite sobre las llamas: ¿ aceite de oliva o mezclas ?

Las mismas perspectivas favorables que animan a muchos países mediterráneos a invertir en el sector oleícola fomentan una amarga competencia procedente de las mezclas de aceite de oliva y otros aceites vegetales. El rendimiento de las mezclas de aceite se ha hecho más competitivo recientemente gracias al cambio tecnológico. De hecho, avances recientes en la investigación genética permiten la producción de aceites vegetales con un sabor suave y unas características más sanas debido al contenido más alto de ácido oleico. Con sólo un 10% de aceite de oliva, estas mezclas pueden "imitar" perfectamente las características de sabor y aroma de aquél, si bien no tanto sus propiedades saludables, pero por la quinta parte del precio.

Actualmente tanto la producción como el comercio de estas mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva están prohibidos en España, Italia, Grecia y Portugal, y los países productores de aceite de oliva coinciden unánimemente en que estos reglamentos deberían extenderse por toda la UE y el Mediterráneo. Lo que ha estorbado la discusión hasta ahora ha sido la incapacidad de determinar la proporción exacta de aceite de oliva presente en las mezclas, lo cual imposibilita la detección de fraudes. De todas formas, es necesario hacer un análisis prospectivo de las otras cuestiones insuficientemente tratadas, pero muy importantes, de los problemas planteados por las mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva.

En los mercados compradores de aceite de oliva en expansión, los consumidores se dejan guiar por las consideraciones de salud, mientras que a los consumidores tradicionales del aceite de oliva en España, Italia, Grecia y Portugal, les importa esencialmente el sabor. Ya que las mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva logran reunir un precio económico con el sabor del aceite de oliva, podrían arrebatar una porción enorme del mercado de aceite de oliva a estos países, con consecuencias graves para sus hábitos diéticos, sus prácticas culturales y su salud.

Las grandes empresas ya ensayan con éxito la introducción de las mezclas a nivel internacional. Podrían penetrar parcialmente los sectores vírgenes del mercado mundial, mientras que en otras zonas competirían fuertemente con el aceite de oliva, hiriendo gravemente la imagen y la expansión comercial de éste. Estas pérdidas comerciales, tanto a nivel de la UE como a nivel mundial, supondrían para la UE un elevado coste en precios de intervención y subsidios para la producción, el consumo y la comercialización del aceite de oliva, situación en clara contradicción con la tendencia actual hacia la desregulación comercial.

El bajo precio de las mezclas amenaza al aceite de oliva: ¿ una oportunidad perdida para el crecimiento sostenible ...

La introducción tout court de las mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva en los mercados mundiales conlleva el riesgo de perder una oportunidad para el desarrollo tanto económico como de bienestar social en muchos países mediterráneos, amén de su impacto significativo sobre sus hábitos alimenticios e identidad cultural. Incluso podría amenazar la misma supervivencia de muchas economías rurales por todo el cuenco: España, Italia, Grecia, Portugal y el Magreb podrían sufrir un aumento correlativo de desempleo de hasta un 12%, mientras que a nivel regional en algunos casos podría subir en un 15%. El conflicto de intereses entre los productores, la industria y los sectores comerciales dificultan una definición nítida del futuro mercado para las mezclas de aceite vegetal - aceite de oliva.

Incluso las asociaciones nacionales de Moledores de Semillas y Elaboradores de Aceite de la UE no han adoptado una postura unánime en este contencioso: cada uno de ellos ha quedado libre para defender su propia visión y estrategia. En una encuesta reciente se destaca que sólo las asociaciones de España, Italia y Portugal promueven una prohibición tanto de la producción como del comercio de las mezclas de aceite. Las de Alemania, Dinamarca, Países Bajos, Francia y Reino Unido admitirían los dos, si bien hasta ahora sólo hay unas cuantas empresas dedicadas a este negocio (menos de 100 000 toneladas comercializadas en conjunto). Algunas empresas de Países Bajos han adoptado una postura muy interesante y original sobre este tema: permitir tanto la producción como el comercio de estas mezclas siempre que no haya alusión textual o gráfica al aceite de oliva.

... además de arriesgar el perfil más sano de los consumidores mediterráneos ?

Durante los próximos meses, la Comisión Europea tendrá que formular unas políticas muy cautelosas en torno tanto a la producción como al comercio de las mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva. Con este motivo, debería prestarse atención no sólo a la importancia del crecimiento del sector oleícola para el desarrollo del Mediterráneo, sino también a la posibilidad de repercusiones sanitarias negativas si el aceite de oliva fuese sustituido por mezclas de aceite en estos países.

Una solución honorable:

un sistema especial de etiquetado para proteger la "cultura del aceite de oliva" en la UE meridional ...

Bajo este arreglo, las mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva no deberían competir directamente con el aceite de oliva. En vez de ello, se podría establecer una diferenciación del producto y del mercado mediante la introducción de un sistema especial de etiquetado para el aceite de oliva y sus mezclas en desarrollo, e incorporando la propuesta citada más arriba de las empresas holandesas. Tal sistema de etiquetado permitiría a los consumidores distinguir claramente las diversas características, el origen, el rendimiento y la calidad de cada producto, expuestos en letra grande en un formato claro, conciso y libre de jerga técnica.

... y promover las propiedades saludables del aceite de oliva en el norte de la UE para ayudar a frenar el creciente coste de la asistencia sanitaria

Asimismo, en los países norteños de la UE, caracterizados por un elevado poder adquisitivo, la sensibilización del consumidor ante las cuestiones sanitarias, la elevada incidencia de enfermedades cardiovasculares, un sistema eficaz de etiquetado y una campaña promocional, podrían ayudar a comunicar a los consumidores los beneficios saludables del aceite de oliva y contribuir a poner coto al elevado gasto sanitario.

En fin, deberían tenerse en cuenta la importancia del aceite de oliva en el Mediterráneo y sus propiedades saludables al formular unas políticas cautelosas encaminadas a definir un sistema de etiquetado adecuado que se ajuste a la fisonomía particular del sector oleícola y sus mezclas.

Frases clave:

aceite de oliva, mezclas de aceite vegetal-aceite de oliva, mercado, libre comercio, Mediterráneo, desarrollo sostenible, competencia, desempleo, hábitos culturales, política de la UE

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