Prácticas de comercialización desleales hacia el consumidor
| Autor | Kjersti Graver |
| Cargo | Ombudsman del Consumidor (Noruega) |
| Páginas | 80-85 |
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La publicidad es una marca distintiva de las sociedades con economías de mercado. Estamos rodeados de ella, tanto si caminamos por la calle, cogemos el autobús o el tren, leemos un periódico o revista, vemos televisión o vamos al cine, abrimos nuestro buzón de correos; incluso el teléfono se está utilizando como canal de ventas. Además, lugares como las escuelas y hospitales son escenarios de publicidad. Desde el punto de vista del consumidor, uno puede preguntarse si sólo por su volumen de publicidad puede negar en cierto punto a ser calificada de desleal, debido a su impacto general sobre nuestras actitudes y valores. Desde una perspectiva medioambiental, puede plantearse el aspecto de la contaminación de las ciudades por la gran cantidad de dominantes tablones de anuncios. La existencia de un gigantesco y activo sector publicitario puede crear a los consumidores problemas específicos en los países pobres. Es posible preguntarse si debería considerarse publicidad desleal e ilegal el promover con intensidad la venta de productos que están muy lejos del alcance de la mayoría de la población, o de productos en los que de ninguna manera emplearían sus escasos ingresos. En tales países, éste es el tipo de publicidad más desleal. Los posibles mecanismos para enfrentar ese aspecto de deslealtad podrían ser las restricciones a la cantidad de publicidad para ciertos productos, tanto a nivel general como en relación con los medios de comunicación de mayor impacto, como la televisión. Sin embargo, tales conceptos de «deslealtad» no serán los temas de mi aportación. Pasaré a un terreno jurídico más seguro, haciendo uso del concepto tradicional, en el que la cuestión de la deslealtad se referirá al anuncio individual o a la campaña de publicidad.
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Mi aportación se limitará a la publicidad, y no a las prácticas de comercialización en general. En el curso de esta conferencia analizaremos diversos tipos de prácticas de comercialización desleales. Por el momento, me gustaría hacer hincapié en que la definición de publicidad no debería ser demasiado estricta. La publicidad es una de tantas técnicas utilizadas para promover la venta de productos y servicios. Especialmente al tratar las técnicas de promoción más ocultas que se conocen, sería una cuestión de gustos el que se las califique de publicidad encubierta o bien de instrumentos de promoción de ventas. En mi país estoy acostumbrado al espectro más amplio de prácticas de comercialización, en las que se incluye la publicidad. La Ley de Prácticas de Comercialización noruega, de 1972, comienza con una cláusula general, en el artículo 1, que reza:
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En el desempeño de una actividad comercial, no debe llevarse a cabo ninguna acción que sea contraria a las buenas prácticas comerciales en la relación entre los empresarios, o que sea injustificable en relación con los consumidores.
Esta cláusula se complementa con reglas específicas, que entre otras cosas disponen: - la prohibición de métodos comerciales enga ñosos, - la prohibición de premios y loterías para buscar la promoción de ventas, - la Ley prohíbe expresamente la publicidad en que se discrimina a los sexos. La Ley de Control de Comercialización está bajo la supervisión del Ombudsman del Consumidor, una institución similar al Ombudsman del Consumidor sueco. Dado que Alex Edling examina este aspecto, me abstendré de dedicar tiempo al sistema de supervisión. Me gustaría mencionar solamente que en los cuatro países nórdicos -Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega- existe el mismo tipo de legislación, que prohíbe las prácticas de comercialización desleales, y que cuentan con un Ombudsman del Consumidor como organismo de supervisión.
En general, en la legislación de la CE no existen restricciones a las prácticas de comercialización desleales. Hasta el momento se ha promulgado una sola Directiva relativa a la publicidad...
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