Cómo hacer frente a la heterogeneidad en el asesoramiento científico: replanteamiento de la relación entre ciencia...

AutorUlrike Felt
CargoUniversidad de Viena

Asunto: Los valores de la sociedad se inscriben en el modo en el que se produce el conocimiento, y este conocimiento se emplea para afirmar las estructuras de poder en nuestra sociedad.

Relevancia: Es necesario aumentar la concienciación entre los responsables políticos y el público en general, no sólo sobre la ciencia y el modo en el que ésta actúa para infundir confianza en esta empresa productora de conocimiento, sino también sobre el modo en el que se relacionan la ciencia y la política y sobre los efectos que ello puede producir.

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Introducción

En las últimas décadas el asesoramiento científico para la formulación de políticas se ha hecho cada vez más frecuente y fundamental, aunque al mismo tiempo han surgido cada vez más dudas acerca de la validez y de la fiabilidad de esta clase de conocimiento. Una consecuencia de esta demanda creciente fue la creación de entidades parcialmente especializadas de producción del conocimiento ¿ conocimiento para el asesoramiento ¿ dentro del campo científico, lo que no ha dejado de tener consecuencias también para la ciencia. Con este cambio, las tensiones entre la idea de que la ciencia produce conocimiento objetivo y sería así una base ideal para las decisiones políticas y el hecho de que estamos siendo testigos de un desacuerdo creciente sobre cómo establecer esta base científica y sobre quién debe participar en la toma de decisiones, se hicieron cada vez más visibles. Aunque generalmente se da por supuesto que la implicación de la ciencia conduce a una política más objetiva y racional y que sólo se necesita un consenso sobre las competencias que se vayan a utilizar, existe bastante menos reflexión sobre las consecuencias que tiene esta demanda creciente de asesoramiento por parte de los políticos para el funcionamiento del sistema científico y para el conocimiento que se produce. Por ello merece la pena contemplar más de cerca estas cuestiones.

En las últimas décadas el asesoramiento científico para la formulación de políticas se ha hecho cada vez más frecuente y fundamental, aunque al mismo tiempo han surgido cada vez más dudas acerca de la validez y de la fiabilidad de esta clase de conocimiento

Para comprender el impacto que tiene el asesoramiento sobre el sector de los productores de conocimiento y para captar mejor los límites de un planteamiento de esta clase, un paso inicial importante es ampliar la perspectiva y considerar las relaciones entre ciencia y política desde tres perspectivas bastante diferentes.

Política para la ciencia: ¿cómo se debe gobernar la ciencia?

En especial después de la segunda guerra mundial ¿ cuando la ciencia y la tecnología mostraron de forma contundente su impacto tanto sobre el nivel económico como sobre el político ¿ los países más industrializados comenzaron a diseñar explícitamente políticas para la ciencia. Al tratar de hacer más eficientes los sistemas científicos nacionales siguiendo estas líneas, esto significó también ¿ a pesar de todas las garantías que debían asegurar la autonomía del sistema científico ¿ que la clase de ciencia que debía llevarse a cabo cambiara gradualmente. Aunque el impacto no fue visible de manera clara e inmediata, la financiación empezó a orientarse hacia líneas políticas más amplias y fue importante adaptarse a lo que se consideraba esencial para el futuro desarrollo a nivel económico y social en un momento dado. También cambió de manera importante el modo en el que se consideraba y describía la ciencia en la esfera política, cambiando su rumbo para acercarla de alguna manera a otras empresas con orientación económica. Así pues, el lugar de la ciencia en la sociedad experimentó una remodelación compleja. En los últimos años, la UE ha adquirido una importancia creciente en este sentido. Ello ha ocurrido no tanto en lo referente a la financiación existente, que todavía se lleva a cabo principalmente dentro de los diferentes estados nacionales, sino convirtiéndose en un lugar donde se desarrollan modelos sobre cómo gobernar la ciencia y sobre cómo dejar que la ciencia gobierne, y donde se negocian los valores fundamentales. Además se ha convertido también en el lugar donde se ha efectuado la definición de prioridades supranacionales, lo que a su vez ha tenido un gran impacto sobre las políticas científicas nacionales y sobre la fijación de agendas.

Conscientes de la importancia de la ciencia y de la tecnología para el crecimiento económico, desde la segunda guerra mundial los países más industrializados comenzaron a diseñar políticas explícitas para la ciencia con el fin de hacer más eficientes los sistemas científicos nacionales

Pero no es solamente importante considerar el nivel de la financiación directa de la investigación. También resulta bastante revelador, a este respecto, echar un breve vistazo a los debates sobre la comprensión pública de la ciencia o la concienciación del público. Éste es un factor que ha sido muy valorado por los políticos desde la mitad de los años 80 en Europa, y un poco antes en EE.UU. Aunque se contempló como una necesidad política para legitimar las decisiones políticas respecto a la ciencia y la tecnología, simultáneamente los científicos lo valoraron como un terreno fundamental en el que podían definir parcialmente su relación con la política. Pero el impacto no se manifiesta solamente a nivel de los debates que reflejan la interacción entre ciencia y política, sino que demuestra hasta qué punto puede llegar la influencia de la política sobre la delimitación metodológica de las cuestiones de investigación (principalmente, la investigación sobre comprensión pública de la ciencia y sobre opinión pública se ha desarrollado como herramienta para la política) así como sobre las posibles respuestas encontradas.

Ciencia para la política: el gobierno del conocimiento científico

La segunda perspectiva a tener en cuenta es la de la ciencia para la política, que significa la presencia creciente de la ciencia como institución, pero también como una forma de conocimiento en el proceso de toma de decisiones políticas. En cierto sentido, este movimiento no se debe solamente a la demanda creciente por parte de la política, sino que también debe entenderse como una "recolonización científica" de los territorios ocupados por la política dentro de la sociedad. Aquí podría ser revelador utilizar la metáfora de un mapa en el que la ciencia y la política ocuparan territorios vecinos. Entonces la pregunta sería: ¿quiénes son los actores que dibujan el mapa con todas sus fronteras y detalles visibles? Estos actores tendrán la facultad de elegir una perspectiva entre varias posibles y de ordenar nuestro modo de considerar el mapa, y tendrán capacidad para estructurar las fronteras, definiendo así quién tiene el control sobre cada área. Sólo en raras ocasiones, cuando surgen controversias, seríamos capaces de observar las negociaciones que tienen lugar a lo largo de estas fronteras, con transgresiones por ambos lados. En este momento se haría visible la fragilidad del asesoramiento científico y de la política basada en él.

Pero aquí surge inmediatamente otra pregunta: ¿por qué ha de confiarse a la ciencia la búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad? La mayoría de las últimas grandes controversias nos ha enseñado que, según qué competencias se hayan consultado, tanto la delimitación de los problemas a resolver como las soluciones a buscar podrían ser bastante heterogéneas. La relación entre ciencia y política, que a menudo se ha definido en términos tales como "la ciencia dice la verdad al gobierno", no parece resistir frente a un examen más atento. ¿No sería más adecuado, para comprender el modo en el que la ciencia se sitúa en la sociedad, analizar también las reivindicaciones presentadas sólo como una forma diferente de ejercer el poder en la sociedad? Como consecuencia, los suministradores de conocimiento y el contexto de la producción de conocimiento tendrán que considerarse fundamentales para el resultado del ejercicio de asesoramiento.

La segunda perspectiva a tener en cuenta es la de la ciencia para la política, que significa la presencia creciente de la ciencia como institución, pero también como una forma de conocimiento en el proceso de toma de decisiones políticas

El conocimiento científico como "política por otros medios"

Esto nos lleva inmediatamente a la tercera perspectiva, que a menudo se silencia, a saber, el poder real implícito en el conocimiento científico. Aun si se garantiza que las investigaciones científicas se llevan a cabo en entornos que procuran el máximo grado de objetividad, los estudios científicos de las últimas décadas apuntan claramente al hecho de que el conocimiento científico está imbuido ¿ en mayor o menor grado ¿ de valores sociales. El modo en el que los científicos definen sus preguntas, cuáles deciden que son las cuestiones clave y cuáles las menos importantes, y por qué medios intentan resolverlas, muestra grandes variaciones y conducira casi inevitablemente a soluciones diferentes. En particular, los estudios han subrayado de forma convincente que las posiciones opuestas en tales momentos de disensión no están simplemente ahí, sino que se construyen a lo largo del proceso de definición de la controversia. En este sentido, la definición del problema, aparte de las soluciones, dependerá ya de quién, en qué etapa y en qué forma haya participado en la formulación de los temas que están en juego.

La tercera perspectiva es la del poder incluido en el conocimiento científico que surge del proceso circular en el que los valores de la sociedad se inscriben en el proceso mismo de producción del conocimiento, mientras que este conocimiento se utiliza para afirmar las estructuras de poder en nuestra sociedad

Así, en cierto sentido, nos enfrentamos a un proceso circular en el que los valores de la sociedad se inscriben en el proceso mismo de producción del conocimiento, mientras que este conocimiento se utiliza para afirmar las estructuras de poder en nuestra sociedad. Si tomáramos en serio esta dinámica, ello significaría que tendríamos que reconsiderar profundamente los lugares institucionales donde se encuentran la ciencia y la política y desarrollar nuevas formas que tengan en cuenta el hecho de que existe poder activo en ambas partes ¿ la ciencia y la política.

Concienciación no sólo sobre la ciencia sino también sobre la relación entre ciencia y política

En consecuencia, es necesario crear una concienciación no sólo sobre la ciencia y sobre el modo en que actúa para afirmar la confianza en esta empresa productora de conocimiento, sino también sobre el modo en que se relacionan la ciencia y la política y sobre los efectos que ello podría producir. Esto valdría tanto para los responsables políticos como, sobre todo, para la esfera pública en general. La clase de comprensión que tratamos de desarrollar tendrá definitivamente un impacto sobre el modo en el que la ciencia y la sociedad sean capaces de desarrollarse conjuntamente en el futuro y sobre cómo podrá tener lugar la toma de decisiones y la participación del público con buena información y espíritu constructivo. La relación entre ciencia y gobierno se está redefiniendo y es esencial que este nuevo "contrato invisible" sea adoptado no sólo por los responsables políticos sino también por los ciudadanos en general.

En este sentido, el trabajo habrá de centrarse en definir marcos y estructuras políticas suficientemente sólidos donde pueda tener lugar este debate. El nivel de la UE desempeñará un papel esencial en el desarrollo de prácticas para aumentar la concienciación.

Es necesario crear una concienciación no sólo sobre la ciencia y sobre el modo en que actúa para afirmar la confianza en esta empresa productora de conocimiento, sino también sobre el modo en que se relacionan la ciencia y la política y sobre los efectos que ello podría producir

Cómo hacer más objetivo el asesoramiento científico

Debe prestarse atención al hecho de que cuanto más se estabilice rígidamente el sistema de asesoramiento a la política y fije un terreno de autoridad, tanto más carecerá de fuerza en el asesoramiento que produce. Una manera de hacer que sea más objetivo el asesoramiento científico sería abrir el proceso de negociación a un mayor número de actores, que puedan expresar su percepción del problema. También parece ser crucial el momento en el que pueda tener lugar esa participación. No debe producirse después de haber definido los problemas a resolver, sino que tiene que ser anterior a ese momento. Dicho esto, sería difícil en consecuencia, establecer la participación en estructuras basadas en la representación estable de actores de la sociedad para garantizar la presencia de la sociedad en la toma de decisiones. Aunque esto pueda parecer una solución buena y conveniente a corto plazo, ya que simplifica los procedimientos y los hace más transparentes, podría significar a largo plazo que se silenciara una serie de voces que sería preciso escuchar. En este sentido debemos tener en cuenta que la sociedad está cada vez más individualizada: se forman y se disuelven grupos y audiencias públicas respecto a temas que los afectan de manera más o menos directa y, por ello, es necesario contemplar la participación de diversas clases de actores en diferentes entornos.

El desafío para la UE será convertirse en un intermediario y abrir espacios para las negociaciones con el fin de garantizar esta participación más allá de las esferas nacionales. Dicho de otro modo: deberán desarrollarse formas más sólidas y flexibles para la elaboración de políticas, que reflejen las delicadas relaciones de poder que están en juego.

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Palabras clave

comprensión de la ciencia por el público, concienciación, valores de la sociedad, conocimiento científico, objetividad

Notas

Véase http://www.univie.ac.at/wissenschaftstheorie/virusss para más información básica.

Contacto

Ulrike Felt, Universidad de Viena

Tel.: +43 1 42 77 476 11, fax: +43 1 42 77 94 76, correo electrónico: ulrike.felt@univie.ac.at

Sobre el autor

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Ulrike Felt es profesora de Estudios de Ciencia y Tecnología en la Universidad de Viena, Austria. Es autora de numerosas publicaciones en el campo de la comprensión de la ciencia por el público y sobre temas de política científica.

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