Estudio histórico de la relación entre las drogas y el derecho

AutorEduardo Lopez Betancourt
Páginas81-106

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Las drogas han estado presentes a lo largo de toda la historia de la humanidad, ya sea de manera velada en algunas épocas, o de forma claramente manifiesta en otras. El conocimiento sobre estas sustancias, ha definido los mitos, la cosmogonía y las concepciones religiosas de numerosas culturas, e incluso puede afirmarse que salvo contadas excepciones, no hay un sólo pueblo que no haya tenido acceso o utilizado en su historia algún producto con las características de una droga.

Referencias a las drogas pueden encontrarse desde la invención de la escritura. El testimonio más antiguo que se menciona es una tablilla de hace 4,000 años, proveniente de la cultura sumeria. En ella, se mencionan una docena de remedios contra distintas enfermedades. Unos 500 años después, en la cultura egipcia, las inscripciones enumeran cerca de 800 remedios para distintos males, en los cuales se utilizan más de 700 drogas. Éstas eran administradas por los médicos-sacerdotes en Egipto por lo menos en 14 formas distintas: píldoras, emplastos, infusiones, mezcladas con grasas animales como pomadas.84 Las tablillas sumerias del tercer milenio antes de Cristo, mencionan expresamente a la planta adormidera de la cual se extrae el opio, recomendándolo como analgésico y calmante; situación que se repite en los cilindros babilónicos más remotos, así como en dibujos de la cultura Cretense-Milénica.85Ante este panorama, proyectar una investigación que agote la historia de las drogas, es un trabajo titánico; por ello, la mayoría de los estudiosos sobre el tema, suelen concretarse a análisis exhaustivos sobre alguna sustancia en particular, o desde una perspectiva delimitada, que sin perder la visión del conjunto, permita un enfoque preciso y clarificador sobre alguna de las múltiples facetas del fenó-

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meno. Es por ello, que con base en la especialización que exige la vastedad del tema, en este apartado se dará un breve panorama sobre la historia general de los narcóticos, destacando la relación entre éstos y el Derecho; según la evolución del tratamiento dado a dichas sustancias por las instituciones jurídicas, dentro de las culturas que resultan paradigmáticas en cada período histórico.

Como mostrará el análisis, las drogas fueron un asunto propio de los ámbitos mágico-religioso y/o terapéutico durante milenios, y no pasaron a ser una preocupación del Derecho, sino hasta los últimos siglos, cuando empezaron a jugar un papel preponderante en las políticas coloniales, y vieron incrementarse notoriamente sus implicaciones económicas y comerciales. De acuerdo con ello, el estudio histórico se divide en tres grandes apartados, que aunque sumamente amplios, sirven para esquematizar la evolución histórica de la relación drogasDerecho, según la significación cultural dada a las sustancias, de acuerdo a cómo se “evalúa” o “valora” su potencial de alterar el estado de vigilia: 1. Las drogas en la antigüedad; 2. Las drogas como mercancía y; 3. El auge de la prohibición.

Por lo que hace a la historia de las drogas en el continente americano, ésta tiene sus particularidades, y aunque sigue a lo sucedido en Europa desde la época del descubrimiento y la conquista, se comentará en el capítulo siguiente, haciendo énfasis en la historia de las sustancias psicoactivas en México.

1. Las drogas en la antigüedad

En todas las civilizaciones antiguas, fueron conocidas y utilizadas sustancias con las características de drogas. En cada horizonte cultural, su empleo fluctuó entre la terapéutica y el uso ritual con connotaciones mágicas y/o religiosas; aunque puede afirmarse, que de manera general ambos usos se presentaron de forma indistinguible, ya fuese porque la droga se considerara en sí misma como un ente divino, o porque su acción en el organismo se atribuyera a la acción de alguna divinidad. Así, tanto la embriaguez de carácter ritual y vidente (o incluso puramente hedonista), como los efectos curativos de las drogas, pertenecían al ámbito de las creencias religiosas de los pueblos.

En este sentido, Escohotado señala que “sólo el tiempo irá deslindando fiesta, medicina, magia y religión. Enfermedad, castigo e impureza son al principio la misma cosa, un peligro que intenta conjurarse (...) unos obsequian víctimas (animales o humanas) a alguna deidad para lograr su favor, mientras otros comen en común algo considerado divino.”86

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Abundan los ejemplos de esta unicidad entre medicina y religión. En las culturas sumeria y sus herederas (Babilonia, Asiria, Hitita), así como la egipcia, eran conocidos ampliamente los usos medicinales de sustancias psicoactivas como el opio, pero su administración era potestad exclusiva de ciertos sacerdotes.

Es precisamente el opio, una sustancia que puede llamarse “ancestral”, con milenios ser conocida y utilizada por el ser humano. Courtwrigth87 refiere que la ruta más probable de difusión de la amapola debe haber sido desde Europa central hasta el mediterráneo oriental, alrededor del año 1600 a.C. En la etapa del neolítico, ya los pueblos de la zona de Suiza apreciaban la planta por sus efectos psicoactivos y medicinales, así como por el valor nutritivo de sus semillas y por el aceite. De ahí, se expandió hacia el sudeste, lo cual pudo ser un fenómeno accidental, a través de cereales contaminados, o de forma voluntaria por la mano del hombre; pasando a ser ampliamente utilizado en Grecia, Creta, Chipre, Egipto y en general en toda la costa del Mediterráneo.

En estos pueblos, el opio se utiliza tanto por su alto potencial curativo, siendo un buen analgésico, útil para el insomnio y efectivo contra trastornos gastrointestinales; como por sus efectos psicoactivos. Mientras el papiro de Ebers, en la cultura egipcia, lo recomienda como calmante, útil para “evitar que los bebés griten fuerte”; Homero lo menciona en la Odisea, como “algo que hace olvidar cualquier pena”.88Otra sustancia milenaria es el cannabis. Las primeras referencias a él suelen hallarse en la cultura mesopotámica, alrededor del siglo IX a.C., cuando se menciona su empleo como incienso ceremonial. En Europa, el cultivo y utilización de la planta data de siglos, ya en el VII a.C., los celtas exportan cuerdas y estopa de cáñamo a todo el mediterráneo; además, la presencia de pipas indica su empleo como droga. En especial, la casta de los druidas se distingue por sus conocimientos en medicamentos.89 Antes del siglo III a.C., los médicos chinos prescribían un derivado del cáñamo un tanto parecido a la marihuana, para la gota, el reumatismo, la malaria, el beriberi y el enajenamiento.90En China, el cultivo extensivo de cannabis data de hace 6000 años, ya que es una planta que se valoraba por sus diversas aplicaciones: comestible, tanto para consumo humano como forraje para las bestias; productora de aceite y de fibras de cáñamo utilizadas para fabricar cuerda, redes de pescar y vestido.

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Por sus propiedades psicoactivas, el cannabis fue especialmente apreciado en la India, al grado que la cultura hindú se ha descrito como la primera cultura del mundo orientada a esta planta. La primera referencia a la planta en esta cultura data de los años 2000-1400 a.C., en el libro Atharva Veda. Los médicos ayurvédicos administraban la droga por vía oral para tratar la malaria y el reumatismo; asimismo, era una cura popular contra el aburrimiento, y la fatiga, sobre todo en época de cosecha. Los guerreros bebían bhang, una preparación suave de hojas secas, semillas y tallos de cannabis acompañada con azúcar, pimienta negra, agua o leche, para calmar sus nervios; los mendicantes lo utilizaban para concentrarse en sus oraciones; y era un afrodisíaco accesible, tanto para los recién casados, como para yeguas en época de apareamiento.91 En el brahamanismo, se estimulaba el éxtasis con cannabis, aunque el consumo de otras sustancias como el alcohol, no llegó a estar prohibido, sólo era mal visto.

En Grecia, junto a la concepción de la naturaleza cuasi-sagrada de las drogas (el opio, por ejemplo, es símbolo de Démeter, diosa de la fecundidad), la sistematización del conocimiento sobre las sustancias psicoactivas y medicinales en general, alcanza un alto grado de desarrollo con la escuela Hipocrática, fundamento de la ciencia médica occidental. La droga, se convierte en material terapéutico, en remedio que permite combatir la enfermedad suministrando la dosis adecuada. Pensadores como Teofrasto, Nicandro de Colofón y otros, estudian el opio, solanáceas como la mandrágora, el beleño, la belladona y otras drogas, prescribiendo sus amplios usos medicinales y estableciendo disposiciones en torno a las dosis adecuadas para cada padecimiento.

En sus tratados, Hipócrates recomienda el opio como tratamiento para la histeria. Heráclides de Tarento, difunde su uso como una medicina útil para “calmar cualquier dolor”. La amapola es también, ingrediente esencial en la mayoría de las recetas de antídotos formuladas por los médicos griegos, especialmente, del llamado theriaka o triaca, concebido como una sustancia capaz de inmunizar contra cualquier veneno. Así, por ejemplo, en el siglo II, Galeno compone su Antídoto Magno con 40% de extracto de opio. Teofrasto tasa en los siguientes tér-minos la dosis que ha de darse a un paciente de una planta solanácea conocida como datura, según el efecto que se busque: “Se administra un dracma si el paciente debe tan sólo animarse y pensar bien de sí mismo; el doble si debe delirar y sufrir alucinaciones; el triple si ha de quedar permanentemente loco; se administrará una dosis cuádruple si debe morir”.92En Roma, los conceptos sobre la utilización de plantas psicoactivas como la adormidera reproducen las ideas de la cultura griega. Fue común también, aun-

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que a menor escala, la utilización recreativa de marihuana, fumando flores de cáñamo hembra. Referencias legales se encuentran en el...

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