Los valores de la educación ético-cívica

AutorJavier Gracia Calandín
Páginas177-199
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CAPÍTULO 8.
LOS VALORES DE LA EDUCACIÓN ÉTICO-
CÍVICA
Todo necio
confunde valor y precio
Antonio MACHADO, Proverbios y cantares (1964: 264) 59
1. PONER EN VALOR LA EDUCACIÓN ÉTICA
En los últimos tiempos ha hecho fortuna en lengua es-
pañola la expresión “poner en valor” para significar que
hay determinados aspectos de la realidad que son estima-
dos y cuya valía es reivindicada. Efectivamente, poner en
valor significa hacer que algo o alguien sea más apreciado
resaltando su valía. Sin embargo la cuestión acerca de los
“valores” no es en absoluto una moda de nuestros días , sino
que como ya dijera Ortega en 1923 (¡hace casi un siglo!)
“la preocupación teórica y práctica en torno a los valores
es uno de los hechos más hondamente reales del tiempo
nuevo” (Ortega, 2005: 531). Y efectivamente desde finales
del siglo XIX con Nietzsche y principios del silgo XX con
autores como Max Scheler, Nicolai Hartman y José Ortega
y Gasset, la reflexión ética y filosófica no se comprende si
no es introduciendo explícitamente los valores. ¿No será
59 Proverbio LXVIII recogido en la colección Proverbios y Cantares [1917-
1930], que Antonio Machado dedicó a José Ortega y Gasset.
Javier Gracia Calandín
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que los valores forman parte de una dimensión inseparable
de la vida de las personas de modo que es impensable vivir
sin considerar la dimensión humana del preferir y estimar?
No voy a hacer un análisis sobre el fenómeno de los
valores y tampoco me voy a detener en la diversidad de pla-
neamientos filosóficos que se han ofrecido para dar cuenta
de los valores. Sin embargo, sí que conviene tener en cuenta
que a diferencia de otros enfoques basados en las normas
cuando se habla de valores a menudo se introduce cierto
relativismo o subjetivismo, que apela a la capacidad de las
personas para estimar, para reconocer el valor. ¿Existen los
valores por sí mismos o son las personas las que los crean?
¿Qué se quiere dar a entender cuando se dice que alguien
“pone en valor” algo? ¿Quiere decir que ese valor depende
solo de él y el fundamento de su valía es la persona o más
bien que es valioso por sí mismo y que debería ser estimado
por cualquier persona? ¿Hay valores que hayan de serlo
para todo el mundo?
Sobre lo que sí que hay un amplio acuerdo es en que los
valores, al igual que las normas o las costumbres se apren-
den como miembro de un grupo social, forman parte de la
educación de las personas y configuran el horizonte que da
sentido y las orienta en su quehacer diario. Los valores cons-
tituyen la expresión de la identidad propia de una persona,
hablan de la persona y contribuyen a la forja del carácter.
Es mediante la educación que aprendemos a degustarlos,
a descubrir su valía y gusto. Para ello la razón es necesaria
pero no suficiente, de modo que resulta apremiante atender
a las experiencias valiosas que tienen un claro componente
desiderativo (Oddie, 2009).

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