El valle de Alcudia durante el siglo XVIII, de Francisco Gascón Bueno.

AutorFrancisco Corral Dueñas
Páginas1561-1564

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    GASCÓN BUENO, FRANCISCO: El valle de Alcudia durante el siglo XVIII. Edición del autor, patrocinada por la Diputación Provincial de Ciudad Real y el Ayuntamiento de Puertollano. Ciudad Real, 1978. Un tomo de 609 págs.

Una de las modificaciones más importantes que introdujeron las costumbres visigodas en nuestra Patria fue la transformación del concepto romano de la propiedad, la que pasa a ser, desde entonces y cada vez más, vinculada dentro de cada una de las familias y amortizada por su paulatino paso a concejos y monasterios. Esta tenencia de la tierra rústica, caracterizada por las vinculaciones y la amortización, perdura en España hasta la desaparición del llamado Antiguo Régimen, ya a finales de la Edad Moderna.

Así, desde que la Ley 27 de Toro permitió la fundación de mayorazgos, las familias, siguiendo la tradición visigótica, aceptaron el principio, llegando a ser una costumbre tan general que los Notarios consideraban fórmula corriente en los testamentos la de vincular el tercio y quinto e incluso la totalidad de la herencia si no había herederos forzosos. Por otra parte, las «manos muertas», es decir, las personas jurídicas, ya fueran eclesiásticas o civiles, llegaron a acumular tal cantidad de bienes que la reforma se hacía imprescindible..., aunque no llegó de verdad hasta el siglo XIX.

De ahí el Decreto de 1813 sobre cierre de fincas rústicas a los ganados, para concluir con los privilegios de la Mesta, y las leyes desvinculadoras, que a partir de 1820 declararon suprimidos los mayorazgos, fideicomisos, patronatos y toda clase de vínculos, restituyéndose de modo gradual los bienes de su dotación a la calidad de absolutamente libres.

El escalón decisivo, y el más conocido, en el proceso de liberar la tierra es la desamortización, en sus dos fases de 1836 y 1855, en las que Mendizábal y Madoz pusieron a la venta los bienes eclesiásticos primero, y los municipales después, entrando en el comercio de pronto una gran masa de fincas que provocó un desafortunado desequilibrio. Si todos están de acuerdo en que la desamortización era necesaria, la unanimidad se rompe al enjuiciar el modo en que se llevó a efecto, y es conocida la frase de que hizo ricos a los más ricos y más pobres a los pobres; en efecto, los primeros pudieron adquirir las tierras a precios irrisorios, lanzando de ellas sin piedad a los renteros que las trabajaban y no pudieron comprarlas. Por eso, para completar el estudio, es muy interesante conocer los antecedentes de la época que desembocaron en este proceso. Es precisamente lo que nos viene a proporcionar Francisco Gascón Bueno con este libro que vamos a resumir, que subtitula «Un ejemplo típico de economía agropecuaria en la España del siglo xviii»; en él pinta, de modo magistral Page 1562 y con investigaciones pacientísimas y de primera mano, aspectos hasta ahora no conocidos de dicho siglo que realmente sorprenden y a la vez explican las actuaciones posteriores.

Aunque la...

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