Margaret Thatcher y David Cameron: Dos Formas de Modernizar el Partido Conservador Británico

AutorAlfredo Crespo Alcázar
CargoInvestigador Agregado del Instituto de Estudios Riojanos y autor de David Cameron: tras la senda de Churchill y Thatcher (Editorial Siníndice, Logroño, 2010).
Páginas75-93

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I - Introducción

Margaret Thatcher y David Cameron pasarán por derecho propio a la historia del Partido Conservador al haber conseguido vencer en unas elecciones británicas y acceder, en consecuencia, al cargo de Primer Ministro. La primera lo hizo en tres ocasiones consecutivas, llegándose a acuñar el término "Tacherismo" para explicar su modus operandi en la esfera política. El segundo ganó los pasados comicios de mayo aunque no con la mayoría necesaria, debiendo de establecer un gobierno de coalición con los Liberales-Demócratas de Nick Clegg.

Thatcher y Cameron, asimismo, tienen en común que han cambiado el curso de la historia de su partido. Ella rescató la parte liberal del credo político, aquélla que había sido olvidada por los diferentes gobiernos tories entre 1945-1979 (la denominada "época del consenso"). Empleamos el término "olvidada" porque las políticas económicas de corte liberal sí que estuvieron defendidas por un sector del Partido Conservador, aunque minoritario, durante el aludido periodo histórico. Un buen ejemplo lo hallamos en el discurso de Maiden de 1956 efectuado por Keith Joseph, principal ideólogo de Tacherismo, cuando enfatizó dos puntos1:

  1. La crisis económica de los años 30 había dado lugar al cambio de modelo económico británico que se había convertido en un test erróneo para los gobiernos, provocando la polarización de la economía.

  2. En el pensamiento económico británico se habían infiltrado ideas que había que eliminar. Una de ellas que para acabar con la inflación no había que controlar la demanda sino controlar los suministros.

Nicholas Scott (diputado primero por Paddington South entre 1966-1974 y posteriormente Chelsea entre 1974-1997, y representante del ala izquierda del Partido Conservador), acentuó que la política seguida entre 1945-1975 había impedido que los conservadores fueran percibidos como un partido de clase, avalando así la forma de actuar durante esas décadas.

Sin embargo, hay que decir que la gran característica del Partido Conservador es la convivencia histórica de esas dos familias en su seno. Este fenómeno lo explican Jesse Norman y Janan Ganesh acentuando que en esta formación siempre han habido dialécticas pero formando una suerte de todo armónico: cohesión social vs libertad individual; libre comercio vs proteccionismo; imperialismo vs colonialismo; eficiencia en el gobierno central vs

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independencia del poder local; fuertes lazos con Europa vs menor grado de compromiso; ayuda para combatir la pobreza vs impuestos bajos, por citar sólo las más relevantes2.

David Cameron, por su parte, ha introducido una perfecta combinación de nuevas técnicas de comunicación política y de marketing electoral con la recuperación de las sacrosantas señas de identidad del partido (gobierno mínimo, laissez faire, importancia de la responsabilidad...).

Este fenómeno se pudo percibir desde el momento en que tuvieron lugar las primarias en el partido (otoño de 2005), presentando el futuro ganador una amplia variedad de temas: la compasión (vinculada al concepto de compassionate conservatism), la importancia de la presentación, del lenguaje y de la imagen y, finalmente, la preservación de una serie principios conservadores básicos a cuya cabeza estaban el libre mercado y la desregulación3. Alan Duncan lo explicaba así: con David Cameron el Partido Conservador está de nuevo sobre el mapa sin hacer grandes promesas que luego no se pueden cumplir4.

Esto le ha permitido lograr lo que no consiguieron sus tres antecesores (William Hague, Ian Duncan Smith y Michael Howard): acercarse a sus compatriotas quienes mayoritariamente habían dado su apoyo al Labour Party en los procesos electorales previos (1997, 2001 y 2005).

II - Los años de desconcierto en el partido conservador (1997-2005)

John Major, William Hague, Ian Duncan Smith y Michael Howard lideraron el partido previamente a David Cameron. Ninguno de ellos logró vencer a Tony Blair. A partir de la derrota de mayo de 1997 sufrida por Major, los tories buscaron explicaciones a la misma. Parecía contradictorio que habiendo mejorado el país durante los 18 años de gobierno de Thatcher (1979-1990) y Major (1990-1997), el público les diera la espalda ante el New Labour.

¿A qué se debió? Dos políticos conservadores importantes como Michael Portillo y Peter Lilley coincidieron en las causas. Para el primero, el partido fue asociado a mensajes desagradables, de tal modo que se le identificó con temas como el desempleo, la pobreza, el

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tráfico de armas o la arrogancia de parte de sus cuadros directivos. Asimismo, los enfrentamientos internos mostraron una falta de lealtad percibida por el público. Esta nefasta combinación hizo que los logros de los años de los 18 años anteriores fueran olvidados, incluso menospreciados5, todo lo contrario a lo acontecido durante los años 80, cuando muchos británicos, temiendo que un triunfo laborista pusiera en peligro las realizaciones de Thatcher, dieron su voto a los tories6.

Para Peter Lilley, Reino Unido seguía siendo una nación conservadora a pesar de los resultados de las elecciones de 1997. Bajo su punto de vista, habían fracasado a la hora de escuchar a la gente y no entendieron que los retos que se encontraron en 1979 nada tenían que ver con los de los años noventa7.

Dos analistas políticos de la BBC como Nick Caistor y Colin Harding, contraponían "la travesía por el desierto" de los conservadores de comienzos del siglo XXI con su discurrir durante los años de mandato de Margaret Thatcher. Para Caistor, "Thatcher marcó fuertemente el partido y eso terminó siendo un problema, porque se hizo difícil conseguir un líder con su carisma"8; en cuanto a Harding, "se podría afirmar, tal y como lo hacen algunos, que la decadencia del partido conservador comenzó con el asesinato político de Margaret Thatcher porque se sabe que el gobierno de su sucesor John Major fue un desastre"9.

III - El factor novedad aportado por Thatcher y Cameron

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Como hemos señalado, Margaret Thatcher renunció deliberadamente al pasado ideológico del partido (1945-1975), pero no a aquellos hombres y nombres que habían mostrado su valía (por ejemplo, Geoffrey Howe, Ministro de Economía en sus tres gobiernos y figura clave en su caída el 22 de noviembre de 1990).

Hasta su llegada a la dirección del Partido (febrero de 1975), ni conservadores ni laboristas a nivel de política oficial de partido habían osado cuestionar "el consenso de posguerra". Se produjo una defensa a ultranza del Estado de Bienestar, cuyas bases fueron establecidas por el gobierno laborista de Clement Attlee (1945-1951) y aceptadas (en algunos casos, incluso perfeccionadas) por los posteriores gobiernos del Partido Conservador10.

Sin embargo, a nivel académico sí que surgieron voces discrepantes como Fiedrich Hayek o Milton Friedman que hicieron una crítica exhaustiva de ese consenso y de su traducción político-económica. Sus tesis calaron hondo en los dos think tanks que mayor protagonismo tuvieron en la elaboración de las políticas del Tacherismo: The Institute for Economic Affairs y The Centre for Policy Studies11.

Durante el gobierno conservador de Edward Heath (1970-1974), el denominado Free Market Group elaboró un manifiesto (The Selsdon Manifesto) en el cual describía la difícil situación que a todos los niveles (económico, político y social)12 hacía frente Reino Unido. Este documento llegaba a conclusiones muy nefastas, entre ellas que las elecciones de 1974 supondrían un pulso entre el socialismo del Labour Party vs el Estado Corporativo Tory13.

Además, la intervención de Nicholas Ridley, (Presidente del Selsdon Group), fue considerada una deslealtad hacia el gobierno de Heath. No obstante, muchas de las tesis que expuso (especialmente, la importancia de controlar los precios y de controlar la inflación sin provocar altas tasas de desempleo) fueron políticas capitales en los gobiernos de Margaret Thatcher y consistieron, de manera sucinta, en restaurar el sentido de la libre empresa mediante

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el descenso de los impuestos, la desregulación de la economía y despojar al Estado de un buen número de propiedades.

Igualmente, estas políticas fueron seguidas más adelante por otros gobiernos, pese a que muchos de ellos rechazaron ser calificados de "Tacheristas"14. Durante sus años al frente al del país, y especialmente a partir de 1981, las tesis económicas de Thatcher se fueron imponiendo. El sector del partido que defendía el programa característico de los años del consenso fue minoritario, teniendo en Ian Gilmour a uno de sus principales representantes.

Gilmour sostenía que la eficacia económica no era el único fin del gobierno. Pese a esta afirmación, sus credenciales conservadoras son incuestionables, algo que prueba la siguiente aseveración: "los socialistas siempre aspiran hacia algún tipo de macabra utopía. Los conservadores no tienen tales ilusiones acerca del pasado o del futuro. Para los conservadores nunca ha habido una edad de oro y nunca la habrá"15.

Sin embargo, la postura mayoritaria era "la otra". Norman Tebbit la ilustraba y cuando hablaba de los principios del Tacherismo, arremetía contra algunos de los líderes conservadores del pasado (inmediato) a los que acusaba de ser consensuadores y pragmáticos. Frente a ellos, Margaret Thatcher era una auténtica conservadora, una representante genuina del estilo "dry" frente a la reciente tradición "wet".

Esta idea la defiende también Florentino Portero para quien "desde los años de Margaret Thatcher el conservadurismo quedó vinculado a un serio...

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