Someras reflexiones sobre la figura del 'Estado hegemón'

AutorJuan Manuel de Faramiñán Gilbert
Páginas273-281

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  1. Dentro de las numerosas aportaciones que ha realizado el Dr. Antonio Remiro Brotóns a la doctrina del Derecho internacional, una de las más singulares ha sido el desarrollo del término "Estado hegemón" con el que ha logrado visualizar el complejo proceso de la figura del Estado-nación en los límites del siglo XX y el XXI. Dos aspectos destaca Remiro sobre la figura del "Estado-hegemón": por un lado, el aspecto ideológico y, por otro lado, el control sobre su entorno que desarrolla, en uno de sus primeros trabajos, sobre el modo en el que los Estados unidos de Norteamérica influyen en la Organización de Estados Americanos que, con evidente superioridad material, generan una importante crisis en la citada organización 1. Este ejemplo, si bien de carácter regional, ha dado lugar a una serie de comentarios sobre el alcance de un "Estado-hegemón" y los perjuicios que acarrea a la Comunidad internacional en su conjunto. Por ello, resulta interesante la reflexión que realiza Fareed Zakaria sobre el declive del poder estadouni-dense, que frente a cotas de hegemonía sólo comparables con la Roma de la época imperial ha comenzado a declinar su poder ante el surgimiento de "los otros" Estados que reclaman su protagonismo en una Comunidad inter-nacional globalizada 2.

1. En torno al neologismo
  1. Se trata de un concepto que ha encontrado asidero en la doctrina y, a través de la noción de hegemonía, que a continuación analizaré, se ha podido establecer el neologismo de "Estado-hegemón" el cual, si bien se trata de un término acuñado, sigue estableciendo sugestivos perfiles, con la idea de identificar cuál es el alcance de ese poder político estatal que se impone,

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    o intenta mantener su liderazgo, sobre un ámbito regional o incluso sobre el conjunto de la comunidad internacional.

  2. El acercamiento al concepto de Estado hegemónico lo definen con singular acierto Robert O. Keohane y Joseph S. Nye Jr., cuando indican que se puede considerar a un Estado suficientemente poderoso cuando, no sólo es capaz de mantener las reglas esenciales que gobiernan las relaciones interestatales, sino que también se encuentra dispuesto a hacerlo 3. Lo que sin duda nos está sugiriendo capacidad y voluntad de influencia.

  3. Este aserto nos indica que nos encontramos ante un término amplio y ambiguo, que se puede aplicar a una vasta gama de conceptos destinados a definir el alcance del término. Podemos hablar de hegemonía política, hegemonía económica, hegemonía militar, hegemonía cultural, hegemonía religiosa, etc., lo que nos despliega un amplio y desigual panorama conceptual.

  4. Podríamos acotar su alcance indicando que nos encontramos ante la figura de un Estado que posee el suficiente liderazgo como para imponer su voluntad frente a otros Estados de la subregión, la región o la misma comunidad internacional. No obstante, cabría preguntarse si ese liderazgo implica una sumisión del resto o se establece en base a un consenso, basado en intereses comunes donde los Estados más débiles encuentran en el "Estadohegemón" el soporte oportuno para su supervivencia en un contexto más global. En efecto, según Robert W. Cox no siempre un orden hegemónico debe interpretarse como aquel en el cual un Estado somete a otro u otros Estados, sino que podemos observar que existen modelos de comportamiento en los cuales determinados Estados hacen compatibles sus intereses con los intereses del Estado más poderoso dentro de un sistema de comportamiento convenido por todos 4.

  5. En el marco de estas dicotomías, conviene realizar una breve referencia a la reflexión que realiza Perry Anderson que puede resultarnos sugerente, al interpretar el pensamiento de Antonio Gramsci, cuando éste se apoya en Maquiavelo con el fin de utilizar el símil de la figura del centauro, mitad hombre, mitad bestia, para analizar la dicotomía entre consenso y coerción, con la idea de describir la dinámica mediante la cual se construye una visión del mundo socialmente aceptada, pero basada en dos vertientes contrapuestas y antinómicas 5. En efecto, agrega Anderson que, si bien para Maquiavelo el consentimiento se somete a la coerción, en cambio Gramsci

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    se apoya más sobre la idea del consenso. En la figura mitológica del centauro, la "bestia" estaría encarnada en la coerción de un Estado sobre el resto y, por el contrario, el "hombre" lo representaría el consenso. Ambas, dentro del juego generado por una serie de oposiciones entre fuerza-consentimiento, dominación-hegemonía, violencia-civilización.

  6. Siguiendo con estas reflexiones y en la búsqueda de mayor calado conceptual, Alan W. Cafruny señala que en Gramsci encontramos tres tipos de hegemonías: la que llama "integral", es decir aquella que es más sólida dado que carece de antagonismos y se apoya en una importante red de consentimientos que coinciden en los intereses de todos y genera beneficios al conjunto; la hegemonía "en declive", que se fractura por la existencia de antagonismos entre el "Estado-hegemón" y el resto de los Estados que detectan que aquél se beneficia injustamente del resto; finalmente, la hegemonía "mínima" en la cual el "Estado-hegemón" carece de consenso y comienza a mostrarse incapaz de controlar el sistema y, por tanto, su liderazgo se convierte en inestable 6.

  7. Por su parte, Michel Foucault entiende el poder desde otra perspectiva, pues analiza la cuestión desde una óptica de micropolíticas que, frente a las macropolíticas que aspiran a la transformación del mundo, aquellas, en cambio, buscan alcanzar las transformaciones a nivel digamos, molecular, es decir en las prácticas grupales no piramidales y en las relaciones de carácter personal; es decir, buscar aplicaciones que no se basen en el poder coercitivo.

  8. Para Foucault el poder, en realidad, no se posee, sino que se establece en redes por las que circula, de tal modo que se puede ejercer por la totalidad de la ciudadanía en un reticulado donde las ramificaciones funcionan como vasos comunicantes 7. Se trata de un proceso "instintivo" en un juego complejo entre el cuerpo de los individuos y la ley. De tal modo que cada individuo, en él mismo, o sea en su cuerpo, como un "poder individualizante" pudiese controlarse frente a los...

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