La residencia virtual: Identidad, privacidad y seguridad

AutorLaurent Beslay y Yves Punie

La vida en línea como nuevo espacio privado

Según el profesor del MIT Nicholas Negroponte, la sociedad de la información cada vez va penetrando y ampliándose más a medida que las nuevas generaciones van dependiendo de las tecnologías digitales más que las anteriores. En consecuencia, en el mundo virtual se revela cada vez más información de carácter personal. Esto afecta no sólo a los datos básicos de identificación de los individuos, como edad, sexo y lugar de residencia1, sino también a la información sobre actividades diarias de la gente, los documentos de trabajo, los álbumes familiares (fotos, vídeos, tertulias virtuales) e historias médicas y datos bancarios. Esta información se puede almacenar en bases de datos personales, en páginas de internet personales o familiares o incluso en sitios de internet comunitarios, residentes en servidores de empresas privadas u otras instituciones. De hecho, la gente se está creando un nuevo tipo de espacio privado en línea.

A medida que la sociedad de la información va extendiéndose y cada nueva generación va dependiendo más de las tecnologías digitales, más y más datos se revelan en el mundo virtual

Para que la gente se sienta como en casa en su espacio privado en línea hay que hacer frente, al menos, a tres grandes problemas. El espacio debe representar las múltiples identidades de la gente (legal y socialmente), respetar su intimidad y establecer un nivel aceptable de seguridad. Estas cuestiones están ligadas con la interrelación fundamental, aunque compleja, entre lo que es privado y lo que es público.

Cuadro 1. Dos ejemplos que ilustran la importancia cada vez mayor de las actividades en línea en la vida cotidiana:

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Para que la gente se sienta como en casa en un espacio privado en línea es necesario que éste sea capaz de representar sus múltiples identidades, respete su intimidad y establezca un nivel aceptable de seguridad

En el mundo físico, las leyes y las normas y costumbres socioculturales son las reglas con las que la sociedad evalúa lo que es espacio público y lo que es espacio privado. Aunque la distinción no siempre sea clara, las personas son conscientes de las fronteras entre uno y otro y pueden actuar en consecuencia.

Estas fronteras varían, por ejemplo, según las culturas. En algunas partes de Estados Unidos es frecuente ver jardines alrededor de las casas, sin límites físicos (es decir, vallas, tapias, setos, etc.) que la gente no traspasa. Los vecinos tienen bastante claro que el césped representa el comienzo de un terreno privado. Está aceptado socialmente y protegido por la ley. El territorio privado es sagrado. En muchos países, la policía no puede entrar en espacios privados, como el hogar o el domicilio, si no es con una orden judicial en la que el juez delimita claramente los límites del domicilio investigado. En algunos países, incluso, esto no se puede hacer antes de una cierta hora del día.

Es claro que las leyes y las normas sociales protegen el hogar o el domicilio como espacio privado. Pero esto no se limita al territorio físico del hogar solamente. En algunos países el interior de un vehículo goza de la misma protección que el domicilio privado2.

En el mundo virtual están surgiendo espacios privados similares, y seguirán haciéndolo en el futuro. El problema es que, hoy, los ciberespacios privados no tienen la misma protección jurídica y social que sus equivalentes en el mundo físico. Como espacio mundial sin fronteras, Internet plantea dificultades a la hora de aplicar leyes basadas en el estado nación. Las leyes internacionales tampoco protegen totalmente (todavía) las actividades en línea.

En el mundo físico, las leyes y las normas y costumbres socioculturales son las reglas con las que la sociedad evalúa lo que es espacio público y lo que es espacio privado; en el mundo virtual son necesarias reglas similares y en algunos casos ya se están elaborando

Otro problema es que, en comparación con el mundo físico, en el mundo virtual la separación entre lo que es privado y lo que es público es menos clara. Cualquiera puede visitar libremente una página de Internet personal o familiar, aunque la intención de sus productores sea sólo hacerla fácilmente accesible a su red social. ¿Los usuarios de Internet que cotillean las fotos digitales alojadas en los sitios de Internet están violando la intimidad de sus dueños? ¿Puede aceptarse socialmente esta conducta?

En el mundo real, nadie espera que los transeúntes entren a curiosear en las casas. En algunas ciudades es inevitable echar una ojeada, por ejemplo, pero no es de esperar quedarse quieto varios minutos curioseando a través de la ventana de una sala de estar. Quien lo haga verá afeada su conducta, verbalmente o no, como de mala educación. El problema es que, en el mundo virtual, no existe este tipo de indicadores sociales sobre qué constituye un espacio privado. No existen rótulos para ayudar a los internautas a juzgar dónde comienzan y dónde terminan los territorios privados en el ciberespacio, ni tampoco hay normas sociales para impedir que alguien entre en tu espacio virtual privado.

En los espacio virtuales públicos (por ejemplo, las tertulias) las normas y las reglas sociales para la conducta de los usuarios las van desarrollando sobre la marcha los mismos internautas. Cuando se entra en un canal de "chatear" se supone que hay que seguir sus códigos tácitos de conducta, la denominada "netiqueta". Los usuarios que no siguen las reglas son recriminados y acaban siendo expulsados. La "netiqueta" se basa claramente en el respeto a los derechos de los demás3.

Igual que el domicilio se extiende, legal y socialmente, a un vehículo que se mueve en el espacio físico, es posible concebir extensiones del espacio privado virtual que abarquen a los agentes inteligentes

Igual que el domicilio se extiende, legal y socialmente, a un vehículo que se mueve en el espacio físico, es posible concebir extensiones del espacio privado virtual que abarquen a los agentes inteligentes. Estos últimos también se mueven por el espacio y el tiempo -aunque sea de forma virtual- "encapsulando" datos personales con el fin de ejecutar las órdenes de sus equivalentes en la vida real. Algunos agentes inteligentes, por ejemplo en el sector de las agencias de viajes en línea, permiten al usuario comparar las tarifas aéreas más baratas que ofrecen las principales líneas aéreas y hacer la reserva en línea4. Para encontrar el mejor billete de avión que responda a los criterios especificados por el usuario, y reservarlo o incluso comprarlo, este agente inteligente ha tenido que "meterse" en numerosos sitios de Internet con los datos personales del usuario.

Como se explica en el siguiente apartado, es necesario ubicar en el contexto de la red otra dimensión de la cuestión público/privado, con implicaciones en la identidad, la intimidad y la seguridad.

Redes domésticas esenciales e inteligencia ambiental

Los hogares del futuro estarán cada vez más conectados y se convertirán en uno de los "nodos" de la sociedad interconectada5. Las infraestructuras básicas de los hogares conectados serán las denominadas redes domésticas. Éstas pueden variar desde una red de banda estrecha para todo lo relativo a la automatización del hogar, hasta redes de banda media para compartir datos informáticos y redes de banda ancha para la distribución de contenidos audiovisuales. Estas redes pueden unirse mediante cables o ser inalámbricas. Aparte de la necesidad de interoperabilidad de estas redes locales, también se conectarán a redes externas (Internet, telecomunicaciones fijas y móviles, TV terrestre, por cable o satélite). El enlace entre todas ellas suele denominarse "puerta residencial"6 ("residential gateway").

Los hogares del futuro estarán probablemente cada vez más conectados: en su interior, a través de redes domésticas, y con el exterior mediante redes de banda ancha que transmitan contenidos audiovisuales

Los hogares del futuro estarán conectados tanto interna como externamente. Una visión más amplia de las estructuras de la comunicación en el hogar conectado se conoce cada vez más como "inteligencia ambiental" (AmI: Ambient Intelligence). El informe ISTAG/IPTS describe una visión de la sociedad de la información en la que se destaca la facilidad de uso para el usuario, el apoyo a un servicio eficiente y distribuido, la capacidad del usuario para decidir y el apoyo a las interacciones humanas. Todos estamos rodeados por interfaces intuitivas inteligentes, incorporadas en todo tipo de objetos, y vivimos en un entorno capaz de reconocer y responder a la presencia de diferentes individuos de una manera continuada, discreta y a menudo invisible7. Los seres humanos, los ordenadores, los agentes y los aparatos inteligentes se comunican entre sí dentro y fuera de la red doméstica.

A medida que los sistemas conocen, cada vez más, la identidad y el lugar de residencia de los usuarios, y pueden comunicar esta información a otras personas, agentes virtuales, servicios, aparatos y objetos, surgen inevitablemente problemas de privacidad

Todo esto plantea diversas cuestiones de tipo social y jurídico, relativas a la identidad, privacidad y seguridad. El sistema AmI necesita conocer mucha información personal con el fin de actuar de forma individualizada, intuitiva y deseable. Conoce la identidad y el lugar de residencia de los usuarios y comunica esta información a otras personas, agentes virtuales, servicios, aparatos y objetos. Las personas han de poder controlar, de una forma u otra, la naturaleza y la cantidad de información personal que se revela sobre ellas y han de poder diferenciarla según la situación y según quién va a recibirla8. Es obvio que está en juego la intimidad de las personas y que estos intercambios de información tienen que ser seguros y controlados.

Cuando un horno conectado a internet descarga la última receta también está revelando los hábitos alimentarios de los que viven en el hogar inteligente. Aunque esta información podría considerarse relativamente inocente, su recogida sistemática puede formar parte del proceso de creación de un perfil exhaustivo y muy detallado del usuario, sin que él lo sepa. Una de las características de la inteligencia ambiental es exactamente su comunicación continuada e invisible. El proceso de mantenimiento de los sistemas de inteligencia ambiental será impulsado por los micropagos y el usuario no será sistemáticamente consciente de estos pagos. Esto supone un problema para la protección de la intimidad, debido a que las redes domésticas están interconectadas con las redes públicas externas. Los individuos y las familias tendrán que manejar numerosas puertas entre ellos.

Desde el punto de vista legal, podría decirse que, como parte del hogar que son, las redes domésticas ya tienen el tratamiento de espacio privado pero, dada la tendencia a la informática distribuida, puede que sea necesario ampliar este concepto

Las redes domésticas son, por tanto, vulnerables desde muchos puntos de vista. Desde el punto de vista legal, podría decirse que los problemas de las redes domésticas caen bajo la protección de la definición legal de hogar o domicilio como espacio privado. A esto contribuye su evidente ubicación geográfica dentro del hogar pero, al igual que el automóvil, como ya se ha mencionado, puede ser necesario ampliarlo de forma más dinámica. Además, las recientes tendencias en tecnología indican que las aplicaciones y servicios de Internet y los recursos informáticos tienden a ser compartidos y distribuidos, lo que significa que, muy probablemente, los servidores de la red doméstica utilizarán recursos informáticos externos para proporcionar nuevos servicios domésticos. Por eso resulta cada vez más difícil distinguir claramente entre las redes domésticas y las redes públicas externas.

La dependencia y la seguridad de las redes domésticas también se están convirtiendo en temas clave debido a su integración en el manejo de servicios cada vez más delicados. El concepto de asistencia sanitaria a domicilio ilustra bastante bien esta situación. En este escenario, los sistemas de inteligencia ambiental de la vivienda inteligente podrían vigilar el estado de salud del usuario. Los datos médicos recogidos podrían enviarse al médico que, por vía digital, podría comunicar sus recomendaciones o prescribir fármacos al paciente. Pero ¿qué ocurriría si la prescripción no llega (a tiempo) a causa de una interrupción en las comunicaciones? O ¿qué pasaría si un tercero intercepta una comunicación médica confidencial? Es más, el médico podría intervenir directamente en la vida de las personas, influyendo en la dieta de los pacientes (control del contenido del frigorífico) o en su medio ambiente (modificando la temperatura y humedad de la casa). Si la gente depende cada vez más de la disponibilidad permanente de estos sistemas, deberían estar garantizados unos niveles aceptables de privacidad y seguridad, tanto legal como socialmente.

De la residencia física a la residencia virtual

Hay razones para formular y consolidar la noción de residencia virtual como una extensión de la residencia física. Probablemente así se encontrarían soluciones más globales para la seguridad y la privacidad. También se podría considerar como una tecnología que refuerza la privacidad (PET: Privacy Enhancing Technology) complementaria. El concepto de residencia virtual podría constar de los siguientes elementos:

Leyes: En el mundo real, la residencia (o domicilio9) se considera sagrada para ciertos derechos fundamentales de la persona10. Esto significa que es legalmente inviolable. Por extensión de la residencia física a la residencia virtual, ésta se incluye en el apartado de los derechos fundamentales y se convierte en legalmente inviolable. La noción de violación de residencia virtual fue subrayada por la jurisprudencia alemana. En una tertulia virtual pública y abierta, un usuario adoptó un comportamiento agresivo contra otros participantes. El proveedor lo excluyó del foro de Internet mediante técnicas informáticas, pero él evitó estos impedimentos técnicos. Al final, el tribunal de apelación reconoció el derecho del proveedor a expulsar al provocador de este espacio privado.

La jurisprudencia en algunos países está ampliando el concepto de residencia física para incluir la residencia virtual, con lo que, en algunas circunstancias, su inviolabilidad tiene el estatus de derecho fundamental

Economía: Otro objetivo de la definición legal de residencia es su función administrativa. Es la base a partir de la cual se cobran impuestos para financiar infraestructuras y servicios públicos (transporte, suministro de agua y electricidad, etc.). El ámbito ilimitado de Internet dificulta la aplicación de impuestos determinados geográficamente. Si se reconoce el concepto de residencia virtual, esto podría facilitarse, por ejemplo en lo relativo al comercio electrónico.

Arquitectura: Los expertos11 sostienen que la solución más factible para el tratamiento de la identidad digital será un sistema descentralizado en el que las personas mantengan en su poder sus datos personales. La residencia virtual podría ser un buen lugar para almacenar y manejar la información personal y las múltiples identidades.

Normas sociales: La residencia física está protegida por las normas y las reglas sociales que indican, entre otras cosas, el respeto por los asuntos privados de los demás. Estas normas y reglas sociales, muy elaboradas, se aprenden en las instituciones de socialización como la familia, la escuela, el trabajo, etc. La residencia virtual podría adquirir un estatus social comparable de espacio privado virtual de cada uno.

Si la residencia virtual es capaz de reflejar las múltiples identidades, proteger la privacidad de estas identidades y ofrecer niveles de seguridad aceptables, podría facilitar la aceptación de las nuevas tecnologías en el hogar, como se discutirá brevemente en el apartado final de este artículo

Si la residencia virtual es capaz de reflejar las múltiples identidades, proteger la privacidad de estas identidades y ofrecer niveles de seguridad aceptables, podría facilitar la aceptación de las nuevas tecnologías en el hogar, como se discutirá brevemente en el apartado final de este artículo.

La aceptación de la residencia virtual

La investigación en el uso y aceptación de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) en el hogar subraya que la gente no acepta todo lo que tecnológicamente está a su disposición. La gente necesita recursos (tiempo y dinero) para comprar y utilizar las TSI y estos recursos no están distribuidos uniformemente en la sociedad. Además, es necesario tener capacidades (en educación, conocimientos, actitudes, idiomas, etc.) para hacer uso de las TSI. Estas últimas por supuesto también deberían ser fáciles de utilizar por el usuario, asequibles y deberían proporcionar a los usuarios valor añadido simbólico o funcional12.

También hay que tener en cuenta que el uso y la aceptación de las TSI se negocian dentro de las estructuras sociales existentes en los hogares. Para comprender esto, Silverstone y otros han desarrollado el concepto sociológico de "domesticación". Se refiere a un proceso de doble cambio. Primero, una innovación tiene que integrarse en las estructuras, rutinas, ritos y valores dominantes de los miembros de la casa. Tiene que adaptarse a la casa o "domesticarse". Segundo, los usuarios y sus vidas cotidianas sufren cambios cuando se utilizan las innovaciones13. En particular, cuando las TSI se dan por supuestas, en el sentido de que se perciben como algo natural que forma parte de nuestra vida cotidiana (como por ejemplo, la TV, la radio, el teléfono), más que como objetos técnicos misteriosos (como un grabador de cintas de vídeo, un PC), entonces tienen la capacidad de cambiar las características de la vida diaria.

Muchas innovaciones encuentran dificultades para ser aceptadas hasta el punto de convertirse en parte natural y desapercibida de la vida de las personas

Para que la residencia virtual sea aceptada por la gente, hay que reconocer modelos y estructuras de la vida diaria, determinados social y culturalmente.14 El hogar inteligente debe ser capaz de reflejar las identidades de sus habitantes de muchos modos diferentes. Por ejemplo, los resultados preliminares de un proyecto denominado "Ambient Intelligence Homelab" iniciado recientemente por la empresa de electrónica Philips y que incluye una casa totalmente equipada para ensayar un prototipo de tecnologías AmI y la conducta y reacciones de la gente en un entorno cotidiano semirreal, han planteado el tema de las relaciones de poder en las interacciones sociales entre los miembros de la familia.15 ¿Pueden los agentes inteligentes tomar partido en estas relaciones y quién tiene la culpa de que el acceso no sea equitativo en la familia?

Si se quiere que la gente acepte la residencia virtual, ésta tiene que abarcar modelos y estructuras de la vida diaria, determinados social y culturalmente

La confianza, la confidencialidad y la fiabilidad son, entre otros, factores poderosos para la domesticación. Si las tecnologías no cumplen lo que prometen, si no reaccionan como se supone que deberían, si no funcionan cuando se necesitan, entonces será muy difícil que consigan domesticarse. Éste es también el caso de la residencia virtual. La gente necesita sentirse en la residencia virtual como en su casa y el diseño de la tecnología debería tenerlo en cuenta.

La confianza, la confidencialidad y la fiabilidad son, entre otros, factores poderosos para la "domesticación" o proceso mediante el cual las tecnologías son aceptadas en la vida diaria de la gente

La residencia virtual se incorporará al trabajo continuo de lo que los sociólogos denominan "seguridad ontológica"16. Sin algún tipo de base de confianza, la gente se sentiría perdida e insegura en un mundo cada vez más mediatizado por las tecnologías. La residencia virtual podría contribuir a crear confianza, siempre que se convierta en socialmente importante para las identidades de las personas, guiada por un marco jurídico que respete la privacidad y establezca un nivel de seguridad aceptable.

También hay que abordar el problema de la creación de un marco legal que suscite la concienciación sobre la residencia virtual. El concepto de residencia virtual representaría para el usuario una protección pasiva frente a medidas potencialmente invasoras por parte de las autoridades (las investigaciones en la residencia virtual, al igual que en la real, solo podrían ser autorizadas bajo condiciones especificadas por la ley). También supondría una protección activa frente a los posibles delitos cometidos a través de Internet. De hecho, al establecer un territorio digital privado claramente delimitado, se le daría al usuario la oportunidad de querellarse contra cualquier violación de este espacio privado, en base a pruebas digitales (detección de software intruso, etc.) e incluso de utilizar medidas preventivas activas para protegerlo (contraseñas, cortafuegos, etc.)

La residencia virtual puede verse hoy como estrechamente relacionada con la residencia física, pero muy distinta de ella. Es de esperar que, en el futuro, a medida que la vida en línea se vaya "domesticando" y por tanto se integre en la vida real, desaparezcan las fronteras claras entre ellas. No estarán separadas, sino incorporadas en las costumbres de la vida diaria.

Palabras clave

residencia virtual, identidad, privacidad y seguridad

Notas

  1. En las tertulias virtuales, la gente utiliza el acrónimo ASL para identificar a otros participantes de la sesión de "chateo": "ASL?" quiere decir "What is your Age, Sex and Location? (¿Cuál es tu edad, sexo y lugar de residencia?

  2. Decisión 76-75 DC del 12 de enero de 1977 del Consejo Constitucional, "registro en los vehículos" y protección de la libertad individual.

  3. Véase, por ejemplo, Tapscott, D. (1998), Growing up digital. The rise of the Net Generation, Nueva York: McGrow-Hill, 66-67.

  4. Ebookers.com, whenu.com, Copernic shopper plus.

  5. Castells, M. (1996), The Information Age, vol.1. The Rise of the Network Society. Oxford: Blackwell, 470.

  6. Future Bottlenecks in the Information Society, Informe IPTS/ESTO al Comité ITRE del Parlamento Europeo, junio 2001 (EUR 19917), Annex 1: The evolving user environment, 127. http://www.jrc.es/FutureBottlenecksStudy.pdf

  7. Ducatel, K., Bogdanowicz, M., Scapolo, F. Leijten, J. y Burgelman, J-C. (2001) Scenarios for Ambient Intelligence in 2010, IPTS/ISTAG, European Communities. (www.cordis.lu/ist/istag.htm)

  8. Véase el artículo sobre tratamiento de la identidad de modo que se refuerce la privacidad, en este número especial de The IPTS Report.

  9. Residencia y domicilio: dada la creciente movilidad de los ciudadanos, el término residencia se refiere cada vez más a la idea más tradicional de domicilio. De hecho, la oficina del censo de Estados Unidos definió en 2000 la "residencia habitual" como el lugar donde la persona vive la mayor parte del tiempo" lo que suaviza la noción de domicilio como residencia permanente según lo define el Black´s Law Dictionary.

  10. Artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y artículo 8 del Convenio Europeo para la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.

  11. El futuro de la identidad en la sociedad electrónica. Seminario IPTS 10-11 diciembre 2001 Sevilla, http://cybersecurity.jrc.es.

  12. Para una visón de la investigación en usuarios de TIC véase: Frissen, V. y Punie, Y. (2001), Present users, future homes. A theoretical perspective on acceptance and use of ICT in the home environment, Position Paper STB-01-30a para el proyecto Media@Home, TNO, Delft, Mayo 2001.

  13. Silverstone, R. & Haddon, L. (1996). Design and the domestication of ICTs: technical change and everyday life. En: Mansell, R. y Silverstone, R., (eds.), Communication by Design. The politics of Information and Communication Technologies. Oxford: Oxford University Press, p.60.

  14. Frissen, V. y Punie, Y. (2001), Ibid.

  15. Aerts, E. (Ed.) (2002) Ambient Intelligence in HomeLab, editado por Philips Research con ocasión de la inauguración del HomeLab el 24 de abril de 2002, Philips Research, Eindhoven. http://www.newscenter.philips.com

  16. La seguridad ontológica es un término sociológico definido como un estado mental estable derivado de un sentimiento de continuidad y orden en los acontecimientos.

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