Reintegración de los objetivos ecológicos y económicos: producción sostenible y capitalismo natural

AutorRobert Hudon
CargoHunter Lovins y Sara Gutterman, Grupo Capitalismo Natural

La metodología conocida con el nombre de Capitalismo Natural1 aborda directamente el modo en que las organizaciones pueden llegar a ser más responsables medioambiental y socialmente, reforzando simultáneamente la rentabilidad, incrementando la eficacia y mejorando su imagen pública.

El concepto de capitalismo natural exige un cambio en el modo de pensar tradicional de las empresas, para crear un nuevo sistema en el que los seres humanos pueden coexistir más responsablemente con el medio ambiente natural.

Las organizaciones se están empezando a dar cuenta de que es irresponsable concentrarse simplemente en la rentabilidad como base. Incluso centrarse en una base triple -considerando la rentabilidad independientemente de la gestión medioambiental y de la responsabilidad social- es un enfoque incompleto. De hecho, las organizaciones deben empezar a asimilar estas tres componentes en una única base, combinando el desarrollo económico rentable, la protección medioambiental y el bienestar social, con el fin de impulsar mayores niveles de integración operativa y sistemática.

Las organizaciones tienen que centrarse en metas medioambientales y sociales, al mismo tiempo que en la rentabilidad, con el fin de conseguir un desarrollo sostenible Menos residuos y mayor eficacia se traducen en costes más bajos y mayores beneficios. Un espíritu y una imagen corporativos mejores conducen a mayor fidelidad por parte de los empleados y de los clientes, lo cual se traduce en más negocio y menos dinero gastado en costes de renovación y formación del personal. También significa tratar al medio ambiente y a la comunidad con cuidado y respeto.

Un análisis de los ecosistemas mundiales realizado en 2000 por las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Instituto de Recursos Mundiales afirmaba que: 'Hay signos importantes de que la capacidad de los ecosistemas, los motores biológicos del planeta, para producir muchos de los bienes y servicios de los que dependemos, está decayendo rápidamente'. (WRI, 2002). Un artículo reciente en Nature (Scheffer et al, 2001) advertía: 'El asalto de la humanidad contra el medio ambiente ha dejado a muchos ecosistemas en tal frágil estado que la menor perturbación puede empujarlos a un colapso catastrófico'. Los impactos humanos sobre muchos ecosistemas del mundo pueden causar un cambio brusco, con poca o ninguna alerta previa, desde su aparentemente estable condición natural a unas condiciones muy diferentes y peores, mucho menos capaces de soportar la diversidad de la vida, incluyendo la humana'2. Estos ecosistemas nos proporcionan servicios por valor de decenas de billones de dólares al año, o sea, más que el valor de la economía mundial (Constanza, 1997). Pero nada de esto se refleja en ningún balance. Estas consideraciones dan lugar a una búsqueda de modos/visiones de producción alternativos y más sostenibles.

Un nuevo enfoque puede basarse en cuatro principios de comportamiento corporativo que permitan prosperar a las empresas a la vez que hagan sus actividades más responsables desde el punto de vista medioambiental Un nuevo enfoque puede basarse en cuatro principios de comportamiento corporativo que permitan prosperar a las empresas a la vez que cambian sus actividades hacia una mayor responsabilidad medioambiental.

El primer principio, incrementar sustancialmente la productividad de los recursos, restablece la lógica capitalista básica de economizar recursos escasos, pero considera las nuevas escaseces relativas. Cuadruplicar la productividad de los recursos es actualmente la base de la política de desarrollo económico para un número cada vez mayor de países. Ahora bien, tal eco-eficacia es sólo la primera etapa. Aumentar la eficacia también incluye el desarrollo de modelos de negocio innovadores que se centren en satisfacer las necesidades de los consumidores, de modo que se necesiten menos productos manufacturados y se recompense a las empresas por reducir su impacto medioambiental.

El primer principio del nuevo sistema es incrementar drásticamente la productividad de los recursos Por ejemplo, la Southwire Corporation, un fabricante de cables, varillas y alambres consumidor intensivo de energía, disminuyó a la mitad la energía por kilo de producto en seis años. El ahorro igualó aproximadamente el beneficio de la empresa durante ese período, el mismo durante el cual muchos competidores quebraron. El esfuerzo en eficacia energética probablemente salvó 4.000 puestos de trabajo en diez plantas en seis estados. La empresa continuó ahorrando más energía, aún con periodos de retorno de dos años.

Análogamente, la División de Luisiana de la Dow Chemical implementó más de 900 proyectos de ahorro de energía, sugeridos por los trabajadores, en el periodo 1981-93, con unos retornos anuales medios de las inversiones que sobrepasaron el 200%. Tanto los retornos como los ahorros tendieron a aumentar con el tiempo, incluso después de que los ahorros anuales hubieran sobrepasado los 100 millones de dólares, porque los ingenieros estaban aprendiendo nuevos modos de ahorrar más deprisa que los que se usaban antes.

El segundo principio demanda un cambio desde los métodos de fabricación convencionales que requieren cantidades enormes de energía y con frecuencia crean subproductos tóxicos, hasta los procesos de producción modelados sobre los de los seres vivos El segundo principio, el biomimetismo2, describe un sistema para la industria basado en la sabiduría de la naturaleza. Este sistema utiliza los 3.800 millones de años de experiencia en diseño de los seres vivos para guiar a la innovación industrial, eliminar residuos mediante un mejor diseño y evitar el uso de materiales tóxicos. Se centra en la creación de sistemas de ciclo cerrado (como los de la naturaleza) de modo que se eliminen los residuos y las toxinas de los procesos empresariales. En los negocios, el biomimetismo reclama un cambio desde los métodos de fabricación convencionales de 'calentar, golpear y tratar', que requieren enormes cantidades de energía y que con frecuencia crean subproductos tóxicos. En su lugar, enfatiza la producción basada en modelos derivados de los procesos productivos naturales, generalmente más benignos, de los seres vivos.

Se ha señalado (Benyus, 1996) que las arañas producen seda, que es tan fuerte como el Kevlar pero mucho más resistente, a partir de grillos y moscas digeridas, sin necesidad de ácido sulfúrico en ebullición ni de extrusores de alta presión. El abalón, un gastrópodo marino, fabrica una concha interior dos veces más resistente que la cerámica, y las diatomeas convierten el agua del mar en vidrio; ninguno necesita hornos. Los árboles convierten la luz del sol y el suelo en celulosa, un azúcar más rígido y fuerte que el nylon pero mucho menos denso. A continuación lo incorporan convirtiéndolo en madera, un producto natural con una resistencia a la torsión y una rigidez mayores que una aleación de aluminio, el hormigón o el acero. Sin embargo, los árboles no necesitan hornos de fusión o altos hornos.

El tercer principio es cambiar el énfasis de la industria desde fabricar y vender productos a satisfacer las necesidades de los clientes de servicios y valor El tercer principio -invertir en prácticas restauradoras- es transformar la industria desde el modelo de negocio de fabricar y vender productos a otro basado en satisfacer los deseos de bienes y servicios de los consumidores, de modo que proporcione el flujo de servicios y valor que realmente quieren los clientes, no necesariamente vendiendo más productos. Este principio anima a las empresas a comportarse de modo que restauren la capacidad de la tierra y de la sociedad para mantener la vida, invirtiendo en capital humano y natural. Invertir en el medio ambiente y en la comunidad asegura que estos recursos prosperarán y estarán accesibles para proporcionar los aportes necesarios para las empresas del futuro.

Por ejemplo, en Europa y Asia, la empresa Schindler arrienda servicios de transporte vertical en lugar de vender ascensores, porque cree que sus ascensores utilizan menos energía y mantenimiento que otros. Al ser propietario de los ascensores y pagar sus costes de funcionamiento, Schindler puede proporcionar a sus clientes, con un beneficio mayor y un coste menor, lo que realmente quieren, que no es un ascensor sino un servicio de subida y bajada. Análogamente, Electrolux de Suecia arrienda el funcionamiento de equipos de limpieza profesional de suelos y servicios comerciales de alimentación en vez del equipo mismo, y está experimentando con el alquiler de 'servicios de lavandería' domésticos cobrados según el peso de la ropa lavada, del mismo modo que muchos servicios de fotocopias se cobran por página. Dow alquila servicios de disolución en vez de vender disolventes; de hecho, toda la industria química americana tiene ahora un grupo de trabajo explorando este modelo de negocio. La mayoría de los edificios comerciales franceses los calientan chauffagistes, 'contratistas de calefacción' que ofrecen el servicio de confort térmico. En todos estos casos, tanto el cliente como el proveedor se benefician de minimizar el flujo de energía y de materiales. Las empresas que quieran prosperar en las próximas décadas tendrán que comportarse de modo que restauren la capacidad de la tierra para mantener la vida incrementando el capital natural Y finalmente: ninguna pérdida neta de capital natural o humano. Las empresas que quieran prosperar en las próximas décadas tendrán que comportarse de modo que restauren la capacidad de la tierra para mantener la vida incrementando el capital natural (siempre y cuando ellas, y no los competidores independientes, puedan captar la mayoría de los beneficios que tales inversiones generen). Los balances, en su forma actual, no captan con exactitud el valor económico real del capital natural y social. Sin embargo, éstos son componentes vitales de nuestra infraestructura. Para conseguir una genuina prosperidad y una economía sostenible, es esencial asegurar que ni el capital natural ni el social disminuyan.

Por ejemplo, la Asociación de la Industria del Arroz de California se asoció con grupos ecologistas para cambiar de quemar la paja del arroz a inundar los arrozales después de la recolección. Ahora inundan el 30% de los arrozales de California, recogiendo una combinación mucho más rentable de aves de caza, cultivo y fertilización gratuitos por millones de patos y ocas salvajes, licencias de caza lucrativas, paja de alto contenido en sílice, recarga de aguas subterráneas y otros beneficios, con el arroz como subproducto.

Necesidades medioambientales y demanda del mercado

Los sistemas basados en los cuatro principios anteriores abordan dos componentes primarios: las necesidades medioambientales y la demanda del mercado. Debido a la rápida degradación medioambiental que está teniendo lugar en la actualidad, está claro que se necesita un nuevo planteamiento del desarrollo organizativo y de la estrategia empresarial que sea aplicable a varios niveles: corporativo, gubernamental y académico.

Teniendo en cuenta el estado del medio ambiente, los seres humanos harían bien en reconsiderar el modo en que perciben e interaccionan con el planeta. Nuestro marco económico generalmente no consigue poner el precio adecuado al capital natural y humano, y no trabaja activamente para proteger a la sociedad o al medio ambiente. Por otro lado, muchos científicos, políticos y hombres de negocios están sufriendo una presión creciente para implementar soluciones sostenibles dentro de sus organizaciones y se están dando cuenta de la carrera contra el tiempo que es necesaria para encontrar soluciones que protejan el futuro.

El reto al que se enfrentan los seres humanos es desarrollar un nuevo marco que perciba el planeta como un todo sinérgico, en vez de como partes en competencia. Las organizaciones, en especial las grandes corporaciones existentes, necesitan empezar a trabajar juntas con el fin de gestionar convenientemente los ecosistemas, en contraste con los modos destructivos que se han utilizado en el pasado.

La necesidad medioambiental ha creado la demanda de mercado. El mercado de la sostenibilidad (incluidos productos y servicios) se está expandiendo rápidamente, a medida que aumenta la concienciación de las personas y de las organizaciones sobre el estado actual de nuestro medio ambiente.

Muchas organizaciones están respondiendo a la demanda de mayor sostenibilidad implementando activamente prácticas comerciales internas ecológicas y mayores niveles de responsabilidad en proyectos externos. De hecho, subsectores de la mayoría de las industrias están, de un modo u otro, haciendo más ecológicos sus negocios, a menudo con anticipación, o bien en respuesta a los cambios en las preferencias de los consumidores.

A medida que se reconoce que los problemas medioambientales actuales han alcanzado un punto de crisis, el énfasis se pondrá cada vez más en volver a integrar las metas ecológicas y las económicas Además, las organizaciones que están implementando prácticas comerciales ecológicas están percatándose de que el mercado está llegando a ser, rápidamente, lo suficientemente inteligente como para distinguir entre los esfuerzos reales de sostenibilidad y el 'lavado de cara ecológico', que tiene lugar cuando una organización afirma que va a implementar prácticas comerciales sostenibles (la mayoría de las veces debido a presiones de las ONG o de otras organizaciones externas) pero no logra respaldar sus afirmaciones con acciones que las apoyen. Las organizaciones que implementan prácticas comerciales ecológicas están muy interesadas en comunicarse con los clientes, los accionistas y el público sobre sus esfuerzos en sostenibilidad, posicionándose como organizaciones responsables que proporcionan retornos a la comunidad mundial.

A medida que se reconoce que los problemas medioambientales actuales han alcanzado un punto de crisis, el énfasis se pondrá cada vez más en volver a integrar las metas ecológicas y las económicas. Como ello es, a la vez, necesario y beneficioso, subsumirá al industrialismo tradicional en un nuevo paradigma de producción, al igual que, en el pasado, el industrialismo subsumió a la agricultura. Como los diversos grupos que han definido el movimiento ecologista (por ejemplo gobiernos, organizaciones ecologistas, ONG, etc.) y las empresas aportan elementos a la solución, podemos encontrar los catalizadores necesarios para el cambio. Sin embargo, para que esto tenga éxito, todos las partes deben estar abiertas a las contribuciones de los demás.

Palabras clave

Capitalismo Natural, biomimetismo, base triple, base simple, nuevos modelos de industrialismo, valorización del capital natural, cuatro estrategias del capitalismo natural Notas1. creado por Amory Lovins, Hunter Lovins y Paul Hawken en su libro Natural Capitalism.

  1. llamado así por el libro de ese título de Janine Benyus.

Referencias

Benyus, J.M.. Biomimicry: Innovations Inspired by Nature. William Morrow, Nueva York, NY, 1996.

Costanza, R. et al., The Value of the World's Ecosystem Services and Natural Capital, Nature, 387:253 - 260, 15 mayo 1997.

Hawken, Paul, Natural Capitalism, Mother Jones, mar/abr., 1997.

Scheffer, M., Carpenter, S., Foley, J.A., Folke, C., y Walker, B. Catastrophic Shifts In Ecosystems, Nature nº 413, 10/11/01, 2001, págs. 591-596.

Hawken, P., Lovins, A., Lovins, L.H. A Road Map for Natural Capitalism. Harvard Business Review, mayo-junio, 1999.

Hawken, P., Lovins, A., Lovins, L.H. Natural Capitalism. Little, Brown and Company, Boston, Nueva York, Londres, 1999.

WRI report, A Guide to World Resources, People and Ecosystems, the Fraying Web of Life, 2000, WRI, 10 G St., Washington DC, 20002, EE.UU., 2000.

Contacto

Robert K. Hudon, NCG Tel.: 414 722 44 87, correo electrónico: rhudon@natcapinc.com

Sobre los autores

Robert Hudon es consultor del Grupo de Capitalismo Natural (NCG) y está interesado en desarrollo empresarial. Anteriormente trabajó en la Etievan Foundation desarrollando una comunidad sostenible en el sur de Venezuela. Su experiencia incluye el diseño ecológico, la energía renovable y la agricultura sostenible. Robert Hudon estudió Biología y Filosofía en la Universidad de Santa Clara y es también un escritor con experiencia en el campo de la Medicina.

L.Hunter Lovins es cofundadora del Grupo de Capitalismo Natural y co-creadora del concepto de Capitalismo Natural. En 1982 co-fundó el Rocky Mountain Institute con Amory Lovins y fue la Directora General Ejecutiva para la Estrategia de esa organización hasta 2002. Es coautora de nueve libros y de docenas de artículos, y apareció en la película premiada Lovins On Soft Path. Su último libro, Natural Capitalism, en coautoría con Amory Lovins y el autor empresarial Paul Hawken, apareció en septiembre de 1999. Se ha traducido a una docena de idiomas y fue el tema de un resumen de la Harvard Bussiness Review. Artículos recientes suyos han aparecido en World Link, World Business Academy Review, American Prospect y Los Angeles Times.

Sara Gutterman, es la COO del Grupo de Capitalismo Natural. Antes de incorporarse al NCG, Sara Gutterman fue socio capitalista de Boulder Ventures. Es titulada del Dartmouth College, en Arte e Historia del Arte y en lengua y literatura rusas. Tiene experiencia como empresaria, consultora en sostenibilidad y conferenciante.

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