Recuerdo del profesor Rodrigo Uría con motivo del centenario de su nacimiento

AutorAurelio Menéndez Menéndez
CargoAbogado,Catedrático de Derecho Mercantil. Socio Fundador de Uría Menéndez
Páginas9-20

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1 · Introducción

El pasado día 26 de noviembre de 2006, celebramos el centenario del nacimiento de Rodrigo URÍA, una efeméride que ha venido a prolongar el afecto y la admiración que sentimos hacía él cuantos le conocimos.

Otra vez el gran y sentido recuerdo que ha permanecido y permanecerá desde aquel día 17 de septiembre de 2001, en que su fallecimiento nos privó de la calidad científica y humana que tanto alumbró en su vida. Ahora, a los cien años de su nacimiento, volvemos a este recuerdo, rememoramos, aunque sea a modo de síntesis, lo que significó su vida ejemplar, trayendo a estas páginas algunos hechos e ideas escritas en otras páginas, nunca viejas, que debemos a las plumas de algunos de sus compañeros, discípulos y amigos más próximos, y -perdonen la inmodestia- escritas también por mí, en ciertos momentos de gozo o de tristeza que nos deparó la vida.

2 · La infancia, la familia y la universidad en su «Etapa de Oviedo»

Como ha recordado el Profesor MUÑOZ PLANAS, en la bien lograda semblanza de nuestro común maestro, escrita con motivo de su fallecimiento, Rodrigo URÍA no nació propiamente en Oviedo, como hemos venido repitiendo, sino en una aldea de las afueras de la ciudad, Villapérez, donde sus padres tenían una casa y en la que las estancias veraniegas se extendían entonces hasta bien entrado el otoño 1.

Su familia paterna, los URÍA, de vieja tradición liberal, era muy conocida en los medios sociales, políticos y culturales del Principado en la segunda mitad del siglo XIX. Más tarde, en la casona de la familia en Celorio pasó Rodrigo URÍA desde niño todos los veranos, vinculación que llevó al Ayuntamiento asturiano de Llanes a nombrarle, pasados los años, Hijo Adoptivo del Concejo. Allí, en los descansos veraniegos, escribió el «Comentario a la ley de Sociedades Anónimas» en 1951 y años más tarde, si no recuerdo mal, alguna parte de su manual «Derecho Mercantil». Hemos de señalar ahora que en Rodrigo URÍA, como tantas veces ocurre, tuvo su peso la tradición familiar, cuando en 1922 decidió comenzar los estudios de Derecho en la Facultad de la Universidad de Oviedo. Como añade MUÑOZ PLANAS, académicamente el momento no podía ser mejor porque puede decirse que entonces aun latía con fuerza entre los muros de la Facultad ovetense el espíritu de lo que Joaquín COSTA había llamado admirativamente «el espíritu de Oviedo» 2. El Profesor URÍA hizo la Licenciatura «sin apresuramiento»

y con gran brillantez, obteniendo al final de ella, en 1927, Premio Extraordinario 3.

3 · Estudios universitarios y la «desviación» de Rodrigo Uría hacía el Derecho Mercantil

En el mismo año de 1927, se afirma su vocación docente y es nombrado Ayudante de la Facultad de la Universidad de Oviedo para pasar en 1931, por concurso de méritos, a ser nombrado Profesor Auxiliar de la asignatura, siendo posteriormente, en el año 1932 encargado de la Cátedra de Derecho Mercantil.

De toda esa etapa hemos de recordar el empeño en su vocación docente, tanto por su pronta preparación del Doctorado como por el cuidado que puso en completar su formación en Universidades extranjeras, muy especialmente en las Universidades alemana e italiana 4. En cuanto al Doctorado hemos de recordar, no ya su inmediata decisión, acabada la Licenciatura, de proceder a su preparación en la entonces Universidad Central, sino sobre todo su realización en el ámbito del Derecho Público. Siguiendo el consejo de su profesor de Derecho

Administrativo Jesús ARIAS DE VELASCO, su investigación jurídica se centró en «La delegación legislativa», tema de su tesis doctoral que culminó y leyó en 1930 obteniendo la más alta calificación. Su «desviación» hacia el Derecho Mercantil, decisión tomada incluso antes de la lectura de la tesis, se de bió a diversas razones, pero esencialmente -como señala MUÑOZ PLANAS- al «precario estado de la enseñanza de la disciplina en la Facultad» y especialmente a «la opinión favorable del Profesor TRAVIESAS 5», uno de los grandes privatistas de la época, a quien siempre recordé como el gran maestro de mi maestro Rodrigo URÍA durante su estancia en la Universidad de Oviedo. Tanto, que en los años en que ejercí mi Cátedra en aquella querida Universidad, (1962- 1969) esa fue la razón que me movió a dar el nombre de «Profesor TRAVIESAS» al inolvidable Seminario organizado en la Cátedra con la asistencia de profesores de la Facultad y de juristas de Oviedo y de otros lugares de la provincia, ejercientes de las más diversas profesiones jurídicas 6. No quiero terminar este ya largo párrafo sin poner de relieve que aquel «cambio » del Derecho Público al Derecho Mercantil se ha dado en la vida de otros Profesores de Derecho Mercantil, aunque ese hecho haya tenido lugar en relación, no con el Derecho Administrativo, sino con el Derecho Penal, tal vez por la frecuente atracción por esta disciplina que sienten los jóvenes estudiosos del Derecho. Esa preferencia inicial por el Derecho Penal se dió, en efecto, en varios mercantilistas: así sucedió con GARRIGUES en los últimos años de su licenciatura, con Emilio LANGLE que ingresó en el escalafón de catedráticos de Universidad en virtud de las oposiciones a Cátedra de Derecho Penal, y con Antonio POLO que alcanzó el grado de doctor tras la lectura de su tesis en materia jurídico-penal 7. Esta especie de «conversión» también me sucedió a mí -perdonen la referencia- que durante toda la Licenciatura en Derecho en la Universidad de Oviedo me inicié en la preparación de Cátedras del entonces Derecho Político bajo la dirección de mi gran maestro de la Facultad, Torcuato FERNÁNDEZ-MIRANDA, y por causas en las que ahora no puedo entrar (sustancialmente el fallecimiento de mi padre y mi grato encuentro con el Derecho Privado), cambié el rumbo de mi vida pasando a la preparación de Cátedras de Derecho Mercantil al concluir la carrera en 1949.

Orientado pronto hacía el estudio del Derecho Mercantil, el Profesor URÍA no ahorró ningún esfuerzo para alcanzar una sólida formación. Pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, siguió un cursoPage 11 en la Universidad de Colonia en 1929 (es decir cuando aun no había concluido su Doctorado) retornando a Alemania, en este caso pensionado por la propia Facultad de Derecho, en 1931 para seguir las enseñanzas de MÜLLER-ERZBACH, COSACK Y KIRCH 8. Pensio nado de nuevo por la Junta de Ampliación de Estudios, prosiguió sus estudios de Derecho Mercantil en Alemania e Italia en 1934. Como añade MUÑOZ PLANAS, es por esas fechas cuando entra en relación con Lorenzo MOSSA, naciendo allí, en el Seminario de Pisa, aquella amistad personal y estimación científica que luego, a través del tiempo y de los avatares de la vida, ambos grandes juristas se profesaron mutuamente durante toda su existencia 9. Entre una y otra estancia de Rodrigo URÍA en Alemania e Italia, en 1932 fue nombrado -como ya hemos indicado- Profesor Auxiliar encargado de la Cátedra de Derecho Mercantil de la Universidad ovetense, iniciando así una brillante carrera profesoral, con más de cuarenta años de docencia al servicio de la Universidad española. En alguna otra ocasión me he permitido afirmar que en este momento, en el que tanto se adolece de cierta improvisación y urgencia en la formación del profesorado universitario, es bueno recordar en qué medida los grandes maestros de nuestra Universidad, como el profesor URÍA, lo han sido, en buena parte, por el sacrificio personal, el rigor y el esfuerzo generoso que pusieron en el empeño para alcanzar una adecuada preparación en su especialidad y situarse a la altura de la ciencia de su tiempo 10.

4 · Las oposiciones a cátedras de Derecho Mercantil

Ni siquiera el «calvario» de las oposiciones a Cátedra de Universidad frenó el impulso del profesor URÍA hacía el magisterio universitario. Convocadas las oposiciones a la Cátedra que entonces venía desempeñando Rodrigo URÍA, concurre a ella en 1935 junto con Antonio POLO. Como añade MUÑOZ PLANAS, Rodrigo URÍA, recordando la oposición mantenida por ambos en esa ocasión, ha dejado escrito en su «Último adiós a Antonio POLO» lo siguiente; «En esa lucha, lógicamente reñida pero también leal, tú, querido Antonio, quedaste lógicamente vencedor. Más como fue una lucha leal, también abrió la puerta a una mutua amistad que para mí fue extraordinariamente fecunda 11». El mismo camino negativo habrían de tener para Rodrigo URÍA las oposiciones a la Cátedra de Derecho Mercantil de la Universidad de La Laguna, celebradas muy poco tiempo después de las ya referidas a la Universidad de Oviedo y que fue obtenida por Joaquín RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, uno de los primeros discípulos directos de GARRIGUES, «de quien fue -como señala Antonio POLO- eficaz colaborador, para en 1939, por razones de la guerra civil, residir en...

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