Prologo

AutorJosé Chamizo de la Rubia
Cargo del AutorDefensor Pueblo Andaluz 1996-2013
Páginas7-9
PRÓLOGO
“Manuela pudo mantener a su hijo adentro hasta que ya fue demasiado mayor- tres años- y tuvo
que resignarse a dejarlo partir. Todavía llora, varios años después, cuando recuerda que también
hubo de darlo en acogida porque no tenía ningún familiar que se decidiera a criarlo. A ella todavía
le queda un tiempo de para el tercer grado”. (Confesión de una mujer en un centro penitenciario).
Más hurtos que asesinatos. Y, como en el caso de los hombres, más delitos contra la salud pública
que cualesquiera otros. En un informe, ya anticuado, pero iluminador, “Mujer, integración y
prisión (2002-2005)” de M. Cruells y N. Igareda, sobre la situación de las mujeres presas en
España, Inglaterra, Francia, Alemania, Hungría e Italia, financiado bajo el V Programa Marco de
la Unión Europea, se afirmaba que un 38% de mujeres presas en España había sufrido malos
tratos antes de entrar en prisión, algunas habían sido abusadas sexualmente.
Algunos de esos problemas son comunes a mujeres y hombres, pero la perspectiva de género nos
hace ver cómo las mujeres en prisión tienen características y circunstancias propias diferentes a
las de los varones.
Según otro estudio del Comité Económico y Social Europeo sobre la pobreza y la exclusión social
de las mujeres en Europa, éstas representan una minoría del segmento de la población acusada o
convicta por delitos, ya que solo una de cada cinco delincuentes reconocidas son mujeres. No
obstante, durante la última década se ha producido un aumento notable del ingreso de mujeres
en prisión a pesar de que no se haya producido un aumento equivalente de delitos cometidos por
mujeres. También en España el porcentaje de mujeres presas venía experimentando un
preocupante incremento en los últimos años, incremento del que ya se hacía eco el propio
Reglamento Penitenciario español de 1995 en su exposición de motivos. La mayor parte de ellas
son enviadas a prisión por delitos sin violencia y con penas bajas. En 2011, el porcentaje de
mujeres internas en centros penitenciarios españoles era del 7,5% frente al 92,5% de hombres. En
octubre de 2012 el porcentaje ascendió al 7,65% (5.311 reclusas). En el presente estudio, el
porcentaje, para 2019, es de un 7,5% de internas, 4373 mujeres frente a 54144 hombres. La
población femenina entre rejas ha descendido.
El motivo más frecuente de reclusión de las mujeres está directamente relacionado con el consumo
y tráfico de drogas o delitos conexos. Este es un fenómeno que no solo se produce en España sino
en todo el mundo.
La mayoría de las mujeres internas en prisión tienen en común, entre otras circunstancias, el no
tener seguridad económica antes de entrar; no haber trabajado o haberlo hecho solo en empleos
mal remunerados sin seguridad social, es decir, economía sumergida. Además, carecían de
vivienda estable; tienen bajo nivel de vivienda estable; tienen bajo nivel de estudios y las edades
oscilan desde los 30 o menos, hasta los 70 años.
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