Prefacio.

En los albores del nuevo milenio, la naciente Sociedad de la Información (SI) es una de las principales palancas del cambio social y económico. Es una fuerza, cada vez más poderosa, que impulsa las innovaciones en marcha en los servicios privados, como el comercio electrónico, y en los servicios públicos, como la telemedicina y la enseñanza a distancia. También se está integrando progresivamente en la vida social, desbordando el ámbito laboral.

Este fenómeno está íntimamente relacionado con la sostenibilidad, tanto en el campo medioambiental como en el sentido más amplio de la sostenibilidad de la Sociedad de la Información en su conjunto. Estos son los temas de este número especial del The IPTS Report.

Para empezar, una sociedad en la que hay ordenadores interconectados por doquier será una sociedad en la que la creciente importancia de la información suscitará problemas sobre su uso y su abuso, lo que se ha dado en llamar seguridad y privacidad digitales. Los ciudadanos quieren saber que sus datos personales están seguros, que las transacciones que realizan son privadas y que la información en línea no se utilizará contra ellos.

Además, es preciso conceder una gran importancia a la seguridad para poder aprovechar una de las grandes oportunidades de la naciente Sociedad de la Información: el comercio electrónico y su reflejo en una mayor competitividad y en la creación de empleo.

Actualmente, la protección de la información presenta grandes variaciones en el mundo. Incluso en Europa no existe un marco de referencia común. Resolver esta situación es cada vez más urgente, a medida que proliferan los dispositivos en línea y las posibilidades de vigilancia. Es esencial elaborar normas y marcos de referencia comunes, a nivel internacional.

La Comisión Europea ha tomado la iniciativa en este campo, a través de su Directiva sobre Protección de Datos Personales y la propuesta de Directiva sobre Firmas Digitales.

La creciente importancia del acceso a la información suscitará también preocupaciones sobre la exclusión y la aparición de "ricos" y "pobres" en información, así como sobre la sostenibilidad de los sistemas que no traten de resolver tales diferencias. También hay que superar el carácter fragmentario de la legislación, cuando existe.

Por último, el nacimiento de la Sociedad de la Información influirá también sobre los esfuerzos para fortalecer la sostenibilidad, en el sentido medioambiental. La creciente facilidad para procesar y transmitir información y para realizar tareas a distancia tendrá también repercusiones, a veces complejas e incluso conflictivas, sobre el transporte, la contaminación y la congestión. Porque estos impactos son multiformes, y no siempre claros, hay que poner el acento en un análisis en profundidad y en obtener las ventajas que se derivan de las oportunidades, sin infravalorar los costes.

En resumen, es necesaria una acción política concertada y continua, para preparar el camino hacia una Sociedad de la Información sostenible.

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