Política y ciencia política: los retos de gobernabilidad de las sociedades actuales

AutorArgimiro Rojo Salgado
Cargo del AutorCatedrático de Ciencia Política Universidad de Vigo
Páginas20-35
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Política y ciencia política: los retos de
gobernabilidad de las sociedades actuales
Argimiro Rojo Salgado
Catedrático de Ciencia Política Universidad de Vigo
La Política
El término política nos resulta familiar todos, y forma parte de nuestro lenguaje
cotidiano para designar y describir la conducta de muchos y variados actores. Pero la
familiaridad con este vocablo no nos asegura que quienes lo utilizan lo entiendan de la
misma manera. La controversia, el desacuerdo y la disparidad de enunciados caracterizan
esta realidad.
Política es un término polisémico y ambiguo, dotado de significados distintos según
el ámbito y el momento en que es utilizado.
A lo largo de la historia, y en función de los contextos siempre cambiantes de cada
tiempo y lugar, se han ido sucediendo múltiples reflexiones acerca de lo político. El
problema estriba en que no existe una uniformidad diferenciable en los
comportamientos y actividades políticas; esto es, ni en lo político ni en lo social es
posible la uniformidad (Sartori). Es evidente que la solución a este problema no es fácil,
y hemos de ocuparnos de la política a sabiendas de que se trata de un concepto de
manejo incómodo.
De manera general, la política tiene que ver con las relaciones entre las personas,
y surge como consecuencia de la vida societal, de la interacción de los individuos en
sociedad. Ahora bien, ¿de qué tipo de relaciones se trata? ¿quiénes son exactamente los
actores de la política, cuál es su ámbito de actuación, y cuáles son sus objetivos?
Conforme se intente contestar a estas y otras preguntas, iremos acotando el
ámbito de la política, haciéndolo en unos casos más restrictivo y delimitado, y en otros
más amplio e inclusivo.
El término política es utilizado por primera vez en la Grecia clásica, y va a ser
también allí donde surja por primera vez conciencia plena de su significado. Política era
la vida de la polis, de la ciudad-estado, y comprendía todas aquellas actividades
enmarcadas dentro de ella y relacionadas con su autogobierno: administración de la
comunidad, deliberación y toma de decisiones, ejecución de los acuerdos, aplicación del
derecho, defensa, además del establecimiento de unos principios y valores básicos que
debían informar la organización de dicha convivencia.
Por primera vez en la historia, las personas empiezan a darse cuenta de la
posibilidad de mejorar sus condiciones de vida a través de las transformaciones en la
polis. La participación en la vida de la polis se hace imprescindible, y la vida política y la
vida personal aparecen íntimamente unidas. La política llega, así, y de la mano de los
griegos, a ser considerada como saber maestro, en parte ciencia y en parte arte. La
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política, además, era considerada como algo esencial a la condición humana, un medio
para abordar los asuntos públicos, pero también un fin en sí mismo, del que emana el
desarrollo y la plenitud personal.
El hombre era, en expresión del filósofo de Estagira (Aristóteles), un “animal
político” (zoon politikon), destacando así esa radical dimensión comunitaria y social del
ser humano; lo que a su vez convertía a la polis en “la unidad constitutiva completa y
suprema de la existencia” (Sartori). Según esta concepción, la vida fuera de la comunidad,
la condición de “ser no político”, convertían el proyecto humano en algo inviable y
condenado al más absoluto fracaso. Esta concepción de lo político y de la política, basada
esencialmente en una antropología vinculada al espacio de la polis, fue diluyéndose
progresivamente hasta caer en desuso durante un largo período de tiempo.
El concepto de lo político va haciéndose cada vez más jurídico, influenciado en ese
sentido por la tradición romana, y a la vez va recibiendo la fuerte influencia del
pensamiento cristiano, lo que va a propiciar que en el discurso relativo a la política
aparezca una clara impronta ética y normativa, de la que será muy difícil desprenderse
posteriormente.
En el Renacimiento, el concepto de lo político empieza a obtener el significado y
la especificidad que hoy le otorgamos, esto es, lo político como algo sustantivo, con sus
propias leyes, lógicas y dinámicas, e independiente de la moral y la religión. La obra de
Maquiavelo, junto con la de Bodino y Hobbes, contribuyeron de manera decisiva a la
creación y plasmación de esta nueva noción de lo político. Se proclama la autonomía de
la política y del Estado, su supremacía y su elevación a la categoría de absoluto y supremo.
Tras una etapa de escaso uso, que se prolonga a lo largo del siglo XVII y XVIII,
vuelve a recuperar un protagonismo que se ha ido incrementando hasta nuestros días,
tanto en los medios científicos especializados como sociales en general. Como
consecuencia de ello se han ido sucediendo distintas definiciones y enunciados, fruto de
un amplio y sostenido esfuerzo por conceptualizar este aspecto tan definitorio de la
realidad social en la que se desenvuelve la vida humana.
La reflexión politológica contemporánea acerca de la política es enormemente rica
y variada, y nos permite descubrir todas las dimensiones y ángulos del acontecimiento
político. David Easton nos habla de una actividad dirigida por valores de orden y
equilibrio social, y encaminada al fomento del bien común o del interés general mediante
la redistribución de valores. Otros autores, como Deutsch, consideran como elemento
esencial de la misma, la firme coordinación de los esfuerzos y expectativas humanas para
el logro de los objetivos de una sociedad.
Para Sodaro la política es el proceso por el que las comunidades persiguen
objetivos colectivos y abordan sus conflictos en el marco de una estructura de reglas,
procedimientos e instituciones, con el objetivo de alcanzar soluciones y adoptar
decisiones; decisiones que obligan –por la fuerza, si es preciso- a los miembros de la
comunidad.
Vallés considera la política como una práctica o actividad colectiva que los
miembros de una comunidad llevan a cabo con el fin de regular conflictos entre grupos,

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