La corrupción, una pandemia

AutorEduard Sagarra Trias
CargoPresidente de la Asociación para las Naciones Unidas. Profesor ESADE

La corrupción, hoy en España, no es una enfermedad ni una epidemia, sino algo mucho más grave, ¡es una pandemia que contagia a los más vacunados! Como sucede con las enfermedades, los desastres naturales y las mafias, la corrupción no tiene fronteras políticas ni geográficas.

Si establecemos una calificación o gradación de la corrupción, por su gravedad (autor, institución, cargo o importe) jerarquizaremos que existe una gran corrupción, seguida de la mediana y, finalmente, de la más pequeña. Cada uno hará la elección y la calificará como quiera. Lo cierto es que se descubren acciones, situaciones y personajes corruptos cada día o, mejor dicho, son presuntamente descubiertas por la prensa, la televisión o las redes sociales.

A menudo las sospechas o las denuncias provienen de la delación y la envidia de un antiguo colaborador necesario, cómplice o persona menospreciada por el corrupto.

Lo que sería normal en una democracia es que deberían ser los Tribunales, la policía o la propia Administración quien deberían descubrir a estos corruptos y castigarlos, por el bien social, ¡caiga quien caiga!

Ahora bien, todos toleramos lo que yo denomino «corrupción tolerable, amiguismo o fraude venial» que muchos voluntaria o involuntariamente practicamos o intentamos hacer, diariamente, para favorecer nuestros intereses o los de nuestros amigos, familiares o clientes. Esta conducta o fraude, en general, la consideramos no punible ni casi...

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