Movilidad residencial en la ciudad: factores determinantes y consecuencias

AutorJuan Ignacio Aragonés y María Amérigo
Páginas123-134

Page 123

En las sociedades occidentales es norma que las personas cambien -de residencia varias veces a lo largo de su vida por razones muy diversas. Esta conducta tiene fuertes implicaciones en los niveles sociales, económicos y políticos de un país, dado el gran volumen de dinero que se mueve en las transacciones correspondientes; así como, las repercusiones que tiene en la infraestructura de las ciudades. A tenor de la importancia del tema varias disciplinas han estudiado esta problemática. En las denominadas ciencias sociales destacan la Geografía, Sociología y Psicología Ambiental. Desde esta última disciplina va a intentarse explicar este proceso, que viene definido desde que las personas que viven en el hogar se sienten insatisfechas hasta que ocupan una nueva residencia, pasando por el proceso de toma de decisión.

La naturaleza interdisciplinar con que debe estudiarse este tema obliga a recoger aquellas aportaciones de planificadores, geógrafos y sociólogos, que sitúen al tema en su vertiente más psicológica junto con las propias de los psicólogos para poder tener una buena aproximación a esta problemática.

De todo el proceso que afecta a la movilidad residencial, la Psicología Ambiental se ha fijado con mayor detalle en aquello que en un principio podría ser considerado como más psicológico: la satisfacción residencial. En algunos casos este concepto se ha vinculado al cambio de residencia. Por ejemplo, en el modelo de Marans y Rodgers (1975) se recoge la relación que existe entre el nivel de satisfacción y las posibilidades de traslado de vivienda. No obstante, los trabajos de psicólogos ambientales en este campo no son muy abundantes y por consiguiente la revisión que se hace en estas páginas tiene como objetivo ordenar la temática desde una perspectiva psicosocial partiendo en muchos casos de las investigaciones realizadas por una variada pléyade de profesionales.

Antes de comenzar a tratar los aspectos más relevantes de esta problemática conviene hacer una última consideración, de capital interés, para poder entender las reflexiones y datos empíricos que vienen a continuación. Seria muy arriesgado trasladar meramente gran parte de los hallazgos obtenidos en una cultura a otra, aunque se trate de las culturas denominadas genéricamente occidentales. Un buen ejemplo de este argumento puede encontrarse en Rapoport (1980), cuando pone de manifiesto las diferencias que existen entre israelíes y nortea-meriacanos con respecto a la interacción que ambos grupos tienen con la vivienda y los ambientes externos a ella. Como prueba de ello, baste pensar que una "vida familiar normal" varía según sean los valores, el estilo de vida y la cultura en la que tiene sentido un hogar. A la vista de lo comentado, debe tenerse en cuenta que la mayoría de las investigaciones que se van a traer a colación a estas páginas son de origen anglosajón, y por consiguiente la estructura de la vivienda y de la movilidad residencial son notoriamente distintas de las que se producen en las ciudades de la cultura mediterránea. 122

Podría pensarse a la vista de lo comentado que los datos a los que se haga referencia a continuación poca o escasa relevancia tendrían en el contexto en el que se realiza esta revisión; pero no es cierta tal apreciación; los factores de movilidad en muchos casos coincidirán, así como sus consecuencias, aunque con la propia idiosincracia de la cultura de que se trate. En resumen, esta revisión permitirá recoger el estado actual de la problemática intentando dar una panorámica general desde una perspectiva psicológica a esta cuestión.

Movilidad: definición y tipos

La movilidad es el resultado conductual producido por la actuación de una serie de factores que se plasma en el traslado de un individuo o familia de un lugar a otro. Este traslado puede ser deseado; es decir, el individuo (o la familia) quiere abandonar el lugar en que se encuentra para irse a otro, por algún motivo y toma por tanto la decisión de hacerlo; y otras veces puede ser forzoso, es decir, un individuo o familia por determinadas cuestiones se ven impedidos a abandonar el lugar en el que viven aunque desearían permanecer en él. Algunas precisiones convienen hacerse con respecto a ambos tipos de movilidad. El traslado deseado parte de una decisión personal aunque la fuente que alimenta ésta sea de carácter social; por ejemplo el ascenso de estatus socioeconómico o el traslado del puesto de trabajo. Sin embargo, el traslado forzoso tiene sus raíces en el desahucio, la compra obligatoria de la vivienda, la demolición o cualquier otra circunstancia que obligue a un desplazamiento no voluntario.

Independientemente de si la movilidad es deseada, o forzosa, lo que está claro es que todo cambio requiere posteriormente unos mecanismos de ajuste para adaptarse a las nuevas condiciones; y más si se habla de cambios de vivienda, puesto que ésta representa para todo individuo el eje central en torno al cual se desarrolla su actividad. En este sentido, parece acertada la teoría de la vivienda que ve a ésta como un "proceso de adaptación creativo en el que varios mecanismos de adaptación caracterizan la interacción entre residentes y ambiente residencial" (Premius, 1986, p.32).

Podría pensarse hasta aquí que como la movilidad es una conducta individual o micro-grupal que en la mayoría de los casos se debe a la libre voluntad de las familias, debería ser explicada desde una perspectiva psícosocial tanto en un nivel individual o mi-crogrupal, según sea el sujeto de que se trate y el motivo que impulsa a tal comportamiento. Pero no debe olvidarse que las elecciones individuales de los hogares consideradas en su conjunto, definen áreas sociales de las propias ciudades; de tal forma que muy probablemente hay que encontrar en este último argumento el hecho de que hayan sido otros científicos sociales lo que han abordado con sus enfoques específicos y con una mayor profundidad el tema, que los propios psicólogos. Así, la gran transformación que han sufrido las grandes ciudades americanas a partir de los años sesenta, como consecuencia del cambio de domicilio de gran parte de la población de clase media de las áreas centrales a las suburbiales, provocó en mayor medida el estudio de la movilidad residencial entre los geógrafos y otros científicos sociales como ya venían haciéndolo.Page 124

Prueba de ello es la afirmación de Herbert (1973), sobre que la movilidad residencial ha sido considerada tradicionalmente como parte integrada en la Geografía Social Urbana. Sin embargo, y dentro de esta escala de movilidad intraurbana, actualmente se está prestando especial atención al hecho de considerar la movilidad como un proceso de gran importancia en la formación de residenciales y cuyo estudio es vital para la comprensión de la estructura so-cioespacial de las ciudades, en el que la aportación de la Psicología Social y Ambiental, resulta indiscutible.

Por parte, el estudio de la movilidad también se ha realizado desde una escala interurbana, en la que fundamentalmente se ha destacado el cambio en los patrones de movilidad de una región a otra. En EEUU históricamente, estos patrones estaban motivados principalmente por cuestiones relativas al intento de mejorar el nivel de ingresos (rural-urbano, que producía migraciones del Este hacia el medio Oeste y a veces al Oeste); sin embargo, actualmente se defiende que los factores que motivan largos traslados no son tan simples como los de antes. Así por ejemplo, una hipótesis que defienden Shumakery Stokols (1982), se refiere a que el curso de reubicación actual está basado en un deseo de mejorar la calidad de vida, más que ascender de grado en el trabajo e ingresos; lo cual viene confirmado por el hecho de que actualmente la diferencia de ingresos per cápita entre regiones ricas y pobres ha decrecido mucho en EEUU; así como, que el curso de la migración actual tiende hacia el Oeste y Sur por ser más confortables ambientalmente; y finalmente que el perfil de los que hacen grandes distancias es muy distinto al tradicional rural-urbano. Por ello estos autores concluyen afirmando que la migración actualmente está orientada más al consumo que a la producción. En resumen, se puede concluir que la movilidad residencial intraurbana conlleva problemáticas distintas de la interurbana, aunque en ambos casos subyace la influencia de los valores sociales puestos de moda tales como la confortabilidad. el contacto con la naturaleza, etc.. No obstante, quizá convenga recordar que tales apreciaciones son excesivamente generales pues cuando se desciende a niveles específicos de cada subcultura se puede observar comportamientos bien diferenciados. Así la clase media norteamericana se traslada hacia los suburbios de las grandes ciudades y en los setenta los jóvenes ejecutivos comenzaron a poblar las áreas centrales (Ley 1983).

Factores que determinan la movilidad

La movilidad residencial está determinada por factores de índole muy diversa. En función de las investigaciones recientes, sobre el tema, se puede decir que el deseo que un individuo o familia experimenta de trasladarse de un lugar a otro, está determinado por factores de tipo individual, social, político y económico, que influyen en la toma de decisión para el cambio de residencia.

Una revisión de las investigaciones que tratan de esta problemática, permite agrupar los factores determinantes de la movilidad en las categorías mencionadas anteriormente y que a continuación se exponen en forma sucinta:Page 125

Dado el gran cúmulo de factores tan solo se comentarán aquellos que han sido tenidos en cuenta por la literatura como más relevantes y en la mayoría de los casos considerados de forma aislada unos de otros, aunque obviamente ante...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR