Introducción

AutorJuan José Tamayo
Cargo del AutorUniversidad Carlos III de Madrid
Páginas9-11

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Vivimos tiempos de revolución biogenética, que se manifiesta a través de fenómenos nuevos como la investigación y la experimentación con células madre embrionarias con fines terapéuticos, la manipulación genética, la clonación, la eutanasia, las técnicas de reproducción asistida, etc. A dicha revolución se le puede aplicar lo que dice Diego Gracia de la ciencia hoy: "es, a la vez, la gran amenaza y la gran esperanza de la vida humana".

En la mayoría de los casos se trata de avances beneficiosos para la humanidad, ya que tienden a mejorar la calida de vida y a aliviar el sufrimiento de los seres humanos, pero, en algunos, se puede traspasar la barrera de la dignidad, la libertad y la autonomía del ser humano hasta su negación o destrucción. Ante la revolución biogenética no podemos parapetarnos tras un universo cerrado e inamovible, considerándolo como natural y divino, y menos aún condenarla desde posiciones religiosas anacrónicas como se hizo en el pasado con otras revoluciones científicas, de cuyos resultados nos estamos beneficiando ahora. Es necesario analizarla en profundidad y en sus consecuencias, sin prejuicios dogmáticos, juicios morales estrechos o pretensiones autoritarias, y valorar las nuevas posibilidades y esperanzas en la vida de los seres humanos, defendiendo su igualdad, al tiempo que su libertad e irrepetibilidad. Al mismoPage 10tiempo, es necesario velar por que los resultados redunden en beneficio de la mayoría de la población, y lleguen de manera especial a los sectores, países y continentes más desfavorecidos, a quienes la mayoría de las veces no llegan.

A la revolución biogenética intenta responder desde criterios morales la bioética, disciplina que surge a principios de la década de los 70 debido a tres factores fundamentales: las transformaciones científicas, las transformaciones culturales y los excesos de la investigación científica. Como observa certeramente Diego Gracia, la bioética no es una mera deontología profesional, ni su campo se reduce a la ética médica; es "el nuevo rostro de la ética científica" y debe entenderse como la ética civil de las sociedades occidentales.

El médico Rensselaer van Potter, que utilizó pro primera vez la palabra bioética en 1971, la define como "el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias humanas y de la atención sanitaria, en cuanto se examina esa conducta a la luz de los valores y principios morales". Francesc Abel introduce elementos...

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