El impacto comercial de la integración económica Europea período 1985-1996 Recensión

AutorGUIILERMO RODRÍGUEZ FOLGAR
Páginas162-167

RECENSIONES

EL IMPACTO COMERCIAL DE LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA EUROPEA. PERÍODO 1985-1996

Carmen DÍAZ MORA

CES, Colección Estudios Madrid, diciembre 2001 (314páginas)

La autora del presente libro, Carmen Díaz Mora, profesora del Área de Economía Española e Internacional de la Universidad de Castilla-La Mancha, se ha basado para la realización del mismo en un trabajo de investigación que elaboró para la realización de la Tesis Doctoral del mismo nombre que el título del libro.

Comienza la autora señalando que las economías del siglo XXI se enfrentan, en el ámbito internacional, a un marco caracterizado por la expansión de los procesos de integración regional, siendo uno de los más relevantes la Unión Europea, especialmente a partir de 1986 con la aprobación del Acta Única Europea.

La integración económica, añade, no es más que el proceso de intensificación de las relaciones económicas, particularmente las comerciales, entre un conjunto de países que deciden avanzar en la reducción o desaparición de los mecanismos de protección vigentes hasta dicho momento.

En este sentido, la teoría de la integración económica que, en última instancia, constituye una extensión de la teoría del comercio

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REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 41

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internacional, predice ante un aumento en el grado de integración regional:

Una intensificación de las relaciones comerciales entre los Países miembros.

Cambios en la composición sectorial de los flujos comerciales, en la especialización comercial. En este punto, los resultados no están claros, encontrándonos con dos enfoques:

El primero de ellos considera que la especialización comercial se explica por la existencia de ventajas comparativas entre países, que se traducen en menores costes y precios relativos, y que tienen su origen en diferencias en la productividad del trabajo o en la dotación relativa de factores productivos.

Según este enfoque, ante la mayor apertura que implica el proceso de integración, cada país tenderá a especializarse en la exportación y la producción de aquellos bienes en los que posee algún tipo de ventaja relativa, aumentando de esta forma el comercio interindustrial, tanto más cuanto menos parecidos sean los países.

El segundo enfoque constata que la mayor parte de los intercambios se llevan a cabo entre países de características similares y que se registra un incremento del comercio intraindustrial (CII en adelante) en los países en desarrollo, es decir, un aumento paralelo de las exportaciones e importaciones de bienes incluidos en la misma rama productiva.

Este enfoque considera que la supresión de barreras al comercio favorecerá el aprovechamiento de las economías de escala y la diferenciación de producto, por lo cual se puede prever un aumento de la especialización intraindustrial.

A finales de los sesenta se abren dos líneas de investigación que, a pesar de compartir un objeto común la valoración de la incidencia de la integración europea en los flujos comerciales transcurren paralelamente sin apenas contacto entre sí. La primera de ellas se centra en la estimación de los efectos de creación y desviación de comercio y la segunda analiza los efectos sobre la especialización comercial del proceso de integración.

La presente investigación se enmarca en las trayectorias de análisis señaladas, teniendo por objeto examinar la incidencia de los últimos avances en el proceso de integración europea sobre los intercambios comerciales de los países socios en la etapa 19851996.

El objetivo general enunciado se desarrolla a lo largo de los seis capítulos que componen este trabajo. El capítulo I constituye el marco teórico de referencia, describiéndose en el mismo los distintos efectos comerciales de los acuerdos de integración regional apuntados por la teoría de la integración económica: impacto sobre el volumen y dirección de los intercambios comerciales e impacto sobre la especialización comercial.

En el capítulo II se describe el proceso de construcción de una base de datos completa y homogénea que define el comercio de manufacturas comunitario anterior a la última ampliación de 1995 (UE-12).

El capítulo III se centra en el estudio de las implicaciones sobre el volumen y la dirección de los flujos comerciales de la intensificación en el proceso de construcción europea.

En el capítulo IV se analizan los patrones comerciales en la Europa comunitaria, especialmente del sector mayoritario, el de las manufacturas, así como el grado de especialización comercial de naturaleza interindustrial de las exportaciones por países, con el fin de ver si la industria europea tiende a concentrarse y los países a especializarse.

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El capítulo V contiene un análisis empírico del comercio intraindustrial.

El capítulo VI indaga en los determinantes de los intercambios intraindustriales verticales, una vez identificadas las parcelas de calidad en las que se especializan comercialmente las economías europeas y teniendo en cuenta sus dispares consecuencias sobre el bienestar.

En conjunto, la obra que se comenta permite disponer de una visión completa del mapa de especialización comercial de los Estados miembros de la UE-12, en el marco intra y extracomunitario, y el posicionamiento de cada economía integrada en producciones y segmentos de calidad específicos en su comercio inter e intrasectorial, respectivamente.

En lo que respecta a los efectos comerciales estáticos de la creciente integración regional, el análisis efectuado pone de manifiesto la intensificación de las relaciones comerciales en la Europa integrada; este dinamismo la sitúa como el mayor bloque comercial a mediados de los noventa, por delante incluso de EE.UU. y Japón.

No obstante, la activación de los flujos comerciales en la etapa de estudio no ha sido homogénea en cuanto al origen y destino de esos flujos, a la entidad de los distintos Estados miembros y al sector al que pertenecen los bienes intercambiados.

Según la autora, hay que señalar, en primer lugar, que el dinamismo comercial se ha apoyado en mayor medida en los flujos intracomunitarios, de forma que en 1996 alcanzaban el 63 por 100 de los intercambios realizados por el conjunto de la UE-12. En segundo lugar, han sido las economías de reciente incorporación, a las que se añade Irlanda, las que se han manifestado como las más activas, si bien siguen siendo cuatro países (Francia, Reino Unido, Alemania e Italia) los que absorben las tres cuartas partes de los flujos comerciales con el exterior. Por último, la intensificación comercial se ha centrado en el sector manufacturero, que acapara el 94 por 100 de las exportaciones y el 88 por 100 de las importaciones a mediados de los noventa, un peso que ha aumentado de forma sustancial en el ámbito intra y extracomunitario desde 1985 en detrimento de los bienes agrarios y energéticos.

Señala la autora que tal expansión del comercio intracomunitario no ha tenido lugar a expensas del comercio realizado con terceros países; es decir, la creación de comercio observada no ha sido acompañada de desviación de comercio. Por el contrario, el consumo aparente también se ha mostrado más dependiente de importaciones procedentes de países no comunitarios, aunque en menor grado que de importaciones de origen comunitario, lo que significa que han coexistido procesos de creación de comercio externo e interno en el seno de la UE.

No obstante, existen peculiaridades en el desglose por sectores económicos: mientras todas las producciones manufactureras han registrado una clara creación de comercio, ésta ha sido mucho más moderada en los bienes agrarios e inexistente en el análisis a precios corrientes de los bienes energéticos. Así mismo, se observan singularidades en el análisis por países: la creación de comercio ha sido más intensa en las economías con menor dimensión (Bélgica, Países Bajos e Irlanda), en las incorporadas en 1986 (España y Portugal) y en el Reino Unido.

En cualquier caso, se ha confirmado que el reforzamiento del proceso de integración europea ha dado lugar a un destacado efecto de creación de comercio, especialmente en las manufacturas, sin desviaciones de comercio generalizadas. Así mismo, el claro incremento de los intercambios intracomunitarios refleja el estrechamiento de las relaciones comerciales entre los países que constituyen la Unión Europea.

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Según la autora, la evolución asimétrica de los flujos de importación y exportación ha provocado alteraciones en los saldos comerciales, determinadas en gran parte por el comportamiento del sector con mayor peso en la estructura comercial, el manufacturero. Así, los resultados comerciales del sector agrario no han registrado grandes cambios, el sector energético ha rebajado su tradicional déficit, mientras que las manufacturas han mejorado claramente sus resultados, en especial en el ámbito intracomunitario. Sin embargo, existen excepciones claras como el deterioro de Grecia, Portugal y España, países en los que la reducción del diferencial de protección frente a sus socios comunitarios no ha permitido una mejoría de los saldos comerciales. Otro caso es el de la economía británica, en la que el proceso de especialización productiva y comercial frente al resto de economías no ha producido los efectos positivos que cabría esperar sobre los resultados comerciales.

La teoría de la integración económica sugiere un tercer efecto vinculado a alteraciones en la composición sectorial de los flujos comerciales. Sin embargo, las distintas aportaciones teóricas difieren sobre el sentido del cambio en la especialización comercial, es decir, si se tenderá a una profundización de la especialización de carácter intraindustrial o si la desaparición de trabas al comercio dará origen a una mayor especialización de naturaleza interindustrial.

En el estudio que comentamos se analiza, en primer lugar, si el impulso liberalizador por los avances en el proceso de integración europea ha propiciado una creciente concentración de los intercambios comerciales en aquellas producciones en las que se goza de ventajas comparativas, generando una especialización intersectorial. Con ese fin, en el libro se analiza de forma detallada la estructura comercial de cada Estado miembro, centrándose en el sector de las manufacturas. La mayor parte de las economías coinciden en mostrar un predominio de las manufacturas intermedias en sus ventas al exterior, mientras que el protagonismo en la demanda de bienes importados del exterior es compartido por los grupos de manufacturas intermedias y de manufacturas tradicionales, si bien existen diferencias importantes entre los distintos países.

Por ello, la autora ha considerado necesario disponer de un indicador que recoja hacia qué tipo de especialización comercial nos movemos, sobre todo tras el incremento de apertura que ha supuesto la implantación del Mercado Único Europeo. La evolución de este indicador, construido a partir de la comparación de las estructuras de exportación, ha puesto de manifiesto cómo, en términos generales, la composición sectorial de las exportaciones no ha registrado grandes cambios ni hacia una mayor diversidad en las estructuras comerciales, o lo que es lo mismo, no ha generado una creciente especialización interindustrial en el comercio de la Unión Europea. Por el contrario, Grecia, Portugal y los Países Bajos han acercado sensiblemente la estructura de sus exportaciones a la de la mayoría de los países comunitarios entre 1985 y 1996, si bien Grecia y Portugal siguen orientadas hacia producciones tradicionales en sus intercambios comerciales con el exterior. Sólo en la economía irlandesa se registra una intensificación de la especialización comercial interindustrial.

Señala la autora como caso especial el de España, que ha sido uno de los países europeos que más ha modificado su patrón comercial con relación a la media comunitaria, pudiendo hablarse de convergencia estructural hasta 1989 y de una tendencia hacia la especialización comercial intersectorial desde entonces.

Si se desagregan los flujos comerciales en sus componentes intra y extracomunitario, las conclusiones a las que se llega son las mismas. Solamente Irlanda ha registrado un aumento de su especialización interindustrial en los dos escenarios de estudio, siendo

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la economía más disímil en los intercambios comerciales con el resto del mundo. Por su parte, la convergencia de Grecia hacia la estructura comercial media de la UE en los últimos años no impide que sea, en 1996, el país más dispar en el marco intracomunitario por la gran concentración de sus exportaciones en sectores tradicionales.

Así pues, el estudio de los cambios en la especialización comercial no ha permitido corroborar un aumento de la especialización de naturaleza intersectorial paralela al proceso de liberalización comercial en Europa. Por ello, la investigación la ha centrado la autora en averiguar si las alteraciones en la especialización comercial han tenido lugar en el ámbito del comercio intraindustrial. De dicho análisis se infiere un avance de los flujos intrasectoriales en todos los Estados miembros, especialmente en el marco comunitario y en los países que partían con niveles reducidos de este tipo de comercio. Además, la intensificación de los flujos intrasectoriales se extiende a los tres grupos de manufacturas, alcanzando los mayores niveles en las ramas más avanzadas, que son las que tienen mayores posibilidades de diferenciación.

Por tanto, puede decirse que la reducción de trabas al comercio por el avance en el proceso de unificación europea y la adhesión al mismo de países considerados «periféricos», con notables desigualdades respecto a las condiciones tecnológicas y a las dotaciones factoriales, no ha propiciado la intensificación de flujos comerciales intersectoriales, sino más bien de los intrasectoriales, especialmente en los países incorporados en la década de los ochenta.

Ahora bien, el desglose de tales intercambios intrasectoriales según se impongan las estrategias de diferenciación vertical u horizontal del producto, pone de manifiesto el claro predominio del CII con diferenciación vertical en el seno de la UE, ya sea en el comercio entre Estados miembros como con terceros países que, además, se ha fortalecido en el período de estudio.

El análisis por países ha revelado el liderazgo de los intercambios verticales en el comercio intrasectorial de todos los Estados miembros, tanto más cuanto mayor es el peso de los flujos interindustriales.

Esta relevancia de los intercambios intraindustriales verticales ha permitido defender la existencia de una especialización comercial de naturaleza intrasectorial en rangos de calidad en la UE. En este sentido, en el presente estudio se ha tratado de averiguar si, como predicen los modelos de CII con diferenciación vertical de producto, los países con mayores niveles de renta per cápita se han especializado en la exportación de variedades de alta calidad relativa y las economías con menor nivel de renta per cápita han acaparado las producciones de baja calidad relativa en sus intercambios con el exterior.

Según la autora, la evidencia empírica encontrada parece avalar las hipótesis formuladas por los modelos neo-HeckscherOhlin del CII, al observarse cómo los países con menores niveles relativos de renta per cápita se centran en los segmentos de calidad inferior, si bien la profundización en el proceso de integración europeo ha generado una mejora de calidad relativa de las exportaciones en la Europa comunitaria, con la excepción de Portugal y de los intercambios intracomunitarios de España. El peculiar comportamiento de estas dos economías es de especial interés dada la más que probable dificultad de mantener la competitividad en la UE con producciones de baja calidad, en las que la Europa del Este y países menos desarrollados gozan de ventajas comparativas frente a las economías comunitarias.

Si bien la investigación empírica parece confirmar la relación entre los determinantes tradicionales del comercio intersectorial y la especialización en rangos de calidad en los intercambios intrasectoriales entre Estados miembros, la última parte de la investigación se ha centrado en contrastar econométricamente esa interdependencia, estimando si el

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CII vertical de alta calidad está condicionado por diferencias relativas en dotación de capital humano. Para ello, la autora ha construido indicadores de la posición relativa de cada Estado miembro respecto a la media comunitaria en cuanto al stock de capital tecnológico, capital físico y capital humano por trabajador. De acuerdo con el modelo teórico de Falver y Kierzkowski son precisamente las disparidades en tecnología y en dotación de factores las que inducen a una especialización comercial en bienes diferenciados verticalmente. Teniendo en cuenta que la renta está desigualmente distribuida en todas las economías y los gastos no difieren entre países, los consumidores de mayor nivel de renta de cada país comprarán las variedades de calidad superior y los consumidores de menor nivel de renta adquirirán las variedades de baja calidad relativa, lo que da origen a intercambios intrasectoriales.

Los resultados del análisis econométrico han identificado una relación positiva y significativa entre la dotación relativa de capital humano y el CII vertical de alta calidad entre Estados miembros en las producciones manufactureras.

Concluye la autora su trabajo señalando que esa vinculación de la especialización en rangos de calidad en el comercio intracomunitario a los niveles relativos de capital humano y tecnológico de cada economía, unido al firme posicionamiento comercial de España y Portugal en segmentos de baja calidad aconseja, ante la próxima incorporación de los países PECO al proyecto europeo, realizar un esfuerzo para aumentar su capacidad tecnológica y mejorar su dotación en capital humano. De esa forma, las producciones españolas y portuguesas podrán compensar las ventajas en costes laborales de sus futuros competidores en la elaboración y exportación de variedades de inferior calidad relativa.

El trabajo que comentamos es sumamente interesante, siendo uno de los pocos trabajos empíricos que tratan de analizar las consecuencias comerciales de la unidad de mercado, teniendo en cuenta, además, que los publicados hasta ahora, o bien consideran un número reducido de países, entre los que no suele encontrarse el nuestro, o bien apenas analizan los primeros años noventa, por lo que este trabajo viene a cubrir este hueco.

GUIILERMO RODRÍGUEZ FOLGAR

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