Grupos sectarios
Autor | David Lorenzo Morillas Fernández - Rosa María Patró Hernández - Marta María Aguilar Cárceles |
Cargo del Autor | Profesor Titular de Derecho Penal y Criminología,Universidad de Murcia - Profesora Asociada de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico,Universidad de Murcia - Profesora del Departamento de Historia Jurídica y de Ciencias Penales y Criminológicas, Universidad de Murcia |
Páginas | 682-692 |
682 D. L. Morillas Fernández – R. Mª Patró Hernández – M. Mª Aguilar Cárceles
a otras víctimas indirectas de los mismos, familiares, testigos o pro-
fesionales de la intervención en emergencias y, en general, también
afectar en mayor o menor grado al sentimiento de seguridad de toda
la sociedad, especialmente teniendo en cuenta la inmediatez y capa-
cidad de transmisión de la información que actualmente permiten los
medios de comunicación. En este sentido, Rojas Marcos (2002), ci-
tando un estudio de Schuster (2001), señala que el 90% de los adultos
estadounidenses manifestó algún signo de estrés relacionado con el
11-S el fin de semana posterior al desastre (casí la mitad presentaron
síntomas como llanto incontrolable, insomnio, recuerdos aterradores
de lo visto en televisión o dificultades para concentrarse) y que el 47%
de los padres entrevistados en el estudio manifestaron que sus hijos,
de entre 5-12 años, tenían dificultad para conciliar el sueño y tenían
miedo por su seguridad o la de sus seres queridos. En segundo lugar,
es relevante tener en cuenta la gravedad y probabilidad de cronifica-
ción de las consecuencias producidas por tal victimización para los
afectados y sus familiares. Ante tal situación, las medidas integrales
de atención a las víctimas de estos delitos se hacen especialmente ne-
cesarias para contribuir a disminuir el impacto de las consecuencias
sobre sus víctimas y contribuir a paliar la gravedad de los daños crea-
dos por las acciones terroristas.
III. GRUPOS SECTARIOS
1. Introducción
La proliferación de los grupos sectarios constituye uno de los fe-
nómenos más camuflados y enmascarados de la era moderna, enten-
diendo su invisibilidad en un momento histórico marcado por deman-
das sociales y legislativas que pasan inadvertidas ante la presencia de
colectivos que, no dañando a la sociedad en general, si pudieran tener
importantes repercusiones sobre la persona en particular y su entorno
familiar o de relaciones sociales.
En todo caso, se advierte que su presencia no conllevaría las cifras
estipuladas para aquellos problemas sociales considerados de mayor
envergadura, como sería el caso de las drogas o el SIDA, sino que más
bien su impacto acomete por ser masivas las consecuencias que del mis-
mo se desprenden. A tal efecto, destacan aquellos suicidios colectivos,
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