Graciano GONZÁLEZ RODRÍGUEZ ARNÁIZ (Ed.), Ética de la paz. Valor, ideal y derecho humano, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007, 227 pp.

AutorFernando Reviriego Picón
CargoUniversidad Nacional de Educación a Distancia
Páginas271-283

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  1. Más de dos siglos después de que Kant recogiera aquella satírica reseña, conocida de todos, al inicio de La paz perpetua, debatir si estamos mejor que entonces resulta ciertamente complejo y es probable que no nos otorgue un saldo favorable en esta particular cuenta de resultados; puede que sea preferible, en consecuencia, no correr el riesgo de tal comparación.

    Sin duda, por ello, "tenemos que volver a hablar de paz", "pensar una y otra vez la paz" un tema "recurrente por inagotable en la Filosofía Moral y Política"; de esta forma da comienzo el trabajo que ahora recensionamos: Ética de la paz. Valor, ideal y derecho humano.

    Un trabajo colectivo, coordinado por Graciano González R. Arnáiz, que se articula en torno a dos bloques diferenciados, mas no estancos, pues, como veremos a lo largo de estas notas, varios de los capítulos terminan por converger en última instancia alrededor de algunas cuestiones capitales.

    La construcción simbólica de la paz por un lado, los avatares del discurso de la paz por otro. Cuatro son los capítulos, de similar extensión, que componen el primero de los apartados. "La invención de la paz: de Kant a Ortega y Gasset" (Jesús Conill Sancho); "Las condiciones de la paz" (José Miguel Marinas); "La paz, alternativa a la violencia" (Luis G. Soto) y "La paz como desarrollo humano" (Emilio Martínez Navarro). Son también cuatro (o, mejor, tres más uno, si nos ajustamos a su contenido) los capítulos que integran el segundo: así, "Etica de la paz. Una lectura moral del derecho de paz" (Graciano González R. Arnaiz); "La paz: ¿derecho, valor o instru-

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    mento?" (Rafael Junquera de Estéfani) y "Es necesaria la religión para construir la paz mundial" (F. Javier de la Torre Díaz); el cuarto, de tenor completamente diferenciado a los anteriores, "Trabajar la educación para la paz en la escuela: una guía de recursos" (Pedro Sáez Ortega).

  2. La invención de la paz: de Kant a Ortega y Gasset, como hemos visto, es la sugerente rúbrica que sirve de pórtico del trabajo. Jesús Conill Sancho, Profesor de Ética y Filosofía Política, aborda aquí la propuesta del ideal kantiano de la paz perpetua, ineludible cita al abordar estos temas, y lo hace partiendo de una batería de interrogantes sobre el mismo. "¿Es la paz, para Kant, algo natural o antinatural? ¿Es cierto que representa un ideal? ¿Qué significa algo así en ese caso? ¿Podría tratarse de un ideal antinatural? ¿Consiste en una invención?". Su respuesta a tales interrogantes lleva a debatir lecturas y visiones posteriores de aquél. Así, reflexiona sucintamente, sobre la base de los trabajos de Ortega y Gasset articulados sobre el presunto pacifismo jurídico o humanitarismo que se le atribuye, acerca de si "¿se puede seguir afirmando con fundamento que la posición kantiana comparte con otras semejantes una concepción estática y por tanto falsa de la historia?". Ello le lleva a terminar acercando las posiciones de ambos autores "especial-mente cuando defiende que, igual que la guerra fue un invento humano (un recurso y un instrumento), existe la posibilidad de superarlo movilizando los cerebros para inventar los principios que la sustituyan. De este modo, la paz deja de ser un puro deseo y se convierte en un auténtico invento histórico, de ahí que Ortega afirme expresamente que la paz necesita ser fabricada", hecho que lleve indefectiblemente a trabajar en la organización de la paz. De abajo arriba. Desde la paz interior, la paz íntima, la paz de los cora-zones. Este engarce entre Kant y Ortega, le lleva al autor a apuntar, en una breve pincelada, los trabajos del racionalismo crítico de Karl Popper o Hans Albert y asimismo en el pacifismo de Gianni Vattimo, cerrando el trabajo apelando a la educación moral y la voluntad humana.

  3. Continúa José Miguel Marinas, Profesor de Ética y Filosofía Política, abordando Las condiciones de la paz volviendo nuevamente la mirada en su prefacio al omnipresente Kant. El autor va a la búsqueda de lo que con acierto viene en denominar el conocimiento de los circuitos de la violencia. La "ética del don", con su triple basamento, "recibir, corresponder y superar lo recibido" se constituye en su formulación ética del vínculo social como condición radical de la paz. La construcción de una "comunitas no comunitarista" le llevará a apuntar que "es condición de la paz que nadie se sienta abocado a ocu-

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    par el centro del poder; es condición de la paz que nadie se sienta abocado, ni aherrojado a estar en el extremo, en la periferia, en la desimplificación".

  4. Luis G. Soto, Profesor de Filosofía Moral, analiza en el capítulo tercero de esta primera parte La paz como alternativa a la violencia. La paz, estado sin violencia; la paz, procedimiento contra la violencia. Violencia personal y estructural que el autor disecciona analizando sus implicaciones y recorridos tanto a corto como a largo plazo. Los planteamientos del autor conducirán indefectiblemente a un mismo cauce, uno de los lógicos pilares del trabajo, la educación para la paz (sobre este punto, véase el capítulo octavo del trabajo). Una educación vinculada no obstante a la filosofía sobre el entendimiento de que su eventual desvinculación lleva a que aquella pueda "correr el riesgo de impartir e inculcar ideología".

  5. Cierra la primera parte de esta obra el trabajo de Emilio Martínez Moral, Profesor de Filosofía Moral, La paz como desarrollo humano. El planteamiento resulta interesante al replantear sobre la base de la ética del desarrollo los términos habitualmente utilizados. Desarrollo que no cabe construir sobre criterios exclusivamente económicos. Con palabras de Adela Cortina, en un trabajo publicado casi a la par que el ahora recensionado, "a comienzos del siglo XXI podemos decir que la paz ha de buscarse a través del desarrollo justo en la distribución de los bienes y en el respeto a las culturas"1. El autor aborda en primera instancia el propio concepto de desarrollo, esto es, cuando puede o no afirmarse el desarrollo concreto de un país, analizando los bienes internos en las tareas de desarrollo, economía, seguridad, libertad e identidad, y su asociación e implicación con el desarrollo, bien ecológico, mundial, social o personal. Por lo que a la seguridad haría referencia esta interrelación sería la siguiente: prevención y recuperación ecológicas (desarrollo ecológico), paz justa (desarrollo mundial), paz positiva y cooperación social (desarrollo social) y sabiduría práctica de la no violencia (desarrollo personal). La aplicación de tales parámetros le lleva a una conclusión en primera instancia desoladora, esto es, la inexistencia de ningún país realmente desarrollado que en todo caso es contemplada desde la óptica del "vaso medio lleno" en la medida en que entiende que el resultado puede servir para reaccionar de forma positiva rectificando políticas y comportamientos "para avanzar hacia el desarrollo real de las personas y de los pueblos, sin exclusiones". Ello le lleva a un segundo momento en donde el análisis se centra en las condiciones de

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    posibilidad del desarrollo de los pueblos que se van a manifestar partiendo de tres dimensiones o variables, la propia población, la naturaleza y la relación con otros pueblos de la tierra. Tras ello concluirá incidiendo en que el desarrollo pleno a escala mundial tiene en la paz un importante anclaje sobre la base de la "profunda interrelación existente entre los problemas que plantean las relaciones de dominación propias del proceso globalizador realmente existente y aquellas otras situaciones de pobreza y deterioro ecológico que acarrea esa larga historia de colonialismo que hoy culmina en la propia globalización descontrolada". Y el reto se centra en articular ese desarrollo a escala cuestión que precisa a criterio del autor compromiso, tanto de ciudadanos como de gobiernos, para terminar concluyendo que tal progreso de la paz queda ligado indefectiblemente a "nuestro compromiso cívico con tales valores que forman parte del desarrollo humano". Al cobijo de esta idea resulta inexcusable apuntar la idea contenida en el preámbulo de la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo adoptada por Naciones Unidas cuando se destaca que la paz y la seguridad internacionales son elementos esenciales para la realización del derecho al desarrollo2.

  6. La ética de la paz. Una lectura moral del derecho de paz, es el título escogido por el coordinador del volumen, Graciano González R. Arnáiz, Profesor de Ética y Racionalidad Práctica, en el capítulo quinto del mismo, que se encuentra impregnado de una idea fuerza, ya apuntada previamente en la propia presentación del volumen: "la filosofía no puede dejar de pensar el valor / ideal paz, so pena de traicionar su vocación más primigenia, concebida como tarea de dar cuenta del sentido de una vida digna vivida con otros, en instituciones justificadas por hacer del mundo un mundo más habitable y mejor; un mundo en paz". Trabajo que aborda la paz desde una triple vertiente o perspectiva, como valor cultural, ético y, asimismo, político, en el que no resulta posible olvidar las concretas condiciones materiales de dicha paz. Su primera reflexión, tras un apunte a la regulación internacional y a la conceptualización del derecho, se...

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