Presidente y Presidencia del Gobierno (I). Los Presidentes y la vinculación a los mismos de otros departamentos

AutorBaena del Alcázar, Mariano
Páginas23-30

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1. El presidente del gobierno su poder y su inestabilidad
1.1. El contraste entre la situación de la época y la perspectiva actual

El Presidente del Gobierno se crea con esta denominación en 1824, aunque luego se suprime y se restablece en 1826 vinculado a la primera Secretaría de Estado. Téngase en cuenta que, a pesar de su inmensa importancia, apenas se regula en las Constituciones (aunque se menciona en los artículos 26, 37 y 40 del Estatuto Real) y en la bibliografía de la época, donde brevemente se alude a él por Mellado y Colmeiro24, aunque la doctrina los contempla como autoridades individuales y no como Presidentes del Consejo25.

Esta situación, que contrasta fuertemente con la posterior y la actual, la condicionan diversos factores de importancia desigual. Así hay uno puramente terminológico. Las Constituciones, para designar el conjunto de personas que rigen el país, aluden indistintamente a «Gobierno», «Ministerio» y «Consejo de Ministros», es decir, el grupo de personas cuya jefatura ejerce el Presidente aunque no se le mencione de modo expreso. Otra cuestión de interés es que en las sucesivas Constituciones se irá dando una gran importancia al refrendo de las órdenes del Rey que debe ejercer un Ministro. Nótese que se está aludiendo al Ministro del ramo y no al Presidente del Consejo. De todas formas es clara la trascendental influencia del Presidente, sobre todo a partir del momento en que existe verdaderamente desde 1833-34, y desde luego en la fecha inicial de nuestro estudio en 1838 con la presidencia del Conde de Ofalia. El Presidente domi-

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na el Consejo de Ministros y asume su representación y su criterio. Y desde luego tiene una importancia decisiva el dato de que los Presidentes impulsan a veces los cambios constitucionales (Narváez) o de que su nombramiento sea consecuencia de un pronunciamiento o de una nueva Constitución, lo que no es nuestro tema pero no puede olvidarse que tiene siempre consecuencias administrativas. Pero este dato, el de los cambios políticos, que ha impresionado siempre a la opinión, tanto científica como general, ha llevado a pensar en una inestabilidad de las situaciones políticas, sobre la que ha llegado el momento de reflexionar con cierto rigor. No se olvide, sin embargo, que el Presidente es sobre todo una figura política y no administrativa, por lo que interesa menos en nuestro estudio.

1.2. Sobre la certeza del valor entendido de la inestabilidad de los Presidentes del Gobierno

Un tema de interés es el del epígrafe, pues, en efecto, existe el prejuicio de los continuos cambios de Presidente en el siglo XIX, y lo cierto es que un examen con rigor lleva a una conclusión diferente. Un estudio numérico de los cargos y las figuras políticas arroja que efectivamente existió una cierta inestabilidad, pues en los 62 años estudiados (1838-1900) hubo 80 gobiernos con una duración media de 23 meses.

Dicha inestabilidad resulta atenuada por los datos siguientes: hubo 9 personas que se mantuvieron en el poder, cada una de ellas un año o más (desde luego fueron nombradas varias veces) y la suma de este tiempo de gobierno de las personas aludidas es de 33 años26. A su vez, a estos hay que añadir 6 personas ilustres y conocidas que fueron Presidentes menos de un año, pero más de una vez. Ello nos arroja sumando los tiempos de gobierno que solo 15 personas fueron Presidentes durante 49 años, de manera que en cambio hubo 31 Presidentes del Gobierno durante los 13 años restantes, lo que contrasta fuertemente con la cifra anterior. Ello parece confirmar una primera conclusión: en el periodo político ejerció verdadero poder un número limitado de personas, no más de 15, lo que relativiza el tópico de la inestabilidad de los Presidentes. Cuestión distinta fue en cambio la estabilidad de los Gobiernos, algo bien diferente porque esas 15 personas citadas fueron Presidentes varias veces. Es obvio que la presencia en los círculos y puestos de poder no coincide con la continuidad de los Gobiernos. De todas formas, aunque la situación estuviera condicionada por las Constituciones y la práctica política de la época, no cabe duda de que ejerció el poder solo un número limitado de personas, lo que pocas veces se advierte en realidad. Lo sucedido fue que la frecuencia de los cambios de Gobierno -aunque fuese a favor del mismo o parecido grupo de personas-

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además de referirse a otro tema, distorsiona el que ahora nos interesa de la permanencia y el poder de un pequeño grupo. Respecto a él se juzga además sobre el trasfondo del predominio de los militares, aunque de ningún modo puede olvidarse la presencia y el peso político de civiles como Bravo Murillo, Cánovas...

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