El futuro de las personas con discapacidad en el mundo

AutorRafael de Lorenzo García
Páginas202 - 205

EL FUTURO DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN EL MUNDO

RAFAEL DE LORENZO GARCÍA

No ha sido pródigo el Club de Roma, ese foco de debates y reflexión a escala mundial, en informes de índole social, de lo que se viene considerando como cuestión típicamente social. Acaso, porque la cuestiones sociales (que restrinjo para una mejor identificación a aquéllas propias de la política social) no han alcanzado todavía el rango preeminente en la atención intelectual. A pesar de su magnitud y de sus conexiones con las necesidades y demandas más básicas de los seres humanos, que son presupuesto a su vez para una vida digna, las materias sociales eran consideradas como de segundo orden en los análisis sociales y políticos.

De entrada, es pues de saludar que el Club de Roma se haya descolgado con un informe sobre una cuestión social en sentido estricto; más aún, que dentro del amplio repertorio de cuestiones sociales, haya optado por una concreta: la de la discapacidad. Que exista un informe sobre discapacidad producto de una prestigiosa reunión de sabios, a los que les une un afán desinteresado por la suerte y la mejora de la humanidad, más allá de su contenido, es ya como para celebrarlo. Es indicativo de que la discapacidad ha adelantado puestos, no sólo en la atención política, sino también en la atención intelectual. De ser, históricamente, una realidad residual, marginal, ocasión sólo o pretexto para ejercicios caritativos, para acercamientos sesgados preñados de prejuicios o apriorismos, la discapacidad está pasando, merced sobre todo a la acción política del movimiento social a que ha dado pie, a constituir una materia digna de interés, del mayor de los intereses.

Fuera de cualquier otro hecho meritorio del informe, que los tiene y muchos, este primer aspecto, en tanto que ilustrativo de un cambio de paradigma, de una novedosa tendencia social, es ya merecedor de elogio. Con este informe, la discapacidad recibe definitivamente como un marchamo, como una sanción de tema de primer orden intelectual. Nunca dejó ?o mejor, nunca hubiera dejado de serlo (recuérdese, sin ir más lejos, La Historia de la locura en la época clásica, de Michel Foucualt)?, pero no es menos cierto como tema de estudios sociales, la discapacidad era una materia indigente. El Club de Roma da comienzo a un proceso de dignificación de la discapacidad como tema de análisis y como cuestión política que queremos creer ha de resultar irreversible.

EL HECHO DE PARTIDA: UNA HUMANIDAD AMPUTADA

El informe al Club de Roma sobre el futuro de las personas con discapacidad en el mundo, elaborado por Rafael de Lorenzo García, explora las relaciones entre el desarrollo Humano y la discapacidad, a partir de la comprobación de dos hechos fundamentales:

? en primer lugar, en el hecho de que la discapacidad ha adquirido una creciente importancia en el mundo actual, debido, por una parte, al incremento cuantitativo de las situaciones de discapacidad (envejecimiento de la población, personas que sobreviven a accidentes y enfermedades que antes eran mortales, etc.) y, por otra, a la toma de conciencia de que es necesario aprovechar las capacidades, los conocimientos y la contribución al desarrollo que pueden hacer las personas con discapacidad, un 10 por 100 de la población mundial; negar o ningunear la discapacidad no es solo un delito de lesa humanidad, en tanto que suprimimos, de golpe, a una porción de seres humanos, sin más justificación que la diferencia que presentan, sino también un acto de dilapidación, en un mundo menesteroso, en tanto en cuanto dejamos de lado, no computamos lo que esas personas están llamadas a aportar a la comunidad a la que pertenecen;

? en segundo lugar, en el hecho ?ya apuntado en esta reseña? de que la activa lucha que las personas con discapacidad vienen desarrollando para lograr la participación y la igualdad se ha constituido en un paradigma de la defensa de la diversidad y de la búsqueda de soluciones innovadoras e inclusivas para el futuro de la humanidad.

El informe, encabezado por Rafael de Lorenzo García, cuyo sello personal se hace visible en múltiples indicios de perspicacia, inteligencia y oportunidad, se ha realizado a partir del análisis de las realidades actuales de la discapacidad y se ha fundamentado, siempre que ha sido posible, en datos estadísticos contrastados. Es un informe confeccionado desde la discapacidad, pero que apunta a miras más amplias y abarcadoras. No se ha limitado a España, sino que ha puesto su mira en el mundo entero; y no se confinado a ser un mero testimonio de parte (por más que su autor y sus colaboradores sean mayoritariamente personas con discapacidad), sino que ha indagado con hondura crítica en la maraña de relaciones y dependencias que se dan en el mundo actual entre las personas con y sin discapacidad. El informe acierta cuando retrata a la discapacidad, siguiendo al filósofo y poeta Edouard Glissant, como realidad en relación, no aislada, ni apartada. La discapacidad como filosofía de la relación, incluso como la poética (no en balde su sustrato es humano) de la relación.

Al resaltar la importancia de preservar y aprovechar la diversidad humana, el Informe pretende ?y ciertamente lo consigue? enriquecer con argumentos la conciencia solidaria y afianzar los compromisos en defensa de los derechos a la igualdad de todas las personas.

CARTOGRAFÍA DE OPORTUNIDADES

Después de un primer capítulo en el que se presenta el informe y se esbozan una serie de consideraciones introductorias con el objetivo de situar al lector en el contexto de su realización, se abordan los cuatro grandes bloques temáticos que lo configuran:

La discapacidad y las nuevas encrucijadas de la humanidad

Hay suficientes evidencias históricas de que el desarrollo humano no tiene por qué correr paralelo al progreso material, de forma que, incluso en épocas de expansión económica, hay personas que no encuentran un hueco para participar en la prosperidad. Entre estas personas en encuentran, muy frecuentemente, las personas con discapacidad y sus familias, cuyos anhelos y aspiraciones de participación e igualdad contrastan con las circunstancias en las que se desarrolla su existencia.

Las personas con discapacidad han recorrido ya un largo camino hacia la consecución de la ciudadanía de pleno derecho, en un proceso en el que se han aunado los esfuerzos de las familias, las asociaciones de personas con discapacidad, los profesionales y las instituciones. Pero son todavía muchos los obstáculos y las barreras de toda índole que limitan su participación en la sociedad. Por ello en el informe, además de profundizar en el análisis de cómo la sociedad percibe la discapacidad, se revisan sus realidades estadísticas y legales a lo largo del mundo, las políticas nacionales sobre discapacidad y la forma en que los cambios sociales y los retos que estos cambios plantean inciden en su situación.

Las oportunidades que se tienen y se pueden construir

El acceso a la educación, al empleo, a la protección social, a la salud, a la cultura, a los medios de transporte, a la información son, entre otros, derechos básicos a los que todavía muchas personas con discapacidad no pueden acceder o no pueden hacerlo en iguales condiciones que otras personas. Cuando muchos teóricos tratan de definir y dar contenido a nuevos derechos humanos, una porción considerable de la humanidad, por razón de presentar la diferencia de la discapacidad, no tiene garantizados derechos de viejo cuño. La discapacidad es, por tanto, una cuestión de derechos humanos, y la no discriminación y la acción positiva son elementos clave para garantizar esos derechos.

De forma lenta pero irreversible, las sociedades han ido encontrando caminos para combatir las múltiples discriminaciones que sufren las personas con discapacidad. En el informe se hace un recorrido por los distintos ámbitos relevantes para la participación (educación, empleo, seguridad y protección social, cambio tecnológico y avances científicos y médicos, ocio y cultura, vida ciudadana, visibilidad social, y participación activa en el desarrollo), mostrando diversas soluciones e instrumentos que ya están disponibles en nuestras sociedades, y que se podrían generalizar en la medida en que se articulasen las políticas y los programas necesarios para hacerlos efectivas.

La calidad de vida solidaria

El incremento de las desigualdades, la insatisfacción y el malestar humano son realidades que contrastan vivamente con los niveles de crecimiento económico y de desarrollo tecnológico alcanzados en los albores del siglo XXI, en una parte al menos de la humanidad. Los años de la globalización y de la nueva economía están siendo también, para muchas personas, los años de la exclusión social y de la pobreza.

La situación de las personas con discapacidad está lejos de ser satisfactoria en casi todos los países del mundo, por no decir todos. Las violaciones de derechos, la persistencia de discriminaciones, la falta de oportunidades son prácticas tan numerosas y extendidas que resulta imposible llevar la cuenta. Este generalizado estado de cosas se intensifica cuando concurre un factor, presente en más de tres cuartas partes de la población mun- dial, el de la pobreza. El de la pobreza de las personas y el de la pobreza de las naciones. La pobreza exorbita los efectos negativos de todo tipo que tradicionalmente van asociados con la discapacidad. La pobreza, la imposibilidad de atender con dignidad necesidades básicas de las personas, es un hecho presente en la vida de millones de personas con discapacidad, en un grado más elevado que entre las personas sin discapacidad. La pobreza genera discapacidad y la discapacidad, en múltiples ocasiones, aboca a la pobreza. En las estrategias de lucha contra la pobreza desarrolladas hasta ahora, cuyos resultados no pueden calificarse precisamente de alentadores, se ha tenido en muy poca consideración el hecho de la discapacidad; ni como causa, ni como efecto. Se impone un cambio de enfoque, una reorientación en las que la discapacidad se haga visible. Sólo así, será posible comenzar a disociar el binomio de discapacidad y pobreza. Si la discapacidad es un «constructo» social, el resultado de un proceso de construcción social, en el que intervienen muchos y distintos materiales, la pobreza suele ser la argamasa que le proporciona su terrible y compacta solidez.

Es necesario que busquemos orientaciones y que fomentemos comportamientos y valores capaces de crear alternativas que permitan la promoción del desarrollo humano y la realización de los derechos humanos, la libertad, el bienestar y la dignidad de las personas en todos los rincones de la Tierra.

La integración de la discapacidad puede verse como el paradigma de la inclusión de la diferencia, como el modelo para que ningún elemento humano quede desaprovechado y no se despilfarren las voluntades, saberes e ilusiones que atesora cada miembro de la sociedad. Este capítulo del informe es una reflexión sobre lo que la experiencia de las personas con discapacidad puede aportar a la vida colectiva, en particular en relación con el desarrollo de nuevos valores como la solidaridad, la cooperación y la igualdad, capaces de configurar un humanismo transformador orientado al desarrollo del hombre en el que la competitividad no esté reñida con la cohesión.

Los caminos para el futuro

A pesar de los empeños que se han dedicada a mejorarla, la situación de las personas con discapacidad en el mundo sigue la misma senda de dualización e injusticia que se ha abierto en las últimas décadas con la fractura entre las sociedades prósperas y las empobrecidas. La salud, la accesibilidad a los entornos donde se desenvuelve la persona, la educación, el empleo, los servicios sociales y de apoyo, la protección social, el ocio, la cultura, el deporte, el consumo, el marco jurídico y el marco de participación siguen siendo los epígrafes habituales que llenan la agenda de los gobiernos en relación con la atención a la discapacidad.

Son muchos los viejos problemas no resueltos, las viejas necesidades no atendidas. Debemos, por ello, remacha el Informe, revisar nuestros métodos de intervención y nuestras pautas de conducta para adoptar los enfoques y diseñar las estrategias más adecuadas para conseguir avances significativos en la lucha por la inclusión de las personas con discapacidad, una lucha que, en definitiva, se libra en defensa de la diversidad humana, y que está consiguiendo abrir caminos para combatir la exclusión.

En el último capítulo del informe se apuntan esos caminos, que permitirán lograr un futuro en el que la cooperación, la solidaridad y el respeto y la valoración de la diversidad sean la base de un orden social más equitativo y más justo, y se ofrecen una serie de propuestas para el debate y la acción sobre desarrollo humano y discapacidad.

En los umbrales del nuevo milenio, la integración de la discapacidad en la vida colectiva representa mucho más que la mera incorporación de las personas con discapacidad a todos los ámbitos del quehacer humano. Supone un modelo para evitar la exclusión y para resaltar que el derecho a la dignidad personal, a la no discriminación y a poder participar solidariamente en la construcción del futuro humano son derechos inalienables para cualquier persona, sean cuales sean sus circunstancias individuales. Las propuestas del Informe se sitúan, por ello, en un contexto más amplio que el de los problemas cotidianos de la discapacidad y la exclusión. Son palancas y llaves que pueden permitirnos abrir una situación cerrada, que contrasta con la capacidad técnica que la humanidad ha alcanzado, y que le permitiría gestionar la complejidad y arbitrar los recursos y soluciones suficientes para evitar la exclusión.

El progreso en pos de la calidad de vida humana no será efectivo si no alcanza a todos o si no se ajusta al respeto a los derechos inalienables de cada persona. Por ello, las propuestas del Informe buscan insertarse en un auténtico cambio cultural, que lleve a las personas la voluntad de reconocerse en los otros y de tratar a los demás como se merecen por su dignidad personal y no solo en atención a su posición en las cadenas productivas.

Este informe, más allá de las referencias y propuestas en favor de un futuro más humano para el mundo de la discapacidad, quiera ser, sobre todo, la primera propuesta para la acción en favor de la diversidad humana, de su reconocimiento y de su defensa como patrimonio común. Un patrimonio que se construye a diario cada vez que las personas se tratan como tales y se afanan por que cada circunstancia vital no sea nunca una barrera insalvable para la inclusión social y la solidaridad personal que todos nos debemos.

El informe sobre la discapacidad en el mundo no es sólo un brillante y sugestivo excurso intelectual, que nos provee de valiosas herramientas de análisis y pensamiento para la acción, es también una obra humana, una obra de concretas personas. La tarea de Rafael de Lorenzo, su artífice, ha sido ímproba y extremadamente provechosa. La abundancia de inteligencia y de corazón, de la inteligencia y el corazón de Rafael de Lorenzo, colman y desbordan unas páginas que apuntan hacia lo que debería ser una Humanidad restituida.

LUIS CAYO PÉREZ BUENO

Director Ejecutivo del Comité Español de Representantes de Personas con

Discapacidad (CERMI)

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