El fantasma del dinero electrónico

AutorFernando Zunzunegui

El dinero concebido como billetes del Banco de España, y moneda fraccionaria, tiene los días contados. Cada vez es mas frecuente que los pagos de cierta cuantía, se realicen por transferencia bancaria o mediante tarjeta de crédito; quedando el uso de los billetes para las transacciones de escasa cuantía. Y son precisamente estos pagos de menor importe los amenazados por un nuevo competidor: el dinero electrónico. Es decir, aquel nuevo medio de pago que proporcionan las tarjetas prepagadas o el dinero almacenado en la memoria de un ordenador. A los medios de pago tradicionales, se añade ahora este nuevo instrumento que permite pagar sin necesidad de disponer de efectivo o de acudir al servicio de caja que presta la banca. El dinero electrónico, una vez adquirido, por conversión de efectivo o transferencia bancaria, circula bajo el control exclusivo de su propietario y de forma anónima, sin que sea posible determinar su origen. Con los monederos electrónicos se paga en segundos, sin necesidad de firmar o de utilizar un número secreto que confirme la identidad del titular. La transacción solo se condiciona a la existencia de provisión de fondos en el monedero. No se admite el pago en descubierto. Existiendo provisión se pasa la tarjeta por el cajero y la operación queda completada. Se paga el importe exacto. Como no hay cambio, la transacción requiere menos tiempo que el pago en efectivo. Además, al no necesitar autorizaciones de terceros, como la que se exige para hacer uso de las tarjetas de crédito, se reduce su coste de utilización, y se convierte en un instrumento de pago alternativo y eficiente.

En la evolución del dinero electrónico se solapan dos cambios monetarios. Por un lado, un cambio en la moneda nacional, que pasa a ser el euro, y, de otro, un cambio en la naturaleza de la moneda, el dinero en efectivo está siendo sustituido por el dinero electrónico. Un fenómeno refuerza al otro. Así lo ha considerado la Comisión Europea quien ha manifestado su intención de utilizar el dinero electrónico como medio para familiarizar al usuario con la moneda única. A falta de billetes y monedas en euros los consumidores pueden comprar en euros gracias al dinero electrónico. Se da la opción entre pagar en pesetas o hacerlo en euros, pero, en este segundo caso, al estar suspendida la emisión de billetes y monedas en euros hasta el 2002, siempre pagaremos en moneda electrónica. Parece como si con esta larga espera se hubiera querido acostumbrar al...

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