La desazón de Marulanda: 'Qué nos está pasando'
| Autor | Jaime Contreras |
| Páginas | 407-422 |
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EPÍLOGO.
LA DESAZÓN DE MARULANDA: “QUÉ NOS ESTÁ PASANDO”
Hacia mediados del año 2002, una vez que la guerrilla abandonó, por la presión militar de las Fuerzas Armadas, la zona despejada del Caguán, Marulanda elaboró un documento, el llamado De los 40 Planteamientos en el que se dirigía a los miembros del Secretariado, a los del Estado Mayor Central y a otros mandos de la organización, haciendo un balance de lo que, había significado el periodo extraordinario de tres años y medio en los cuales ellos habían ocupado, de acuerdo con el gobierno, la zona del Caguán. Se trata de un documento de carácter singular, en el que Tiro Fijo elaboró una reflexión que abarcaba a toda la organización, en su conjunto, tanto en sus aspectos de estructura interna, como en los programas tácticos y estratégicos que, dirigidos al centro de despliegue, se orientaban hacia la conquista del poder. No se le olvido, tampoco a Marulanda, indicar a sus camaradas el nuevo papel que le podría corresponder al movimiento insurgente en el contexto internacional, que el atentado de las Torres Gemelas, ocurrido el 11 de septiembre, había modificado substancialmente. A juicio del comandante en jefe de las FARC, el orden mundial ya no era el mismo y la organización insurgente debería actuar en consecuencia, tanto en relación con el nuevo gobierno colombiano, como con el conjunto de grupos subversivos, más o menos operativos, que actuaban en el mundo, especialmente en Iberoamérica.
En cualquier caso, el Documento de los 40 planteamientos señala una cesura determinante y principal en la historia del grupo subversivo y, por ello mismo, las reflexiones de Marulanda suponen, en cierto modo, una síntesis, no exenta de cierta crítica, respecto de la trayectoria que la organización había cubierto hasta entonces. Sin precisarlo con claridad, el comandante en jefe de la organización terrorista, era consciente de que la salida de la zona de despeje marcaba un punto de profunda inflexión en la trayectoria futura de su organización; se habían producido cambios cualitativos, en Colombia y en el orden internacional, que modificaban sustancialmente la correlación de fuerzas y, aunque Marulanda, sabía que la capacidad armada del grupo que
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dirigía había cubierto gran parte de las expectativas marcadas por el Plan Estratégico, el proceso revolucionario en el que siempre soñó, parecía ahora, paradójicamente, más alejado de su objetivo, que cuando todo comenzó a mediados de la década de 1960 en su “heroica” Marquetalia.
Cuando, ahora las tropas del ejército colombiano desplegaban, con rapidez y eficacia, todo su plan para ocupar la zona despejada, Tiro Fijo, que dirigía, junto con algunos miembros del Secretariado, toda la operación de retirada rápida de sus hombres a través de los diversos corredores supo bien que la coyuntura había cambiado y que la conquista del poder, a la que, desde luego, ahora no se podía renunciar, exigiría, al menos, de profundos cambios en el modo de concebirla. Porque si de la etapa del Caguán se deducían logros muy significativos para la guerrilla, sin duda, también se percibían notorias deficiencias en la organización, muchas de ellas estructurales, que habría que solucionar con urgencia. De todos modos, Marulanda, desde el principio, deseó manifestar ante los mandos de las FARC, adoptando el optimismo estratégico que le correspondía como líder del grupo, que el periodo transcurrido en la zona despejada, a pesar de su desenlace, había sido de pleno acierto político-militar, más de lo primero que de lo segundo.
En efecto, explicaba Marulanda, la organización no debía olvidar que el logro más notorio de todos cuantos hemos conseguido en el tiempo del Caguán, ha sido haber “obligado” al gobierno colombiano a negociar con las FARC reconociéndolas como interlocutor político válido; porque la negociación posibilitó, antes que nada, abrir un tiempo de alta densidad política en el que, mucho más que el proceso negociador en sí, en el que nunca creímos –según confiesa reiteradamente– nos permitió desarrollar, de forma paralela y abierta, la totalidad de nuestro programa revolucionario; y esto ha tenido un valor político de primer orden, entre otras cosas porque se ha desarrollado teniendo al gobierno como testigo del mismo. Pero además es necesario no olvidar lo más importante: nuestra organización guerrillera consiguió en este tiempo que la autoridad máxima del Estado se entrevistase en tres ocasiones con la primera auto-ridad de la organización. Y eso solo supuso, nada menos, que afirmar el principio de una simetría en el orden, tan esencial, de la representación simbólica: el presidente y Marulanda aparecieron en pie de igualdad en el mismo plano del escenario donde se expresa la legitimidad soberana. Por ello estas tres entrevistas, entre el Pastrana y Tiro Fijo, tuvieron, a juicio de éste, un efecto propagandístico enorme, y nos otorgó, dice, una “repercusión política nacional e internacional, por cierto, muy importante por ser la primera vez que un presidente acepta verse en los campos de Colombia con la insurgencia”480.
“Por primera vez”, insiste el viejo comandante, desde que empezamos esta larga “guerra”, nos hemos visto en condiciones de igualdad con un presidente colombiano. Y esto ha posibilitado que todos los desarrollos de nuestro Plan Estratégico, desde las acciones de masas a la guerra subversiva, o desde la articulación de las diversas formas de violencia a las precisiones armadas que hemos promovido en torno al centro de despliegue, no solo permanecen, sino que se han consolidado sustancialmente. Y ello fue posible porque durante este tiempo nuestra cadena de mando se mantuvo plenamente operativa. Marulanda lo indica con satisfacción; en este tiempo, por ejemplo,
480Los 40 Planteamientos de Manuel Marulanda en Documentos Rectores…, op. cit., p. 16 A.
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FARC-EP: INSURGENCIA, TERRORISMO Y NARCOTRÁFICO EN COLOMBIA
conseguimos realizar un Pleno del Estado Mayor Central en los Llanos del Yarí cuyos miembros, junto con los del Secretariado “(…) pudieron desplazarse libremente en la zona desmilitarizada”. No debe considerarse esta consideración como un dato simple, ni mucho menos; por el contrario, esta circunstancia nos permitió reforzar la cohesión en la cadena de mando, algo principal para la organización habida cuenta las condiciones de clandestinidad y dispersión en las que, durante mucho tiempo, hemos vivido.
Y ello ha permitido incrementar, continúa el jefe guerrillero, nuestra capacidad operativa; y así conseguimos asentar, por fin ya casi definitivamente, nuestra Escuela Nacional de Mandos de Bloque y, con ello, mejorar “(…) la preparación política militar del personal de base para luego trasladarlos a cubrir necesidades de otros Bloques en función del Plan Estratégico”481que estaba y que está todavía necesitado de “cuadros para el futuro de los Bloques”482. Y debido, también, a este reforzamiento de la cadena de mandos que nos ha posibilitado la zona de despeje, hoy tenemos construidos y levantados los “corredores carrete hables” que han supuesto algo fundamental para nuestro orden operativo: “entrelazar los Bloques y facilitar los desplazamientos de unidades al centro de despliegue estratégico cuando las condiciones estén creadas y así lo crea necesario el Estado Mayor”483. Y por tales logros hemos crecido en cantidad, y nuestros operativos tienen la entidad que antes del Caguán no tenían; bien es cierto que, en este punto, advierte el comandante, habrá que modificar algunas debilidades estructurales, como se verá en adelante. En todo caso, hoy, podemos manifestar que nuestra organización es mucho más operativa que anteriormente y que nuestra presencia, en el territorio nacional, se ha incrementado notoriamente; ahí está, por ejemplo, la “(…) formación de nuevos frentes en el Caquetá, en el Huila, en Meta y en Cundinamarca y también la creación de columnas móviles para moverlas en dirección del centro estratégico”484. Y por qué no decirlo también, en el tiempo que hemos estado en el Caguán, nuestro armamento ha mejorado sensiblemente, y no solo en calidad técnica, también en calidad. Ahí están los 10.000 fusiles de alta precisión que hemos logrado para cubrir necesidades acordes con el Plan Estratégico; 10.000 fusiles adquiridos, como es sabido ya, gracias a la complementación de las acciones del tráfico de drogas y el contrabando que se viene produciendo con relativa frecuencia como ocurrió, en esta ocasión, con la operación que desató el ejército contra el capo brasileño Fernandinho, colaborador del conocido “Negro Acacio” en una acción ya mencionada; naturalmente nuestro Marulanda omite estos detalles en los comentarios que dirige a sus compañeros del mando485.
Y si mejoramos nuestras estructuras organizativas en el necesario orden jerárquico que, por su carácter armado, tiene nuestra organización, no ha sido menos nuestro progreso en el orden de nuestras proposiciones políticas para toda la sociedad colombiana. Conviene recordar, dice Tiro Fijo, el lanzamiento que hicimos de la Plataforma de los
10 Puntos; aquel fue todo un acontecimiento singular porque propusimos, en voz alta y clara, nuestro programa político; un programa innovador que ampliaba el campo de la arena política y que, además, pretendía integrar, en un proyecto global, a la mayor
481Ibidem nota anterior, p. 17 O.
482Ibidem, p. 17 P.
483Ibidem, p. 18 Q.
484Ibidem, p. 18 U.
485Ibidem, p. 17 N .
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parte de las sensibilidades ciudadanas de los colombianos, principalmente, claro es, las de las capas populares. Allí alzamos la voz y ofrecimos “(…) amplias libertades democráticas utilizando el libre ejercicio político, dando cavidad al surgimiento de nuevas corrientes políticas distintas a los partidos tradicionales” 486 . Y lo mismo que sucedió con la Plataforma, ocurrió con el lanzamiento del Movimiento Bolivariano para la...
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