Ante el desafío comunitario de proteger la biodiversidad

AutorStavros Dimas
CargoComisario de medio ambiente de la Unión Europea
Páginas453-456

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Casi ya ha transcurrido una década desde que los Jefes de Estado y Primeros ministros europeos se fijaron el objetivo de frenar el deterioro de la biodiversidad en la Unión Europea para el año 2010. Desde entonces, se han realizado ciertos progresos. Se han diseñado nuevas políticas y se han puesto en práctica medidas legislativas. Se han reforzado políticas ya existentes. Nuestro conocimiento de las realidades subyacentes que regulan la biodiversidad, también ha mejorado. Pero a pesar de estos progresos realizados, hay un creciente reconocimiento de que no se podrán cumplir los objetivos fijados para el año 2010.

Las razones de la pérdida de biodiversidad son bien conocidas: destrucción de hábitats, contaminación, sobreexplotación, especies invasoras y más recientemente, el cambio climático. La combinación de todos estos factores es terrible. El índice global de extinción de especies es al menos 1000 veces mayor que el ritmo natural de desaparición de especies. Se estima que una de cada ocho especies de aves, un cuarto de todos los mamíferos y un tercio de todos los anfibios, se encuentran en peligro. Los científicos hablan ahora de la sexta gran causa planetaria de extinción. La última tuvo lugar hace 65 millones de años y en ella se vio la desaparición de los dinosaurios.

La amenaza derivada de la pérdida de biodiversidad es tan grave como la amenaza del cambio climático. La biodiversidad es un concepto relativamente nuevo -se acuñó por primera vez hace 25 años- Pero lo que engloba es tan simple como amplio, pues abarca todo. La biodiversidad es la vida en la tierra. Es sorprendente lo poco que se sabe acerca de la complejidad de la vida. Se ha venido diciendo que los científicos saben con más exactitud cuántas estrellas hay en una galaxia, que el número de especies que viven en nuestro planeta. Pero algo de lo que podemos estar seguros es de la creciente velocidad de desaparición de especies y ecosistemas, fenómeno que se produce a un ritmo jamás conocido antes en nuestra historia.

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La razón más obvia para la protección de la naturaleza radica en su valor intrínseco. La naturaleza forma parte de nuestra cultura, de nuestra historia e incluso de nuestras religiones. Tenemos la obligación moral de ser cuidadosos vigilantes del planeta. Nuestra tecnología es capaz de mandar un hombre a la Luna, pero no hay tecnología que nos permita sustituir una especie, por simple que sea, una vez que ha desaparecido. Cuando...

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