Aspectos críticos del autoabastecimiento de productos ganaderos en España

AutorPablo Campos Palacín
Páginas23-33

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I Orígenes y características del actual modelo de desarrollo ganadero español
El aumento de la renta per capita

Hasta los inicios de la década de los años sesenta la dieta alimenticia de los españoles se caracterizaba por su baja composición en proteína animal. Los reducidos niveles de renta per capita media no permitían una mayor demanda de productos ganaderos, a la vez que el gasto en alimentación todavía absorbía en 1958 más del 50 por 100 del gasto total medio de los españoles (cuadro 1). El fuerte proceso de industrialización de la década de los años sesenta va a permitir un rápido crecimiento de la renta real del conjunto de las familias españolas. Este hecho conduce a una disminución del peso relativo de los gastos en alimentación en el gasto total de los consumidores, que provoca un brusco cambio cualitativo en la demanda de alimentos en favor de la proteína animal (cuadro 2).

La crisis de la ganadería tradicional

La aceleración en el cambio de los hábitos de consumo alimentario no podía ser satisfecho con la misma rapidez con que se hizo sólo mediante la ganadería extensiva tradicional, que estaba orientada a cubrir las necesidades de tracción de la agricultura tradicional y con un peso preponderante de las especies ganaderas extensivas productoras de carnes caras. Por tanto, la apertura de la economía española al comercio internacional constituyó el factor decisivo para la consecución de un equilibrio casi simultáneo entre la oferta interior y la nueva demanda de productos ganaderos para la alimentación humana.

El logro de la autosuficiencia alimentaria en proteína animal desde los inicios del segundo lustro de tos años sesenta pudo sostenerse mediante las importaciones de capital ganadero y de materias primas para su alimentación de concentrados. Las razas precoces importadas de las especies bovina, porcina y avícola reunían todas las ventajas para la conversión de los piensos concentrados en productos ganaderos, cuyas demandas venían creciendo a tasas muy elevadas.

Las razas de ganado extranjero se introdujeron en un contexto exterior favorable, en el que los precios relativos de la materia prima para su alimentación (maíz y soja) y de la energía fósil necesaria para el cultivo y transformación de los piensos concentrados hacían más rentable la ganadería industrial que la extensiva basada en la alimentación de volumen de las superficies pastables. Sobre la base del capital ganadero importado y una alimentación ganadera con un peso preponderante de los concentrados, en detrimento de los alimentos fibrosos, se desarrolló un modelo ganadero industrial que hizo posible satisfacer, con celeridad, las necesidades de proteína animal barata de una población que en su conjunto sus niveles de renta todavía eran relativamente bajos, debido a las ínfimas situaciones de partida en los inicios de los años sesenta.

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Las ventajas e inconvenientes del modelo de desarrollo ganadero

El modelo ganadero intensivo implantado desde la década de los años sesenta tuvo la gran virtud de generalizar a toda la población el consumo de productos ganaderos con un coste relativamente bajo en divisas hasta el inicio de los años setenta. La opción alternativa, el desarrollo de un modelo ganadero más autónomo, habría hecho imposible el acceso significativo de las familias de rentas bajas al consumo de proteína animal, debido a los mayores precios de una oferta ganadera más reducida y con mayor peso de las especies bovina, ovina y caprina, para las que el país disponía inicialmente de una mayor dotación de recursos.

Los aspectos positivos que representó en sus inicios el modelo ganadero intensivo suministrador de proteína barata se han visto contrarrestados desde mediados de la década de los años setenta por, al menos, tres efectos negativos que aconsejarían la modificación de las bases iniciales del modelo intensivo. En primer lugar, el modelo ganadero actual implica un elevado riesgo para la seguridad nacional, al depender excesivamente del suministro exterior de unas materias primas cuyo comercio está monopolizado por los Estados Unidos. En segundo lugar, la crisis económica debería favorecer la adopción de medidas que tiendan a corregir la infrautilización de tos recursos pascícolas a que ha dado lugar el actual modelo ganadero intensivo. Y, en tercer lugar, el coste en divisas de las importaciones de cereales y leguminosas-pienso vienen alcanzando valores elevados en los últimos años, que podría reducirse en gran parte mediante el desarrollo de la ganadería extensiva.

En los apartados que siguen se van a describir los cambios más relevantes en la demanda y la oferta de productos ganaderos, para finalizar constatando de forma indicativa el actual despilfarro de recursos pascícolas que se produce anualmente en el país.

II Los cambios en el consumo de alimentos
El descenso del gasto relativo en alimentación

Los aumentos de renta per capita en las décadas de los años sesenta y setenta provocaron un descenso acelerado de los gastos relativos de los consumidores en alimentación. Estos pasaron en sólo dieciséis años de representar casi la mitad hasta un tercio de los gastos totales de los consumidores, según las Encuestas de Presupuestos Familiares de 1964/65 y 1980/81, perdiendo la alimentación 18 puntos porcentuales en laPage 25 composición del gasto total de las familias (cuadro 1). Los mayores gastos reales en alimentación hicieron posible un...

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