Conclusión: la seguridad líquida y bipolar

AutorPablo Acosta
Cargo del AutorUniversidad Rey Juan Carlos
Páginas316-318

Page 316

Si es que existió alguna vez, el tiempo de las certidumbres fue barrido de la historia por factores de diferente índole, entre los que destacan la globalización, los avances tecnológicos y, finalmente, la crisis económica de 2008. Los valores y las referencias de la sociedad del siglo xx se han diluido en el tiempo, o han mutado hasta volverse irreconocibles. Durante las cuatro décadas de la dictadura de Franco, tanto la Iglesia católica como el Estado proporcionaban al ciudadano normas de conducta indubitadas en los diferentes campos en los que se desenvuelve la actividad social, política, moral y familiar. El credo social estaba contenido en el denominado nacional-catolicismo537.

La ausencia de libertades se traducía en una vida social llena de certezas que permitían una fácil distinción entre lo aceptable y lo inaceptable, entre lo correcto y lo reprobado, entre lo admitido y lo prohibido. Iglesia y Estado invadían el espacio moral de individuos y grupos, apropiándose de la facultad de decidir sobre lo bueno y lo malo, privando al ciudadano de la capacidad de decidir sobre estas cuestiones. No en vano, el franquismo fue capaz de someter todas las actividades económicas y sociales a una estricta regimentación, como ha destacado Juliá538.

La Constitución de 1978, como es bien sabido, supuso la transformación radical del orden jurídico y político de las anteriores décadas. Un ordenamiento jurídico de nueva planta, basado en los principios y valores democráticos, sustituyó al anterior, dejándolo sin validez. El reconocimiento efectivo de las libertades caló rápido en la ciudadanía, y trajo cambios profundos en la dinámica social de los que hay ejemplos tan notorios como el del reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo. Esto no es más que la manifestación de la inevitabilidad del cambio social, y de que las transformaciones en la estructura social se aceleran después de una época de estatismo, según explican Uña y Martín539.

El cambio político y jurídico supuso la salida del Estado del terreno de la moral pública. De forma simultánea, otras circunstancias condujeron a la reducción de la presencia social de la Iglesia, tal vez lastrada por su excesiva sintonía con el régimen dictatorial. La libertad, se ha dicho, tiene un precio, que es el precio de la responsabilidad; tanto el Estado paternal de la dictadura como la Iglesia católica dejaban un vacío que debía ser ocupado por el individuo. Solo a este correspondería en adelante tomar determinadas decisiones sobre las que no obtendría certeza de su acierto. Debilitado el referente moral...

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