Competencias en la formación universitaria de periodistas a través de nuevas tecnologías

AutorJosé Alberto García Avilés; Óscar Martínez Bonastre
CargoUniversidad Miguel Hernández de Elche
Páginas239-250

    Los autores quieren mostrar su agradecimiento a los Servicios Informáticos de la Universidad Miguel Hernández por haber cedido parte del material multimedia imprescindible para llevar a cabo la experiencia de éxito descrita en este artículo.

José Alberto García Avilés. Profesor de Teoría de la Comunicación e Información en la titulación de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Ha publicado “Periodismo de calidad: estándares informativos en la ABC, CBS y NBC” (1966) y “Comunicación, Información y Periodismo. Una teoría de la Realidad” (2006) y como coautor, “El periodismo en la televisión digital” (2000). Es miembro del GICOV (Grupo de Investigación sobre la Comunicación en la Comunidad Valenciana) de la UMH.

Óscar Martínez Bonastre. Profesor de Informática en la titulación de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Es Ingeniero en Informática por la Universidad de Alicante y Doctor en Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Valencia. Ha publicado trabajos de investigación relacionados con tecnologías IPTV (distribución de contenidos de televisión a través de Internet). Actualmente, forma parte del comité de programa de “7th European Interactive TV Conference”, EuroITV2009.

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I Introducción: el uso de la tecnología en la actividad periodística

El ejercicio del periodismo afronta cambios profundos de índole económica, cultural, empresarial y tecnológica que afectan a la configuración de dicha actividad profesional (Kunelius, 2006). Se está produciendo un proceso de reorganización de la actividad empresarial en el sector de la comunicación, al tiempo que surgen nuevas prácticas periodísticas y perfiles profesionales (Deuze, 2006). La tecnología digital favorece la integración de funciones que antes estaban separadas en el proceso de producción de contenidos. Los redactores asumen otras funciones, tales como la grabación y edición audiovisual (que hasta hace poco eran realizadas por distintas personas) y la publicación en la web o mediante SMS, y se incrementa la automatización de tareas y servicios.

El ámbito académico y el profesional a menudo emplean criterios distintos para valorar los requisitos de la formación periodística. Sin embargo, como señalan Reese y Cohen (2000: 221), “aunque el contacto con el mundo profesional resulta útil y constructivo, no puede ser un substituto para desarrollar una decidida estrategia de profesionalidad académica”. Es decir, la universidad no puede vivir de espaldas a la industria del periodismo, aunque tampoco debe dejarse arrastrar por los requerimientos de las empresas de comunicación en cada momento (Murciano, 2005). De lo contrario, renunciaría al compromiso propio de la institución universitaria, cimentado sobre la formación humanística, la transmisión del saber y la capacitación para el ejercicio profesional, y podría caer en un planteamiento mercantilista, excesivamente condicionado por la coyuntura del mercado periodístico.

En este artículo, los autores realizan una prospección de futuro en lo referente a las competencias profesionales del periodista y muestran cómo se han incentivado mediante el uso de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (en adelante, TIC) entre los alumnos de primer curso de la titulación de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Mediante la experiencia de éxito adquirida, se ha logrado el aprendizaje de determinadas competencias fundamentales para alumnos de periodismo y, en consecuencia, contribuir activamente a las necesidades de formación en competencias requeridas en la universidad.

II Concepto de competencia profesional

El concepto de competencia profesional alude a la capacidad comprobada para realizar un trabajo en el contexto de una ocupación. Por tanto, no solo implica disponer de los conocimientos y habilidades, hasta ahora concebidos como suficientes para ejercer una actividad profesional, sino que además se pone especial énfasis en la comprensión de las tareas que se realizan (Alberici y Serreri, 2003). La formación en competencias supone superar la mera definición de tareas, y establecer funciones y objetivos, de modo que cada individuo conozca lo que se espera de él.

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Resulta de especial relevancia el impacto del enfoque por competencias en las prácticas laborales, relacionadas con el aprendizaje continuo y la mejora de la formación profesional, las estrategias metodológicas y reglas pedagógicas (Foxon et al, 2005; Cohen y Soulier, 2004; Lévy-Levoyer, 1997). Los autores se centran en los ámbitos del concepto de competencia y en sus relaciones con el aprendizaje permanente, siguiendo las directrices de sobre el long life learning promovidas por la Unión Europea (Navío, 2005).

En ejercicio de la actividad profesional, las competencias no se corresponden con un grupo de tareas unificadas; se trata de conceptos más abiertos que aluden a los conocimientos y capacidades esenciales en una actividad, transferibles al ejercicio de varios empleos. Ante la rapidez con que los cambios afectan al mundo laboral, la formación recurre a enfoques basados en las competencias de los trabajadores, en vez de la mera conjunción de habilidades y conocimientos. Paulatinamente, las empresas exigen más competencias de contenido transversal asociadas a la comunicación, la capacidad de diálogo y negociación, el pensamiento asertivo y la resolución de problemas (Tobón, 2005). La formación, hasta hace poco concebida...

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