Europa Móvil: aprovechar el rápido cambio para satisfacer las necesidades europeas

AutorMatthias Weber y Jean-Claude Burgelman, IPTS

El paradigma-e como motor clave del cambio

La revolución de las TSI (Tecnologías de la Sociedad de la Información) está emergiendo como un nuevo paradigma (el llamado "paradigma-e") que va a transformar nuestras pautas de vida, de trabajo y de producción1 aunque habrá claramente diferencias entre distintos sectores en términos de la magnitud y duración de esta transformación. Los sistemas de producción se están haciendo más flexibles, globales y en tiempo real; los modelos de trabajo están cada vez más configurados por el uso de los ordenadores; los dispositivos digitales se están introduciendo en la sociedad a todos los niveles y la aparición de la "inteligencia ambiente" o la "informática ubicua" podría cambiar drásticamente nuestra vida diaria2. Lo que es único no es sólo la extensión del cambio, sino su velocidad, que muchos consideran sin precedentes en la historia de la humanidad.

No obstante, el paradigma-e no tiene solamente una dimensión tecnológica (por ejemplo, las comunicaciones móviles, Internet y la informática omnipresente), sino que tiene también sus raíces en fenómenos sociales, tales como la aparición de la sociedad mosaico, los desarrollos económicos como el negocio electrónico, (la llamada "economía-e") y los motores políticos, como la ampliación de la UE, por una parte, y el creciente regionalismo dentro de los países por otra.

La revolución de las Tecnologías de la Sociedad de la Información está emergiendo como un nuevo paradigma que va a transformar nuestros modelos de vida, de trabajo y de producción

En el contexto europeo en particular, la presión por el cambio se ve aumentada además por otros motores tales como la ampliación, el proceso de integración económica, las transformaciones demográficas y la migración. Algunas de estas fuerzas son una expresión de voluntad política, otras reflejan desarrollos económicos y sociales más amplios.3

En Europa la presión por el cambio se ve aumentada además por otros motores tales como la ampliación, el proceso de integración económica, las transformaciones demográficas y la migración

A la vista de estas transformaciones fundamentales en marcha, Europa se enfrenta al menos a dos desafíos importantes. Primeramente, el paradigma-e podría comprometer algunos de los objetivos, valores y principios sociales mantenidos en Europa. Sin embargo, al mismo tiempo, el paradigma-e promete enormes oportunidades económicas y sociales. El equilibrio entre las oportunidades y los riesgos depende de las acciones a tomar, ahora y en un futuro próximo. Por ejemplo, la cohesión social podría verse afectada por la aceptación generalizada- o la falta de aceptación por parte de algunos grupos si se cumplen las predicciones de la divisoria digital- de las TSI. En efecto, estas tecnologías ofrecen oportunidades para conectar las regiones menos favorecidas más estrechamente con los principales centros económicos en Europa. Sin embargo, las TSI y las actividades de servicio relacionadas ofrecen "economías de alcance" potenciales que tienden a favorecer el agrupamiento alrededor de los principales centros existentes. De modo similar, las principales ciudades europeas están cada vez más integradas en las redes empresariales globales, mientras que al mismo tiempo tiende a crecer la brecha entre sus centros y sus puntos periféricos. Otra tendencia clara es que nos estamos alejando de la tradicional sociedad de 9 a 5, hacia una sociedad de 24 horas, al menos en las principales ciudades. Esto puede aportar muchas ventajas, por ejemplo, en términos de acceso a servicios las 24 horas, pero al mismo tiempo es un desafío para las instituciones y las estructuras sobre las que están basadas la vida familiar y laboral.

Cómo adaptarse a los cambios aportados por la revolución de la información de modo que se preserve su diversidad, bienestar y valores sociales, es el desafío para Europa

El segundo desafío importante que conllevan estos motores se refiere a muchos de los límites institucionales y espaciales tradicionales que enmarcan la vida económica y social. Esto afecta particularmente a las estructuras políticas y legales y a la organización de los servicios (públicos), que aún tienden a estar definidos a escala nacional o regional. El nivel al que las acciones marco necesitan tener lugar está desplazándose cada vez más, bien al nivel europeo y global, o al nivel local. Las TSI facilitan y posibilitan de muchas maneras tanto la globalización como la localización. Mientras los esfuerzos para construir un marco institucional europeo o global para equiparar la escala global y europea de muchos de los motores del cambio social y económico se enfrentan a algunos problemas, hay un deseo de acercar la toma de decisiones al nivel más elemental4 -como se expresa en la posición de la Comisión sobre las prácticas de gobierno moderno-. También debería destacarse el papel de los mercados flexibles en el tratamiento de los desafíos de la nueva economía. En cualquier caso, resulta evidente una divergencia cada vez mayor entre los requisitos que surgen del nuevo espacio económico y social por una parte, y el contexto político e institucional existente por otra.

Cómo reconciliar el nuevo paradigma tecnoeconómico con los principales valores y objetivos políticos europeos es, por lo tanto, la futura tarea clave para Europa. Para conseguir esto, se requerirán nuevos principios de gobernación organizativos e institucionales. Lo que se necesita es un marco de referencia que pueda ayudar a los políticos a tomar las opciones necesarias para conducir los desarrollos futuros en una dirección deseable.

La noción de una "Europa Móvil" se propone aquí como una base para formular un mapa de rutas que ayude a reconciliar estas fuerzas para el cambio con las características y objetivos de una Unión Europea en expansión

La noción de una "Europa Móvil" se propone aquí como una base para formular un mapa de rutas que ayude a reconciliar estas fuerzas para el cambio con las características y objetivos de la Unión Europea en crecimiento y de la sociedad que la habita. Esto significa un enfoque europeo diseñado para explotar los beneficios potenciales del paradigma-e en un mercado abierto, bajo las circunstancias actuales de cambio rápido, que al mismo tiempo respete los valores sociales de Europa.

La movilidad, tal como se usa aquí, tiene un alcance más amplio que las áreas de transporte y de mano de obra para las que tradicionalmente se ha aplicado el término. Más bien nosotros la usamos aquí para abarcar un amplio abanico de áreas de interés económico y social. Obviamente, los sistemas de infraestructura, como transporte o telecomunicaciones tienen un importante papel que desempeñar, como lo tienen los mercados móviles de mano de obra. Pero también áreas menos obvias pueden incluirse en el concepto de Europa Móvil: sistemas de seguridad social que necesiten facilitar la transferencia de derechos sociales, sistemas de investigación que favorecen el intercambio y la movilidad de investigadores cualificados, así como la creación de redes de investigación europeas5, sistemas de producción y servicios públicos flexibles, y una cultura de tolerancia que está abierta al cambio. Finalmente, quizá los elementos más importantes a considerar son la modos de vida de los ciudadanos de Europa, especialmente en las ciudades importantes donde la velocidad del cambio es más rápida.

Así, la Europa Móvil representa un nuevo modo emergente de vivir, trabajar y producir en Europa que reconoce el desafío del paradigma-e (en términos de velocidad y flexibilidad) y lo reconcilia con los principios y objetivos fundamentales de la sociedad europea (es decir, la cohesión social, el bienestar y la diversidad cultural). Desde esta perspectiva, una Europa Móvil estaría sujeta a los mismos principios de gobernación moderna que la UE ha establecido para sí misma, principalmente responsabilidad, transparencia, coherencia y efectividad.

Gobernar la Europa Móvil: ¿qué es necesario?

Una Sociedad Móvil concebida en estos términos impone ciertos requisitos que la sociedad deberá cumplir en el futuro. Estos requisitos se aplican no sólo a la vida económica y social, sino también a la gobernación en Europa. Los principios de responsabilidad, visibilidad, transparencia, coherencia y efectividad, acabados de mencionar, pueden interpretarse, efectivamente, como elementos de prácticas de gobierno compatibles con la Europa Móvil. Más específicamente, los nuevos requisitos creados por la sociedad móvil pueden resumirse en los cinco principios siguientes:

Los principios de responsabilidad, visibilidad, transparencia, coherencia y efectividad son los elementos de un estilo de prácticas de gobierno compatible con una Europa Móvil

Accesibilidad de las redes: la movilidad significa que todos los ciudadanos, trabajadores y consumidores, dondequiera que estén, puedan conectarse a las redes físicas o no físicas que necesiten en su trabajo y en su vida diaria. Para que la accesibilidad sea una realidad necesitan derribarse las barreras sociales y económicas. En el caso de las redes de comunicación, esto no sólo significa que el coste no deberá ser una barrera, sino que además las capacidades requeridas deberán estar al alcance del ciudadano medio. Sin embargo, la cuestión del acceso no es sólo aplicable a redes de información como Internet, sino también a las redes de energía y de transporte. Una Europa Móvil, por consiguiente, necesita garantizar el acceso máximo a las redes europeas para permitir a todos los ciudadanos la participación total.

Una Europa Móvil necesita garantizar el acceso máximo a las redes europeas para permitir a todos los ciudadanos la participación total

Compatibilidad y factibilidad de las transferencias: mientras que la accesibilidad se refiere principalmente a interacción en un sentido, la posibilidad de intercambiar trabajo y bienes intangibles, y el potencial de comunicación entre regiones y países, exige que las unidades de intercambio sean compatibles. Los productos necesitan cumplir las especificaciones y satisfacer ciertas normas (por ejemplo por razones de seguridad o medioambientales) y los servicios necesitan cumplir normas de calidad predefinidas si han de ser aceptados ampliamente. Evidentemente, el intercambio electrónico necesita apoyarse en un conjunto de normas bien definidas para trabajar con efectividad. Sin embargo, además, los derechos sociales deberían ser compatibles con independencia de la ubicación. Una Europa Móvil, por consiguiente, necesita fomentar la compatibilidad entre las diferentes redes y aplicaciones de Europa para permitir la interoperabilidad total.

Una Europa móvil necesita garantizar el máximo acceso a las diferentes redes y aplicaciones europeas para permitir la interoperabilidad total

Capacidad comercial e intercambio económico: Una vez que se asigna valor económico al intercambio de bienes y servicios, una Europa Móvil necesita garantizar que estos cambios puedan llevarse a cabo suavemente, y en condiciones de igualdad de oportunidades, de modo que sea posible trabajar y hacer negocios desde todos los puntos de Europa. Una Europa Móvil, por consiguiente, requiere que los umbrales para el comercio electrónico se rebajen tanto como sea posible en todos los lugares y tipos de negocios, para crear un campo de operaciones uniforme y fomentar un mercado electrónico floreciente y "universal".

Cohesión y consistencia con la cultura: Una Europa Móvil solamente puede funcionar si los modelos de trabajo, de vida y de producción son compatibles con las culturas regionales y locales. La imposición de una foránea lógica-e a la diversidad de culturas locales en Europa lo más probable es que no fuera sostenible. En efecto, seguramente crearía protestas y tensión social, por ejemplo, del tipo de las recientemente vistas contra la globalización. Una Europa Móvil, por consiguiente, necesita operar desde la base, explotando la diversidad de sus culturas en lugar de buscar la imposición de un enfoque unificado.

Una Europa Móvil por consiguiente necesita operar desde la base, explotando la diversidad de sus culturas en lugar de buscar la imposición de un enfoque unificado

Adaptabilidad: Las regiones, ciudades, empresas e individuos con éxito se caracterizarán por su flexibilidad y capacidad para reaccionar ante circunstancias cambiantes. Una Europa Móvil, por lo tanto, necesita desarrollar las herramientas y políticas adecuadas para estimular la mentalidad de innovación a todos los niveles.

El cumplimiento de estos cinco requisitos será esencial para que Europa continúe siendo competitiva mundialmente en la nueva economía electrónica en red. Sin embargo, los requisitos también reflejan los objetivos sociales de Europa. Hay diferentes maneras posibles de abordar el desafío de adaptarse y configurar el paradigma-e emergente. La tecnología, y especialmente las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), pueden servir de base al paradigma-e y también ser la fuente de muchos de los riesgos que suscita, pero la tecnología tiene también un considerable potencial para ayudar a abordar estos riesgos. Al mismo tiempo, puede ayudar a crear las innovaciones necesarias para alcanzar los objetivos políticos y sociales europeos.

Realización de una Europa Móvil a diferentes niveles

El desafío de hacer realidad una Europa Móvil puede enfocarse según tres niveles diferentes. Mientras que la iniciativa de las redes transeuropeas principalmente consideraba desde un punto de vista de infraestructura los problemas de transporte, energía y telecomunicaciones en Europa, la movilidad, como se entiende aquí, también aborda dos dimensiones adicionales: las condiciones fundamentales legales e institucionales y los modelos reales de vida, trabajo y producción. Los tres juntos, (infraestructura, condiciones de contexto y modelos de vida/trabajo/producción) constituyen la Europa Móvil, si bien estos problemas varían extraordinariamente de un área a otra.

El desafío de hacer realidad la Europa Móvil puede enfocarse según tres niveles diferentes: infraestructura, condiciones de contexto y modelos de vida, trabajo y producción

En cuanto al primer nivel, la creación de infraestructuras flexibles es una de las cuestiones generales no sólo para garantizar el acceso en un sentido técnico, sino también para garantizar igual acceso a la totalidad de la población. En el transporte y en las telecomunicaciones, la infraestructura está absolutamente bien desarrollada o en continua mejora, aunque la mayoría de las autopistas de Europa parecen haber alcanzado su punto de saturación. No sólo hay cuellos de botella en lo que se refiere a capacidad (como los que hay en el tráfico aéreo), sino que también en muchos casos parecen haberse alcanzado límites físicos de capacidad de tráfico. Los constantes atascos de tráfico, retrasos casi permanentes, etc. en la mayoría de los países europeos, hablan por sí mismos. En el caso de las TSI, la accesibilidad es más una cuestión de déficit de las capacidades que se requieren para garantizar un igual acceso, que de deficiencias de la propia red. Competencia significa que Europa está siendo cableada muy rápidamente, y una brecha digital potencial es más probable que sea debida a falta de conocimientos sobre la red que a insuficiencia de hardware. Un problema típico de las infraestructuras solía ser su inflexibilidad, es decir, que una vez establecidas son difíciles de cambiar. Aquí también, las infraestructuras y dispositivos de la TSI de reciente creación (por ejemplo, la telefonía móvil, las ayudas digitales personales, etc.), y las aplicaciones en el campo de los entornos inteligentes ofrecen nuevas soluciones.

Está surgiendo una contradicción entre los modelos de vida y de trabajo estrictamente delimitados que hemos heredado de la sociedad industrial y las necesidades de la sociedad competitiva de las 24 horas

La intensificación de las maneras móviles de vida, trabajo y producción es el segundo nivel de tratamiento del tema de una Europa Móvil. Cuando nos movemos desde una lógica industrial de 9 a 5 hacia una economía y una sociedad de 24 horas, los sistemas de producción global permanecen en funcionamiento todo el día, conectando datos clave desde Asia a Europa, después desde Europa a América, y de vuelta de nuevo a Asia, durante todo el día. Está surgiendo una contradicción entre el modo de organización del trabajo y de la vida que hemos heredado de la sociedad industrial y las necesidades de la sociedad competitiva de 24 horas.

En particular, dentro de la Europa ampliada, la creación de esos sistemas de producción integrados y coordinados es probablemente una cuestión crucial para la competitividad (véase Cuadro 1).

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Cuadro 1. Sistemas móviles de producción y distribución en Europa

Una de las oportunidades económicas para Europa en los próximos años será explotar las sinergias potenciales entre las economías de los países que quieren integrarse en la UE y los 15 que ya lo están. Una de las oportunidades para conseguirlo es la existencia de sistemas de producción altamente integrados que se coordinan mediante TSI y logística.

Para que tales sistemas funcionen sin fricciones se necesitan excelentes infraestructuras tanto para las comunicaciones de alta velocidad como para el transporte físico de los bienes y de los productos intermedios. La cuestión del marco jurídico necesario para que esta producción coordinada funcione sin problemas se soluciona con la puesta en práctica del programa Mercado Único, tanto en la Europa de los 15 como en los países que intentan adherirse. Deberá incluir cuestiones como el reconocimiento de normas y reglamentos, la normativa medioambiental, etc. La puesta en marcha real y el funcionamiento de tales sistemas de producción altamente integrados es, en primer lugar, una de las tareas del sector privado, incluso aunque formas tan avanzadas de interconexión también se hagan imprescindibles en el futuro, con toda probabilidad, para las administraciones públicas. La industria de la automoción se ha puesto a la cabeza de la producción integrada en Europa. De hecho, también se realiza cada vez más investigación y desarrollo de forma cooperativa en diferentes lugares, aprovechando cada uno de los participantes sus fuerzas y competencias específicas. Hungría, por ejemplo, no sólo ha atraído centros importantes de producción de componentes clave, sino que también se ha convertido en un punto principal para la I+D en automoción.

En muchos casos, la cooperación en estas redes ya no se realiza dentro de los confines de una compañía, sino que se subcontrata a multitud de empresas que se interconectan a través de portales de negocio electrónico. Las recientes iniciativas tomadas por los fabricantes de coches para crear portales B2B (business-to-business) para tratar con sus proveedores es uno de los últimos elementos de una estrategia a largo plazo en la reorganización de las relaciones comerciales. De nuevo, esto implica no sólo operaciones de normalización sino también ciertas tareas de I+D que se llevan a cabo de forma conjunta con los proveedores de primer nivel o que se subcontratan totalmente con organismos de investigación.

De forma similar, también están cambiando las relaciones con los clientes. Cada vez se comercializan más productos y servicios en Internet, incluso aunque la posibilidad de venta en línea de productos y servicios complejos directamente a los clientes esté siendo sometida a una evaluación cautelosa. Además, la influencia del consumidor final sobre el diseño y la definición del resultado final está cambiando rápidamente. El usuario final cada vez pide más artículos personalizados, lo que implica estrategias de presencia local (por ejemplo en la fabricación de un automóvil o en muchos servicios) o un servicio excelente al usuario a través de Internet (el modelo Dell). Para que Europa obtenga una ventaja competitiva con su ampliación será necesario introducir estas prácticas de forma más amplia.

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El modo en que la vida en las ciudades ha cambiado es quizá el ejemplo más impactante de la Movilidad y sus implicaciones. Las principales ciudades se han acogido al sistema de producción global y funcionan de modo permanente. Las tiendas y supermercados abren, cada vez más, las 24 horas del día. Lo que es sorprendente es que los sistemas de apoyo social que han estabilizado la lógica industrial de la producción, el trabajo y la vida, no han desarrollado aún nuevos modos de apoyar a una sociedad de 24 horas. Los principales déficits, a este respecto, se pueden encontrar en áreas como el cuidado de los niños, la educación, y el acceso a los servicios públicos (véase Cuadro 2).

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Cuadro 2. Vivir y trabajar en la sociedad postindustrial

Desde la segunda guerra mundial se han producido muchos cambios globales en la forma de organizar la vida en Europa Occidental. Al principio, el trabajo había abandonado totalmente el dominio privado y se había introducido en el dominio público, donde se organizaba según procedimientos normalizados y, por lo general, altamente formales (horario de nueve a cinco, etc.). El trabajo autónomo por encargo en casa, el vivir cerca de la fábrica, son cosas del pasado. Gracias al auge de los sindicatos, los acuerdos laborales, la negociación colectiva, etc., el trabajo y las actividades afines también se trasladaron al dominio público. Además, la cada vez mayor movilidad en el siglo veinte hacía que no fuera tan importante la distancia entre el lugar donde se trabaja y el lugar donde se vive.

Las nuevas tecnologías están ahora invirtiendo el proceso y trasladan el trabajo otra vez al dominio privado. Parte del encanto del teletrabajo, por ejemplo, se explica por la necesidad de personalizar más el trabajo (así como permitir a la gente elegir en dónde vivir y cuántas horas trabajar). Pero mientras tanto, la esfera privada también ha cambiado. Muchas tareas que antes se reservaban al dominio privado, como la educación y la formación, ahora son públicas. Uno de los motores de este fenómeno es el incremento del número de mujeres que trabajan fuera de casa. Esto fue resultado de la mayor demanda de trabajo en los cincuenta así como del cambio en la identidad femenina que trajo el feminismo. En pocas palabras, desde la segunda guerra mundial dominan dos tendencias:

Primera, la organización industrial del trabajo deja paso al modelo postindustrial y se demandan, en consecuencia, cambios en las instituciones relacionadas (sindicatos de trabajadores, sistema educativo, etc.).

Segundo, el modelo familiar deja de ser el de "familia numerosa" y se convierte en uno más centrado en el individuo.

En la convergencia de ambas tendencias, es decir, la individualización de la vida y del trabajo, es en donde se apoya el desarrollo de lo que se ha llamado la "sociedad mosaico" y constituye el centro de muchas áreas de tensión que es probable que surjan en el futuro.

En el modelo tradicional o "industrial", trabajar, vivir, aprender, etc., iban separados en un orden secuencial lógico bien delimitado (de 9 a 5) -ir a la escuela, ser estudiante, formarse, trabajar, tener niños, etc. Las demandas de la economía de 24 horas, con sus necesidades de disponibilidad permanente y flexibilidad de los servicios, la fuerza laboral, etc, han terminado con este modelo. Así se producen tensiones entre la forma industrial de organizar la vida, que todavía persiste en ciertas áreas, y las demandas de la forma "informacional" de vivir y trabajar, basada en los servicios.

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Otra área en la que todavía estamos lejos de alcanzar la Europa Móvil es el mercado de mano de obra. No sólo existen barreras culturales y lingüísticas para la movilidad laboral sino que también los sistemas de seguridad social (por ejemplo, el derecho a una pensión, los seguros médicos) son tremendamente rígidos. Los sistemas de investigación en los estados miembros son un buen ejemplo de barreras institucionales para la movilidad. De hecho, en muchos países, las universidades permiten un acceso muy limitado a los candidatos extranjeros. Esto no solo tiene implicaciones para conseguir la formación permanente de los trabajadores que cambian de país sino que también subraya la urgencia de la reciente iniciativa de la CE sobre la creación del espacio europeo de investigación.

Los sistemas educativos y de seguridad social todavía suponen una barrera para la movilidad de los trabajadores de la Unión Europea

El tercer nivel de la Europa Móvil que hay que abordar es el de las condiciones jurídicas, institucionales y contextuales que gobiernan la vida económica y social. El tema de la posibilidad de transferir los derechos de pensión o el de los subsidios de desempleo anteriormente mencionados son problemas de marcos jurídicos. Las barreras para acceder a los sistemas educativos son de naturaleza institucional y solo están empezando a desaparecer en el ámbito universitario. En niveles educativos más bajos, sin embargo, todavía existen barreras considerables. Pero la movilidad también tiene implicaciones en el horario de los colegios. Actualmente, las clases comienzan a las 9 y terminan a las 4. En una economía electrónica de 24 horas, el trabajo ya no se organiza de acuerdo con ese horario y por eso es necesario volver a definir los sistemas de educación, de cuidado de los niños y de trabajo si queremos hacer una sociedad que favorezca la vida familiar.

En otras áreas, por ejemplo en el comercio electrónico, las normas son un punto clave para animarse a adoptarlas. La normativa del mercado único, basada en el principio de reconocimiento mutuo, proporciona un ejemplo de cómo se podrían reconciliar en un marco general las normas nacionales y la necesidad del libre movimiento de bienes en el mercado europeo.

Las demandas de la economía de 24 horas exigen volver a definir los sistemas de educación, de cuidado de los niños y de trabajo

Anticiparse y prepararse para una Europa Móvil: una tarea política clave

El reto general descrito es de una magnitud tal que requerirá un gran esfuerzo conjunto de toda Europa. De hecho, se podría entender la creación de una Europa Móvil como el paso siguiente que hay que dar, tras la creación del Mercado Único y la Unión Monetaria, para construir una Europa competitiva y mantener una elevada calidad de vida.

La Europa Móvil se refiere a dos grupos de ambiciones. Por una parte, se refiere a la necesidad de que las personas, los capitales, los bienes y los servicios se muevan libremente y sin obstáculos por toda Europa con el fin de responder a los retos económicos, sociales y tecnológicos que el mercado único, la ampliación europea y la globalización imponen sobre Europa. Por otra parte, una Europa Móvil también se refiere a las distintas ambiciones de las sociedades de Europa para mantener su identidad y calidad de vida. Por tanto, la Europa Móvil es un paradigma específico de Europa para crear un lugar más atractivo en el que producir, y también crear un lugar mejor en el que vivir y trabajar.

Para desarrollar una estrategia para conseguir la Europa Móvil habría que tomar lo antes posible dos medidas preparatorias. La primera es que necesitamos un mejor diagnóstico y análisis de las áreas que con mayor probabilidad van a verse afectadas por el nuevo paradigma. En segundo lugar, necesitamos un debate sobre cómo les gustaría a los europeos que fuera Europa en el futuro (es decir, un debate sobre nuestra visión del futuro en la era del paradigma electrónico).

Para crear una Europa Móvil necesitamos un mejor diagnóstico y un mejor análisis de las áreas que con mayor probabilidad van a verse afectadas por el nuevo paradigma, y también necesitamos un debate sobre cómo queremos que sea Europa en el futuro

Por lo que respecta al primer requisito, es necesario investigar más profundamente y ampliar nuestra comprensión de los requisitos de movilidad y de cómo podría conseguirse una Europa Móvil. Hay diversas áreas más proclives que parecen estar particularmente afectadas por los cambios anteriormente descritos. En estas áreas sería muy valioso entender mejor los cambios, las oportunidades y los riesgos que se aproximan. Además, la importancia de estos asuntos para toda Europa significa que se preste una consideración en profundidad en las futuras actividades de investigación europeas6:

Visiones del transporte y la movilidad en una Europa ampliada: En esta área es necesario mirar más allá de la construcción de nuevas infraestructuras y tratar de explorar nuevas formas de movilidad electrónica y soluciones de tipo organizativo capaces de satisfacer las necesidades de movilidad con menos transporte físico. Podrían incluir la definición de vías críticas y el diseño de políticas para conseguir que, mediante un uso más extenso de soluciones basadas en TIC, el crecimiento económico no tuviera que ir ligado al transporte.

Comercio B2B y su impacto en las estructuras de producción. En esta área habría que centrar la investigación en los cambios de la estructura de los sistemas productivos y también revisar el papel crítico de los sistemas de pago y las interfaces tipo web para poder introducir y facilitar nuevos sistemas de producción y distribución en Europa.

Servicios sociales en el sector sanitario: Esta área representa para la sociedad un capítulo importante de gastos con tendecia a aumentar a medida que la población envejece y salen al mercado nuevas tecnologías sanitarias. Habría que centrarse en el impacto que los nuevos servicios a distancia y el intercambio de datos médicos tienen sobre la eficiencia económica y los modelos de organización del sector de la salud en Europa. Es muy posible que la eficiencia del sector sanitario mejorara con la creación de centros sanitarios especializados interconectados por TSI. Un sector sanitario más móvil también supondría un refuerzo de los patrones de cooperación (y de competencia) transnacionales, actualmente todavía infradesarrollados.

Servicios de medios móviles y patrones de vida en las ciudades futuras: La investigación en esta área podría abordar la transformación del tiempo y del espacio en las ciudades y sus alrededores, así como entre las ciudades y las regiones interiores. Es necesario intercambiar y revisar continuamente nuevas "buenas" prácticas sobre cómo las políticas municipales organizan y facilitan la vida y el trabajo, y también es necesario fomentar la colaboración mediante el desarrollo de redes entre las ciudades en todo el mundo.

Mercados de mano de obra abiertos en Europa y entre comunidades: Es necesario estudiar las barreras para un mercado de mano de obra único y efectivo y los medios para superarlas. Por ejemplo, la falta de movilidad en la protección social de un país a otro ha sido identificada como un impedimento crucial para la movilidad laboral7. Esta problema va ligado también a los actuales debates sobre los futuros sistemas educativos y la creación de redes de investigación transnacionales en Europa.

En cuanto al segundo requisito, necesitamos moldear una sociedad móvil compatible con los valores y objetivos de Europa. Por el momento no parece que esté muy claro cómo quiere ser Europa dentro de diez o veinte años o, al menos, parece que hay puntos de vista contradictorios8. Por eso sería importante un mayor diálogo social sobre los objetivos de un proyecto de la Europa Móvil, en la misma línea de los debates a los que asistimos durante la preparación de los proyectos Mercado Único y Unión Monetaria. Esto incluso podría ser un requisito en términos de los principios de gobernación que la Europa Móvil defiende.

Las áreas de mayor importancia para el nuevo paradigma incluyen la desvinculación del transporte y el crecimiento, el examen de cómo afectará el comercio electrónico a los patrones de producción, el estudio de las oportunidades que la interconexión ofrece a los servicios sanitarios y el impacto más general del paradigma electrónico sobre la vida y el trabajo

Como parte de este debate, la política científica tendrá que garantizar que las implicaciones, consecuencias y mecanismos que subyacen en el cambio de Europa hacia la sociedad móvil se entienden mejor, para así informar a los responsables de la toma de decisiones de las opciones y riesgos que existen, y asesorar sobre las posibles opciones. Quizá se podría tener esto en cuenta en el Sexto Programa Marco, que podría utilizar la Europa Móvil como un tema modelo para unir las cuestiones tradicionales de I+D con los asuntos socioeconómicos, especialmente desde que el espacio europeo de investigación parece alinearse más con la noción de la Europa Móvil.

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Palabras clave

economía móvil, sociedad de 24 horas, economía electrónica, gobernación europea, valores europeos, espacio europeo de investigación, Sexto Programa Marco

Notas

  1. Preferimos el término Tecnologías de la Sociedad de la Información mejor que Tecnologías de la Información y la Comunicación como sugiere un enfoque de la tecnología más centrado en el ciudadano.

  2. La informática ubicua y los entornos inteligentes denotan la aplicación omnipresente e interconectada del poder informático a toda clase de actividades. Para más detalles véase Information and Communication Technologies and the Information Society, informe del panel TIC, Futures Report Series 03, EUR 18730, IPTS, Sevilla.

  3. Estos motores de cambio se han analizado con más detalle en el Proyecto Futuros del IPTS. Véanse varios informes en http://futures.jrc.es

  4. Véase el discurso de Romano Prodi "Shaping the new Europe", Parlamento Europeo, Estrasburgo, 15 de febrero de 2000. Disponible en el sitio web de la Comisión Europea: http://europa.eu.int

  5. En relación con el mundo de la investigación, el concepto de Europa Móvil se solapa obviamente con la Iniciativa del Área de Investigación Europea lanzada por el Comisario Busquin en enero, y especificada en una reciente Comunicación de la Comisión (COM(2000) 612, 4 de octubre de 2000).

  6. La lista de temas sugeridos para un estudio más exhaustivo se propuso en un seminario organizado por el IPTS el 29 de junio de 2000 en Barcelona.

  7. Véase la nueva Agenda sobre Política Social prevista hasta 2005, adoptada por la Comisión el 28 de junio de 2000.

  8. G. Bertrand, A. Michalski, L. Pench, Scenarios Europe 2010, Five possible Futures for Europe, Forward Studies Unit, 1999. Disponible en: http://europa.eu.int/comm/cdp/working-paper/senarios_an.pdf

Contactos

Matthias Weber, Centro Austriaco de Investigación

Tel.: +43 (0)5 05 50 38 65, fax: +43 (0)5 05 50 38 88, correo electrónico: matthias.weber@arcs.ac.at

Jean-Claude Burgelman, IPTS

Tel.: +95 448 82 98, fax: +95 448 82 93, correo electrónico: jcburger@vub.ac.be

Sobre los autores

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K. Matthias Weber es ingeniero y licenciado en ciencias políticas y doctor en economía por la Universidad de Stuttgart. Ha trabajado en el IPTS de 1993 a 2000, donde dirigió y trabajó en algunos proyectos en el campo del transporte y la movilidad. Desde 1998 es uno de los miembros principales del equipo Futuros del IPTS, que trabaja en temas de competitividad, desarrollo regional, ampliación y movilidad. En diciembre de 2000 se trasladó al Centro Austriaco de Investigación como jefe de la Unidad de Política Tecnológica.

Jean-Claude Burgelmann es doctor en ciencias sociales y posee un máster en dinámica de la ciencia y la tecnología por la Universidad Libre de Bruselas. Es profesor de política de las tecnologías de la comunicación por la misma universidad, donde ha creado y dirigido el centro de investigación SMIT (Estudios sobre Información y Telecomunicaciones). Trabaja en temas de impacto socioeconómico de las TIC en Europa y en los países en vías de desarrollo. Trabajó en el IPTS desde diciembre de 1998 hasta septiembre de 2000.

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,

edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and

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