La antigüedad grecorromana

AutorManuel Baelo Álvarez
Páginas71-120
CAPÍTULO II. LA ANTIGÜEDAD
GRECORROMANA
1. INTRODUCCIÓN
En este Capítulo II, analizaremos la influencia e importancia del helenismo
y del Derecho romano en los albores de la regulación normativa de la adop-
ción, equiparando a la filiación adoptiva con la filiación por naturaleza (bajo
la máxima justinianea de “adoptio naturam imitatur”) al incorporar un nuevo
miembro al grupo social (hetaireia cretense, fratía de Atenas y curia romana)
y familiar del adoptante (hestia ateniense y domus de Roma).
Para ello, explicaremos la transformación y evolución de la paternidad
adoptiva (significación social) en el sistema socioeconómico (transmisión de
bienes patrimoniales, ascenso en la escala social, intercambio en el excedente
de hijos y establecimiento de vínculos o alianzas comerciales, familiares y per-
sonales), en el ámbito sucesorio (elección del adoptado conforme a la voluntad
del paterfamilias o del Kyrios) en la esfera religiosa (perpetuar el culto de los
dioses-manes familiares y tributar los ritos funerarios), en el sistema político
(los hijos adoptivos fueron preferidos a los naturales o legítimos entre los Em-
peradores y la nobilitas romana) y en el ámbito personal o afectivo (“adopción
por compasión” generalmente ante los menores expuestos o abandonados).
Por último, abordaremos la problemática del abandono y de la exposición,
valorando su conexión con la institución adoptiva y con las causas sociales
que suscitaban la atribución de la paternidad y la legitimidad de los hijos al
paterfamilias o al Kyrios.
2. LA ADOPCIÓN EN LA GRECIA ANTIGUA
2.1. Antecedentes
En la antigua Grecia y sus ciudades-Estado, coexistieron dos modelos di-
ferenciados en la organización social, civil y familiar: el sistema oligárquico
MANUEL BAELO ÁLVAREZ
70
y marcial de Esparta frente al modelo de Atenas y de la ciudad cretense de
Gortina.
En este sentido, es importante subrayar antes de comenzar este Epígrafe,
que el concepto de polis o de ciudad-estado, era propio de la Antigüedad y se
caracterizaba por tener una reducida extensión territorial (núcleo urbano en
el que se concentraban los servicios políticos, administrativos, comerciales y
religiosos), una autosuficiencia económica (autárkeia), independencia o liber-
tad política (no estando sometida a otra ciudad o poder extranjero) y soberanía
jurídica o autonomía propia a la hora de establecer sus leyes.79
De este modo, en cada una de las polis el significado y la finalidad social
de la exposición, de la maternidad sustitutiva, del abandono de los hijos y de
la adopción, difiere del modelo económico, jurídico, familiar y político de las
principales ciudad-estado helénicas (Esparta «versus» Atenas «versus» Gortina).
2.2. El modelo de Esparta
En Lacedemonia o Laconia (una de las comarcas al sureste del Pe-
loponeso) también denominada Esparta por el poeta y rapsoda de la
Grecia micénica Homero, debido a las características propias de su fé-
rrea organización sociopolítica (constituida en una timocracia en la que
todos los hijos eran propiedad del Estado que se encargaba de su edu-
cación, de su crianza y de su tutela con el objetivo de formar vigorosos,
obedientes y valientes soldados u hoplitas para la defensa de la polis)80
no se contemplaba la adopción como institución social y de filiación o pa-
rentesco dependiente de la familia, cuya función social era eminentemente
reproductiva y económica.81
La educación castrense, agoge (aγωγή), basada en la disciplina, obedien-
cia y uniformidad era obligatoria para todos los espartiatas. Los derechos de
ciudadanía se obtenían por el mero de hecho de nacer en Esparta, pero la
ciudadanía plena sólo se alcanzaba tras superar los diferentes grados de la
agoge, integrarse en el ejército (con la categoría de ciudadano-soldado), acce-
79
FINLEY, M. La Grecia Antigua, Trad. Teresa Sempere, Crítica, Barcelona, 1984, pág. 37.
80
Como reconoce Plutarco en su obra Vidas Paralelas, “Licurgo no consideraba propiedad
de los padres a los niños, sino patrimonio de la polis, y, por ello, quería que los ciudadanos
fueran hijos no de cualesquiera, sino de los mejores”. PLUTARCO. Vidas Paralelas I, Trad. A.
Pérez Jiménez, Editorial Gredos, Madrid, 1985, pág. 307.
81
SÁNCHEZ RUIPÉREZ, M et al. Historia de Grecia, Montaner y Simón, Barcelona, 1979,
págs. 101-02; BOWEN, J. Historia de la Educación Occidental, Editorial Herder, Barcelona,
1976, págs. 85-91.
Los orígenes de la adopción desde una perspectiva sociojurídica 71
der a un klêros o lote de tierra cultivable y contribuir a las phiditias o syssitias,
compuestas por quince ciudadanos alrededor de una comida colectiva.82
2.2.1. El abandono y la exposición en Esparta
Plutarco describe en su obra Vidas Paralelas, como los hijos de los espar-
tiatas nada más nacer era examinados por un consejo de ancianos y sabios
(gerusia) en la Lesjé (que eran los edificios ubicados en plazas o santuarios
donde se reunían los ciudadanos, como la Lesjé de Crótanos o la Lesjé de Poi-
kile) con el objetivo de determinar su resistencia o reciedumbre y encontrar la
más mínima patología mental, física o malformación y deformidad congénita
que hiciera inviable su crianza.
Por tanto, las mujeres no lavaban con agua a los niños, sino con vino, ha-
ciendo como experiencia de su complexión, porque se tiene por cierto que los
cuerpos epilépticos y enfermizos no prevalecen contra el vino, que los amorti-
gua; y que los sanos se comprimen con él, y fortalecen sus miembros.
Plutarco. Licurgo. XVI.83
Como que a un parto no dispuesto desde luego para tener un cuerpo bien
formado y sano, por sí y por la ciudad le valía más ésto que el vivir.
Plutarco. Op. cit.
Aquellos niños que no superaban el examen o no eran lo suficientemente
“aptos” y “resistentes” debían ser arrojados en las kaiadas o apothetas (término
cuyo significado es el de “lugar de abandono”) una zona barrancosa en las es-
tribaciones del monte Taigeto (Ταΰγετος) al ser una carga para la supervivencia
de la polis y de la vida colectiva de todos los espartiatas.
En el caso de las niñas, su ocupación y obligación primordial dentro del
régimen espartano era la de procrear y engendrar futuros hoplitas; por ello, y
ante el déficit demográfico causado por las múltiples contiendas bélicas, era
inusual su exposición o abandono84
82
FORNIS VAQUERO, C. Esparta. Historia, Sociedad y Cultura de un mito Historiográfico,
Editorial Crítica, Barcelona, 2003, pág. 245; CARTLEDGE, P. Spartan Reflections, University
of California, Berkeley, 2003, pág. 44; GÓMEZ ESPELOSÍN, F. J. Introducción a la Grecia
antigua, Alianza Editorial, Madrid, 1998, pág. 80.
83
PLUTARCO. Vidas Paralelas. Tomo I. Trad. Antonio Ranz Romanillos, Espasa-Calpe,
Madrid, 1945, pág. 133.
84
ERTING, C et al. The Deaf Way: Perspectives from the International Conference on Deaf
Culture, Gallaudet University Press, Washington, 1994, pág. 240; GARLAND, R. The Greek
way of death, Cornell University Press, New York, 2001, pág. 82; DILLON, M et al. Ancient
Greece: Social & Historical Documents from Archaic Times to the Death of of Alexander the

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