La «anti-metafísica» de la democracia moderna: la raíz de todos sus males

AutorJulio Alvear Téllez
Páginas115-141
LA «ANTI-METAFÍSICA» DE LA DEMOCRACIA
MODERNA: LA RAÍZ DE TODOS SUS MALES
Julio ALVEAR TÉLLEZ
Universidad del Desarrollo de Santiago de Chile (Chile)
1. INTRODUCCIÓN
La democracia moderna será considerada en el futuro como un régi-
men político perjudicial para la sociedad humana. Parece, a simple vista,
sorprendente esta tesis, y contraria a las evidencias del lugar común. In-
cluso peligrosa para el actual régimen de libertades públicas.
Nada de eso. Para comprender la tesis en todos sus alcances, es nece-
sario, como cuestión preliminar, aclarar los conceptos. Qué entendemos
por «democracia» y qué se sugiere con el calificativo de «moderna». Ob-
viamente no estamos frente a un asunto puramente terminológico, pues
la democracia moderna segrega una concepción política que, desde la Re-
volución francesa, se ha venido imponiendo, primero a Occidente, des-
pués al mundo. Una feliz solución, se repite hasta el aburrimiento, a los
problemas del poder y sus límites, a la participación política, a la libertad
ciudadana, a las aspiraciones de igualdad, etcétera.
En este trabajo precisaremos, en primer lugar, qué se entiende por
«democracia moderna», para después analizar sus males. Tales males o
perjuicios son de diversa naturaleza: filosóficos, religiosos, políticos, so-
ciales, económicos y culturales. En la imposibilidad de analizarlos todos,
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nos centraremos en los más desconocidos o los menos obvios. Para lo
primero, nos serviremos, en general, de los propios cultivadores de la
democracia moderna. Para lo segundo, utilizaremos reflexiones del tradi-
cionalismo hispano, en particular las desarrolladas por el filósofo español
Rafael GAMBRA. Se trata de reflexiones que suelen ser obliteradas porque
no se ajustan de un modo servil a la moda, pero, que, sin embargo, se han
formulado desde el refugio de la sabiduría, que, en nuestros tiempos, es
el magnífico refugio de la disconformidad.
2. QUÉ SE ENTIENDE POR «DEMOCRACIA»
Y POR «MODERNA»
Para discernir qué es la «democracia moderna» hay que distinguir
entre los dos términos.
En primer lugar la «democracia». Por «democracia» debemos en-
tender no sólo una forma de gobierno, sino un régimen político. Nuestra
crítica apuntará primordialmente a lo segundo, no a lo primero.
Como forma de gobierno, la «democracia» es una palabra sin preten-
siones ideológicas. Alude a una realidad política bastante clara, que pue-
de darse o no en la historia de las civilizaciones. Hay democracia cuando
la población participa en diversos grados en la gestión pública. Puede, in-
tervenir, por ejemplo, de un modo directo respecto de los asuntos que le
competen cotidianamente, como los ciudadanos cualificados de la Atenas
clásica o los vecinos acreditados de los cabildos indianos. O de un modo
indirecto, por representación corporativa y mandato con instrucciones,
como en las cortes medievales. Es la democracia que SANTO TOMÁS con-
sidera como un elemento mediador del régimen mixto.
En los tiempos modernos, la democracia como forma de gobierno
se ha complicado. Los ciudadanos participan regularmente en la gestión
pública pero sólo de un modo indirecto o por representación. Y otorgan
un mandato libre, no con instrucciones. Eso significa, que, en la práctica,
el representante se desliga, desde el mismo día de la elección, de quienes
realmente le han votado, porque teóricamente se supone que representa
a la nación toda.
Precisamente aquí la «modernidad» ha contaminado la democracia,
entendida como simple forma de gobierno. ROUSSEAU abominaba de los
«intereses particulares», pues no había manera de acoplarlos a la Volun-
tad General. Desde entonces, los representantes populares representan,

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