El medio ambiente en los planes estratégicos de las Universidades
| Autor | Melania Coya García |
| Cargo del Autor | Universidad de Santiago de Compostela |
EL MEDIO AMBIENTE EN LOS PLANES ESTRATÉGICOS DE LAS UNIVERSIDADES
MELANIA COYA GARCÍA
Universidad de Santiago de Compostela
INTRODUCCIÓN
La planificación de cualquier proyecto estratégico de una Universidad tiene que estar precedido por una profunda reflexión sobre el perfil que se pretende alcanzar con la misma y los objetivos para lograrlo. Si se quiere conseguir una Universidad de calidad, entendido este concepto en sentido amplio como progreso, se deben tener en cuenta –entre otras cuestiones- las demandas de la sociedad así como los problemas que le afectan.
Uno de los problemas más inquietantes y acuciantes que sufre la humanidad son los desequilibrios que provocan las actuaciones del hombre en la naturaleza, producto de un modelo de desarrollo que prima el crecimiento económico ilimitado y la producción de capital a través de la producción y el consumo. La práctica de este modelo ha desembocado en una evidente y profunda crisis ambiental de dimensiones planetarias que se refleja en la existencia de graves problemas en el entorno natural (escasez de agua, desertización, cambio climático, destrucción de la capa de ozono, etc.) y en el entorno social (desequilibrios demográficos y económicos entre naciones, conflictos bélicos, migraciones masivas, aumento del desempleo, aparición de nuevas enfermedades y empeoramiento de otras, etc.).
La Universidad, en cuanto institución social, no puede mantenerse ajena a la realidad social y a los acontecimientos que se dan en ésta, debe comprometerse con la crisis ambiental y entender que tiene que desarrollar un papel especial en la protección del medio ambiente, así como en la búsqueda de un modelo de desarrollo sostenible. Como apuntó la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en el conocido Informe Brundtland, este modelo de desarrollo se caracteriza fundamentalmente por satisfacer las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades (CMMAD, 1989: 50); es un desarrollo centrado en una mejora cualitativa de las condiciones de vida (dirigido hacia la equidad, la justicia y la democracia), y adaptado a las leyes de la naturaleza y a la capacidad de los ecosistemas como base imprescindible para la unión armónica entre el desarrollo y el medio ambiente.
Desde la década de los setenta, han sido muy numerosos los encuentros e informes internacionales que han recalcado sucesivamente la responsabilidad e importancia que tienen las instituciones de educación superior en el logro de la sostenibilidad. Pero sin duda alguna, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), llamada también Cumbre de la Tierra, fue una de las que dejó más clara esta ambición. La conferencia incluyó a las Universidades en el programa estratégico de acción, denominado Agenda 21, como elementos integrantes de una política ambiental y de desarrollo global, en el que se les instaba a la aplicación de estrategias de desarrollo sostenible en sus distintos ámbitos de intervención.
En este mismo sentido, la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI (1996), en su informe La educación encierra un tesoro, presidido por Delors, insistió también en el papel fundamental que debía desarrollar esta institución en la protección del medio ambiente. Se valoró que la Universidad como centro en el que se desarrollaban actividades asociadas al progreso de la sociedad (formación, investigación, creación de conocimiento, etc.) podía y debía contribuir especialmente al desarrollo económico y social de los países y, por lo tanto, también al desarrollo sostenible:
“En una sociedad, la enseñanza superior es a la vez uno de los motores de desarrollo económico y uno de los polos de la educación...
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