La política pública sociolaboral

AutorCarmen Ruiz Viñals
Cargo del AutorTutora y Consultora de la Univesitat Oberta de Catalunya

Las políticas sociolaborales constituyen la regulación política de los conflictos sociales que se dan en el mercado de trabajo, pero a esta definición, en una noción más amplia, hay que añadirle todo aquello que entendemos por política social.1 En una concepción generosa de la política social, ésta abarca la gestión pública de temas tan variados como la salud, la educación, los servicios sociales, la vivienda, el entorno urbano y el trabajo. Ya sabemos que existe una tendencia a equiparar la política social con el sistema de protección social, incluso estableciendo una equiparación con las políticas sociolaborales pasivas de garantía de rentas. Para evitar esta noción tan restrictiva de la política sociolaboral, se estructurará este punto en tres apartados. Se dedicará el primer apartado a aclarar el concepto de política laboral, con especial referencia a las políticas pasivas y activas. En un segundo momento, se analizará el concepto más amplio de políticas sociales, y se desarrollaran los conceptos básicos de las políticas educativas y sanitarias. Por último, se trabajará el concepto de red de actores, aplicándolo al campo de las políticas sociolaborales, entendidas como una unidad.

1. Las políticas laborales

Cuando se plantea el análisis de las políticas sociolaborales como conjunto, lo más común es que se piense en las políticas sociolaborales de tipo pasivo, que son las de tipo paliativo. Éstas se dedican a ayudar a las personas que, por las circunstancias de la vida, han visto reducidos sus ingresos a mantener su nivel de consumo. Ejemplos de este tipo de políticas son las prestaciones en situaciones de desempleo o las pensiones. También suelen tenerse en cuenta las políticas sociolaborales activas, aquellas que inciden en la resolución del problema macroeconómico del empleo de las personas afectadas por las crisis económicas y que fomentan la ocupación laboral.

Las políticas pasivas han sido las que tradicionalmente han consumido más recursos en el conjunto de las políticas sociolaborales españolas. Podría decirse que, desde posiciones de políticas públicas pasivas de lucha contra el desempleo, se está avanzando tímidamente, sobre todo en lo que respecta a prestaciones a la promoción activa de las oportunidades de empleo, con políticas activas de empleo. En general, podríamos definir todas las modalidades de políticas sociolaborales como la regulación política de los conflictos sociales que se dan en el mercado de trabajo.2

Durante muchos años, la lucha contra el desempleo se ha basado en una política reactiva. Temas como la formación, el autoempleo, el fomento de cooperativas, los viveros de empresa o los programas de inserción laboral social, que constituyen los ejes de acción de las políticas públicas sociolaborales activas, han sido políticas secundarias en la lucha contra el desempleo. Estos tipos de políticas han ido ganando en complejidad, incluyendo nuevos instrumentos en la lucha contra el desempleo con mecanismos como los servicios de orientación laboral, las bolsas de trabajo, la apuesta por el fomento del autoempleo, las escuelas taller, la asesoría de reinserción laboral, etc.

Los servicios de apoyo a las personas pueden entenderse en esta línea de políticas sociolaborales activas, ya que representan uno de los tipos de políticas públicas que más influye en la situación de las personas que reciben este tipo de apoyo, aunque estos programas hayan sido criticados debido a la dificultad de universalizarlos. Básicamente, se han basado en la educación de adultos y la mejora de la sanidad y de los servicios culturales, con el fin de asegurar el acceso de todas las personas a estos servicios. En la provisión de estos servicios, contribuyen todos los niveles de la Administración Pública, así como el llamado tercer sector o sector del voluntariado.

En muchas ocasiones, las políticas laborales activas han implicado modificaciones legales destinadas a facilitar la contratación de trabajadores y no suponen un gasto directo para la Administración Pública. Podemos llegar a decir que las políticas activas son la manera más eficaz de luchar contra el desempleo, mientras que las políticas pasivas son meramente paliativas de situaciones personales concretas. Veremos todo ello en los dos puntos siguientes. El primero hace una introducción a las políticas sociolaborales pasivas y el siguiente a las políticas sociolaborales activas.

1.1. Introducción a las políticas sociolaborales pasivas

El desempleo sobreviene con la pérdida involuntaria del trabajo por parte del trabajador, con las correspondientes consecuencias de pérdida de ingresos, capacidad de gasto y problemas de autoestima, etc. Esta pérdida no es atribuible a la voluntad del trabajador, y puede darse por despido individual -sea con causas objetivas o improcedente- o tratarse de un despido colectivo o, simplemente, que finalice el contrato sin que haya una renovación. El sistema de prestaciones por desempleo español cubre a todos los trabajadores por cuenta ajena, con las excepciones de los funcionarios y de los trabajadores con contrato de formación. Este sistema, en el caso español, es contributivo. Es decir, es necesario haber cotizado durante un tiempo anterior a la situación de desempleo.

En España se regulan también políticas sociolaborales pasivas dirigidas a la población sin empleo que no puede acceder a las prestaciones contributivas antes explicadas. Se trata de las prestaciones asistenciales. Van dirigidas a las personas que han cotizado menos tiempo del que se requiere para una prestación de paro, o que tengan responsabilidades familiares y satisfagan una serie de criterios concretos respecto a la cuantía de su renta familiar. Quien recibe la prestación de desempleo tiene que estar en disposición de trabajar, lo cual significa que debe poder hacerlo y que debe querer hacerlo.3 Para comprobar esta disponibilidad para la búsqueda activa de empleo, quien recibe la prestación tiene que aceptar las ofertas de trabajo que correspondan a su perfil laboral que le proporcione el servicio público de empleo. De la misma manera, debe aceptar los cursos de formación y de reinserción laboral que se le propongan y debe ir a firmar cada cierto tiempo a la oficina pública de empleo los días que así se estipule, para acreditar su presencia activa en la búsqueda de trabajo. Algunos autores piensan que la prestación por desempleo puede actuar como un desincentivo en la búsqueda de trabajo. Éste es un argumento que se utiliza, junto con el argumento del recorte presupuestario, para reducir los recursos destinados a la política sociolaboral contra el desempleo. Por el contrario, otros autores defienden la existencia de esta política, tanto porque ayuda a mantener el ingreso de las familias e individuos afectados por la situación de desempleo, como por razones macroeconómicas de mantenimiento del consumo y de la estabilidad del sistema económico.

Las jubilaciones constituyen el segundo ámbito de acción más importante en este tipo de políticas sociolaborales pasivas. Por norma general, la edad de jubilación se estipula en los sesenta y cinco años. La Administración española no prevé políticas públicas de jubilación anticipada instrumentadas como tales, pero pueden darse en los supuestos de jubilaciones anticipadas que se efectúan dentro del marco de los programas de reconversión económica; las jubilaciones anticipadas correspondientes a los contratos firmados desde el año 1985 que estipulen una relación con la misma y las jubilaciones de los trabajadores de más de sesenta años que estuvieron asociados a alguna mutualidad en el año 1967 y que pueden jubilarse anticipadamente. En todos los casos, pueden aplicarse coeficientes reductores a la pensión pagada.4

Además de las prestaciones por desempleo y las pensiones de jubilación, entre las políticas sociolaborales de garantía de rentas pasivas encontramos las pensiones por invalidez, los permisos por maternidad, los permisos para cuidar a familiares mayores, etc., entre otros, tal como se desarrolla en los capítulos XII, XIII y XIV del presente libro.

1.2. Introducción a las políticas sociolaborales activas

Las políticas sociolaborales activas son aquellas destinadas a fomentar el empleo.5 Concretamente, se puede pensar en políticas públicas sociolaborales que plantean programas de acción del tipo siguiente:

- Formación ocupacional.

- Programas de fomento del autoempleo.

- La promoción de cooperativas.

- Fomento de las sociedades anónimas laborales.

- Viveros de empresas.

- Capitalización de las prestaciones por desempleo.

- Subvenciones para la creación directa de empleo.

- Políticas a favor de la inserción laboral de las personas discapacitadas.

- Políticas a favor de la inserción laboral de los jóvenes.

- Políticas a favor de la inserción laboral de las mujeres.

- Políticas a favor de la inserción laboral de las personas mayores de 45 años.

- Programas de inserción laboral social.

- Servicios de orientación laboral.

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