Análisis lingüístico de los titulares de prensa en internet
| Autor | Carlos Oliva Marañón |
| Cargo del Autor | Universidad Rey Juan Carlos |
| Páginas | 53-69 |
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Hoy, los progresos en las denominadas Tecnologías de la Información, que abarcan los equipos y aplicaciones informáticas y las telecomunicaciones, están teniendo un gran efecto. De hecho, se dice que estamos en un nuevo tipo de sociedad llamada Sociedad de la Información o Sociedad del Conocimiento, que viene a reemplazar a los dos modelos socioeconómicos precedentes: la sociedad agraria y la sociedad industrial.
Las Nuevas Tecnologías han llevado consigo un cambio espectacular y drástico en todas las empresas. En los últimos años cabe destacar el medio Internet como el elemento revolucionario, seguido de la telefonía móvil. Internet se ha hecho imprescindible en cualquier empresa, con independencia de su tamaño, y tal ha sido su influencia, que, también, la mayor parte de los hogares españoles lo utiliza constantemente.
Así, el auge de las telecomunicaciones ha producido una transformación de las tecnologías de la información y de la comunicación, cuyo impacto ha afectado a todos los sectores de la economía y de la sociedad. También, Internet está disponible en muchos lugares públicos tales como bibliotecas, hoteles, ciber-cafés, etc. Una nueva forma de acceder sin necesidad de un puesto fijo son las redes inalámbricas, hoy presentes en aeropuertos, universidades, subterráneos o poblaciones enteras.
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Como no podía ser menos, nuestra prensa está estrechamente ligada a este formato. Hoy ya no hay excusa para no estar informado: la Red nos ofrece la posibilidad de acceder a la versión electrónica de los periódicos a golpe de "clic". Hace ya más de treinta años que el periodista francés Robert Escarpit acuñó la expresión "el papel fundamental del Periodismo es difundir informaciones, y, como consecuencia, la calidad del lenguaje periodístico tiene que ser su eficacia informativa" (Escarpit, 2001).
En primer lugar, hay que tener en cuenta la clase de lenguaje que se emplea en el periodismo. La prensa se expresa a través de un lenguaje escrito, de trazos fijos, cuya finalidad es la producción de textos. La escritura, que hace casi un siglo era prácticamente el único medio de difusión de la información, ahora, no es más que uno entre muchos, y los distintos lenguajes periodísticos tienen una infinidad de formas.
Así, la escritura es la codificación de la palabra en un código de trazos. Esa codificación permite pasar del canal acústico al canal óptico, con lo que se puede afirmar que la escritura es un sistema de grabación de las palabras. En este sentido, al contrario de la grabación mecánica, la codificación de la palabra por la escritura no tiene ni mucha fidelidad ni mucha fiabilidad, y su rendimiento depende de los idiomas. Por ejemplo, en el caso del castellano, la codificación escriptural es casi perfecta, mientras que en inglés, el código es polisémico. De esta forma, podemos afirmar que la primera función de la escritura es reproducir un discurso, lo que se ha denominado la función discursiva de la escritura.
Por tanto, un periodista que escribe en un periódico es, ante todo, un locutor diferido que se dirige a una audiencia ausente. Su lenguaje, entonces, tiene que presentar una de las características de la conversación directa, lo que se puede también expresar diciendo que existe una Retórica periodística. Por ello,
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una consecuencia es que el periodista tiene la responsabilidad básica de toda persona que hace uso de la Retórica: el poder de la manipulación. Ese poder lo tiene aún más y con más impunidad, ya que no se trata de una conversación, sino de un monólogo. Así, un oyente siempre puede reaccionar, aunque sólo sea con su mirada o su actitud. Los lectores no disponen de otro canal de contestación que el correo o a veces del teléfono, y todos conocemos la ínfima capacidad de esos canales.
Además, la escritura es una memoria informática, es decir, un dispositivo material que permite fijar y después recuperar un sinnúmero de informaciones que la naturaleza efímera del discurso oral dejaría escapar. En este sentido, un periódico es una memoria cuyo contenido se puede analizar aislando los datos más pertinentes, seleccionándolos y combinándolos.
Por tanto, se lee el periódico como se explora una memoria, buscando lo que tiene alguna pertinencia con las preocupaciones del lector. Por consiguiente, el lenguaje periodístico tiene otra exigencia además de la retórica ya señalada: la eficacia informativa. Esto supone que sea lo menos redundante posible, y que sea compatible con las preocupaciones del lector, que se adelante a sus preguntas.
De esta forma, el lenguaje periodístico, aparte de la responsabilidad de manipulación retórica, tiene una responsabilidad específica de la escritura en el más alto grado: abastecer al público de la materia prima de la información. En su mayor parte, los títulos periodísticos son informativos y, si se encuentran bien hechos, constituyen un resumen de lo que hay más nuevo y pertinente en la información. Hay que insistir en la pertinencia: es natural que se subraye lo inesperado del aporte de información de la noticia, pero su valor informativo depende también de la implicación del lector en el acontecimiento.
Así, la responsabilidad del periodista se ejerce no sólo en su manera de expresar sus experiencias y sus opiniones, sino también en su grado de participación en ese complejo proceso que va desde la caza de las noticias hasta su difusión. Por tanto, no sabremos cuál es exactamente la responsabilidad del periodista
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en su lenguaje hasta que sepamos quién controla el periódico. Esto implica que el lenguaje periodístico vale lo que vale el periodismo en un lugar y en un momento histórico dado.
En relación con el lenguaje periodístico, hay que reseñar que entre los objetivos de un periodista figura la consecución de un "buen titular". Además, aunque el titular procede de la prensa escrita, no es exclusivo de ella. Actualmente, los medios audiovisuales reproducen en sus noticiarios el formato de la prensa escrita, introduciendo titulares al comienzo de los boletines informativos. Igualmente, todos los medios elaboran las llamadas "Revistas de prensa", basándose únicamente en los titulares. El titular se configura así como un elemento "poderoso", capaz de definir por sí mismo la tendencia ideológica de un medio de comunicación.
También, la Red facilita el acceso gratuito únicamente a los titulares, no al desarrollo de la noticia. Si consideramos el gran porcentaje de personas que se limita a hojear el periódico o lo que es lo mismo, a la lectura de titulares, hemos de afirmar que su poder reside también en su capacidad de informar e influir de manera autónoma.
A veces, el periodista literariza su estilo, no tanto por lucirse como por obedecer a los sinceros movimientos de su ánimo. Sin embargo, la comunicación periodística y la literaria constituyen dos procesos bien diferenciados en todas sus funciones; siguiendo a Fernando Lázaro Carreter, se pueden establecer los puntos de oposición que a continuación se especifican (1977: 11-12):
a) Al escritor no le urgen necesidades prácticas inmediatas, mientras que en el caso del periodista, éstas son acuciantes.
b) El escritor se dirige a un receptor universal, sin rostro; el periodista, aunque el diario tenga una vasta audiencia, escribe para receptores bastante concretos, cuyo núcleo por lo común es fiel y poco variable.
c) El mensaje literario actúa sin límites de espacio y de tiempo; el periodístico pierde eficacia y se desvanece
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fuera de las coordenadas espacio-temporales concretas que definen la actualidad.
d) Al lector de literatura, por regla general, no le guían necesidades utilitarias, en contra de lo que ocurre cuando se convierte en lector de prensa informativa.
e) A diferencia de lo que sucede con las obras literarias, que actúan en situación de lectura sumamente diversa para cada lector (como resultado de...
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