Justo Zambrana. El ciudadano conforme. mística para la globalización. Taurus Pensamiento, 2006

AutorManuel Martínez Bargueño
Páginas248-251

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Nos hallamos, justo es reconocerlo así, ante una lectura especialmente recomendable para quienes en nuestro doble papel de directivos/funcionarios públicos y de ciudadanos tenemos, al menos, la obligación moral de reflexionar sobre los derroteros y perspectivas del mundo en que vivimos.

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Justo Zambrana Pineda, suficientemente conocido como político activo en los distintos cargos públicos de alta responsabilidad que ha desempeñado y desempeña, no lo era tanto, hasta ahora, como autor y pensador de fuste. Sin embargo, ha escrito, además de artículos para la prensa y revistas especializadas, una propuesta de articulación política amparada en la razón (La política en el laberinto. Salidas por la izquierda. Tusquets editores, 2003) y guarda, al parecer, como material inédito un estudio sobre San Juan de la Cruz, figura clave del misticismo a la que considera «llena de atractivo para el, por lo general, agnóstico ciudadano de la postmodernidad».

El libro que comentamos, estructurado en cinco capítulos, cuenta con dos partes fundamentales: una de crítica de la postmodernidad y de los distintos factores que la componen y otra de reflexión sobre las salidas posibles para trascender esa realidad. La escritura a través de la cual el autor nos trasporta de una parte a otra es, además, clara y elegante y diseña una estructura de trabajo bien definida apoyada en numerosas y bien trabadas lecturas, lo cual contribuye a dar actualidad y nitidez a los mensajes que nos quiere trasmitir.

En el primer capítulo del libro, titulado «La pérdida del relato» se analizan algunas de las causas que han llevado al agotamiento de los relatos, concepto este que hace referencia a las pérdidas de la narración religiosa y de la narración histórica como catalizadores de la estructura cultural de la humanidad y «expendedores de esperanza» sustituidas hoy día por «un amplio mercado de abalorios». La propia noción de progreso, entendida como superación en sus distintas etapas históricas ha sido dinamitada, contrariamente al pensamiento teórico de Hegel y Marx. «Que la historia se haya desarrollado, a menudo contra las previsiones, y que las superaciones históricas hayan ido acompañadas de holocaustos, violencias y toda clase regresiones, han demostrado la imprevisibilidad del futuro y han minado la fe en una concepción del progreso que implicaba la superación y el avance progresivo como elementos constitutivos» (pág. 34). El segundo agente socavador de la noción de progreso ha sido la ciencia, que al proliferar los saberes ha multiplicado los campos de incertidumbre haciendo inviable un relato orientador. La consecuencia es que ni religión ni política...

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