La violencia y los jóvenes maltratadores

AutorAna L. Cuervo García
Páginas29-67
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CAPÍTULO 3
La violencia y los jóvenes
maltratadores
Tanto la violencia como la agresión, son conceptos sobre los
que se han generado diferentes definiciones y teorías (Carrasco y
González, 2006). Tal es la diversidad de enfoques esgrimidos sobre
ambos fenómenos que ni si quiera existe un debate unánime sobre
la diferencia entre ellos.
Entre todos los autores que han definido y diferenciado la
agresión y la violencia se encuentran Anderson y Bushman (2002).
Para estos autores la agresión sería aquella conducta que inten-
ta causar un perjuicio. Además el agresor debe tener el convenci-
miento de que su comportamiento va a causar un daño en el agre-
dido y que éste intentará evitar la agresión. Dada esta definición, el
daño accidental y el daño sexual consentido, quedarían excluidos
del concepto de agresión.
Por otra parte, y siguiendo con la clasificación de Anderson y
Bushman (2002) la violencia sería la agresión que persigue un daño
extremo. En base a esto, toda forma de violencia sería una agresión,
pero no toda forma de agresión sería una expresión de violencia.
Otras definiciones de violencia también hacen hincapié en
aspectos como la intencionalidad. Así por ejemplo, teniendo en
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MENORES MALTRATADORES EN EL HOGAR UN ESTUDIO DEL FENÓMENO DE VIOLENCIA FILIO-PARENTAL
ANA L. CUERVO GARCÍA
cuenta también los fines, Salas-Menotti (2008) especificó que la
violencia es algo o alguien que fuera de su estado natural, se dirige
hacia un objetivo con intención de forzarlo, de resolver así un con-
flicto o de reclamar ciertos derechos ciudadanos.
Esta autora también definió la agresión y la conceptualizó
como un acto que persigue múltiples propósitos, que viene deter-
minado por diferentes factores y que resulta en un daño personal.
Salas-Menotti (2008) especificó que para que un comportamiento
sea considerado como agresivo se necesitan los juicios subjetivos
de intencionalidad y causalidad del mismo.
El objetivo de la violencia, como se puede comprobar en las
definiciones anteriores, es una variable que se tiene muy en cuen-
ta en las aproximaciones a este concepto. Así, se han distinguido
dos tipos de violencia en cuanto a su intencionalidad, estas son la
Violencia Reactiva y la Violencia Instrumental. La primera, la reacti-
va, se produce de manera respondiente a un estímulo o situación
provocativa anterior. Es decir, se reacciona violentamente ante un
elemento que resulta incómodo, desagradable o que se valora ne-
gativamente por parte del individuo violento. Mientras que la vio-
lencia instrumental, es aquella que se lleva a cabo con el fin de
obtener un resultado concreto, generalmente de modo inmediato.
1. TEORÍAS EXPLICATIVAS SOBRE LA VIOLENCIA
Además de definir la violencia, los esfuerzos en investigación
también se han centrado en las aproximaciones teóricas y etioló-
gicas de la misma. De esta manera, ésta se ha explicado desde di-
ferentes perspectivas en base a las distintas variables que se han
CAPÍTULO 3. LA VIOLENCIA Y LOS JÓVENES MALTRATADORES
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tenido en cuenta como las más relevantes en el proceso de adqui-
sición y mantenimiento de la conducta violenta por parte de los
individuos.
Para comenzar y teniendo en cuenta las habilidades humanas
de aprendizaje, se pretende exponer una de las teorías más clásicas
sobre la violencia, la de Albert Bandura y Richard Walters (1963).
Estos autores desde la perspectiva del Aprendizaje Social, explica-
ron la agresión que se aprende de forma imitativa, es decir, ob-
servando y procesando los comportamientos de otros a los que se
observa y se utiliza como modelo (los modelos pueden ser reales
o simbólicos). Para que se produzca este tipo de aprendizaje se de-
ben dar tres momentos diferentes pero entrelazados. En primer lu-
gar se debe producir el aprendizaje vicario de otro u otros sujetos
a los que se observa llevando a cabo conductas agresivas. También
puede darse un proceso de condicionamiento operante por el que
se da un refuerzo directo de la conducta agresiva aprendida. En un
segundo momento deben darse las condiciones necesarias para re-
producir ese comportamiento violento aprendido con anterioridad.
Estas serían varias: las experiencias aversivas, ya que ser agredido
propicia una respuesta agresiva; los móviles de incentivo, es decir,
que se den comportamientos agresivos o violentos a causa de las
recompensas que se espera obtener de ellos; también por el con-
trol por instrucciones, que haría referencia a esos momentos en los
que otros proponen llevar a cabo una agresión; el control ambien-
tal, que emana del entorno físico del sujeto y que puede propiciar
situaciones en las que la conducta de agresión se vea fuertemente
asociada a ese medio. El último momento sería el del mantenimien-
to de la conducta violenta por el reforzamiento. Este reforzamiento
puede ser directo y externo, por las gratificaciones que obtiene el
sujeto agresor a causa de su comportamiento, o puede ser vicario, al

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