La vida tras el auge de las materias primas

AutorFernando Gualdoni
Cargo del AutorRedactor Jefe del suplemento Negocios, El País
Páginas89-110
CAPÍTULO III
LA VIDA TRAS EL AUGE
DE LAS MATERIAS PRIMAS
Fernando GUALDONI
Redactor Jefe del suplemento Negocios, EL PAÍS
América Latina nunca ha sabido controlar su adicción a las
materias primas. En sus doscientos años de historia indepen-
diente, el continente ha basado su crecimiento económico casi
exclusivamente en la explotación de recursos naturales. Nada
menos que el 93 por 100 de la población y el 97 por 100 de la
actividad económica de la región se concentra en países que son
exportadores de materias primas. Hay industria, por supuesto.
Brasil tiene empresas de ingeniería y aeronáutica que están en-
tre las primeras del mundo, Argentina también y hasta es capaz
de construir sus propios satélites; y México es una potencia de
producción automovilística, por mencionar a las tres mayores
economías del área. Sin embargo, los recursos naturales siempre
han estado presentes en el inconsciente colectivo latinoamerica-
no como el conjuro para acabar con la maldición de las promesas
incumplidas. Los países se han volcado a producirlos y exportar-
los como si no hubiera un mañana. Y, salvo Chile, tampoco han
gestionado bien los ingresos generados por esas ventas con vistas
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Entre 2004 y 2011, América Latina vivió el periodo de auge
de los precios de las materias primas más importante de su his-
toria en términos comerciales. Nunca antes la región había ex-
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perimentado un ciclo tan amplio de apetito por los productos
primarios ni había respondido tan rápido a la demanda de la
economía internacional. Como sostiene el historiador británico
Víctor BULMER-THOMAS, América Latina nunca tuvo el don de
la oportunidad. Alargó demasiado su primer modelo de desarro-
llo basado en las exportaciones primarias cuyo auge se produjo
en el primer decenio del siglo XX, entró tarde al modelo de sus-
titución de importaciones mediante la creación de una industria
propia después de la Segunda Guerra Mundial, y también llegó
mal y a destiempo cuando intentó desarrollar un modelo de ex-
portaciones no tradicionales en los setenta y ochenta. La crisis
de deuda, además, arrampló con este intento. Pero la región sí
respondió bien a la escalada de los precios de las materias primas
que comenzó a principios de este siglo XXI. Con un sistema de-
mocrático relativamente asentado, algunas infraestructuras (no
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comercio internacional, América Latina fue capaz de hacer fren-
te casi al unísono a la gran demanda de productos básicos, sobre
todo desde las potencias emergentes.
Este «superciclo» tuvo dos características muy particulares.
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rales sin excepción: ganaron los productores de petróleo como
Venezuela, México, Colombia, Bolivia y Ecuador; los de mine-
rales como Chile y Perú; y los de bienes agrícolas como Brasil,
Argentina, Paraguay y Uruguay. En segundo lugar, un solo país,
China, un socio no históricamente tradicional de América Lati-
na, fue el principal responsable de ese auge. Esta combinación
de factores le permitió a la región casi no sentir los efectos de la
Gran Recesión de 2008-2009. En el turbulento año de 2010, por
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Estados latinoamericanos derivaban de las materias primas, en
contraste con el 9 por 100 de los países más desarrollados, según
el Banco Mundial.
El auge de los precios de las materias primas, y en especial del
petróleo, propició también el surgimiento de movimientos que
marcaron políticamente la región y que trascendieron sus fronte-
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ma Michael REID, editor de The Economist para América Latina
y autor del libro Forgotten Continent, el chavismo venezolano fue el
primer desafío real al conservadurismo y liberalismo latinoameri-

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