Vida privada sin intimidad. Una aproximación a los efectos de las intromisiones tecnológicas en el ámbito íntimo

AutorJosé Martínez de Pisón
CargoUniversidad de La Rioja
Páginas51-84

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1. Introducción

"La vida es corta. Ten una aventura. La web AshleyMadison.com luce este eslogan en su portal de acceso, dirigido a usuarios que quieren mantener un encuentro sexual ajeno a su pareja habitual. Ahora, un grupo de hackers ha accedido a sus bases de datos de la compañía propietaria, Avid Life Media (ALM), con sede en Toronto (Canadá), y ha publicado los resultados en la web, según indica el periodista especializado en seguridad informática Brian Krebs ...

Los hackers se hacen llamar The Impact Team y podrían haber acce-dido, siempre de acuerdo con el citado blog, hasta a 37 millones de datos de usuarios de los que atesora ALM. El jefe ejecutivo de la empresa, Noel Biderman, confirmó el robo de datos al blog y afirmó que la empresa estaba trabajando ‘con diligencia y frenéticamente’ para proteger la propiedad intelectual de la empresa ...".

El País, 20 de julio de 2015

De esta manera reflejaba un periódico de tirada nacional el pirateo y el robo de millones de datos de usuarios de una conocida web de encuentros sexuales. La noticia, así expuesta, pudiera generar alguna que otra sonrisa. Sin embargo, más allá de lo que pudiera parecer anecdótico, no deja de tener importantes repercusiones personales y sociales, como parece ser que tuvo. Sobre todo, debe incitar a una seria reflexión no sólo sobre los riesgos del empleo de la informática, sino también de la transformación de la idea de lo que es nuestra vida privada. A fin de cuentas quienes utilizaron los servicios de esta empresa buscaban desde luego una determinada prestación, pero tam-

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bién seguridad y, sobre todo, la garantía de privacidad, de que no se iba a hacer pública una relación íntima, esto es, lo que se hacía en intimidad. Lo mismo puede pasar al resto de ciudadanos en relación a otros datos de carácter personal (salud, religión, ideología, etc.) o sobre su vida y sus relaciones sociales.

Es más, a los pocos días, se publicó la noticia un tanto jocosa de que una empresa española, utilizando toda esa información, estableció cuál era el tipo medio de usuarios de esa web, cuál era la ciudad del mundo más "infiel", Sao Paolo (Brasil) o en qué países era mayor el porcentaje de mujeres que la utilizaban. Menos gracia tuvo la siguiente información de que grupos de delincuentes se servían de esa información, de acceso fácil en la red, para enviar un e-mail extorsionador, pues "los usuarios ‘destapados’ saben que pueden perder mucho si se revela su identidad y hay quienes están aprovechándose de esta vulnerabilidad para sacar dinero o algún otro rédito". Aún más, las autoridades de Canadá apuntan a otras consecuencias, como la posibilidad de que dos suicidios estén relacionados con el pirateo de esta web 1.

Esta noticia, y otras muchas que tienen que ver con un uso perverso de las tecnologías de la información y de la comunicación y, especialmente, con las virtualidades de la red, de Internet, ponen en cuestión, como poco, algunas nociones básicas sobre las que se ha desarrollado la sociedad occidental desde hace siglos. Más en concreto, las de vida privada e intimidad y, a su vez, dado el estrecho vínculo existente entre todas ellas, también la de dignidad humana.

"Vida privada sin intimidad" es el título de este artículo. Por paradójico que parezca ésa es la percepción que producen situaciones como la descrita u otras que se suceden aunque no siempre seamos plenamente conscientes. Piénsese, por ejemplo, en las posibilidades de entrar y curiosear los perfiles de Facebook, Twitter, etc., o de conectarse a una red privada y fisgonear a través de nuestra propia cámara del ordenador. Y lo que se puede hacer con esos datos y esa información. Siempre han existido voyeours, inocentes mirones que sólo buscan curiosear en la vida privada de los demás. Pero aquí no es esa la cuestión. Se trata de que seamos conscientes de que pueden utilizarse estos mecanismos con otros fines, incluyendo, los delictivos. Que el aumento de situaciones como la descrita altera sustancialmente elementos, conceptos e instrumentos que son parte importante en el día a día de nuestras vidas.

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Ante estos riesgos derivados de la evolución de la sociedad y del desarrollo tecnológico, cabe preguntarse si las instituciones y el derecho son capaces de dar una respuesta, si, desde una perspectiva iusfilosófica, pueden armarse suficientes argumentos o bien que reviertan esta situación o que afronten dichos riesgos satisfaciendo las demandas de los ciudadanos ante lo que algunos consideran agresiones.

Lo cierto es que, de la misma manera que se articuló un derecho a la intimidad, o a la privacidad, por utilizar el término anglosajón, también cabe decir lo mismo respecto a la respuesta jurídico-constitucional requerida ante los hechos expuestos más arriba. De esto trata este artículo. Primeramente, de la controversia sobre las nociones básicas -intimidad, privacidad, vida privada- y las pretensiones de reconceptualización o de revisión. Y, después, de estudiar y analizar cómo afecta esta reflexión al derecho a la intimidad y al surgimiento de nuevos derechos: el derecho a la protección de datos de carácter personal y del derecho al olvido.

2. ¿Hacia una reconceptualización de la intimidad?

La cultura occidental ha desarrollado durante siglos un fuerte sentimiento de la personalidad y de la identidad individual 2. Uno de sus principios básicos es el del libre y responsable desarrollo de la personalidad de cada uno como expresión de la dignidad humana que nos es inherente en tanto que personas. Vinculada estrechamente a esta idea está la de poder disfrutar de un espacio íntimo, propio, en el que ser uno mismo y en el que se pueda disfrutar de la amistad o de las relaciones con otros individuos. A ese conjunto de acciones y situaciones, solemos incluirlas en lo que, grosso modo, denominamos, "vida privada" 3.

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"Intimidad" es también una noción básica ligada a una concepción individualista de la vida 4. Presupone un modelo de persona que, al menos, desde una perspectiva filosófica hunde sus raíces en el pensamiento de S. PUFENDORF, con su distinción entre fuero interno-fuero externo, de I. KANT, con su insistencia en el valor moral de la "persona como fin en sí mismo", de B. CONSTANT y su fina percepción de la diferencia entre la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos, de J. S. MILL, con su lucha por la libertad de expresión y de conciencia, y de tantos otros. En todo caso, la idea de intimidad se va construyendo, con el paso del tiempo, para hacer también referencia a la existencia de un "ámbito íntimo", inexpugnable ante la mirada y el poder de otros, especialmente, del Estado. Por eso, los conceptos de "vida privada" y de "intimidad" tienen esa estrecha relación que da lugar a enormes confusiones y que justifica las reflexiones de importantes juristas 5.

Pues bien, lo que aparece en la situación tomada de la prensa y que da lugar a estas reflexiones es, precisamente, la existencia de una vida privada "aparente", en cierto modo, ficticia, pues la persona cree que está disfrutando de los beneficios de poseer una esfera propia en la que relacionarse libremente con otra persona, pero "sin intimidad" real puesto que, de forma subrepticia, un tercero rompe con la muralla que protegía ese espacio para

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convertirlo en algo público. Ha sucedido en estos casos, pero las posibilidades de la tecnología de la comunicación y de la información acrecientan considerablemente los casos en los que esto mismo pueda suceder. Y que, incluso, nuestra vida privada se convierta en algo público, a nuestro pesar, en cuestión de segundos. ¿Se puede, entonces, seguir hablando de "vida privada" como ámbito íntimo, de "intimidad" como secreto, de poder para impedir las injerencias e intromisiones, de control sobre nuestra vida personal y familiar, sobre nuestras decisiones, sobre la información que discurre por la red sobre cada uno de nosotros, etc.?

Las circunstancias descritas, en suma, el avance de las tecnologías de la información y de la comunicación y su proyección sobre la vida de las personas justifica que una parte importante de los especialistas aboguen por una relectura de las nociones básicas como "vida privada" e "intimidad" y un desarrollo de nuevos mecanismos jurídicos que protejan estos ámbitos y, en definitiva, queden a resguardo también el principio de la dignidad humana y el ideal del perfeccionamiento individual como meta. Como se ha escrito recientemente, "este nuevo contexto nos conduce a la revisión del concepto de intimidad y a valorar la ineludible necesidad de adaptarlo a las nuevas características de las sociedades con un alto grado de innovación y desarrollo tecnológico, especial-mente en el ámbito de la información y la comunicación" 6.

En realidad, el origen del derecho a la intimidad está estrechamente ligado al uso de la técnica y a la violación de la privacidad. La historia es bien conocida. El primer artículo en el que se define y defiende el "derecho a la intimidad" -"The right of privacy" (1890) de S. Warren y L. D. Brandeis- es escrito a raíz de la intromisión de unos paparazzi en la vida privada del primero y la publicación de noticias y fotos personales sin su permiso 7. El hartazgo por la exposición pública de la vida privada es lo que motiva este escrito sobre el derecho a la intimidad. Los autores no podían ni imaginar el éxito que acabaría por tener su respuesta ante la injerencia externa y el creciente interés de los medios de...

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