Vicisitudes en torno a la determinación de quienes hayan de entenderse técnicos competentes para la elaboración de...

AutorPatricia Valcárcel Fernández
CargoProfesora de Derecho Administrativo de la Universidad de Vigo
Páginas139-162

Vicisitudes en torno a la determinación de quienes hayan de entenderse técnicos competentes para la elaboración de proyectos de infraestructuras comunes de comunicaciones electrónicas (ICCE)

I. VISIÓN DE CONJUNTO. LOS SERVICIOS DE TELECOMUNICACIONES COMO SERVICIOS DE RED

Vivimos inmersos en la sociedad de la información. Sin duda alguna el sector de las telecomunicaciones1 constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que se asientan las civilizaciones modernas, en las que se ha vivido una auténtica revolución fruto de su constante e imparable auge. Los continuos e impresionantes avances producidos en las tecnologías de base han permitido en muy poco tiempo la rápida generalización e implantación no sólo en el ámbito empresarial sino también en el privado de los servicios más sofisticados surgidos en un ámbito -el de las telecomunicaciones- sumamente versátil y cuya capacidad crece exponencialmente a un ritmo sorprendente. Este desarrollo ha desencadenado un aumento sustancial de la variedad de servicios de telecomunicación existentes, destacando en particular, los relativos al tráfico de datos como consecuencia de la generalización del uso de internet, y del empuje de las posibilidades basados en su esquema (así: tráfico Ip, páginas web o contenidos multimedia), sin olvidar, por supuesto, las innovaciones en la prestación de servicios «clásicos» como la telefonía, la radio y la televisión.

El impulso del sector se ha debido, en gran medida, a la integración y complementariedad acaecida entre sectores dispersos, tales como la informática, la electrónica, la electricidad, la robótica y, obviamente, las telecomunicaciones, lo que ha propiciado la digitalización2 de estas últimas, y ha permitido el paso de la transmisión analógica y conmutación de circuitos a la transmisión digital y conmutación de paquetes de información.

Desde el punto de vista de los elementos tecnológicos involucrados, el proceso apuntado ha dado lugar, por una parte, a la aparición de «redes telemáticas», que han supuesto la ruptura entre el tipo de servicio de telecomunicación que se trata de prestar y la red que lo soporta. De esta forma, actualmente para la prestación de cada tipo de servicio de telecomunicación ya no es estrictamente necesario contar con una red específica e independiente adaptada a las características específicas del servicio. Lo anterior, sin embargo, no implica afirmar que todas las redes de telecomunicación posean idénticas características. Cierto es que existen distintos tipos de redes de telecomunicación, siendo sus particularidades las que determinan los servicios que con soporte en ellas se pueden ofrecer. No obstante, la tecnología ha posibilitado en no pocas ocasiones una interacción o colaboración mutua entre los distintos tipos de redes de telecomunicación.

De ahí que uno de los mayores retos del sector consista en consolidar una red de transporte que permita la transmisión, conmutación y encaminamiento de datos con la capacidad suficiente para gestionar el inmenso volumen de tráfico permitiendo que los servicios finales lleguen a los usuarios con la calidad adecuada. Se busca la implantación de redes evolucionadas en las que todos los servicios susceptibles de ser prestados puedan converger simultáneamente en una infraestructura común. La convergencia es el futuro3.

Y es que, a los efectos que a este estudio resultan relevantes, conviene no perder de vista que las telecomunicaciones funcionan a través de sistemas de red, por lo que no está demás desentrañar qué se entiende o en qué consiste una red de telecomunicaciones, o, en consonancia con la moderna terminología introducida por la Ley 32/2003, de 3 de noviembre, General de Telecomunicaciones (en adelante LGT 2003), una «red de comunicaciones electrónicas»4.

II. ELEMENTOS QUE CONFIGURAN DE UNA RED DE TELECOMUNICACIÓN

A este respecto, simplemente recordando la normativa estatal vigente en la materia, el punto de referencia inicial lo encontramos en la definición 25 del Anexo II de la LGT 20035 que se refiere a las «Redes de comunicaciones electrónicas» caracterizándolas como «los sistemas de transmisión y, cuando proceda, los equipos de conmutación o encaminamiento y demás recursos que permitan el transporte de señales mediante cables, ondas hetzianas, medios ópticos u otros medios electromagnéticos con inclusión de las redes satélites, redes terrestres fijas (de conmutación de circuitos y de paquetes, incluido internet) y móviles, sistemas de tendido eléctrico, en la medida en que se utilicen para la transmisión de señales, redes utilizadas para la radiodifusión sonora y televisiva y redes de televisión por cable, con independencia del tipo de información transportada».

La definición precedente deja claro que el concepto de red de telecomunicaciones o, red de comunicaciones electrónicas, tiene dos componentes de muy diversa naturaleza, a saber:

  1. De una parte lo integra una infraestructura física, formada principalmente por elementos materiales, tales como cables o la obra civil por donde discurren los mismos. Se trata de elementos polivalentes sobre los que se pueden prestar multiplicidad de servicios de telecomunicación, sin que ese uso conjunto de una misma infraestructura condicione su naturaleza jurídica. Ahora bien, la infraestructura física, si necesaria, es neutra, pues aunque su creación es requisito sine qua non para la existencia de los servicios, no es suficiente para proporcionar un sistema de telecomunicación, para ello es necesario, además, la organización o inteligencia de red:

  2. Al hablar de organización o inteligencia de red se está aludiendo al conjunto de elementos intangibles o inmateriales que propician que las señales circulen de forma útil por el elemento infraestructural físico. Es la técnica que permite el transporte de señales entre los puntos definidos de origen y terminación, por lo que incluye los equipos de conexión, de conducción y de enlace.

    En todo caso, en el campo de las telecomunicaciones la red física está indisolublemente asociada al servicio que se presta a través de ella, constituyendo un todo inescindible. Por ello, aunque idealmente pueden diferenciarse la infraestructura (obra civil) de la red (la que soporta el acceso a los servicios) la segmentación queda normalmente difuminada desde el momento en que, como quedará patente al abordar el objeto directo de nuestro estudio, suele emplearse el término «infraestructura» como comprensivo de ambos conceptos6.

    III. EL PAPEL DE LAS INFRAESTRUCTURAS COMUNES DE COMUNICACIONES ELECTRÓNICAS EN EL ENTRAMADO DEL SISTEMA GLOBAL DE LAS REDES DE TELECOMUNICACIÓN

    En efecto, llegamos de esta forma al ámbito material que nos interesa, el de las Infraestructuras Comunes de Comunicaciones Electrónicas (ICCE), anteriormente denominadas Infraestructuras Comunes de Telecomunicaciones (ICT)7. En concreto, nos referiremos al problema que se ha planteado en no pocas ocasiones a la hora de dilucidar cual es el profesional técnico competente capacitado para firmar los proyectos técnicos de elaboración previa necesaria a su ejecución. Para comprender en todos sus términos controversia surgida y la razón que inspira la solución que aquí se propone a la misma, es oportuno explayarse algo más acerca de qué son y para qué sirven las ICCE.

    Si como se ha puesto de relieve las redes de telecomunicación se caracterizan por su capacidad para transportar señales de un punto de partida a uno o varios de recepción, no cabe duda de que tan importante es el recorrido que esas señales realizan por las redes públicas de comunicaciones por las que han de discurrir como el que tienen que efectuar en el tramo último para acceder al punto de llegada, al usuario final del servicio de que se trate. Este recorrido es el que tiene lugar en el interior de los edificios particulares. Para que se produzca la llegada, las construcciones han de disponer de una red interior -la ICCE- que es la encargada de permitir tal recepción. De ahí que la adecuada realización del último recorrido resulte fundamental para cerrar el sistema y, por consiguiente, también en orden a garantizar la efectividad de muchos de los derechos y obligaciones reconocidos en la LGT 20038. La consecución del libre acceso a los servicios de telecomunicaciones a los usuarios finales en la forma indicada pasaba por elaborar una normativa clara y homogénea en materia de ICCE.

    En realidad, la idea de interconectar globalmente los diferentes dispositivos electrónicos de los edificios surge ya a finales de los años setenta del siglo pasado, pero se vio frenada hasta que no se produjo la eclosión definitiva del sector de las telecomunicaciones, en parte por el elevado coste que suponía9. Hoy en día es una demanda lógica de un mercado liberalizado. Así es, la plena liberalización del mercado de las telecomunicaciones -propiciada en no escasa medida debida por los adelantos tecnológicos-, supuso la entrada de diversos operadores en un sector hasta entonces monopolístico. A pesar de que siempre se ha prestado principalmente atención a la apertura a la competencia de los servicios prestados en este ámbito, desde un primer momento10 se fue consciente de que el afianzamiento total de una efectiva competencia en el sector implicaba no sólo la liberalización de servicios, sino también la de las redes que les sirven de soporte y que son el requisito imprescindible que permite conectar la oferta con la demanda de los anteriores11.

    En fin, la primera norma en España que definió las por entonces Infraestructuras Comunes de Telecomunicación (las actuales ICCE), fue el Real Decreto-Ley 1/1998, de 27 de febrero, sobre régimen jurídico de las infraestructuras comunes en los edificios para el acceso a los servicios de telecomunicación. Su artículo 1.2 las presentaba como aquellas que redes instaladas en el interior de los edificios: «(...) para cumplir, como mínimo, las siguientes funciones:

  3. La captación y la adaptación de las señales...

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