La verdadera destreza: Cultura de la espada y educación nobiliaria

AutorAdolfo Carrasco Martínez
Páginas123-159
6. LA VERDADERA DESTREZA: CULTURA DE LA
ESPADA Y EDUCACIÓN NOBILIARIA*
Adolfo Carrasco Martínez
*OTUJUVUP6OJWFSTJUBSJPEF)JTUPSJB4JNBODBT6OJWFSTJEBEEF7BMMBEPMJE
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Estas palabras fueron escritas por el maestro de armas Pedro Petit e iban dirigi-
das “A los muy illustres señores conselleres de la insigne y nobilíssima ciudad de
* Este trabajo es uno de los resultados del Proyecto de Investigación MINECO HAR2016-79059-P.
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Ado o arrasco art ne
Barcelona”. Aparecen en la edición barcelonesa de 1643 de uno de los libros de
Luis Pacheco de Narváez. Según nos dice de sí mismo, Pedro Petit estaba ejercien-
do su profesión en Zaragoza cuando tuvo noticia de la revuelta de la Generalidad.
Entonces se sintió llamado a acudir a Barcelona y unirse a la causa: “todo lo dexé
sabiendo que mi patria tratava de armas1.
Más allá de su intención de contribuir al esfuerzo de guerra enseñando los secre-
tos del manejo de los aceros, lo interesante de la declaración de Petit es que con-
densa los puntos más destacados de eso que se denominó WFSEBEFSBEFTUSF[B de las
armas, es decir, una determinada manera de entender la esgrima como habilidad y
como expresión de una concepción vital y de un saber superior2. De las palabras de
Petit se colige que el arte de la espada trata de muerte y de vida, que no es simple-
mente un juego de habilidad o un entretenimiento, sino que su verdadero sentido
se mueve en el peligroso lo (nunca mejor dicho) del acero. Además, se señala que
el buen uso de las armas blancas, esto es, la verdadera destreza, es la mejor insignia
de nobleza y que, al mismo tiempo, es una disciplina que precisa de aprendizaje
y solo debe ser enseñada por quienes realmente dominen su teoría y su práctica.
Finalmente, se asevera que el deber del maestro reside en transmitir la técnica y
también el sentido de esta como expresión de un conocimiento que acercaba a la
excelencia personal a quienes, por su cuna, estaban predispuestos a adquirirla.
Este estudio aborda todas estas cuestiones. Se trata de evidenciar que la verda-
dera destreza es un arte o ciencia ideado por nobles y pensado en exclusiva para
ellos, esto es, un signo exclusivo de nobleza; que la destreza se reivindica como
una disciplina que aúna una determinada concepción ética con fundamentos mate-
máticos y geométricos, es decir, reclama un estatuto losóco-cientíco; que es la
metodología especíca del duelo privado entre nobles, la consecuencia de una muy
determinada manera de entender la resolución de conictos de honor, al margen
1 Pedro PETIT, “A los muy illustres señores conselleres de la insigne y nobilíssima ciudad de
Barcelona”, en Luis Pacheco de Narváez, .PEPGÈDJMZO VFWPQBSBF YBNJOBSTFM PTNBFTUSP TFOMBEFT USF[B
EFMBTBSNBT ZFOUFOEFSTVTDJFO DPODMVTJPOFTPGPSNBTEFTBCFS, Barcelona, Gabriel Nogués, 1643 (1ª
edición en Madrid, Luis Sánchez, 1625).
2 Como se explicará más adelante, el términoFTH SJNB, que en la actualidad alude de manera neutra
a toda metodología del manejo de las armas blancas, sea la denominada olímpica o la esgrima histó-
rica, podía tener un sentido peyorativo dentro del mundo de los practicantes de la nueva destreza del
siglo XVI. Estos, defendían la superioridad de su arte/ciencia, la nueva destreza, frente a la destreza
vulgar, común o esgrima. Sin embargo, esta distinción no parece que fuese comúnmente aceptada
fuera del mundo de los diestros, si conamos en el diccionario de Covarrubias, cuya entrada esgrima
la dene de manera genérica, y la entrada EFTUSF[B no contiene particular referencia a la habilidad con
la espada.
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. a erdadera destre a c t ra de a espada ed cación no i iaria
de la autoridad religiosa y política; y nalmente, que la destreza fue incorporada a
todos los programas educativos de los jóvenes nobles y, signicativamente, siempre
fue de la mano de la equitación y la danza, tres disciplinas que comparten el mismo
proceso evolutivo en el seno de la cultura cortesano-aristocrática europea.
Carranza, Pacheco y sus seguidores. La ideación de la verdadera destreza
Desde la segunda mitad del siglo XVI hasta que, en la época de Luis XIV, empe-
zara a ganar popularidad la escuela de esgrima francesa, la denominada WFSEBEF
SBEFTUSF[B3 dominó el panorama de la alta esgrima europea4. Ello no quiere decir
que en todas las salas de armas del continente se tirase de esta manera concreta, ni
que todos los duelos privados se librasen siguiendo al pie de la letra sus preceptos.
Signica que, de una u otra manera, sus principios teóricos y prácticos, el horizonte
de excelencia aristocrática con el que estaba asociada, e incluso el tipo de arma más
característico con el que interpretarla, la famosa espada ropera, fueron compar-
tidos por todas las elites europeas, en monarquías y repúblicas. Es evidente que
esta manera de relacionarse con los aceros formaba parte del conjunto de hábitos y
comportamientos que acompañaron a ese momento de hegemonía de lo español en
la cultura nobiliaria de Europa.
El libro que marca un hito o punto de partida es 'JMPTPGÓBEFMBTBSNBTZTVEFTUSF
[B, del sevillano Jerónimo Sánchez de Carranza, impreso en Sanlúcar de Barrameda
en 1582, aunque parece que el texto estaba concluido en 1569, según el propio autor
declara5. Carranza era un hidalgo que debió destacar en Sevilla por su habilidad
con el acero y pasó luego a la corte sanluqueña de los Medina Sidonia para enseñar
esgrima; allí sería donde habría escrito el texto, o al menos donde logró por n
publicarlo trece años después de haberlo completado. Posteriormente, dejó la som-
bra de los Guzmán para cruzar el océano y obtuvo puestos militares y de gobierno
3 También se denominaba OVFWB EFTUSF[B, para distinguirse de la antigua, con espadas pesadas y
largas (montantes o espadas de dos manos y de mano y media). Otra etiqueta asociada es la de EFTUSF[B
FTQB×PMB, por el origen de las principales autoridades que la idearon.
4 Entre otros, véase Manuel VALLE ORTIZ, “e destreza verdadera: a global phenomenon”, en
Daniel Jaquet, Karin Verelst y Timothy Dawson (eds.), -BUF.FEJFWBMBOE&BSMZ .PEFSOHIUCPPLT
5SBOTNJTTJPO BOEUSBEJUJPOPG NBSUJBMBSUT JO&VSPQFUIUIDFOUVSJFT, Leiden, Brill, 2016, pp.
324- 353.
5 Jerónimo SÁNCHEZ DE CARRANZA, -JCSPRVF USBUBEFMBQIJMPTPQIÓBEF MBTBSNBTZ EFTV
EFTUSF[BZEFMBBHSFTTJØOZEFGFOTJØODISJTUJBOB, Sanlúcar de Barrameda, en casa del autor a costa del
duque de Medina Sidonia, 1582.

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