VARELA SUÁNZES-CARPEGNA, Joaquín. Asturianos en la política española. Pensamiento y acción

AutorMarta Friera Álvarez
Páginas930-935

VARELA SUÁNZES-CARPEGNA, Joaquín. Asturianos en la política española. Pensamiento y acción. KRK: Oviedo, 2006.

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Ve la luz un libro que recoge cinco estudios -debidamente revisados y actualizados-, precedidos de un prólogo y una introducción, seleccionados por el profesor Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, entre los muchos que ha dedicado a la historia del pensamiento constitucional español a lo largo de su dilatada carrera científica. Los pensadores elegidos, en este caso, son Francisco Martínez Marina, Álvaro Flórez Estrada, Agustín Argüelles, José María Queipo de Llano y Adolfo González Posada.

El vínculo que les une es el de iniciar y desarrollar el pensamiento jurídico-público español desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX, a través no sólo de sus obras doctrinales sino también de su participación protagonista en los acontecimientos políticos que les tocó vivir. Pero, además, los cinco son asturianos. Y estos tres calificativos -pensadores, políticos y asturianos- dan título al libro de referencia: Asturianos en la política española. Pensamiento y acción.

Sus circunstancias socio-económicas son variadas. Nacieron en el seno de familias hidalgas modestas (Marina y Argüelles) o con recursos (Flórez y, sobre todo, Toreno) o, en una época más avanzada, burguesas (Posada). Siguieron estudios universitarios -los cinco son juristas- y, terminados, iniciaron y desarrollaron su carrera profesional fuera de su provincia natal, fundamentalmente en Madrid. Los contemporáneos coincidieron a lo largo de su existencia, de forma significativa y en momentos fundamentales para el desarrollo de la historia política española: Marina, Flórez, Argüelles y Toreno. En fin, todos ejercieron, en general, a lo largo de toda su vida, cargos políticos, con una clara idea de servicio público al Estado y a la sociedad, que cumplieron a través de su participación en las Cortes, el Gobierno y otros organismos públicos. Y a dicho servicio pusieron también su obra intelectual.

Su naturaleza asturiana no define el contenido ni de su pensamiento ni, claro, de la obra reseñada sobre el mismo. Pero el propio Varela se niega a atribuir al azar tal realidad. La que escribe tampoco se atreve a determinar las causas que llevaron a que un importante grupo de asturianos llegase a la más alta cumbre de la política española Page 931 desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta, por lo menos, la primera mitad del siglo XIX. Limitémonos a repetir que la provincia no fue tan periférica ni estuvo tan aislada intelectualmente como tradicionalmente se viene denunciando y que el sentimiento «del paisanaje y de la amistad» hizo posible una cadena de acogimiento y sustitución de una generación por otra.

Repetimos que en ningún caso debemos buscar en esta obra localismos. Cualquiera que haya leído, en otras ocasiones, a su autor parte de tal premisa, ya que sus trabajos siempre se caracterizan por su universalidad. El interés de los asturianos escogidos radica, precisamente, en su importancia para el desarrollo del pensamiento constitucional español, siempre enmarcado, aunque en general con retraso, en el europeo y, si se quiere, en el mundial occidental.

Ni siquiera fueron lo que podría denominarse regionalistas. Caracterizados los cinco -cada uno a su modo- por un claro liberalismo centralizador y uniformador, ninguno -salvo, en algún momento, Flórez- defendió un sistema político-administrativo asturiano particular. Todos, de nuevo, amaron su tierra de nacimiento y se interesaron por su historia y cultura. Pero su pensamiento político-constitucional es, siempre, españolista.

Como queda dicho, todos desarrollaron su carrera profesional y política fuera de Asturias. Pero sí que su pensamiento y acción repercutió en la provincia, porque hubo otros que se quedaron y ayudaron a desarrollar y aplicar las reformas ilustradas y luego liberales que se adoptaban desde el poder central. Además, también en general, de los asturianos consiguieron Marina, Flórez, Argüelles, Toreno y Posada los votos para ejercer la política en las Cortes, lo que no es poco.

Por su parte, sus estancias en el extranjero -en la mayor parte de los casos forzosas, debidas a represiones políticas- son también un común denominador. Y, sobre todo, dicha realidad les enmarca en el pensamiento constitucional europeo: francés, inglés y alemán. No sólo allí conocieron nuevos principios y realidades con que evolucionar su pensamiento, sino que, además, se hicieron conocidos y adquirieron prestigio, a través de la publicación o difusión de sus obras. Así se consigue la...

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