Usos y funciones de internet en su vertiente política: elaboración de una tipología de usuarios

AutorAntonio M. Pérez Flores - Víctor M. Muñoz Sánchez
Páginas946-975

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1. Comunicación política, internet y redes sociales: el contexto de un nuevo proceso político-comunicativo

La comunicación política y el ámbito de la participación política digital se fundamentan en el proceso comunicativo, pero también hunden sus raíces en el análisis del proceso de construcción de la comunicación y la dinámica de las estructuras de apoyo entre los individuos. Sin embargo, el estudio de redes se vuelve altamente complejo con la aparición, desarrollo y consolidación de internet (Caballero, 2016). Este hecho contribuye, además, a la multiplicación de las redes, creando incluso nuevas redes sociales virtuales, como por ejemplo lo que conocemos como comunidades virtuales (Cotarelo, 2010).

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Uno de los paradigmas teóricos con más pujanza en estos ámbitos de investigación ha sido la teoría de marcos (Lakoff, 2007; Berger y Luckmann, 1995 y Goffman, 2006). Cobra gran importancia porque contextualiza y da coherencia a los mensajes dentro de la esfera pública. Es más, enmarca el discurso dentro de una construcción social de la realidad basada en ideologías, valores, historia, intereses, contextos y medios de comunicación como elemento tamizador de la esfera comunicativa virtual. Estos acontecimientos han propiciado que, en los países desarrollados, la red sea un elemento primordial en el desarrollo del modo de comunicación, de forma que puede interactuar con algunas de las estructuras sociales, dando como resultado nuevas formas de organización social (Muñoz Sánchez y Pérez

Flores, 2009).

La comunicación y la participación política tradicional suelen estar unidas a lo que denominamos nuevas formas de acción colectiva, sobre todo provenientes de los nuevos movimientos sociales, donde se propicia el surgimiento tanto de nuevos comportamientos, como de nuevos discursos (Offe, 1996). La red se está extendiendo entre las organizaciones civiles y es bastante difícil mensurar su impacto en la sociedad. La propaganda y el uso propagandístico de la red de redes o de las comunidades virtuales es una fórmula cada vez más frecuente (Sádaba y Roig, 2006).

Por otro lado, también ha tenido mucho predicamento la utilización de la teoría derivada de la aportación de Castells (2001) a la conceptualización de la sociedad surgida tras la revolución de las tecnologías de la información y el conocimiento. Según el sociólogo catalán, el informacionalismo es la base de la sociedad red (Castells, 2001), así pues, lo que va a caracterizar a este nuevo paradigma es el procesamiento de la información y su impacto en la generación y aplicación del conocimiento. Se produce un proceso de feedback imparable que acelera la expansión del proceso, ya que las nuevas tecnologías

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se autoexpanden retroalimentando su propio desarrollo. El ciberespacio es un ámbito de acción social y comunicación que se constituye a partir de la interconexión mundial de computadores, en el que se considera tanto la infraestructura física, que permite dicha interconexión, como los componentes inmateriales y actores humanos que participan de él.

La comunicación en la esfera virtual continúa teniendo los mismos parámetros que la existente en otros ámbitos, no obstante, la facticidad y la validez de la misma en la esfera pública virtual es de gran trascendencia (Manin, 1998), dado que tiene como objetivo final la articulación del poder político y la elaboración de mensajes propagandísticos. Las negociaciones o coaliciones de gobierno dependen de cuál de las partes haya impuesto su relato al conjunto de la sociedad a través de los medios de comunicación. La aplicación de los programas tiene éxito o no según que se sepan explicar y ganen el apoyo de la ciudadanía en procesos comunicativos (Ortega, 2011).

Los usos y las funciones de las nuevas tecnologías son infinitos. Sin embargo, aquí nos interesan los relacionados con el activismo político en las redes, la difusión de mensajes políticos, la función propagandística de los perfiles en redes sociales y otros tantos que fundamentan la función política de las redes sociales (Cerezo, 2006). No despreciamos que los usos lúdicos y las funciones narcotizantes, comerciales y de otro tipo están presentes y que, en muchos casos, pueden ser considerados como mayoritarios. Pero los usos y funciones de ámbito político son un nuevo escenario en el cual se desarrolla la comunicación política virtual y un conjunto de comportamientos orientados a la utilización de la esfera virtual como esfera política.

En el ámbito territorial de América Latina -concretamente en Argentina, Paraguay y Uruguay- recientemente se han realizado investigaciones (Welp y Marzuca, 2016) para evaluar la presencia y el uso que hacen de la red de

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redes tanto los partidos como los diputados electos, de las que se ha concluido que el uso de los medios digitales se convierte en una herramienta para superar la crisis de representación, dada su capacidad para renovar la política, además, aumentan la difusión entre la ciudadanía de los asuntos públicos, así como la apertura de nuevos canales de participación y comunicación entre los ciudadanos y representantes. Estas son sus ventajas más significativas derivadas de sus funciones y usos.

Un elemento que ha de estudiarse profundamente para ver el discurso de los partidos y los candidatos en la red de redes es todo aquello relacionado con los argumentarios y las ideas expresadas. En la red se lanzan mensajes muy estructurados para evitar fisuras discursivas y, así, consolidar su rotundidad y capacidad de convencimiento. Gorp (2015) considera que los discursos de coordinación engloban el proceso por el cual los actores políticos acuerdan un programa de políticas; mientras que el discurso comunicativo es el proceso mediante el que este programa es enmarcado (Lakoff, 2007). Para ello ofrece evidencias empíricas en el caso de Holanda.

Desde todos los ámbitos se apela a la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos a través de los nuevos canales ofrecidos por las nuevas tecnologías, sin embargo, esta participación ha de ponerse en funcionamiento de forma bilateral, es decir, que no solo sea la ciudadanía la que participe, sino que también lo hagan sus representantes, para así lograr que la participación tenga sentido y ofrezca alicientes. Los datos que muestra Espino-Sánchez (2014) indican que, al igual que los políticos del resto del mundo, los mexicanos no se han comprometido a participar en los medios sociales, con el resultado de que se desincentiva a la ciudadanía al no lograrse la participación bilateral. Por tanto, la respuesta a la cuestión planteada en el título de su artículo "Políticos en internet: ¿de la mediatización hacia la convergencia digital?" es rotundamente negativa.

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Una reciente aportación (Sampedro, Sánchez y Poletti, 2013) investiga sobre los procesos relacionados con la participación política digital. Sus principales hallazgos giran en torno a desentrañar la influencia entre la brecha digital generacional de los usuarios de internet, la autoubicación ideológica o la pertenencia a partidos políticos y movimientos sociales y su percepción de la ciberpolítica. Apuntan a la existencia de un cierto idealismo sobre estos tipos de participación, así como de la presencia de límites burocráticos institucionales que redundan en la no implementación de la participación. En este sentido, también cabría apuntar lo señalado por Habermas (1981) en relación a la ética comunicativa y sus tergiversaciones cotidianas. Para el alemán, los requisitos de la acción comunicativa son cuatro: verdad, normatividad, inteligibilidad y sinceridad. En el ámbito de la comunicación virtual también seguirían actuando estos requisitos, es más, la verosimilitud de los mensajes ha de ser contrastada con las fuentes existentes.

Para evaluar la presencia, uso y funciones que los partidos políticos ponen en marcha de la participación digital se alude al caso de las elecciones 2008 en España (Dader, 2010) para investigar la actividad de las webs de los partidos políticos en liza en dicha contienda electoral. La principal conclusión a la que se llega es que en dichas webs son más visibles las funciones publicitarias y propagandísticas, a pesar de que su audiencia directa minoritaria no garantiza una gran...

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