Usos de la fotografía

AutorJean-Pierre Castellani
CargoUniversité François Rabelais, Tours ICD
Páginas119-129
242
Usos de la fotografía
JEAN-PIERRE CASTELLANI
UNIVERSITÉ FRANÇOIS RABELAIS, TOURS ICD
La fotografía, desde su aparición con el daguerrotipo de Daguerre, en 1839, se
impuso normalmente en el campo de las ciencias físicas, de la medicina, de la
topografía, de las artes plásticas, de la publicidad, de la prensa. Fascinó o irritó a
los creadores: como siempre hubo resistencia en nombre de la pureza del arte
anterior o de su defensa frente a esa novedad. En los textos literarios se aceptó la
ilustración pero muchos se negaron a la irrupción de la fotografía en el seno del
texto lingüístico.1 Sin embargo, la imagen, o mejor dicho la ilustración ha estado
presente siempre en la edición de textos literarios, como los libros para la juven-
tud, los tebeos, o los folletines populares La fotografía está presente desde su apa-
rición, en la estética de la presentación editorial de los libros, en las cubiertas de
los libros y en el mismo cuerpo del texto.
En su labor de reconstitución del pasado, por la vuelta a la conciencia de re-
cuerdos, por naturaleza borrosos, parciales, ambiguos, incluso inventados, el au-
tor de autobiografías puede y debe recurrir a unos elementos aparentemente ob-
jetivos, exteriores a su propia mirada, a su conocimiento del pasado: archivos
familiares, cartas personales, tarjetas postales, billetes de metro, programas de
espectáculos, entradas de museos o de cines que son marcas visuales del pasado
personal.
En esta perspectiva, se puede afirmar que la aparición del libro de Roland
Barthes La chambre claire. Note sur la photog raphie, publicado en 1980, es esencial
en la teorización de este fenómeno que pretende reunir la palabra escrita con la
imagen, debate que provocaron asimismo la invención y la aparición del cine, en
1895. Este ensayo fue el último libro publicado por el gran teórico, en 1980, ya que
muere poco después. Barthes lo escribe a petición de los redactores de Les cahiers
1. Pensemos en la actitud del poeta francés Stéphane Mallarmé que critic aba la moda creciente en su época de las
ilustraciones insertas en los libros impresos. Pensaba que el cine tenía la prioridad, como lo prueba su contesta-
ción al periodista André Ibels de la revista Mercure de France que hacía una encuesta sobre la novela ilustrada:
«Je suis pour aucune illustration, tout ce qu’évoque un livre devant se passer dans l’esprit du lecteur; mais, si vous
employez la photographie, que n’allez-vous droit au cinématographe, dont le déroulement remplacera, images et
texte, maint volume, avantageusement» (Mallarmé, 2003, 668). Dicho de otro modo, Mallarmé acepta la ilustra-
ción en la novela, no la fotografí a que le parece reservada al cine. Afirmación que cobra más interés ya que en el
mismo momento en 1897, estalló en el Bazar de la Caridad, en París, el incendio dramático, provocado por la
quema de un proyector en el cine de ese Bazar de ventas benéfica.
RA_242_Roland Barthes0000.pmd 21/10/2015, 15:04119

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