La reforma de la Seguridad Social en Estados Unidos. Cuestiones principales en consideración

AutorMarie F. Smith
CargoPresidenta de la Asociación Americana de Personas Jubiladas (AARP)
Páginas29-38

Buenos días. Es un honor y un placer para mí estar aquí hoy, representando a mi país. Aprovechando la ocasión, me gustaría rendir un homenaje a todos aquéllos que perdieron sus vidas en Madrid, Londres y otros lugares, como consecuencia de actos terroristas. Vivimos tiempos de extremismo en los que las voces que ensalzan la moderación y la razón se desvanecen en el tumulto; sin embargo, existen y, por lo tanto, deben oírse y prevalecer.

En sí, esta conferencia es un ejemplo de unidad, aunque nos congregamos aquí como países diferentes, coincidimos sin embargo, en un marco común: el envejecimiento de nuestra población. Es verdad, la gente vive más años, pero a la vez, disfruta de una vida más sana, lo que desencadena una mayor presión sobre los sistemas públicos de pensiones. Encontrar el equilibrio entre el riesgo al que están sometidos las personas individuales, los empresarios y el gobierno, representa uno de los problemas más importantes que debemos afrontar.

La Asociación Americana de Personas Jubiladas (AARP) se siente feliz de colaborar con España, puesto que queremos traspasar nuestras fronteras para aprender de las experiencias y desafíos de otros países. Por ello, agradecemos al gobierno español y a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo la oportunidad que nos han brindado al invitarnos a participar en este importante debate.

Hemos realizado un seguimiento de países como Chile, Suecia y Reino Unido, que ya se han embarcado en el proceso de privatizar sus sistemas.

En Estados Unidos, la Seguridad Social está casi en la cúspide de las prioridades de nuestra agenda nacional. Se trata de un tema que provoca duros debates, aunque, lamentablemente, se ve envuelto en un proceso de politización progresiva. Conozco otros países que están lidiando con presiones similares.

La Administración Bush y muchos republicanos son partidarios de la creación de cuentas personales a partir de fondos de la Seguridad Social, lo que cambiaría radicalmente el sistema. AARP está dispuesta a adoptar reformas más moderadas para fortalecerlo. Deseo hacer hincapié en la imparcia-Page 30lidad de AARP y en el hecho de que actuamos en nombre de sus 36 millones de miembros. Todo lo que aquí expongo sobre las diferentes propuestas para cambiar la Seguridad Social se basa en las aportaciones de nuestros miembros y en lo que los expertos consideran una política acertada.

Pero antes de empezar, permítanme que les dé la bienvenida con un cálido «Aloha». A pesar de no haber nacido en Hawai, ha sido mi hogar durante los últimos 29 años y, seguramente, ha sido la aina -o tierra de Hawai- mi alimento espiritual.

Existen muchos elementos en común entre la cultura hawaiana y la española, por ejemplo, la importancia de la ohana -o familia en español- y el respeto a los kupuna -ancianos sabios-, o abuelos. Creo, sinceramente, que nuestros abuelos merecen honra y respeto. La sociedad tiene una deuda con ellos, por sus contribuciones y sabiduría, ganados duramente a lo largo de toda una vida llena de experiencias desafiantes. Sabemos que los abuelos gozan de mucha consideración en España. El Seguro Social comenzó aquí en 1919, es decir, 16 años antes que en Estados Unidos.

España también nos aporta el apasionado arte del flamenco y el «duende». Para algunos de ustedes, no es necesario traducir esta palabra. El gran poeta español Federico García Lorca describió el «duende» de esta manera: «Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende- He oído a un viejo maestro guitarrista decir: 'El duende no está en la garganta; el duende surge por dentro, desde las plantas de los pies'».

El duende nos desafía a mantener nuestros oídos abiertos a los «sonidos negros», para permanecer en contacto con la tierra y con los fantasmas de aquellos que han venido antes.

¿Por qué hablo del duende, este concepto genuinamente español? Porque cuando el presidente Franklin Roosevelt estableció el Sistema de Seguridad Social, Estados Unidos atravesaba un periodo oscuro, la Gran Depresión. Se palpaba un gran sufrimiento en todo el territorio, donde se carecía de alimentos, trabajo y dinero; en definitiva, se carecía de porvenir. Aquéllos que padecieron la Depresión no han podido olvidar el trauma que quedó grabado en sus espíritus de forma indeleble. Por ello, es imprescindible recordar a los fantasmas que han venido antes.

Hoy voy a hablar sobre el debate que actualmente se está desarrollando en Estados Unidos en torno a la Seguridad Social. En primer lugar, haré algunas aclaraciones: el nombre formal de Seguridad Social es el de Programa de Seguros por Discapacidad, Vejez y Supervivencia. Tal y como sugiere el nombre, no está pensado sólo para los jubilados; se trata de un programa de seguro, que les proporciona una seguridad para prevenir la indigencia en la tercera edad. También protege a los supervivientes y a los discapacitados.

Diré, abiertamente, que creo que la Seguridad Social está en el corazón de todos los estadounidenses, como pueblo, porque tiene que ver con la libertad, la equidad y la familia. La libertad, a partir de la necesidad, y la justicia entre generaciones, fortaleciendo a las familias con prestaciones de ayuda a los discapacitados, a las viudas/os y a sus hijos.

Mi propia madre fue beneficiaria de esta protección. Era un ama de casa, como muchas otras mujeres de aquella época. Tras la muerte de mi padre, dependía en gran medida de los beneficios de la Seguridad Social, que le permitieron mantener una vida digna e independiente. Era una mujer valiente y habría odiado representar una carga para cualquiera.

La visión de AARP es la de una sociedad donde todos envejezcamos con dignidad e independencia. Por esta razón, AARP lucha a favor de la Seguridad Social, que constituye una red de seguridad, comprobada, para pre-Page 31venir una vejez sumida en la pobreza. AARP está utilizando nuestros considerables recursos y nuestra fuerza para producir cambios sensibles en la Seguridad Social hoy en día, de manera que pueda servir mejor a nuestra nación del mañana. No hacemos esto sólo por nosotros mismos, sino también por nuestros hijos y nietos.

El próximo mes se cumplirá el 70 aniversario de la Seguridad Social, el programa más exitoso en la historia de Estados Unidos. La señora Ida May Fuller, de Ludlow, Vermont, recibió el primer cheque mensual de la Seguridad Social el 31 de enero de 1940, por un importe de 22,54 dólares US.

Comparen ahora esa cifra con la pensión media mensual de la Seguridad Social en 2004, alcanzaba los 926 dólares US. Basándonos en el coste de vida actual, no es demasiado dinero. Aunque la escala de la Seguridad Social es inmensa: casi 500 mil millones de dólares compartidos por más de 47 millones de beneficiarios de la Seguridad Social.

Para la mayoría de los jubilados, la Seguridad Social representa la mayor fuente de ingresos. Para los que perciben ingresos más bajos casi las tres cuartas partes del total de sus ingresos provienen de la Seguridad Social, y para un tercio de los jubilados constituye la única fuente de ingresos, sin la cual no percibirían nada.

¿Quién no tiene miedo a la pobreza, especialmente en la vejez? Las mujeres mayores se verían especialmente afectadas sin la Seguridad Social, ya que nuestro índice de pobreza saltaría de un 12, a más de un 50 por ciento.

A pesar del número de personas que depende de la Seguridad Social, no se creó con el propósito de convertirse en la única fuente de ingresos para los jubilados. En AARP hablamos de los cuatro pilares para la seguridad económica a medida que envejecemos, siendo la Seguridad Social sólo uno ellos:

El primer pilar es el seguro médico. A pesar del seguro universal de asistencia sanitaria del gobierno para jubilados y discapacitados -conocido como programas Medicare y Medicaid-, existen casi 44 millones de personas en Estados Unidos que no disponen de ningún tipo de seguro de asistencia sanitaria. Esto es un escándalo, además de ser caro. Nuestras salas de urgencias se ven repletas de personas sin seguro. Los hábitos y el cuidado preventivo resultan ser mucho más baratos. Y ¿qué me dicen del alto coste de los medicamentos recetados? La hipertensión, la diabetes y otras enfermedades crónicas asociadas a la vejez requieren medicamentos caros. Estoy segura de que ustedes saben que el precio de los medicamentos en mi país está por las nubes.

Muchos trabajadores de 65 o más años de edad reciben un subsidio por enfermedad dotado por sus empresarios. Pero muchos empresarios están dejando de lado la contratación del seguro médico para sus empleados, pues representa una drástica reducción de sus ganancias. Elevar los costes de la atención sanitaria nos afectaría a todos. Lo que pretendo decir es que el sistema estadounidense de asistencia sanitaria atraviesa una profunda crisis, ¡pero ése es otro tema de debate!

El segundo pilar de la seguridad en la jubilación recae en los ingresos por seguir trabajando. Muchos estadounidenses esperan trabajar, o se verán obligados a hacerlo, hasta mucho después de haber cumplido los 65 años. La gente opta por trabajar porque les da un nuevo sentido a su vida, les permite contribuir o porque quieren empezar una nueva profesión, mientras otros trabajan por los beneficios, especialmente por los seguros médicos.

AARP ha lanzado un programa de iniciativa laboral, para poner en contacto a los empresarios que buscan mano de obra, con personas mayores que buscan trabajo. Estamos acompañando a empresas como Home Depot y otras. Page 32

Con el envejecimiento de los baby boomers (nacidos durante la explosión demográfica entre 1946 y 1964), para el año 2012, cerca del 20 por ciento de los trabajadores estadounidenses tendrá 55 o más años, lo que es positivo, pues la reserva de trabajadores jóvenes está disminuyendo.

Para mantener los negocios, los empresarios deben saber cómo explotar al máximo las habilidades, experiencia y madurez de los trabajadores mayores. Deben saber cómo contratar, formar y retener a estos trabajadores. Nosotros estamos ahora en el cuarto año de nuestro Programa de Premios para los Mejores Empresarios, que reconoce a aquellos empresarios que muestran la mejor actitud a la hora de crear un entorno laboral amigable con los mayores. Es un premio muy codiciado, por lo que año tras año va aumentando el número de empresarios que se inscriben en el programa.

Los resultados de nuestra investigación muestran que los trabajadores mayores valoran especialmente la flexibilidad. Un lugar de trabajo amable con ellos, que ofrezca flexibilidad laboral-personal. Con frecuencia, los trabajadores mayores están a cargo del cuidado de familiares, como hijos dependientes o padres ancianos o ambos. La flexibilidad horaria permite a estos trabajadores mayores adaptar sus horarios laborales. El telecommuting o teletrabajo les permite trabajar desde su casa. Muchos empresarios, incluyendo AARP, ya lo promueven y proporcionan la posibilidad de acceder al correo electrónico de la oficina y a los ficheros de trabajo, desde el hogar.

La jubilación gradual es otro beneficio muy valorado. AARP va a lanzar a finales de este verano, el programa de jubilación gradual para nuestros empleados. Entre otras opciones, el programa ofrecerá: jornadas de trabajo más cortas, posibilidad de trabajar desde una nueva ubicación, de compartir el trabajo, cambiar de profesión o, simplemente, realizar una función distinta. Espero que en esta conferencia tengamos la oportunidad de escuchar acerca de lo que están haciendo otros países para promover una vida laboral más larga.

Un último aspecto relacionado con este tema: Aunque existan, desde 1967, leyes promulgadas por Estados Unidos contra la discriminación de los trabajadores por edad (la Discriminación por Edad en la Ley de Empleo), sólo tiene efectividad en la medida en que se ve implementada. Desafortunadamente, todavía existe este tipo de discriminación. El personal jurídico de AARP lucha en los tribunales en contra de la discriminación por edad en el entorno laboral, habiendo conseguido ya notables éxitos en esta materia.

El tercer pilar lo constituyen los ahorros y las pensiones personales. Se ha producido un profundo cambio durante las últimas dos o tres décadas, desde los planes de pensiones provistos por el empresario (los denominamos planes de prestaciones definidas) a los planes de pensiones controlados por el empleado (o planes de contribución definida). Los trabajadores sujetos a estos últimos elijen el modo de invertir su dinero, entre acciones o fondos de inversión. Estamos ante una transferencia de responsabilidad, de empresarios a trabajadores, respecto de la financiación de los planes de jubilación y para dirigir la inversión de dichos fondos.

Esto otorga a los trabajadores una mayor autonomía sobre sus inversiones, sin embargo, también los expone a un mayor riesgo, ya que ahora se encuentran a merced de los mercados financieros.

Es triste decirlo, pero, a menudo, los empleados no realizan las aportaciones que pueden, o deberían, a sus planes de pensiones individuales. Estos planes son voluntarios. Los trabajadores que no participan alegan falta de tiempo o conocimiento a la hora de estudiar todas sus opciones; se sienten abrumados. Recientes irregularidades contables y las malas gestiones de las empresas han Page 33 minado aún más la confianza de estos empleados -nadie puede olvidar el desplome de Enron y WorldCom-. Y luego, claro está, el declive de las Bolsas, que ha producido 5 billones de dólares de pérdida en ingresos y ahorros personales.

Hoy en día, tan sólo un tercio de los mayores de 65 años obtiene algún tipo de ingreso por jubilación basado únicamente en el empresario. En cuanto a los trabajadores con edades próximas a la de jubilación, sólo la mitad goza de cobertura de pensión y esperamos que esa tendencia decreciente continúe.

Hablemos ahora de los planes de pensiones del empresario. Recientemente, los trabajadores estadounidenses se han sobrecogido ante la declaración de bancarrota de United Airlines, lo que libera a la empresa de sus obligaciones de pagar las pensiones a sus trabajadores. Por ello, los trabajadores empezaron a cuestionarse si su beneficio definido por el compromiso de la empresa suponía algo verdaderamente seguro.

¿Cuán vulnerables son los empleados? La Oficina de Contabilidad del Gobierno de Estados Unidos informó, recientemente, que en 2002, más de la mitad de los casi 30.000 planes de pensiones individuales, asegurados por la Corporación de Garantía de Beneficios de Pensión (PBGC, por sus siglas en inglés), carecía de fondos. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos estima que, durante el pasado año, las empresas dejaron de aportar a los planes unos 450 mil millones de dólares, previa declaración obligatoria de bancarrota, naturalmente. Sin embargo, los contribuyentes estadounidenses se quedaron atónitos al saber que podían estar en riesgo, debido a una intervención multimillonaria del PBGC.

Eso es agravar la dificultad como nación; nuestra tasa de ahorros es pésima y eso va a tener que cambiar.

Algunas soluciones parciales incluyen un plan universal que requiera de los empresarios que ofrezcan una cuenta de jubilación a cada trabajador, la inscripción automática en dicha cuenta y el depósito de las devoluciones fiscales, directamente en esta cuenta.

En definitiva, el individuo es responsable de este pilar.

El cuarto pilar es la Seguridad Social. De los cuatro pilares -seguro médico (excepto para aquéllos mayores de 65 años), los salarios por empleos obtenidos después de la jubilación, pensiones y ahorros, y la Seguridad Social-, sólo y exclusivamente este último está garantizado. No se ve afectado por la inflación. Es un beneficio del que millones de trabajadores, tanto presentes como futuros, pueden depender.

En la actualidad, el trabajador medio -casado, con dos hijos- obtiene un beneficio de la Seguridad Social que equivale a una póliza de seguro de vida de 300.000 dólares US, y una por discapacidad de 200.000 dólares US. Por otro lado, una pareja media, en la que ambos trabajen, puede esperar hasta 20.000 dólares US en beneficios de la Seguridad Social, todo ello garantizado, al igual que las indispensables prestaciones para supervivientes y por discapacidad que constituyen el sustento de mucha gente.

Podríamos decir que desde la creación de la Seguridad Social, en 1935, sólo existen tres cosas absolutamente seguras en Estados Unidos: la muerte, los impuestos y el cheque mensual de la Seguridad Social.

Gracias a la experiencia de mi madre, decidí que dedicaría mi vida profesional a convertirme en una luchadora infatigable del Seguro Social. Para mí no es sólo un programa, es algo personal. Todavía recuerdo a la mujer que vino a verme, en mi primer día de trabajo, a la Administración de la Seguridad Social. Estaba tan afligida. La discapacidad de su esposo le impedía trabajar; ¿cómo podría ella alimentar a sus hijos? El alivio en sus ojos se hizo palpable cuando le expliqué lo que podía esperar de la Seguridad Social. Page 34

¿En qué estado se encuentra el programa hoy en día? En pocas palabras, el Seguro Social goza de buena salud, pero necesita una revisión radical. Algunos dicen que está en crisis; otros, que va camino de la quiebra. Los líderes de los países desarrollados dicen: «¡Si sólo tuviéramos vuestro problema!»

Para nosotros, el Fondo Fiduciario de la Seguridad Social tiene capacidad suficiente para pagar el 100 por ciento de las pensiones comprometidas hasta el año 2042, en que el más joven de los baby boomers cumplirá 77 años. Esto no es una crisis.

Después de 2042, si no se introducen cambios, se podría todavía seguir pagando el 74% de las pensiones comprometidas, hasta el año 2078. Lo que debemos hacer ahora es dar los pasos necesarios para fortalecer la solvencia de la Seguridad Social a largo plazo. Necesitamos asegurar que se paguen la totalidad de los beneficios más allá de 2042.

La Administración Bush y un gran número de republicanos son partidarios de crear cuentas privadas a partir de los fondos de la Seguridad Social, lo que no mejorará de ninguna manera el tema de la solvencia. De hecho, lo empeorará llevándose el dinero de la Seguridad Social.

¿Pero es la Seguridad Social la verdadera cuestión? ¿O sirve como ejemplo de cómo Estados Unidos puede convertirse en una sociedad «posesiva» -en el sentido del peso que le da al concepto de propiedad privada-? Éste es un objetivo a largo plazo del presidente y otros conservadores: detener el crecimiento del Big Government (intervencionismo del Estado) en favor de la responsabilidad individual.

La base filosófica sobre la que descansa este concepto, es la opinión de que Estados Unidos, antes que nada, es una colección de consumidores individuales, y éstos deberían tener la oportunidad de alcanzar el «sueño americano», que consiste en una cuenta privada financiada con el patrimonio de la Seguridad Social y que crece mucho más rápido que el subsidio del Seguridad Social.

La Administración resta importancia a las consecuencias de ser en primer lugar, un consumidor: el individuo corre con el riesgo. Los consumidores son responsables de la seguridad de su propia jubilación.

AARP es la principal organización a la hora de proteger al consumidor en Estados Unidos. Ésta es nuestra postura: ante todo, los estadounidenses son ciudadanos, no consumidores, que comparten un destino y una responsabilidad. Existen necesidades claras que deben compartirse como una función pública y privada para la seguridad de la jubilación en su conjunto.

Estamos a favor de las cuentas privadas como complemento la Seguridad Social, pero en contra de estas cuentas cuando se crean a partir de la Seguridad Social, no sólo porque derivarían dinero del mismo, sino porque las generaciones futuras tendrían que enfrentarse a una deuda de billones de dólares -dos billones de dólares, para ser exacta, que cubrirían los costes de transición a este nuevo sistema-. Esto podría implicar menos seguridad y, posiblemente, menores ingresos para nuestros hijos y nietos, y esto no es justo para ellos.

A nadie se le ocurriría aconsejar a un matrimonio joven que tome el dinero asignado para saldar las deudas de la hipoteca y lo invierta en otro negocio. Ni tampoco que invierta el dinero destinado a alimentos para después solicitar un préstamo para pagarlos. Gastarse el dinero que se asigna a una necesidad vital, es un acto irresponsable. Sin embargo, ese es, exactamente, el modo en el que la Casa Blanca proyecta financiar las cuentas privadas.

Una vez aceptado el criterio de riesgo compartido, queda claro que la Seguridad Social es fundamental para el contrato social entre generaciones. Page 35

Mientras las futuras ganancias, derivadas de las cuentas privadas, puedan parecer tentadoras, las oportunidades de altos rendimientos se desvanecen. Es necesario imponer límites y restricciones a las cuentas privadas de esta magnitud, porque se abastecen del mismo fondo del que sale el dinero para las pensiones de los actuales jubilados.

Creemos que el verdadero problema con la Seguridad Social es la solvencia. El programa comenzaría a sufrir sus consecuencias en el año 2042 ¿Por qué tan tarde? Porque hemos hecho algo bien. Teniendo presente lo que ocurriría cuando la generación del baby boom alcanzara la edad de jubilación, se legisló a principios de los 80, para aumentar las cotizaciones. Ahora mismo alcanza el 12,8%, bastante más bajo que en otros muchos países, incluida España.

La intención era crear un excedente en el Fondo Fiduciario de la Seguridad Social (Social Security Trust Fund), para así cumplir con nuestras obligaciones frente a los boom cuando éstos alcancen la edad de jubilación. Durante años, los ingresos de la Seguridad Social han excedido sus desembolsos, por lo que el Fondo Fiduciario ha crecido, tal y como estaba previsto. Por esta razón, ahora tenemos una economía muy saneada.

A pesar de la retórica política, las cuentas privadas no van a contribuir a la solvencia, no mejorarán la seguridad en la futura jubilación de los trabajadores jóvenes y pueden, perfectamente, terminar en recortes de pensiones. Semejante solución es mucho peor que el problema de la solvencia. Desviar las cotizaciones de la Seguridad Social para financiar cuentas privadas causará una profunda crisis. ¡El anuncio que les describo refleja perfectamente este punto!

¡Si tiene un problema con el fregadero, a que no derribaría toda la casa! Entonces, ¿por qué desmantelar la Seguridad Social cuando puede ser mejorada con tan sólo unos pocos cambios moderados?

¡Seguramente, obtuvimos una respuesta favorable a este anuncio!. A través de nuestros anuncios, publicaciones, foros nacionales y medio millón de contactos de los afiliados, oponiéndose a la propuesta del Congreso de cuentas privadas respaldadas por fondos de la Seguridad Social, AARP ha conseguido satisfactoriamente, hasta ahora, prevenir una revisión radical del sistema.

Hemos logrado constituir con éxito, alianzas con organizaciones asociadas. Nuestro apoyo activo en la recaudación de fondos va por buen camino; hasta la fecha, hemos recibido más de 400.000 donaciones y generado un millón de peticiones firmadas.

Y continuamos nuestra labor de formación de voluntarios, publicando información sobre la Seguridad Social para después volcarla en nuestra página web, www.aarp.org. La participación y la moral del voluntariado continúa firme y el personal mantiene un alto nivel de compromiso.

Sin embargo, la Administración no se ha rendido: en fechas recientes ha propuesto «una indexación progresiva de precios» para reducir los costes de la Seguridad Social, lo que significa vincular las pensiones en función de los precios, en vez de hacerlo con respecto a los salarios. Los precios aumentan más lentamente en el tiempo que los salarios. Esto comienza con una buena idea -proteger a los trabajadores que obtienen los salarios mas bajos-, pero, en realidad, apunta a reducir los beneficios de la clase media.

Imagínense a un trabajador joven con unos ingresos medios de (37.000 dólares US en 2005). Cuando él o ella se jubilen, sus pensiones se habrán reducido en un 29%. En general, siete de cada diez jubilados verán reducidas sus pensiones. No queremos que la Seguridad Social se convierta en un programa de asistencia social prácticamente irrelevante para los trabajadores con ingresos medios y altos. Para que se mantenga fuerte, el Sistema debe recibir el apoyo de todos los Page 36 segmentos de la sociedad estadounidense, es decir, nuestros ciudadanos. Las propuestas de una vinculación progresiva de los precios rompen la promesa de equidad que representa la Seguridad Social. De acuerdo con su funcionamiento actual, lo que el jubilado recibe como pensión del Sistema refleja el monto de sus contribuciones. La equidad es una de las mayores fortalezas del programa.

AARP está comprometida para que la Seguridad Social sea un programa de jubilación que funcione para todos. Creemos que los principios específicos deben ser reales, con independencia de qué cambios y de qué decisiones deban tomarse, cuyos fundamentos no deberían ser políticos. Éstos son:

* Pensiones sin riesgo de que el beneficiario no pueda sobrevivirles, para todos los que cotizan.

* Ajustes anuales que la equiparen a la inflación.

* Protección para las familias trabajadoras con pensiones de jubilación, de discapacidad y de supervivencia.

* Cotizaciones equilibradas de ambos, trabajadores y empresarios, con prestaciones basadas en esas aportaciones.

Como administradores de este programa monumental, debemos realizar reformas, tal como reza el anuncio, que fortalezcan la Seguridad Social, no la desmantelen, que la construyan, en vez de derribarla.

Es verdad que las cuentas privadas pueden apelar a nuestro deseo de incrementar la propiedad personal en Estados Unidos. Sin embargo no todo lo que brilla es oro: estas cuentas pueden perder dinero con la misma rapidez con la que lo ganan, y los dos billones de dólares potenciales del coste inicial se tambalean.

Hasta la propia Casa Blanca reconoce que, aquellos que opten por las cuentas privadas no serán libres para elegir el modo de invertir el dinero de sus cuentas. El número de opciones estaría limitado. No se permitirá a los titulares de cuentas privadas tener acceso antes de la jubilación al dinero de sus cuentas. Ni tampoco se les permitirá recoger los restantes beneficios de la Seguridad Social cuando se jubilen. Por cada dólar depositado en las cuentas privadas a lo largo de los años, el beneficiario, de forma automática, vería reducido el monto final a recibir de la Seguridad Social en un dólar, con los consiguientes intereses a pagar sobre esa cantidad -a un interés compuesto del 3% anual-, más la tasa de inflación.

Aun así, muchas personas financiarían cuentas privadas si su rentabilidad potencial, mas sus restantes beneficios de la Seguridad Social, excedieran substancialmente el monto a percibir bajo el actual Sistema. Sin embargo, es obvio que éste no va a ser el caso.

Para los trabajadores jóvenes de hoy en día, la rentabilidad de su cuenta privada tendría que ser mucho más alta que la media sólo para equiparar lo que se les garantizaría bajo el actual Sistema de Seguridad Social.

Ésta es la razón por la que AARP anima a todos los estadounidenses a involucrarse en este debate, y por lo que nos hemos propuesto firmemente mostrar la verdad al público estadounidense. También deseamos animar a otros países en esta discusión.

Todos los que pertenecemos a AARP creemos que nuestros casi 36 millones de afiliados desean dejar un legado positivo a sus hijos y nietos. En mis viajes por Estados Unidos, he visto, de primera mano, cómo tanto jóvenes como mayores creen en la promesa de la Seguridad Social y desean conservarla. Nuestros propios sondeos, al igual que otros, muestran una aversión hacia las cuentas privadas y, a medida que la gente conoce más detalles, crece su rechazo hacia estas cuentas. Page 37

Una breve alusión al estado actual de la situación. Los esfuerzos que la Administración está llevando a cabo para proponer una legislación sobre cuentas privadas no han tenido éxito. El Congreso ha hecho algunas propuestas, presentadas principalmente, para dar un impulso y romper ese punto muerto, pero, a pesar de ello, los líderes de la Cámara y del Senado se mueven claramente en dos direcciones.

En el Senado, Grassley, presidente del Comité Republicano de Finanzas junto con dos o tres demócratas conservadores están discutiendo una propuesta que aborda la solvencia de la Seguridad Social que no incluye cuentas privadas.

Por parte de la Cámara, Thomas, presidente del Comité Republicano de Medios y Arbitrios todavía no ha explicado el contenido de su propuesta sobre la Seguridad Social, aunque dice poder proporcionar un paquete de medidas para garantizar la solvencia, que resultaría ser políticamente aceptable para sus colegas republicanos. Cabe la posibilidad de que se presentara un plan que incorporase un paquete de medidas más amplio, que apunte a la seguridad en la jubilación, introduciendo cambios en las pensiones, cuidados de larga duración y prórrogas en la reducción de impuestos sobre las ganancias de capital, lo que seguramente no resultará demasiado atractivo para los dos partidos políticos. Lo más probable será que la adopción de medidas se retrase hasta septiembre, cuando empiece a encenderse la batalla por una nueva Corte Suprema de Justicia.

Los líderes de la Cámara, McCreary/Shaw/ Ryan y Johnson, apuntan a un plan presentado hace dos semanas, que designaría parte de los excedentes anuales del fondo fiduciario del Seguro Social para las cuentas privadas, (de hecho, contando dos veces los excedentes). Ya sabemos que estos excedentes se agotarán en una docena de años, más o menos. Esta propuesta es, incluso, peor que el plan de la Casa Blanca.

Hablemos ahora sobre algunas soluciones razonables para el tema de la solvencia. Tratar el tema de la solvencia a largo plazo conlleva algunas acciones políticas difíciles de aceptar que, a ningún político le gusta adoptar. Entre las opciones se incluyen aumentar la edad mínima de jubilación a la Seguridad Social, elevar las cotizaciones, o recortar pensiones.

Pero existen medidas menos drásticas que podríamos adoptar ahora para solucionar el problema de la solvencia. Por ejemplo:

* Primero: Podríamos ampliar las cotizaciones de la Seguridad Social en los salarios más altos. Ahora mismo, el salario máximo sujeto a las cotizaciones de la Seguridad Social asciende a 90.000 dólares US. Si aplicáramos cotizaciones a salarios que alcanzaran los 140.000 dólares US (progresivamente, en 10 años), descendería el déficit proyectado de la Seguridad Social en un 43 por ciento.

* Segundo: Podríamos diversificar las inversiones del Fondo Fiduciario (Trust Fund) de la Seguridad Social para aumentar la probabilidad de una mayor rentabilidad. Del modo en el que se encuentra ahora, sólo se puede invertir en bonos especiales del Tesoro, similares a los certificados de depósito del Tesoro que usted o yo podemos comprar. Se trata de inversiones seguras, pero sólo proporcionan una módica tasa de rentabilidad -en la actualidad, cerca del 6 por ciento-. Invertir algunos de estos bonos en un amplio fondo de capital, al igual que hacen los demás sistemas de pensiones, podría aportar una alta rentabilidad Esto extendería el riesgo a toda la población y todas las generaciones, lo que es mas justo.

Para empezar, estas dos razonables medidas, juntas, reducirían el déficit de la Seguridad Social a la mitad. Además, otras medidas podrían fortalecer el programa aún más. Page 38

Se trata de enfoques viables y razonables. Todos pueden contribuir a una solución justa. Se pueden seguir varios caminos. Ya sea que implique cambios en los beneficios, en los ingresos o una combinación de ambos, AARP cree que debemos satisfacer las necesidades de todos los estadounidenses. La Seguridad Social ha desempeñado un buen papel en nuestro país. Los mayores mantienen su dignidad y pueden no tener que depender del apoyo económico de sus familias. Los viudos, personas dependientes y discapacitados, no han tenido que sufrir carencias. No nos malentiendan: las cuentas de ahorro privadas tienen su lugar, pero como complemento de la Seguridad Social, y no inmersas en ella.

No es AARP la encargada de presentar un plan detallado para resolver el problema de la solvencia; ese es el trabajo de nuestros líderes políticos. Sin embargo, sí somos responsables de luchar por lo que nosotros creemos que es el planteamiento adecuado y oponernos a lo que creemos que es incorrecto.

En AARP creemos que los estadounidenses pueden permitirse envejecer, sin que ello conlleve la ruina económica o una guerra intergeneracional. Sin duda, una sociedad que está envejeciendo presenta desafíos, pero se trata de una cuestión de prioridades, de una cuestión de voluntad, y -ésta es la mejor parte- creemos que una población mayor puede ofrecer todo tipo de beneficios.

Me gustaría concluir haciendo referencia a AARP como anfitriona de dos próximas conferencias muy importantes. Una es «Diálogo sobre pensiones entre Estados Unidos y el Reino Unido USA/RU 2005», que se celebrará esta semana. Se trata de una cumbre que abordará los asuntos que afectan a la situación actual del programa de pensiones y tasas de ahorros en Estados Unidos y Reino Unido. Otra es, la conferencia internacional que celebramos mañana sobre «La Reinvención de la Jubilación: Equilibrando el Riesgo». Esta conferencia girará en torno al riesgo y la responsabilidad de proporcionar una jubilación segura. También se presentarán y debatirán los resultados de una encuesta internacional llevada a cabo en 10 países, que sondea el tipo de actitudes frente a la seguridad de las pensiones.

Todo esto viene a reafirmar que AARP, a través de nuestro Programa Global del Envejecimiento, está totalmente comprometida a promover un debate internacional en la materia. Reconocemos que tenemos mucho que aprender de ustedes, especialmente a partir del hecho de que muchos de los países que hoy están aquí representados, han progresado más que nosotros en la investigación de las diferentes formas de ofrecer medidas que favorezcan la seguridad de las jubilaciones. Es un verdadero placer para mí escuchar, compartir y conocerles a muchos de ustedes personalmente.

Nuestro objetivo común es el de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen y hacer esto sostenible para la sociedad y todas las generaciones venideras. Y que nuestros kupuna -nuestros abuelos- continúen inspirándonos y conduciéndonos.

Siempre tendremos que enfrentarnos a tiempos difíciles -no existe ninguna vida plena sin «duende»-, pero duende también es la fuente de energía creativa, de acción positiva.

Gracias por su tiempo.

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