La transparencia de los comités asesores científicos

AutorJosephine Anne Stein
CargoUniversity of East London/PREST

Introducción

Los comités asesores científicos son elementos importantes del gobierno en muchos países industrializados, y también existen en la Unión Europea, a nivel supranacional. No solamente proporcionan a los gobiernos experiencia de gran nivel en áreas muy tecnificadas, sino que el asesoramiento externo contribuye a garantizar que los gobiernos no sean cautivos de los intereses internos de los laboratorios nacionales o de los funcionarios, ni sean vulnerables a influencias políticas excesivas o inadecuadas.

Los comités asesores científicos proporcionan a los gobiernos experiencia de gran nivel en áreas muy tecnificadas y contribuyen a que sean independientes de intereses específicos

Desde luego, los comités asesores no son la única vía por la que los gobiernos reciben información y opiniones científicas. Estos sistemas constan típicamente de un conjunto complejo de asesores gubernamentales internos y comités ministeriales e interministeriales, a menudo con un asesor-jefe que asegura la coordinación y es responsable ante las instancias políticas superiores. Estos mecanismos se complementan con las academias nacionales de ciencia e ingeniería, que asesoran al gobierno, con contratos de consultoría con organismos externos y con aportaciones menos formales de expertos o grupos de expertos.

Los comités asesores científicos suelen tener términos de referencia y responsabilidades formalizados, que dan lugar a un conjunto específico de recomendaciones sobre temas políticos; sin embargo, en Europa suelen trabajar a puerta cerrada

Los comités asesores científicos con miembros externos son de especial interés por dos razones principales. Primera, porque se utilizan como un foro eficaz y reconocido para aportar experiencia independiente en materia de definición de políticas y administración, y segunda, porque tales comités suelen tener términos de referencia y responsabilidades formalizados que dan lugar a un conjunto específico de recomendaciones sobre temas políticos. Estos comités constituyen no sólo un medio institucionalizado para transmitir conocimiento, sino también un mecanismo para abrir el sistema gubernamental de toma de decisiones a la aportación directa de la comunidad científica. En otras palabras, se pueden considerar como una extensión democrática del poder ejecutivo, que permite a los científicos participar en el proceso de toma de decisiones.

La otra cara de la moneda es, desde luego, que, con la excepción de unos pocos comités que se han hecho famosos por ciertas controversias públicas, los comités asesores científicos, en la mayoría de los gobiernos, realizan su tarea en privado. Para quienes son ajenos a la ciencia y al gobierno, parece que existe ya una estrecha relación entre los dos; gran parte de la investigación se financia y se realiza por el gobierno. Las prioridades de las inversiones públicas en I+D se fijan a través de la dinámica ciencia-gobierno (incluida la industria de base científica) sin recurrir a consultas más amplias. Los intereses de la industria privada, afectada por las políticas nacionales de innovación y por los reglamentos de base científica, parecen disfrutar de fácil acceso e influencia sobre los gobiernos, en virtud de su importancia económica. Pero, de modo más general, ¿qué ocurre con los intereses públicos?

La estrecha relación que parece exitir entre ciencia y gobierno, así como las crisis de confianza, han provocado llamadas en favor de una mayor transparencia

Las crisis de confianza del público en las instituciones democráticas tradicionales provoca, a menudo, demandas en favor de una mayor transparencia del gobierno frente al público. El acceso privilegiado al gobierno por ciertos grupos de intereses (y la ciencia se considera cada vez más como tal) se percibe con cierta sospecha. Cuando la confianza del público se ve sacudida por ciertas políticas relacionadas con la ciencia, como el asunto de las "vacas locas" o la ingeniería genética, es natural que la demanda de mayor responsabilidad y transparencia se extienda a los procesos de asesoramiento científico. La forma más obvia de conseguirlo consiste en extender la idea de que el gobierno se abre a una mayor transparencia en los comités asesores científicos.

En países tan diferentes como Australia, Alemania, Japón, Nueva Zelanda, el Reino Unido y Estados Unidos, y en la Comunidad Europea, se aprecia una clara tendencia a esta mayor transparencia de los comités asesores científicos, aunque su alcance y los mecanismos difieran. La transparencia se pone en práctica a través de mecanismos formales y también de modo informal, prestando mayor atención a la representación de las distintas partes interesadas en los comités; por ejemplo, estableciendo reglas sobre conflictos de intereses o publicando información sobre la composición, deliberaciones y conclusiones de los comités. La participación pública es cada vez más frecuente, a menudo a través de Internet y por iniciativa de los propios científicos.

Seguidamente se examinan las implicaciones de estas tendencias, con especial referencia a la Unión Europea, en la que los últimos desarrollos en materia de organización y funcionamiento de los comités asesores científicos están abriendo nuevas vías para democratizar el proceso de toma de decisiones.

Los comités asesores científicos en Estados Unidos

En Estados Unidos, la Federal Advisory Committee Act (FACA, Ley sobre los Comités Asesores Federales) tuvo su origen en la desconfianza del público en ciertos sectores del "establishment" científico y en una crisis general de confianza que siguió a la guerra del Vietnam y al Watergate

Estados Unidos cuenta, con mucho, con la más larga y más completa tradición de transparencia en sus comités asesores científicos. Después del Watergate y de la guerra del Vietnam se emprendieron diversas reformas en los años 70, para mejorar el control y la vigilancia del Congreso sobre las actividades de los departamentos del gobierno. Este periodo de la historia norteamericana se caracterizó también por el aumento de la desconfianza pública en los "establishments" médico, industrial y nuclear y en las empresas científicas que los apoyaban. De esta doble inquietud nació la Federal Advisory Committee Act de 1972 (FACA), que estableció como obligaciones de todos los comités asesores de los organismos federales las siguientes:

que dispongan de un estatuto que defina sus objetivos, términos de referencia y funciones;

que el departamento federal del que dependan certifique su composición equilibrada;

que sus sesiones sean abiertas y cerradas por un funcionario federal;

que anuncien sus reuniones con anticipación;

que sus reuniones sean públicas, con algunas excepciones bien definidas, que también deben hacerse públicas;

que hagan públicas sus órdenes del día por anticipado, así como las actas de todas sus reuniones;

que informen anualmente de sus actividades al Congreso;

que hagan recomendaciones públicas.

La FACA pone el acento sobre la transparencia, pero según las previsiones de 1976, los comités pueden mantener reuniones total o parcialmente cerradas para discutir sobre:

secretos comerciales (información comercialmente confidencial);

política de seguridad nacional o política exterior;

privacidad personal (incluidos los conflictos de intereses);

normas sobre personal de los departamentos.

Sin embargo, se exige a los comités FACA que anuncien sus reuniones y especifiquen qué parte de ellas serán a puerta cerrada y por qué. Además, deben hacerse públicas las actas de todas las reuniones, así como las conclusiones y recomendaciones de los comités.

Aunque no sea obligatorio, muchos comités FACA reservan tiempo en sus reuniones para las aportaciones del público. A menudo, los comités proporcionan la dirección de una persona de contacto o bien un enlace en Internet. La participación del público es significativa en muchos casos, pero no es sistemática y no siempre es bien recibida por los miembros de los comités.

Los departamentos federales con responsabilidades en materia de seguridad nacional tienden a un mayor secreto y esto se extiende al proceso de asesoramiento científico. El Departamento de Energía, que tiene responsabilidades sobre las armas nucleares, ha suscitado críticas persistentes por su resistencia a comprometerse con el público. Esta cultura del secreto ha sido criticada incluso por el "Panel de Transparencia" del propio DOE, que responde ante el Secretario del Energy Advisory Board; este panel decidió cumplir la FACA, aunque no se le hubiera exigido, y organizó una serie de seminarios, donde el público podía expresar sus puntos de vista: por ejemplo, el públicó manifestó cierta preocupación debida a que la composición del panel estuviera dominada por los intereses de la industria pro-nuclear, y recomendó el nombramiento de un "defensor público".

En Estados Unidos, se ha subrayado la transparencia en los reglamentos de los comités, especialmente los sometidos a la FACA, aunque hay cierta resistencia en algunos sectores

En ciertos casos, los comités asesores científicos de EE.UU. pueden tener un mandato explícito de llegar al público. Por ejemplo, el Comité Asesor del Presidente sobre las Enfermedades de los Veteranos de la Guerra del Golfo promovió los servicios y la atención sanitaria a los veteranos, investigando los aspectos epidemiológicos y médicos del servicio militar en la guerra del Golfo. Sus siete subcomités no estaban técnicamente sometidos a la FACA, pero buscaron la participación del público a través de propuestas escritas, asistencia a las reuniones ordinarias y reuniones especiales con veteranos y otros miembros del público.

En 1997 se suscitó una controversia sobre las posibilidades de aplicación de la FACA a los comités asesores de las Academias Nacionales de EE.UU. Se resolvió favorablemente aprobando una nueva legislación, pero quedó patente la necesidad de reexaminar los principios y prácticas de la FACA. En general, se reconoce que la FACA necesita una actualización y reforma que refleje: (1) la experiencia adquirida en el último cuarto de siglo; y (2) las posibilidades que brindan los avances en tecnologías de la información.

En general, se reconoce que la FACA necesita una actualización y reforma que refleje la experiencia adquirida en el último cuarto de siglo y las posibilidades que brindan los avances en tecnologías de la información

Los principales problemas no resueltos (y quizás se podría decir que insolubles) se refieren a la práctica más que al principio de aplicación de la FACA. Así, se ha expresado cierta insatisfacción con el uso de excepciones por el Congreso, con las posibilidades de eludir la FACA o con el mal uso de los comités por parte de los departamentos federales, así como con la consecución de un equilibrio adecuado en la composición de los comités. Por otra parte, son muy frecuentes el cumplimiento voluntario de la FACA, y las iniciativas para mejorar la participación pública en los procesos de asesoramiento científico-técnico, lo que demuestra un compromiso con la transparencia que va más allá de los requisitos legales formales.

Veinticinco años de experiencia con la disposiciones de la FACA sobre transparencia han proporcionado un grado de madurez que, en primera aproximación, satisface las necesidades del gobierno, de los expertos y de los ciudadanos. Los americanos esperan y confían en la transparencia de los comités asesores científicos, como una característica establecida del gobierno democrático. Más que confiar en el gobierno o en los expertos, han llegado a confiar, en gran parte, en el propio régimen establecido por la FACA.

Experiencias en otros países

En países como Alemania, Australia, Japón, Nueva Zelanda y el Reino Unido se están tomando medidas para mejorar la transparencia de los comités científicos. Además, muchos países están formalizando criterios sobre la composición de los comités, incluyendo algunos de carácter no científico, como la representación sectorial, institucional o geográfica, además de la experiencia científica; e incluso algunos hacen referencia informal al equilibrio entre los sexos. Asimismo, los países están publicando más información, como los nombres y lugares de trabajo de los expertos científicos que forman parte de los comités, los informes de dichos comités y datos y políticas nacionales de ciencia y tecnología, para formar una base común para la toma de decisiones. Algunos países, en especial los más pequeños, prevén la posibilidad de revisiones internacionales y otros están desarrollando directrices sobre conflictos de intereses para los miembros de los comités.1

Existe una serie de países donde se observa una tendencia hacia una mayor transparencia, en especial en aquéllos que han sufrido recientemente crisis de confianza

El mayor impulso hacia esta apertura se observa en países como Japón y el Reino Unido, donde ha habido crisis de confianza en la integridad de ciertos funcionarios públicos (sobre temas económicos o sobre conflictos de intereses) y respecto a las políticas científicas (energía nuclear, en Japón; BSE, en el Reino Unido).

En muchos países son habituales las medidas voluntarias para incrementar la transparencia en los comités asesores científicos. Algunas las inician los gobiernos, los funcionarios o los propios comités. Ciertos comités organizan reuniones públicas de consulta o invitan al público a que participe en sus reuniones ordinarias. Otros publican sus actividades a través de la prensa. Pero el medio más frecuente consiste en desarrollar sedes Web, muchas de las cuales no sólo contienen información y puntos de contacto, sino que también permiten el envío de datos o preguntas a los comités.

Los comités asesores científicos en la Unión Europea

Los comités asesores científicos, compuestos por expertos independientes, se utilizan a menudo para asesorar a la Comisión Europea sobre el desarrollo de políticas "de abajo a arriba"; por ejemplo, para contribuir a fijar las prioridades de investigación en los Programas Marco. Sin embargo, algunos comités de expertos, especialmente en la DG-XXIV (Política de los consumidores y protección al consumidor; véase después), proporcionan asesoría científica independiente sobre el desarrollo de los reglamentos, una actividad "de arriba a abajo".

En Europa, se utilizan a menudo los comités asesores científicos para aconsejar a la Comisión sobre el desarrollo de políticas "de abajo a arriba". Hay también una serie de comités con la responsabilidad formal de representar los intereses de los estados miembros

Además, la Comisión Europea recibe el asesoramiento de una serie de comités que tienen la responsabilidad formal de representar los intereses de los estados miembros. Estos comités "institucionales" son los "comités de comitología", como los asociados con el Programa Marco, y los que sirven de intermediarios entre la Comisión y el Consejo de Ministros (CREST, COREPER).

Hay tres tipos principales de "comités de comitología" (basados en la Decisión de 1987, actualmente en revisión): "de gestión", "reguladores" y unos llamados, de forma algo confusa, comités "asesores", lo que, en este contexto, tiene un significado técnico legal. Los asociados con el Programa Marco son variantes de los comités "reguladores", conocidos como "IIIb"; sin embargo, muchos otros comités que asesoran sobre temas muy científicos o muy técnicos funcionan según otras reglas diferentes; por ejemplo, el Comité Director sobre Veterinaria y el Comité sobre Productos Medicinales Patentados. Los aspectos legales son muy complejos pero, en general, estos comités funcionan tradicionalmente a puerta cerrada, siendo muy poca la información sobre su trabajo que está accesible al público.

En la práctica, los límites funcionales de estos comités no están siempre claros. La distinción entre "de arriba a abajo" y "de abajo a arriba" necesariamente se difumina. No es posible asesorar sobre actividades de investigación futuras sin tener en cuenta los logros y las evaluaciones de los programas actuales; las recomendaciones sobre la gestión del presente y del futuro no se pueden separar con nitidez.

Los comités de la Comisión Europea tienden a ser bastante restrictivos en cuanto al acceso de los ciudadanos a la información; además, la distinción entre las funciones asesora y ejecutiva a veces se hace difusa

Además, lo que es más discutible, en algunos comités, especialmente los "de comitología", la distinción entre las funciones asesora y ejecutiva puede hacerse difusa, sobre todo cuando se trata de la política sobre gestión y regulación de los programas de investigación.

El sistema asesor científico europeo se muestra esquemáticamente en la figura 1.

Se ha proporcionado poca información sistemática sobre la composición, mandato y deliberaciones de los comités asesores científicos europeos. Las reuniones normalmente son a puerta cerrada. El examen de las relaciones entre la Comisión, otras instituciones europeas y expertos externos (como indica la figura 1) revela que el flujo de información es casi completamente hacia dentro. Las relaciones con el Parlamento, con la comunidad política y con el público se limitan casi exclusivamente a la publicación de algunos informes finales, ciertas reuniones especiales de discusión en los países miembros y foros ocasionales sobre política europea.

La Comisión Europea ha emprendido recientemente una serie de iniciativas sobre sus comités asesores científicos. Una Decisión de julio de 1997 creó un conjunto de ocho comités asesores científicos y un Comité Director para asesorar a la DG-XXIV sobre salud del consumidor y seguridad de los alimentos. Estos nueve comités de "arriba a abajo" tienen normas de transparencia sin precedentes en el sistema asesor científico europeo.

En junio de 1998, la Comisión anunció la creación de 17 nuevos grupos asesores de investigación para aconsejar sobre la investigación que debía llevar a cabo a través de las "acciones clave" del Quinto Programa Marco. Estos nuevos comités operan en un régimen mucho más abierto que los comités de expertos que asesoraban sobre los Programas Marco precedentes, y la información sobre los mismos se publica en Internet. También en junio, la Comisión anunció una propuesta de Decisión del Consejo para actualizar la Decisión sobre los comités "de comitología" de 1987.

La Comisión Europea ha emprendido recientemente una serie de iniciativas sobre sus comités asesores científicos. Las reformas propuestas crearán un marco más sistemático, abierto y transparente para sus actividades

De acuerdo con estas reformas, los dos tipos principales de comités asesores de la Comisión Europea (es decir: (1) los comités consultivos independientes, y (2) los comités institucionales "de comitología") funcionarán con arreglo a normas más sistemáticas, abiertas y transparentes. Sin embargo, las funciones detalladas de estos comités, y de los organismos institucionales como CREST y COREPER, respecto al proceso de toma de decisiones "de abajo a arriba" y "de arriba a abajo", tienen que ser clarificadas todavía.

Conclusiones

A menudo, la mayor transparencia de los comités asesores científicos es una respuesta a la desconfianza del público con respecto a la ciencia o al gobierno, y también se ve estimulada por una demanda general en pro de una democracia con mayor capacidad de respuesta y con más posibilidades de participación del público, favorecidas por los avances en las tecnologías de la información y la comunicación.

Centrarse en los comités asesores científicos, más que en el sistema asesor en su conjunto puede estar justificado, ya que es posible responsabilizar separadamente a todo comité asesor, no ejecutivo, al que se confiera el mandato de formular recomendaciones al gobierno, y ello en interés de una democracia más fuerte.

Las medidas demasiado enérgicas en favor de la transparencia podrían exacerbar la tendencia a eludir los mecanismos formales para obtener el consejo de los expertos o también los gobiernos podrían dejar de buscar el asesoramiento externo

Los beneficios de la transparencia se reconocen ya generalmente, incluyendo la aportación sistemática y equilibrada de expertos, los avances hacia una revisión independiente por colegas científicos y la creación de confianza en el público. Sin embargo, si se adoptan medidas demasiado enérgicas en favor de la transparencia, estas podrían exacerbar la tendencia a eludir los mecanismos formales para obtener el consejo de los expertos o también los gobiernos podrían dejar de buscar el asesoramiento externo. Es claro que la demanda en favor de la transparencia se debe equilibrar con la necesidad de evitar procedimientos complicados y de proteger los aspectos legítimos de privacidad y confidencialidad.

Aunque las características de los sistemas de asesoramiento científico varían de un país a otro, hay ciertos temas que sustentan el equilibrio entre transparencia, eficacia y confidencialidad en los comités asesores, por ejemplo, los siguientes:

Definición del mandato e impacto de las recomendaciones.

Independencia de los expertos, evitando conflictos de intereses.

Equilibrio en la representación de expertos y de otras partes interesadas.

Protección de la información confidencial (personal, nacional y comercial).

Cumplimiento de las reglas, exenciones y sanciones respecto a la transparencia.

Publicación de la composición de los comités, de sus actas, documentos de trabajo y recomendaciones.

Implicación del público en las deliberaciones.

Gestión de la política de investigación en sus relaciones con la reglamentación sobre ciencia y tecnología.

Papel del asesoramiento externo en las funciones gubernamentales "de abajo a arriba" y "de arriba a abajo".

Papel del Parlamento y relaciones institucionales.

La experiencia norteamericana ha demostrado que la transparencia de los comités asesores científicos, unida a un conjunto bien diseñado de exenciones y protecciones, aumenta la confianza del público, tanto en el proceso de asesoramiento científico como en el gobierno mismo. Otros países, en Europa y fuera de Europa, están también aumentando esta apertura, generalmente formalizando la representación de las partes interesadas en los comités asesores científicos. La participación del público en las deliberaciones de los comités es cada vez más habitual, especialmente a través de sedes Web interactivas.

La experiencia norteamericana ha demostrado que la transparencia de los comités asesores científicos, unida a un conjunto bien diseñado de exenciones y protecciones, aumenta la confianza del público, tanto en el proceso de asesoramiento científico como en el gobierno mismo

El uso de sedes Web está todavía en fase experimental, incluso en Estados Unidos, donde este medio está más extendido. Todavía falta por organizar un proceso de deliberación basado en el Web, verdaderamente interactivo, en el que participe el público. No es posible determinar todavía, sin investigar más a fondo, hasta qué punto esta actividad representaría una auténtica expansión de la democracia o una mayor influencia para seleccionar élites de intereses no representativos. Además, también es cuestionable en qué medida los grandes volúmenes de información pública sobre los comités asesores científicos (como actas detalladas de todas las reuniones y datos exhaustivos de las informaciones aportadas por el público) son verdaderamente ilustrativos.

A nivel europeo, las recientes iniciativas y propuestas de la Comisión Europea proporcionan una buena base para sistematizar y desarrollar la transparencia en todo tipo de comités asesores científicos europeos. Sin embargo, los detalles más importantes están aún por resolver.

El apoyo a la investigación europea, en cuanto tiene en cuenta objetivos socio-económicos, junto con los científicos, ha separado las deliberaciones "puramente científicas", asociadas con la revisión por colegas, de la toma de decisiones sobre la financiación de los proyectos, en la que toman parte los comités "de comitología". Además, los comités que asesoran a la Comisión Europea sobre temas de política científica y tecnológica no son "puramente ejecutivos", ya que incluyen expertos externos. Se justifica, pues, que las normas sobre transparencia se apliquen uniformemente a todo tipo de comités asesores científicos europeos.

La participación del público en las deliberaciones europeas puede ser difícil de poner en práctica simplemente a través de una mayor transparencia de las reuniones de los comités asesores científicos, debido a las muchas barreras que existen, geográficas, culturales y lingüísticas. Tampoco está claro que sea adecuado abrir tales reuniones al público, ya que muchos expertos pueden sentirse intimidados por tener que hablar en una segunda o tercera lengua, ante el público y los medios de comunicación. Sin embargo, las deliberaciones funcionan mejor si se da tiempo suficiente para la recogida de información, el análisis y el intercambio de ideas. A medida que Internet va siendo más accesible para el ciudadano normal, sus posibilidades como medio de transmisión, que puede acomodar diferentes idiomas mediante traducción, pueden favorecer la participación de los ciudadanos de cualquier lugar de Europa.

El clima es propicio para poner en práctica esta mayor apertura de los comités asesores científicos europeos. El que la Unión Europea se desarrolle con éxito depende de la respuesta que las instituciones europeas den a los ciudadanos. Vencer las preocupaciones del público sobre temas tales como la biotecnología implica la necesidad de un mejor flujo de información entre la comunidad científica, los gobiernos y los ciudadanos. La mayor transparencia de los comités asesores científicos es un camino para abordar ambas necesidades a la vez.

Palabras clave

asosoramiento científico, transparencia, comités de expertos, participación del público, política

Notas

1- Conferencias de consenso u otros ejercicios similares se han llevado a cabo en Alemania, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Holanda, Japón, el Reino Unido y Suiza. En general, en estos ejercicios se invierte el papel de los expertos y los ciudadanos normales, situando las deliberaciones en el panel de los ciudadanos, que reciben información de los expertos. Aunque técnicamente estas reuniones no forman parte del proceso de asesoramiento científico, indican sin embargo una tendencia creciente para implicar al público en los grandes temas de la política científica y tecnológica.

Agradecimientos

Este artículo está basado en un trabajo de investigación financiado por la Unidad de Evaluación de Opciones Científicas y Tecnológicas (STOA) del Parlamento Europeo.

Referencias

Stein, J.A., and Renn, O., Transparency and Openness in Scientific Advisory Committees: The American Experience, STOA Estudio, octubre 1998.

Applegate, J. S., The Innovative Use of the Federal Advisory Committee Act to Improve Public Participation in Agency Decisions. Declaración ante el Subcomité "Government Management Committee on Government Reform and Oversight". Cámara de Representantes de EE.UU., 14 julio 1998.

Smith, B.L.R., The Advisers: Scientists in the Policy Process, The Brookings Institution, Washington, 1992.

General Accounting Office, Views of Committee Members and Agencies on Federal Advisory Committee Issues, GAO Report to Congressional Requesters, GAO/GGD-98-147, julio 1998.

Select Committee on European Communities Committee, Cámara de los Lores del Reino Unido, Delegación de poderes a la Comisión: Reforming Comitology, HL Paper 23, Sesión 1998-99, 2 febrero 1999.

Australian Science, Technology and Engineering Council (ASTEC), An international comparison of high-level science, engineering and technology advisory arrangements, ASTEC occasional paper No. 30, Canberra, noviembre 1997.

Golden, (Ed.), Worldwide Science and Technology Advice, Pergamon Press, 1991.

Contactos

Josephine Anne Stein, Department of Innovation Studies, University of East London

Tel.: +44 181 849 3675, fax: +44 181 849 3677, correo electrónico: J.A.Stein@uel.ac.uk

Dimitris Kyriakou, IPTS

Tel.: +34 95 448 82 98, fax: +34 95 448 83 39, correo electrónico: dimitris.kyriakou@jrc.es

Sobre la autora

Josephine Anne Stein es Investigador Principal en la Universidad de East London, y profesor en la Asociación inter-universitaria europea ESST, que ofrece formación de postgrado coordinada en STS. Se doctoró en Ingeniería Mecánica en el Massachussets Institute of Technology y ha trabajado como analista/investigador en política científica y tecnológica en Princeton, Washington, Londres, Manchester y Bruselas. Sus principales temas de investigación son la democratización de la política científica y tecnológica y las interacciones experto-ciudadano en temas cívicos relacionados con la ciencia y la tecnología.

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and Spanish.

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