ORTIZ-OSÉS, Andrés. Tragicomedia de la vida. Una filosofía acuática Prensas Universitarias de Zaragoza, 2010

AutorLuis Garagalza
Páginas194-196

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Andrés Ortiz-Osés ha elaborado un pensamiento de carácter hermenéutico o interpretativo de la realidad, especialmente de la realidad cultural entrevista tragicómicamente en su sentido y sinsentido. Esta filosofía de nuestro autor tiene un sentido ambivalente de signo simbólico o, como aquí lo traducimos, de sentido acuático, por cuanto concibe lo real no como un conjunto de cosas secas ni tampoco como un conjunto de conceptos puros (ambos modos son extremistas), sino como un entramado coimplicativo de símbolos, los cuales son imá-genes de sentido fluido o fluente y, además, influyente en nuestras acciones humanas. De aquí su significación antropológica y psicosocial y la importancia otorgada al lenguaje como «mediador» de toda interpretación del mundo por parte del hombre.

Ahora bien, se trata de dar importancia al lenguaje simbólico o imaginal, según lo dicho, así pues a un lenguaje axiológico o valorativo y no meramente cósico ni racional-abstracto. El lenguaje racional-abstracto es propio de una tradición clásica hoy contestada por la Posmo-

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dernidad, la cual critica la razón y la verdad clásicas por sobrehumanas en nombre del sentido humano o, como nuestro autor gusta de decir, en nombre del sentido consentido o afectivo. La verdad clásica es para el pensamiento posmoderno una metáfora petrificada, o, como dice Nietzsche, una imaginación que ha olvidado que lo es. A partir de aquí la razón clásica no puede autoafirmarse ni justificarse a sí misma, ya que se apoya previamente sobre aquello que pretendía excluir como lo otro de la razón, siendo eso «otro» de la razón la contingencia de la propia existencia, la previa experiencia, la vivencia y la convivencia, los afectos y afecciones, el sentido que por carecer de un fundamento sólido se encuentra en pugna con el sinsentido.

Así que A. Ortiz-Osés participa de la tesis hermenéutica contemporánea de Gadamer, según la cual el lenguaje es metafórico o, en palabras de Ortiz-Osés, no es puramente racional sino relacional, no es literal sino simbólico, no es cósico sino acuático. De esta guisa, el lenguaje simbólico funda al lenguaje racional, de modo que el concepto remite ahora al símbolo, la razón al sentido, la verdad pura a la inter-pretación impura y, finalmente, el logos y su lógica al mito y su mitología...

Toda nuestra cultura es en efecto «mitología», en el sentido de que la realidad está articulada simbólicamente por el hombre, el cual lo capta todo no desde la...

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