El tráfico rodado
| Autor | León Valle, Francisco Javier |
| Cargo del Autor | Doctorado en Derecho Ambiental |
| Páginas | 37-58 |
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Cuando se habla de contaminación acústica, especialmente en este caso en el que nos referimos a las vías urbanas, hay que referirse a los vehículos a motor como la fuente principal de contaminación acústica. Se estima que el 80% de la contaminación acústica producida en nuestras ciudades procede del tráfico rodado38.
La sociedad advierte la correlación entre el ruido y el tráfico como problemas medioambientales, así, de cada dos españoles, más de uno considera el tráfico como problema esencial de su ciudad (54%) y casi la mitad (49%), el ruido39 . Tráfico y ruido se presentan como elementos inseparables por su apreciación conjunta; si hay tráfico hay ruido, si hablamos del ruido difícilmente podremos hacerlo sin referirnos al tráfico. Pero la sociedad no solamente no manifiesta su
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queja ante el mismo, sino que lo acepta como un fenómeno inevitable de la ciudad, donde la polución acústica producida por los vehículos a motor es cada vez mayor.
Si bien es cierto que el número de motocicletas en el parque de vehículos español es notablemente inferior al de los turismos, millón y medio frente a más dieciocho en éstos últimos40, las perturbaciones causadas por las mismas son mayores: exceso de velocidad, circulación sin elementos silenciadores o utilización de tubos resonadores.
En cuanto a la limitación de la velocidad, nos referiremos a ella cuando hablemos de las medidas para reducir el uso del vehículo privado (punto 3.5.3.2). Atendiendo a los factores propiamente acústicos, como la circulación sin los preceptivos elementos silenciadores o incorporando tubos resonadores, recordemos que dicha previsión se contiene en la normativa autonómica y local, caso
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del Decreto41 y de la Ordenanza42 de Madrid, donde "se prohibe la circulación de vehículos a motor o ciclomotores sin elementos silenciadores o con los mismos ineficaces, inadecuados, o equipados con tubos rerso-nadores", así como en la normativa sectorial; el Real Decreto Legislativo 339/1990,de 2 de Marzo, por el que se aprueba el texto articulado sobre la Ley de Tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, cuyo artículo 10.5 prohíbe "la emisión de perturbaciones electromagnéticas, ruidos gases y otros contaminantes, por encima de los límites que reglamentariamente se establezcan". La reseña concreta al escape libre la contempla el artículo 7.2 del Reglamento, aprobado por el Real Decreto 13/1992, de 17 de Enero al prohíbir "el llamado escape libre, sin el preceptivo dispositivo silenciador de las explosiones u otras soluciones técnicas que carezcan de silenciador eficaz".
Si la respuesta normativa es clara en este aspecto, ¿por qué discurren a lo largo de nuestras calles tantas motocicletas cuyo nivel sonoro es
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superior al admisible? Las motocicletas, en especial los ciclomotores, resultan de fácil trucaje43 y los controles44 que se practican en la calle no son todos los que se quisieran, pues el número de efectivos dedicado a ello es limitado, incrementándose ante eventos especiales en los que se articula un especial operativo45.
El uso del coche como medio de transporte en la ciudad es espectacular. De los desplazamientos que realizamos los españoles diariamente de corta distancia, casi la mitad se realiza en coche o motocicleta, cifrándose en más de un ochenta por ciento los españoles propietarios de vehículo de cuatro ruedas y casi un cuarenta los que poseen
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dos. Una buena razón para la tenencia del mismo es el tiempo invertido en el trayecto: los desplazamientos en coche tiene una duración media de 22 minutos frente a los 40 del autobús46.
La contaminación acústica producida por los turismos depende, además de sus buenas condi-ciones47 técnicas; motor, transmisión y fricción por el contacto de los neumáticos con el suelo, de otros factores como la cantidad de vehículos que circulan al mismo tiempo, el tipo de vía48 y las malas prácticas en la circulación, caso del uso inmotivado del claxon, conducta prohibida49, exceptuándose casos justificados:
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· Inminente peligro de atropello o colisión.
· Vehículos privados en auxilio urgente de personas.
· Servicios públicos de urgencia o asistencia sanitaria.
Como puede apreciarse, estos no son los casos en que generalmente se utiliza la bocina, usándose ésta con frecuencia para advertir a alguien de que le estamos esperando o porque hay un atasco que nos retrasa nuestra marcha. Otras prácticas inadecuadas son los frenazos, motivados por el exceso de velocidad que obliga al conductor a detener el vehículo de ese modo, así como las aceleraciones injustificadas del motor, prohibidas en distintas Ordenanzas Municipales50.
Esta categoría de vehículos también representa un componente importante en el ruido de la
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superficie vial. De hecho, el parque automovilístico español ha ascendido considerablemente en lo que a camiones se refiere, triplicándose en los últimos veinte años51. El transporte rodado de mercancías representa aproximadamente la 52mi-tad del tráfico rodado y la contaminación de un solo de estos vehículos supone la de diez turismos.
A pesar de ser este tipo de vehículos los que más perturbaciones acústicas producen, no son los más contaminantes a lo largo de las 24 horas, ya que este tipo de vehículos circula en condiciones normales en periodo diurno, comprendido entre las 8 y las 22 horas53, por lo que suelen respetar el período nocturno que es en el que más se acusan las molestias producidas por el ruido, salvo la actuación del camión de la basura que sí es por la noche.
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En este tipo de medidas es común distinguir por la doctrina54 una serie de actuaciones diferenciadas: las que tienen lugar sobre los vehículos, la mejora en las obras viarias y la gestión del tráfico. Abundaremos en todas ellas, pero sin duda alguna le asignaremos un papel especial a ésta última (la gestión del tráfico), pues son medidas de este tipo las que reducen de manera sustancial el ruido de nuestras calles. Ámbito éste de la gestión, en el que asume un protagonismo esencial las Entidades locales, así, el artículo 7 del Real Decreto legislativo 339/90, de 2 de Marzo, por el que se aprueba el texto articulado de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, atribuye a las mismas amplias competencias en las vías urbanas, para la "ordenación y control del tráfico", "la regulación de los usos" o "el cierre de las vías urbanas cuando sea necesario".
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Consisten en medidas relativas al control de las emisiones sonoras en la fuente, para cuya realización se atenderá a la homologación, certificación e inspección técnica55
Comprende una serie de medias técnicas como las pantallas acústicas, que en el caso de Francia56, han llegado a rebajar los niveles sonoros en 9 decibelios. Otra mejora viaria serían los túneles, aunque plantean problemas como el efecto túnel, la concentración de ruidos en el exterior no se puede negar su utilidad cuando el tráfico
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tiene lugar en su interior. En cuanto al asfalto poroso, éste permite una rodadura mucho más silenciosa. Páginas anteriores nos referíamos al mejor comportamiento del vehículo en el asfalto frente a otros elementos como el adoquín o el hormigón, donde ascendían sensiblemente los registros.
En cualquier caso, si bien es cierto que este tipo de medidas contribuyen a la fluidez de la circulación evitando los llamados puntos negros o zonas con especial intensidad de tráfico, hay que decir que no solucionan el problema objetivo del exceso de tráfico; la cuestión no es habilitar los medios necesarios para reducir el ruido producido por los vehículos privados en la vía pública, sino la disminuir el uso de éstos mediante una adecuada gestión.
La primera medida para una buena gestión del tráfico es su control. Son muchos...
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