En torno a la Educación Liberal clásica

AutorSantiago Ortigosa López
Cargo del AutorUniversidad Complutense de Madrid
Páginas181-202
EN TORNO
A LA EDUCACIÓN LIBERAL CLÁSICA
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Universidad Complutense de Madrid
S U M A R I O
1. Cultura y educación
2. El concepto de “meta” en las semánticas postmodernas
3. Apuntes para la consideración educativa de metas valiosas
Biografía
El 8 de Octubre de 2010, se presentaba uno de los últimos documentales
sobre el sistema educativo Norteamericano: Waiting for Superman. Muestra la
precariedad de la escuela pública estadounidense; pero junto a las críticas –y
no deja de ser una peculiaridad– apunta soluciones. Las palabras finales de sus
guionistas (Davis Guggenheim y Billy Kimball) parecen válidas también en
Europa: “Nuestro sistema está descompuesto”, pero es posible arreglarlo. La
recomposición debe pasar por: “maestros de calidad; más tiempo de clase; es-
tándares mundiales; grandes expectativas; responsabilidad real”. El arreglo co-
mienza cuando “los maestros se vuelven los mejores líderes para derribar las
barreras del cambio. Y cuando hay ciudadanos comprometidos con sus escue-
las”, concluye el film.2
Me propongo abordar aquí algunas de esas características claves.
Particularmente la necesidad de “grandes expectativas” para los ciudadanos,
para la calidad de los maestros y para los propios estudiantes.
La idea de “expectativa” evoca, fácilmente las de finalidades y metas. A
su vez, hablar de metas, requiere atender al nexo entre “cultura” y “educación”
–educación y ciudadanía aparecen de nuevo implicadas–. Incita a analizar las
semánticas desde las que la postmodernidad se acerca al concepto de “meta”. Y,
finalmente, anima a buscar el entendimiento más acertado posible –no el único-
sobre el modo de articular educativamente las grandes metas.
2 Waiting for Superman. Dir. Guggenheim, Davis. Electric Kinney Films, de 2010. DVD.
182 Santiago Ortigosa López
1. CULTURA Y EDUCACIÓN
Cuando el maestro de Allan Bloom, Leo Strauss3, se pregunta qué es la
“Educación Liberal” la define como “educación en la cultura o para la cultura”4.
La palabra “cultura” se vincula desde sus orígenes al cultivo de la tierra: ocu-
parse en la tierra y sus productos, y cuidarla ecológicamente, es decir, confor-
me a su naturaleza.
Sabemos ya demasiado, lamentablemente, sobre un cultivo que despre-
cia este cuidado. Basta recordar la encefalopatía espongiforme bovina. Nutrir
a rumiantes herbívoros con abono de origen incierto, todavía en 2010 generó
más de doscientos diagnósticos de una nueva variante de la Enfermedad de
Creutzfeldt-Jakob en pacientes humanos5.
El significado actual de cultura –añadirá Strauss– se vincula más al cultivo de
la mente. Cuidar y mejorar las facultades mentales innatas de un modo también
ecológico, es decir, en coherencia con la naturaleza de estas facultades humanas.
Parece, pues, posible una cierta ecología integral, en la que el cultivo del es-
pacio exterior es simultáneo con el cultivo del espacio interior: en las mentes de
los estudiantes y en las propias, pues aprendemos a vivir durante toda la vida.
Adelantándome un poco al siguiente punto sobre las semánticas postmoder-
nas, y aunque suponga una breve interrupción e irrupción en el hilo conductor
que vengo manteniendo, produce sorpresa encontrar en el Preámbulo de la Ley
Orgánica 2/2006 de 3 de mayo (LOE), la afirmación de que “Hoy se sabe que la
capacidad de aprender se mantiene a lo largo de los años” (la cursiva es mía).
Lo que sin duda, se sabe y, no precisamente hoy, es lo que menciona Platón
en el Laques6: “Y si alguno se burla de nosotros porque, a nuestra edad, pensa-
mos en frecuentar las escuelas, me parece que hay que citarle a Homero, que
dijo: «No es buena la presencia de la vergüenza en un hombre necesitado»”.
Y se sigue sabiendo lo mismo en la respuesta de Séneca a Lucilio, cuando
este, como buen ex-alumno, se interesa por la actividad presente de su anciano
maestro:
“Me amenazas con tu enemistad si te dejo en la ignorancia de uno si-
quiera de los actos que realizo cada día. Veas con cuánta franqueza me
porto contigo; hasta voy a hacerte la siguiente confidencia: escucho a un
filósofo; concretamente hace cuatro días que acudo a su escuela y oigo
sus explicaciones a partir de la hora octava. “¡A buena edad!” me dirás.
Y ¿por qué no es buena? ¿Qué mayor torpeza que la de no aprender
porque se ha estado largo tiempo sin aprender? (...) Hay que aprender
3 STRAUSS, L. (1989) Liberalism Ancient and Modern (New York, Cornell University Press).
4 Ibidem, p. 3 y ss.
5 Cfr: DOUGLAS A. Joseph (2010) Kris’s Story: Battling Creutzfeldt-Jakob Disease
(Colorado, Outskirts Press).
6 PLATÓN, Laques, 201b.

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